Capitulo XXXVI: El espiritu Arcano

Eliana

Me siento desesperada, llevo aproximadamente dos o tres semanas aquí. Aunque Adorian dice que el tiempo transcurre de manera diferente en el Sumber. Este tiempo que he estado aquí, Adorian me ha estado entrenando en fuerza y combate cuerpo a cuerpo. La primera semana que comenzó el entrenamiento simplemente meditamos, al principio no entendí el porqué, pero él me dijo que, al llegar a un nivel arcano de concentración podría ser capaz de visualizar mi cuerpo físico y así fue; al séptimo día de suma concentración llegue a ver mi cuerpo, me encontraba volando con Phaos y los demás, exceptuando a Nauzet y sus acompañantes, también estaba una chica que no conozco y la que seguramente es la princesa de invierno. Adorian me dijo que al hacerlo tendría que intentar tocar mi cuerpo, pero al hacerlo no podía, fue como si una pared transparente me estuviese deteniendo de hacerlo, según sus indicaciones tendría que usar toda mi fuerza para tocar mi cuerpo y después de muchos intentos fallidos, lo había logrado. Al hacerlo sentí una sensación extraña seguido de un fuerte tirón que me regreso directo al Sumber.

—Finalmente lo lograste. Ahora podemos comenzar a entrenar tu cuerpo. —me dice. Yo le miro confundida.

—¿Qué fue lo que hice? No entiendo muy bien lo que paso, pero me siento diferente. — le digo. El asiente levemente, se sienta en el césped de piernas cruzadas y me hace un asentimiento para hacer lo mismo.

—Veras Eliana, como te explico el espíritu de la barrera, ella fue capaz de transportar tu alma aquí cuando te encontrabas en un estado entre la vida y la muerte. Ya que sin ser capaz de usar tu magia arcana nunca habrías podido venir aquí. Pero para poder fortalecerte y usar tu magia era necesario no solo tu alma, sino también tu cuerpo. Si pudieses usar la magia arcana del espacio habrías podido abrir un portal y viajar incluso acompañada, pero aún no puedes. Lo que hiciste fue reclamar tu cuerpo físico. Ahora todo rastro de ti incluido tu cuerpo desapareció de Arthegón para venir aquí. — me dice. Abro mis ojos con sorpresa; si traje mi cuerpo aquí significa que desaparecí allá.

—Mis amigos deben estar preocupados. —le digo.

—Phaos sabe dónde estás y lo que paso. Seguramente él va a tranquilizarlos. —me dice con una pequeña sonrisa.

—¿Como es que el...?

—Los dragones son de las pocas criaturas mágicas capaces de viajar entre mundos y también, capaz de sentir algo como lo que acaba de pasar. — Me dice. Yo asiento lentamente.

—Es hora de comenzar a fortalecer tu cuerpo. —

Después de eso, todos los días comenzó a entrenarme. Al principio no podía detener un solo golpe y mucho menos devolverlo, pero conforme el tiempo comencé a defenderme un poco mejor. Sin embargo, no es suficiente; tengo que volverme más fuerte, solo de esa manera poder salvarlos a todos. A pesar de entrenar mi cuerpo, Adorian no me ha dado ni una lección de cómo usar mi magia, que es lo más importante. Cada día comienzo a impacientarme más; quiero volver, cada día que paso aquí es un día en el cual mis amigos corren peligro.

—Eliana. Ven. — me llama Adorian. Él se encuentra sentado en medio del centro de los árboles. Yo me siento a su lado en silencio.

—¿Finalmente vamos a entrenar magia? — Le digo con emoción. El niega. Yo suelto un bufido.

—Eliana ¿Sabes por qué estamos entrenando tu cuerpo primero? —me pregunta. Yo me quedo pensativa por un segundo. Levanto mi mano con una idea.

—Porque no siempre tengo que depender de la magia. —le digo con emoción.

—No. —Me dice, yo hundo mis hombros con desgana.

—¿Entonces...?

—Hasta el momento no has podido manifestar ningún poco de magia arcana, sino que; en el pasado otra persona ha tomado prestada tu magia para utilizarla mediante runas de magia negra. Eso no es magia arcana. —

—Pero, yo no siento tener nada de magia. Scarlett dice que la magia es como una corriente eléctrica que recorre nuestras venas y que si nos concentramos podemos sentirla y canalizarla. Ni si quiera en mi tiempo meditando pude sentir algo así. Aunque, en alguna ocasión pude hacer magia sin la necesidad de Scarlett —le digo, el asiente.

