Capítulo XXXV: La pelea de las Floreas

Andrew

La pelea es reñida. Ninguno de los dos bandos quiere perder. El dragón de la reina de la oscuridad se mantiene sobrevolando sobre todos nosotros, lanzando llamaradas moradas, yo sigo peleando contra Emuneth, por suerte los príncipes pudieron salir a tiempo antes de que ella invocara al dragón. Bastián y Scarlett lanzan hechizos a distancia, pero ella los esquiva sin ningún esfuerzo; es imposible ganarle de esa manera, ellos pueden ser poderosos, pero no tienen magia ilimitada, en algún momento la magia se acabará y ella parece si tener magia ilimitada; solo está esperando que ellos se vean vulnerables para dar el golpe final, puedo asegurar que la mujer oscura ni siquiera está peleando en serio.

—¡Vamos Andrew! Demuéstrame tu fuerza. — dice con sorna Emuneth con una risa maniática. Yo le doy un golpe en el rostro y él se aleja unos pasos hacia atrás; llevamos una media hora peleando y hace ratos que su espada y la mía salieron volando, tal pareciera que por este momento es más una pelea de resistencia que otra cosa, lo cual me beneficia; desde la última vez que estuve en un campo de batalla me esforcé por ser más fuerte, entrenando todos los días y superando mis límites. La magia no es algo a lo que cualquiera pueda aspirar; yo nací sin ningún tipo de habilidad mágica, cuando niño intente practicar magia negra; pero incluso para ello se debe nacer con la habilidad, yo nací sin ella, pero eso nunca me detuvo, me convertí a mis diez y ocho años en el capitán más joven del reino, incluso sin pertenecer a la nobleza; me sentía orgulloso por ello, mi fuerza y habilidad de lucha eran más grandes que cualquier genio mágico, pero ese día me di cuenta que nunca sería suficiente: el día que vi a mi orden completa perecer en batalla sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo; ese día me di cuenta que mi esfuerzo no fue suficiente para salvar a las personas que ame; me jure jamás volver a bajar la guardia de esa manera. Yo le doy un golpe en el estómago y el cae al suelo mientras escupe sangre, Emuneth está al límite, no podrá levantarse nuevamente del suelo, los Ogros pelean contra los snubeds que cada vez disminuyen más. Me doy cuenta que ella no ha podido crear más, tal parece que invocar al dragón le impide hacer alguna otra cosa, la mujer continua con la misma pose sin abrir los ojos, sin embargo, esquiva los rayos de luz que le lanza el rey y los ataques mágicos de Scarlett. Yo me acerco a ellos corriendo.

—Scarlett, invoca poderes naturales, tenemos que inmovilizar al dragón. —le digo, ella asiente y recita un hechizo, al instante el suelo se abre y unas enormes raíces comienzan a crecer siendo controladas por ella.

—Rey Bastián ¿Podría crear una prisión de luz alrededor del dragón? —Le pregunto, el me mira dudoso y suspira.

—Podría intentarlo, pero ella no deja de moverse, seria complicado. —dice mirando hacia el cielo como la mujer sigue dirigiendo al dragón hacia el campo de batalla haciendo que lance llamaradas hacia los nuestros.

—Si usted es capad de hacerlo, Scarlett puede inmovilizar a la criatura con sus raíces, es problemático que no podamos alcanzarla, desde el aire nunca podremos vencerla. —le digo. El asiente y se queda pensativo por unos segundos. Finalmente asiente.

—Tengo una idea, aunque no se si pueda funcionar. Cuando la vean acorralada tienen que actuar rápido. —dice él. Yo asiento lentamente. El comienza a correr. Veo como Scarlett tiene la mano derecha alzada manteniendo el hechizo, lo cual sé que le consume demasiada energía, pero ella no se queja, mientras que su otra mano sostiene su estómago; veo como su vestido azul tiene manchas oscuras.

—Scarlett ¿Estas bien? Con esa herida mantener ese hechizo es suicidio. —le digo. Ella me mira con una sonrisa.

—Puedo... tengo que soportarlo. —dice. Yo asiento lentamente.

