/ 
Capítulo XVI: La dinastía Colingwood
Descargar
https://es.novelcool.com/novel/original/id-247221.html
https://es.novelcool.com/chapter/Cap-tulo-XV-El-comienzo-de-la-oscuridad/11405846/
https://es.novelcool.com/chapter/Cap-tulo-XVII-La-extra-a-con-ojos-de-bosque/11405848/

Capítulo XVI: La dinastía Colingwood

Reino de las Floreas

Palacio Real Colingwood

24 de diciembre de 1945

Un suspiro sale de mis labios mientras camino, mis ojos seguramente tienen ojeras y seguramente mi rostro no tiene buena apariencia, la noche anterior no había podido dormir una sola gota, cada que cerraba mis ojos la imagen de aquel hombre clavándole la espada al señor Colin aparece en mis recuerdos para atormentarme. Nadie ha hablado desde que salimos de la colonia, realmente no es como si hubiese mucho que decir, nadie se atreve a dirigirme la palabra, los entiendo, en realidad después de aquello mi humor ha estado tan oscuro que hasta el propio Jorge se ha distanciado un poco. Hemos dejado de volar, Phaos lucia demasiado cansado, por suerte viajamos toda la noche, seguimos el consejo del señor Colin, en el aire no podrían rastrearnos y así fue, por suerte a unos pocos kilómetros se encuentra el castillo, por lo cual dije a Phaos que debía quedarse en el bosque descansando, a pesar de que no estuvo muy de acuerdo con el plan, tampoco rezongo e hizo lo que dije. Caminamos por una hora para salir de la espesura del bosque y conforme nos acercamos hemos encontrado algunas casas en las afueras, pero...todo parece abandonado y descuidado, por no decir que no nos hemos topado con ningún ser vivo en lo que llevamos caminando, pero mis malos pensamientos se confirman cuando llegamos a la entrada del castillo; las puertas de madera están abiertas de par en par, pareciera que hubo una dura pelea y no parece existir un alma en todo el lugar. El capitán me dedica una mirada llena de preocupación, yo le miro igual y ambos asentimos para comenzar a caminar. Jorge parece bastante analítico con la situación, observa todo con suma curiosidad, pero no dice nada. Jorge está afectado por lo que paso ayer, anoche parecía bastante inquieto mientras dormía y varias veces se levantó desorientado y con lágrimas en los ojos, yo solo me había dedicado a abrazarlo y acariciar su espalda, no es como si supiera que decir, en realidad ni yo misma sabia como sentirme, no me imagino él que es un niño y me recrimine después por haberle dicho a Phaos que se quedara, Jorge no tenía que haber visto aquella escena, pero lo hizo por mi culpa.

-Algo no anda bien. -dice Jorge con desconfianza, el capitán me dedica una mirada preocupada.

-Avancemos, será mejor que avancemos hacia la puerta cuanto antes. -dice con seriedad el capitán, yo doy un leve apretón al hombro de Jorge y le dedico la mejor sonrisa que puedo. Jorge traga en seco y comienza caminar a mi lado en silencio.

Conforme nos acercamos me doy cuenta que varios pedazos de madera están desparramados por todo el suelo de piedra. El capitán se acerca hacia un pequeño puesto de ventas de ropajes, es de los pocos que no están destruidos por completo. La carpa es color rojo y alrededor de los bordes de ella están colgadas varias cerchas con ropas femeninas y masculinas de todo tamaño, el estilo de las ropas me recuerda a los bailes alegóricos antiguos que se organizaban en la empresa al final de año, al igual que los vestidos que vi varias veces en enormes vitrinas o en flamantes cuadros en los museos de Londres. El capitán se acercó hacia el interior del pequeño puesto, su cuerpo se tensó y se queda pasmado viendo algo que por mi ángulo no soy capaz de ver. Jorge y yo queremos acercarnos del otro lado del mostrador donde él se encuentra, pero en un rápido movimiento Andrew se interpone entre nosotros y ese misterio detrás del mueble de madera, él solo niega con la cabeza.

-Sera mejor avanzar. -dice con voz tambaleante, quise protestar, pero estoy segura que lo que sea que se encuentre del otro lado del mostrador no es algo agradable para la vista y no quiero que Jorge tenga que presenciar algo así nuevamente por mi culpa. Solo asiento y seguimos nuestro camino.