—Eso también fue gracias a la ayuda de las runas mágicas, la magia arcana es pura y no necesita ninguna clase de runas para manifestarse. Aunque siempre hay excepciones. —Comenta el. Yo asiento nuevamente.

—Entonces ¿Por qué no puedo manifestar mi magia?

—Eso es porque tu magia arcana fue sellada al nacer. Por eso has sido capaz de vivir una vida normal sin ninguna manifestación mágica. La razón de esto es muy simple: Eres demasiado débil. — me dice. Yo abro mi boca con sorpresa.

—¡Gracias por el hermoso cumplido! —le digo. Él suelta una risa.

—No quise ofenderte. Me refiero a que tu cuerpo es demasiado débil. Cuando un arcano nacía, sus poderes mágicos se fusionaban con su cuerpo, por lo cual la magia para un arcano era de lo más natural, pero al mismo tiempo; varias almas se fusionaban con la suya, por lo cual el entrenamiento y uso de la magia para un arcano normal era innata...

—Espera ¿A qué te refieres con varias almas? —le interrumpo.

—Existen seis fuentes de magia arcana de luz; cada uno de los arcanos nacía con el poder de una de ellas, pero con eso mismo, también los arcanos mágicos podían invocar a un usuario pasado de su magia, un pedazo del alma de cada arcano que nació de esa fuente se quedaba impregnado en el poder y se heredaba a la siguiente generación: como una fusión de almas, el arcano podía acceder a la memoria de sus antecesores e incluso tener conversaciones fluidas, así también era como los arcanos se hacían fuertes: los anteriores le daban su conocimiento de técnicas y formas de usar la magia. —

—Entonces... ¿Yo también podre invocar a los antecesores de la magia arcana? —le pregunto. El suspira.

—Tu caso es diferente Eliana. Un recién nacido es capaz de soportar la magia de una fuente y las almas de esta, pero tú tienes la magia de las seis fuentes y las almas de las seis fuentes también ¿Tienes idea de cuantas almas son esas? Muchas, demasiadas. Por eso tus padres decidieron sellar los poderes en tu cuerpo, porque de otra manera tanto poder te habría matado. Por eso es necesario fortalecer tu cuerpo; para que puedas ser capaz de soportar todo ese poder por lo menos por un tiempo. —me dice. Yo le miro sin entender.

—¿A qué te refieres con eso? ¿Cuánto tiempo...?

—El suficiente para que puedas conseguir seis sucesores a quienes puedas transmitir cada una de las magias. — me dice.

—Entiendo. Si tengo que conseguir seis sucesores, eso significa que...—me quedo en silencio, tengo un presentimiento que no me gusta.

—Tendrás que sacrificar tu vida para que la magia arcana vuelva a nacer. —

Andrew

Me quedo en silencio; sorprendido. He escuchado varias historias del espíritu del inframundo y ninguna de ellas es buena. Según tengo entendido gracias a él es que nació el clan demoniaco, pero no hay demasiada información acerca de él o de los poderes que posee. Aunque si lo que busca de mi es pelear, creo que no durare ni un minuto contra él, no tengo fuerzas suficientes para luchar. El me dedica una sonrisa, no parece hostil o querer enfrentarse a mí. Parece tranquilo e impasible. El hombre tiene ojos negros un poco rasgados, una piel pálida, su rostro tiene una barba corta oscura al igual que su cabello que le llega a los hombros. Viste una camisa de botones que parece de una vestimenta antigua y unos pantalones blancos. El me hace un asentimiento con la cabeza, para que lo siga, yo lo hago.

Comienzo a ver cómo nos adentramos a un bosque, cerca se encuentra una cabaña un poco vieja y desgastada. Puedo escuchar unos gritos femeninos fuertes conforme nos vamos acercando. El parece tranquilo. Yo corro hacia la cabaña; seguramente alguien necesita ayuda. Al abrir la puerta puedo ver que el interior de la cabaña no es lujoso, sino que solo hay una pequeña estufa de leña, una mesa con algunos etercillos de cocina, una chimenea vieja y una cama, donde se encuentra una mujer de cabello oscuro, ella grita furiosamente; veo su estómago abultado; está en labor de parto. Ella tiene ojos azules y una piel extremadamente pálida. Su rostro me parece meramente conocido, pero no recuerdo haberla visto nunca. Algo no anda bien, no; el cielo aún se encuentra iluminado de la lluvia de estrellas fugaces y ella no es la princesa Emell; este no es el nacimiento de Eliana. Esta otra mujer junto a ella ayudándola a dar a luz. Pero la mujer embarazada parece demasiado decaída; no parece estar sana. Finalmente ella da a luz, no soy capaz de ver a la otra mujer, siempre está de espaldas a mí y tal pareciera que no estoy realmente aquí; es como si mi espíritu hubiese viajado a este lugar, pero mi cuerpo se quedó en otro lado.

