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Capítulo XVII: La extraña con ojos de bosque
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Capítulo XVII: La extraña con ojos de bosque

Dolor, es lo único que puedo sentir por unos minutos, mis ojos no se separan de la imagen de mi madre ¿Hacia cuanto que no le miraba? Hace mucho tiempo, lo triste es que lo único que nos quedó de mis padres además de un tren y una cadena, fueron los recuerdos, ni siquiera una fotografía o pintura pudimos conservar. Me doy cuenta que mi madre es diferente a como la recuerdo, supongo que cuando lo único que tenemos de alguien son recuerdos; nuestra mente comienza a cambiar pequeños detalles y al final se forma una figura de como quisiéramos que hubiese sido y no como en realidad fue. Jorge tampoco puede apartar la vista; seguramente guardando en su memoria cada pequeño detalle físico de ella para no olvidarla, recuerdo que varias veces se entristecía por no tener una imagen clara de ellos, los únicos recuerdos que Jorge tenía de nuestros padres eran los que yo le contaba.

-Tienen que ver algo. -dice el capitán en un susurro, yo volteo a verlo, él me dedica una mirada llena de compasión. Me levanto seguida de Jorge, tomo la mano de mi hermano con cariño y le dedico una leve sonrisa. El capitán nos dirige hacia la parte vacía de la pared, después del cuadro de mi madre, él toca un pequeño botón del mismo color beige que la pared -tan bien escondido que nadie podría adivinar que existiese tal botón- y un compartimiento de esta se abre. Me quedo sin respiración por segunda vez; es una pintura de mi madre y mi padre, ella lleva en brazos a Jorge de bebe, viste aquel vestido rojo de flores que tanto amaba porque mi padre le obsequió para un aniversario, mi padre con su típico traje gris impecable y yo estoy abrazada a mi padre mientras sonrió de felicidad, tendré tal vez unos ocho o nueve años, recuerdo el día que nos retrataron, mi madre insistió demasiado en hacerlo y un día cualquiera después de mis clases salimos directo a casa del pintor, fue una tarde divertida, recuerdo que reí demasiado y al final le dije a aquel hombre canoso que nos retrató que nunca había imaginado que ser pitado era tan divertido, aún recuerdo su rostro afable y su sonrisa llena de amabilidad cuando me dijo "En realidad es muy aburrido para los modelos, pero supongo que cuando gozas de una buena compañía, cualquier cosa puede ser divertida." Ese día me sentí afortunada de tener a mis padres. Aunque nunca volví a ver aquella pintura hasta ahora, tampoco jamás le pregunte a mi madre por ella, supongo que lo olvide.

-¿Qué hace esta pintura aquí? -cuestiono con tristeza y añoranza, él suelta un suspiro.

-Fue un regalo de su alteza Emell a sus padres, los reyes. -dijo después de un rato, entonces mi mirada se dirige hasta él; pensé que no iba a responder, pero supongo que ahora que sabemos la verdad no tiene más remedio que hacerlo.

-Mi madre. -dice Jorge.

-La antigua heredera al trono. -dice él.

-¿Eso significa que...? -dejo la pregunta en el aire, pero él entiende perfectamente lo que quiero preguntar y asiente con una sonrisa culpable.

-Así es señorita Eliana, eso la convierte a usted la futura heredera al trono del otoño y al joven Jorge el segundo en la línea de sucesión. -dice y hace una reverencia ante nosotros, yo me quedo de piedra, entonces leo la inscripción que está bajo la fotografía de mi familia "Eliana Alissa Colingwood y Jorge Edwardo Colingwood, últimos descendientes de la dinastía"

-Espera, esto no está bien, no podemos ser los siguientes a reinar, los reyes tuvieron otra hija ¿No es así? Lourdes. -dice Jorge saliendo de su asombro y señalando el retrato de la mujer rubia al lado de mi madre. La mirada del capitán se ensombreció y su cuerpo se tensó.

-Es lo correcto, Lady Lourdes seria la siguiente ya que su madre nunca tomo posesión del trono..., pero desistió. -dice sin muchos detalles, pero le conozco, sé que nos está ocultando algo.

-Pero debió tener hijos ¿No es así? -

-No y aunque así fuese, ella y toda su descendencia son indignos del trono de Arthegón. -dice con odio, yo le miro con el ceño fruncido.

-¿Por qué? -cuestiono, el cierra los ojos como si estuviese temiendo que yo hiciera tal pregunta, suelta un suspiro y me mira con un mar de emociones danzando en aquellos ojos color miel.