La ciudadela es bastante grande y estoy segura que en su mejor momento fue hermosa, pero ahora todo se cae en escombros, el enorme muro que rodeaba en su momento todo el castillo y los puestos, ahora se cae a pedazos en enormes escombros de piedra caliza. Cuando estamos frente a la entrada hacia el castillo mi respiración se corta; una de las torres del castillo había sido destruida y los escombros se interponen entre la enorme entrada, tapando casi la mitad del largo de esta. Nadie dice nada, el capitán comienza a trepar por los escombros, Jorge lo sigue y de ultimo comienzo yo. El vestido me hace difícil trepar, por lo que ellos se adelantan más que yo, por momentos Jorge y Andrew voltean hacia atrás para asegurarse que aún me encuentre en una pieza. Cuando Andrew llega hasta la cima de escombros habla:

-Cuando lleguen deberán deslizarse, de este lado los escombros son finos y podrán hacerlo sin problemas. -

Tenía razón, de este lado los escombros son finos, me deslizo sin problemas y Jorge me ofrece una mano para ayudarme a levantarme. El pasillo por el que caminamos es oscuro, puedo ver levemente los bordes de algunos cuadros en las paredes, pero la oscuridad me impide ver plenamente las pinturas en ellos. Andrew parece tenso conforme nos adentramos más al castillo. No puedo tomar mucho detalle del lugar, vamos casi corriendo por los pasillos. Pero hay algo llama mi atención; una enorme puerta café oscuro con marco ondeado como un largo medio circulo, los bordes de la puerta tienen inscripciones en relieve de color plateado, una secuencia de círculos, cuadrados, líneas horizontales, verticales y ondeadas, además de unos puntos extraños y comas desordenados y arriba de los símbolos extraños, muy diferente a la forma que se utilizan los signos en mi mundo. En el centro de la puerta se encuentra la enorme figura plateada de un árbol sin hojas, las ramas lucen vacías, pero la exactitud de cada pequeña parte del árbol me sorprende; ni siquiera las estatuas griegas antiguas tienen tal exactitud, en el centro del enorme tronco se encuentra una piedra naranja brillante. Rodeando al árbol en un círculo se encuentran una secuencia de hojas grandes en color dorado claro y algunas otras de un dorado más anaranjado, la secuencia mezcla las hojas de colores para que se viese perfectamente estético, cada hoja está perfectamente tallada como el árbol, con una exactitud aria. Lo que más llama mi atención es la extraña escritura; es la misma escritura que descubrimos bajo la pintura del tren de Jorge. Me detengo a observar mejor la puerta; entonces sin el movimiento me doy cuenta de dos cosas; la primera es que el fondo café es de madera tallada con rulos y espirales y algunos destellos de pintura dorada que le dan un acabado antiguo y elegante, lo segundo me hace quedar pasmada enfrente de la puerta; sobre el circulo de hojas que rodea el árbol, en letras grandes plateadas y curveadas siguiendo la forma del circulo hay una inscripción que puedo entender perfectamente; Dinastía Colingwood. El capitán voltea a verme y al ver donde me encuentro el color en su piel desaparece, traga en seco y me mira con tanto terror que tal pareciera que va a desfallecer en cualquier momento. Jorge me mira curioso y es el primero en acercarse, se queda igual de sorprendido que yo viendo detalladamente la puerta, es un niño inteligente, sabe que es lo que me sorprendió tanto para quedarme pasmada.

-Debemos avanzar. -dice el capitán en un balbuceo.

-¿Qué significa esto? -cuestiona Jorge mirando la puerta.

-No hay tiempo para esto. -dice el capitán con temor, yo finalmente le dedico una mirada.

-¿Por qué nuestro apellido está escrito en esta puerta? ¿Qué hay allí adentro? -cuestiono con molestia, él suelta un suspiro de nerviosismo.

-No puedo decirlo. No pueden saberlo. -dice. Yo le miro con sorpresa y molestia entremezclado, me acerco a él lentamente.

-¿Qué rayos te pasa? ¡Es mi maldito apellido el que está escrito allí! Creo que merezco saber la verdad por una vez en mi vida ¿No crees? -le digo con enojo y alzando mi voz, es la primera vez que le trato sin formalismos y realmente no sé qué es lo que le sorprende más; mi furia o la forma en que me dirigí a él.

-Lo siento, pero no puedo saber lo que hay allí adentro, nadie puede abrir esa puerta. -dice.

-¿Qué hace mi apellido allí capitán? -pregunto con molestia, él cruza sus brazos, renuente a decir algo.

-Lo siento señorita Eliana. -dice.

-¡No puedo creer que después de todo lo que pasamos aun no confié en mí! Pensé que nosotros... ¿Sabe qué? Olvídelo, supongo que me equivoque -exclamo molesta, la coraza de frialdad que siempre mantiene desaparece por unos minutos.

-No es lo que piensa, si confió en usted. -

-¿Entonces por qué no puede decirme algo tan simple como la verdad? -digo.

-La verdad nunca es simple. -responde. Yo no respondo, pero una guerra de miradas entre nosotros comienza, él me mira con incomodidad y yo con enojo.

-Eliana. -me dice Jorge rompiendo la interacción de nuestros ojos. Por mi discusión con Andrew no me había dado cuenta que Jorge estaba examinando la puerta con suma curiosidad. Al voltear me doy cuenta que él ha abierto la puerta.

-¡Jorge! ¿Cómo has abierto la puerta? -le pregunto sorprendida, él parece igual de sorprendido por lo que acababa de hacer.