—Es un niño. —le dice la mujer desconocida. Finalmente se voltea y el aire se escapa de mis pulmones. Doy un paso hacia atrás, horrorizado con la escena. La mujer que le ayudo a dar a luz es; la que yo recuerdo como mi madre. Ella entrega al bebe en sus brazos, la mujer de ojos azules sonríe al ver al bebe, antes de cerrar los ojos y no despertar más. Ella ha muerto. Mi madre toma al recién nacido en brazos mientras solloza.

—Te prometo que cuidare bien de él hermana. Le pondré el nombre que tanto te gustaba, se llamara Andrew. —No, no es posible, no es posible. Yo no puedo ser ese niño, porque de serlo significa que...

—Que también eres un arcano. —escucho la voz del hombre. Le miro con el rostro desencajado.

—Eso es imposible. Yo nací el doce de enero. —le digo. El niega.

—Tu tía cambio tu fecha de nacimiento para protegerte, de otra forma, los reyes te habrían arrebatado de su lado. —Las lágrimas salen de mis ojos; es imposible, toda mi vida, todo ha sido una mentira.

—No puede ser... —susurro mirando a la nada. Ya no nos encontramos en la cabaña, sino que estamos en el lugar donde nos encontramos primero.

—Te he estado esperando Andrew. Es hora de que tu forjes un lazo con tu fuente arcana. —me dice. Yo le miro sin entender.

—Te equivocas, la señorita Eliana tiene la conexión con las seis fuentes arcanas. —le digo. El asiente.

—Con las fuentes arcanas de luz sí. —dice.

—¿A qué te refieres...? No entiendo. —le digo. El suspira. Alza sus manos y seis bolas de luz comienzan a aparecer frente a él.

—Las seis fuentes conocidas son: La magia arcana del tiempo, la del espacio, la del sol, la de la luna, la de la naturaleza y la del aire, cada una de estas se identifica con un color. ¿Sabes cómo nació la magia en general Andrew? —me pregunta.

—No, nadie lo sabe. —le digo. El asiente.

—Exacto. La magia nació de la luz y la oscuridad; del espíritu de la luz y del espíritu del inframundo. Todo tiene un balance, no puede existir la luz sin la oscuridad y viceversa. —me dice, yo le miro confundido.

—Entonces... ¿Hay otro tipo de magia arcana? —le pregunto, el asiente.

—Existen otra fuente de magia arcana. Tu estas destinado a fusionarte con ella. —Me dice. Yo niego; es imposible que yo pueda unirme a ellos; él está del lado del clan de los demonios, jamás podría pertenecer a ellos.

—No lo haré. No voy a darle la espalda a mi gente. Tu magia fue la que creo al clan demoniaco, no seré parte de ustedes. —le digo. El sonríe.

—El clan demoníaco no nació de las fuentes de magia arcana oscura. La historia que conoces está mal. Todo lo que saben en Arthegón está mal. Es cierto que yo bendecí al fundador de los demonios, pero el fusiono la magia arcana con sacrificios de criaturas mágicas; el creo la magia de oscuridad utilizando la mía y así nacieron los tres tipos de demonios que existen. —me dice.

—Pero entonces... ¿Dónde está la fuente? ¿Por qué nadie nunca habló de ella? —

—Porque esta fuente es diferente Andrew. Cuando esta fuente se creó, también se crearon muchísimos más seres capaces de usarla, no es como las de Arthegón. Estos seres se llaman elfos y todos nacen con una conexión a la fuente, gracias a ello nacieron muchas derivaciones de magia arcana, pero la mayoría de ellos fueron eliminados en la guerra contra los humanos nuir, los pocos que quedaron se asentaron mas allá de la muralla de Arthegón. Pero sólo un arcano elegido puede ser capaz de usar en su totalidad el poder de la fuente arcana, ese eres tú. —me dice. Me quedo en silencio por un largo rato, procesando toda la información que me acaba de dar. Todo parece demasiado difícil de creer.

—¿Cuál es el nombre de esa fuente? — le pregunto.

—Es la magia arcana élfica. Si aceptas cumplir con tu destino y fusionarte con ella, podrás salvar a todos los que están luchando en estos momentos y quizás, también puedas salvarla a ella. — Me quedo en silencio por un largo rato; la única forma de salvarlos a todos es aceptando su propuesta; de otra forma todos morirán a manos de esos malditos; si es o no una buena opción; eso el tiempo lo dirá.

—Acepto. —

Fin del capítulo