-Porque ella es la causante de la oscuridad en Arthegón, ella es quien mato a los reyes. -dice, yo me quedo de piedra ante tales palabras ¿Quién sería capaz de matar a sus propios padres? ¿Qué clase de mounstro es esa mujer? No entiendo como alguien podría hacer semejante cosa.

-¿Desde...desde cuando sabes esto? -cuestiono, él baja su cabeza.

-Phaos me lo dijo el día que se unió a nosotros. -

-¿Qué es eso? -pregunta Jorge señalando la vitrina, nos acercamos para ver un collar de oro grueso y grande con una piedra anaranjada en el centro que se encuentra sellado en la vitrina de cristal. Miro fijamente el collar, es hermoso y creo haberlo visto antes, volteo hacia la primera pintura y allí esta; el primer rey lo lleva colgado en el cuello. Lo sigo viendo y por un segundo puedo ver un destello plateado en medio de la enorme piedra naranja, pero fue un destello leve y fugaz que desapareció al instante.

-Ese es el collar del otoño, pertenecía al primer rey, es una reliquia de la dinastía. -dice el capitán.

-Es hermoso. -digo, él asiente con lentitud y nos quedamos en silencio por un largo rato.

-No entiendo ¿Por qué quieren que nos vayamos? Nosotros debemos estar aquí, es nuestro deber. -dice Jorge rompiendo el silencio, yo le miro con sorpresa.

-Tu único deber es convertirte en el artista más importante de Londres y el mío es protegerte, por eso mismo no podemos estar un segundo más aquí, este lugar es peligroso para nosotros. -le digo con dureza y el me mira como si no creyese lo que estoy diciendo.

-¿Te estas escuchando Eliana? ¡Estas personas nos necesitan! - dice alzando la voz con molestia.

-¡Y yo necesito que sigas con vida Jorge! ¿Acaso no te das cuenta? Todo lo que he sacrificado para mantenerte a salvo ¿Acaso no eres consciente de todo lo que he hecho para mantenerte con vida? -digo con lágrimas en mis ojos.

-¿Y qué he hecho para ser merecedor de seguir viviendo Eliana? Cuál ha sido el propósito de sobrevivir si no es para salvar a estas personas ¿Cómo podríamos seguir viviendo si dejamos morir a un reino entero? -dice, yo simplemente aparto la mirada de la suya sin ser capaz de responder, sé que tiene razón, pero ¿Qué podríamos hacer nosotros para ayudar? Absolutamente nada.

-La princesa Eliana tiene razón príncipe Jorge, la única manera es que ustedes sobrevivan y aquí eso no será posible, será mejor continuar. -dice el capitán, Jorge le mira con incredulidad, pero no dice nada.

Solo seguimos avanzando en silencio hasta la torre del reloj, el camino es incómodo, sé que Jorge está enojado con ambos por la decisión que hemos tomado y realmente estoy segura que algún día entenderá. No sé por cuantos pasillos caminamos para llegar a la torre, pero al entrar no veo nada fuera de lo normal, pero el sonido del reloj es más intenso allí adentro. La habitación es simple, de paredes de piedra, con un techo triangular de tejas rojas, una ventana cuadrada sin vidrio con dos barrotes de plateados cruzados formando una equis, el piso está cubierto por una alfombra roja, y en el centro de la habitación hay un grueso pedestal redondo de madera con unos tallados de hojas de otoño, el capitán se acerca más y puedo ver que sobre la superficie yace un reloj del mismo diseño que el de Londres, pero de forma circular, con la diferencia que las manecillas de este son doradas y el dibujo de una hoja en el centro, justo en la unión de las manecillas doradas, donde se supone que debería estar el resorte principal, se encuentra una pequeña cerradura dorada, pero hay algo extraño con el reloj, las agujas no se mueven en absoluto, además que falta una y el cristal está roto. El capitán se mira sorprendido, sus puños se aprietan con fuerza.

-¿Qué pasa? -cuestiono preocupada.

-¡Maldita bruja! -exclama con enojo y yo me sorprendo; jamás imagine oírle decir maldiciones.

-¿Qué pasa? -cuestiona Jorge.

-Ella... ella ha roto el portal. -dice, yo abro mis ojos con sorpresa, mi mirada se dirige hacia el reloj y después hasta él.

-¿Qué? -digo sin poder creerlo.

-Ella... la maldita bruja sabía que nosotros querríamos mandarlos lejos para protegerlos de ella, por eso volvió a atacar el castillo, esto es reciente, el abandono del castillo, la desaparición del rey Mauricio, todo es culpa de ella. -dice el capitán soltando un suspiro cansado. Una risa malvada hace que los bellos de mi cuerpo se levanten.