-Yo... no lo sé, yo solo toque ese diamante. -dice sorprendido, yo asiento con lentitud. Ambos nos miramos fijamente, yo suelto un suspiro cansado.

-Debemos entrar. -digo, Jorge me lanza una mirada llena de incertidumbre, pero asiente con un semblante lleno de convicción. El capitán no dice nada, solo escucho como suspira frustrado, pero tampoco nos detiene. Jorge y yo caminamos tomados de la mano, la habitación está en completa oscuridad, pero cuando nos adentramos a ella, casi de manera mágica las luces se encienden iluminando todo el salón. Parece como una exposición de cuadros y en el centro de la habitación solamente hay un pedestal con una caja de vidrio transparente. Mi mirada se dirige hacia la primera pintura en la pared, es un hombre con traje elegante de manga larga y botones, pero este es cubierto en su mayoría por un manto de pieles rojo grueso, el rostro del hombre es juvenil e inocente, pero su pose es imponente. Debajo de la pintura del hombre hay un recuadro dorado con inscripciones en letras cursivas "Arnold Westley Colingwood Durahd, Rey regente de la primera generación de la dinastía Colingwood."

Jorge y yo nos miramos con sorpresa, el hombre tiene unos rasgos levemente parecidos a los de...no, no puede ser, es imposible.

-¿Qué...? -digo mirando al capitán, pero el niega con la cabeza y aparta la mirada.

-Sera mejor que sigan su recorrido. -me dice, yo trago en seco con una mortal pesadez en mi cuerpo, Jorge jala de mi para seguir con el recorrido de las pinturas, conforme pasamos las pinturas los rasgos familiares se vuelven cada vez más aterradores y certeros. Hasta que llegamos a los últimos cuadros; entonces no puedo seguir negándome la verdad cuando veo los cuadros de "Mauricio Edwardo Colingwood y Katherine Alissa Colingwood Haired." Mi corazón se acelera; son nuestros segundos nombres, no puede existir tanta coincidencia. Entonces seguimos hasta los últimos descendientes de la dinastía y mi corazón se detiene; son los dos últimos cuadros, el primero es de "Arleny Lourdes Colingwood Haired y Adelaide Emell Colingwood Haired." Las lágrimas salen de mis ojos, Jorge me mira confundido, él no la recuerda y no sabe lo afortunado que es, mi mano toca la tela suave del cuadro, sus ojos preciosos parecen más brillantes de lo que recuerdo, su ropaje es diferente, estoy segura que nunca había visto a mi madre con una ropa la mitad de elegante, se ve más joven y su parecido con el mío es incluso más increíble. Suelto un sollozo ahogado.

-Ella es...-dice Jorge, pero es incapaz de decirlo, yo solo asiento con lentitud, él corre hasta mis brazos, yo le abrazo con fuerza, como si fuese lo único que necesitase para vivir, estoy arrodillada abrazándolo con fuerza, ambos levantamos la vista hacia el cuadro y ella está allí viéndonos con la misma bondad de siempre.

Fin del capítulo

Informe
<<Prev
Siguiente >>
Silvia Rosales
Donar
Catalogar
Ajuste
Fuente
Arial
Georgia
Comic Sans MS
Tamaño de la fuente
14
Antecedentes
Informe
Donar
Oh no, este usuario no ha configurado un botón de donación.
English
Español
lingua italiana
Русский язык
Portugués
Deutsch
Éxito Advertir Nuevo Se acabó el tiempo NO Resumen Más detalles Por favor califique este libro Por favor escribe tu comentario Respuesta Seguir Seguido Este es el último capítulo. ¿Estás seguro de eliminar? Cuenta Le hemos enviado un correo electrónico con éxito. Puede consultar su correo electrónico y restablecer la contraseña. Has restablecido tu contraseña con éxito. Vamos a la página de inicio de sesión. Leer El tamaño mínimo de tu portada debe ser de 160 * 160px El tipo de portada debe ser .jpg / .jpeg / .png Este libro aún no tiene ningún capítulo. Este es el primer capítulo Este es el último capítulo Vamos a la página de inicio. * El nombre del libro no puede estar vacío. * El nombre del libro ha existido. Al menos una foto Se requiere la portada del libro Introduzca el nombre del capítulo Crear con éxito Modificar con éxito No modificar Fallar Código de error Editar Borrar Sólo ¿Estás seguro de eliminarlo? Este volumen todavía tiene capítulos Crear capítulo Doblez Eliminar con éxito Introduzca el nombre del capítulo ~ Luego haga clic en el botón 'elegir imágenes' ¿Estás seguro de cancelar la publicación? La imagen no puede ser menor de 300 * 300 Ha fallado El nombre no puede estar vacío El formato del correo electrónico es incorrecto La contraseña no puede estar vacía Debe tener entre 6 y 14 caracteres Verifique su contraseña nuevamente