-Muy astuta ¿No creen? -escucho una voz risueña a mis espaldas, volteo levemente, frente a mi esta una muchacha, de cabello dorado como el sol, los ojos tan verdes como el propio bosque, su piel es pálida, viste un vestido manga larga que le llega hasta los pies y un collar de tela se ciñe alrededor de su cuello, con una piedra roja en el centro, su sonrisa es extraña, ella me da una sensación extraña. Por instinto jalo a Jorge para colocarlo detrás de mí, el capitán también se pone en guardia y coloca su mano en la espada que cuelga de su cintura.

-¿Quién eres? -pregunto, ella inclina su cabeza hacia la derecha y sonríe enormemente.

-¿No lo sabes? -cuestiona inocente- ¡Ah que tonta soy! Por supuesto que no lo sabes. -dice riendo.

-Ella es Scarlett, la mascota de Lourdes. -dice el capitán mirando con odio a la joven que lejos de ofenderse por las palabras dichas de ella, suelta una risa leve.

-Hola altezas ¡He querido conocerlos desde hace mucho! -expresa con una sonrisa y hace una reverencia burlona.

-¿Qué es lo que quieres Scarlett? -dice tajante el capitán, ella le mira ceñuda.

-Bueno -coloca una mano en su mentón- En realidad yo no quiero nada, pero Lady Lourdes me ordeno esperarlos aquí. -dice pensativa.

-¿Qué es lo que ella busca de nosotros? -exclama Jorge saliendo detrás de mí, quiero detenerlo, pero es muy tarde, mi hermano ya está frente a ella con brazos cruzados. Algo extraño pasa, pensé que ella iba a atacarlo, pero lejos de eso, ella se agacha un poco para quedar frente a él, sus ojos brillan de manera extraña, incluso puedo jurar que están cristalizados.

-Cuanta valentía, cuanta belleza. -dice casi hipnotizada, toca la mejilla de Jorge con sus dedos de uñas largas color negro, pero él no se inmuta, simplemente sigue con su mirada fija en Scarlett.

-No has respondido. -dice Jorge. Ella le sonríe.

-¡Oh eso! Lady Lourdes les invita a tomar el té. -dice como si aquello fuese una invitación casual de alguna tía cercana a nosotros.

-Ni lo sueñes Scarlett, dile a Lourdes que tendrá que matarme antes de que ella les toque un pelo a los últimos descendientes de la Dinastía. -dice hostil el capitán.

-Lady Lourdes no pretende herirlos, solo quiere conocer a sus sobrinos. -dice encogiéndose de hombros.

-¿Por eso ha roto el portal? ¿Piensa que somos tan estúpidos para aceptar tal cosa? -dice con ironía.

-Tu pareces bastante estúpido en realidad. -dice ella con gracia.

-¿Qué nos asegura que ella quiere un encuentro pacifico? -digo interrumpiendo lo que el capitán fuese a decir. La muchacha levanta un dedo y sus ojos se abren, como si de un momento a otro recordó algo sumamente importante. Rebusca entre la bolsa que lleva sobre el hombro y finalmente parece encontrar lo que busca, saca de la mochila un brillante zafiro redondo y lo muestra con emoción.

-Esto, he aquí la garantía que desean. -dice y se acerca para entregarme la piedra preciosa.

-¿Qué es esto? -cuestiono mirando el zafiro con sorpresa, Jorge lo toma en sus manos para revisarlo.

-Eliana... tiene la misma escritura que mi tren. -dice y yo le miro con sorpresa.

-Esto es un protector sagrado. -dice acercándose a mí y tocando el zafiro- La inscripción dice "La luz siempre te cubrirá como manto protector mientras me lleves contigo." También funcionará como un portal hacia su mundo, podrán irse cuando lo deseen. -dice ella con una pequeña sonrisa.

-¿Qué le segura a ella que no usaremos el protector para irnos ahora mismo? -dice Jorge, ella le sonríe.

-Nada. Pero en realidad ella tiene la esperanza de que hagan lo correcto, ella es la única familia que tienen después de todo y ustedes... son lo único que ella tiene de su hermana mayor. -dice con melancolía, mi corazón se estruja al escucharla; tiene razón. Lourdes es la única familia legitima que nos queda.

-Lo pensaremos. -le digo, ella asiente lentamente.

-Se que harán lo correcto, no solo por ustedes, sino también por el reino. Cuando tengan su respuesta solo susurren mi nombre. -

Fin del capítulo

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Silvia Rosales
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