—Por lo menos, toma un poco de mi energía vital. —digo. Ella asiente, coloco mi mano en su hombro y enseguida siento como mis fuerzas comienzan a drenarse mientras esa energía comienza a iluminarla con un halo blanco de luz, pero incluso de esa manera; su situación no es buena.

Veo como el rey se coloca abajo de donde el dragón sobrevuela, veo como su espada comienza a llenarse de energía mágica y brilla de un color amarillo claro. Él clava la espada en el suelo, al instante una fuerza descomunal se incrusta en la tierra, una runa mágica redonda enorme se ilumina en el suelo, al instante unos barrotes de luz se extienden formando una jaula redonda y atrapando al dragón negro en ella.

—¡Scarlett ahora! —le digo.

Ella hace uso de una fuerza enorme para mover las raíces, haciendo crecer más en el camino, pero su cuerpo parece no soportarlo y veo como se tambalea hacia adelante, pero en ningún momento el hechizo pierde fuerza; está usando toda su fuerza vital para hacer llegar las raíces al dragón. Yo suelto su hombro y la abrazo por la cintura para evitar que su cuerpo colapse, pero al hacerlo siento como cada vez más mis fuerzas se sienten desvanecerse. El rey también parece hacer un enorme esfuerzo por mantener el hechizo. Finalmente, las raíces de Scarlett alcanzan a la criatura y estas comienzan a rodearlo e inmovilizarlo al igual que ella, Scarlett suelta su estómago y levanta su otra mano, veo como las comienza a bajar con dificultad al tiempo que las raíces también bajan arrastrando al dragón que mueve sus alas frenéticamente intentando evitar ser arrastrado por las lianas. Scarlett suelta un grito fuerte, veo como sus músculos tiemblan, pero usa toda su fuerza para bajar sus manos por completo y así mismo el cuerpo del dragón oscuro es arrastrado hacia abajo hasta chocar con el suelo y ser amarrado por completo con más raíces. Scarlett finalmente no puede sostenerse más y cae al instante en la inconsciencia. Con la poca fuerza que me queda la sostengo para evitar que caiga y la recuesto en el césped. Veo como las lianas de Scarlett parecen comenzar a robarle poder a la mujer y los Snubed que ella creo antes desaparecen. Todos los demás gritan de emoción al ver que la supuesta diosa de la oscuridad finalmente ha sido vencida y no quedan más snubed. El rey se acerca a nosotros.

—Vencimos Capitán, todo gracias a usted. —me dice con una sonrisa. Yo niego con la cabeza.

—Ustedes hicieron todo el trabajo. —digo mirando a la rubia. El rey la mira.

—¿Está bien ella? —Pregunta. Yo asiento.

—Solo dreno todo su poder y fuerza vital. Aunque tiene una herida profunda que la hizo perder mucha sangre. —

—Vienen refuerzos del reino de verano. Le avise a Cataleía antes de venir, ella vendrá con el cuerpo médico del reino para auxiliar. —dice. Yo asiento con agradecimiento.

El cielo vuelve a nublarse, esta vez es diferente; es de noche y con nubes de tormenta, un escalofrió recorre mi espalda. Escucho una risa fuerte, todos volteamos con sorpresa hacia la mujer; Scarlett dreno toda su magia y vitalidad, es imposible que todavía pueda hacer algo.

—Ustedes los humanos se creen superiores. Unos seres tan asquerosos como ustedes no pueden vencer a una descendiente del clan demoniaco. —dice riendo. Un poder fuerte y oscuro comienza a rodearla. El dragón desaparece y también el hechizo de Scarlett.

Ella levanta sus manos y su cuerpo se comienza a transformar en algo horroroso; dos cuernos crecen en su cabeza, su cuerpo se vuelve más musculoso y alto, sus ojos se vuelven completamente negros sin distinguir el iris, sus manos de garras largas arrancan la tela dejando ver un rostro horrible; una sonrisa larga y grande que muestra colmillos afilados como los de un lobo, sus orejas se vuelven puntiagudas y un tercer ojo grande se abre en su frente, su rostro tiene una textura extraña; como de carne quemada, dos alas negras escamosas salen de su espalda. Ella pronuncia una palabra en un lenguaje inadmisible para mis oídos con una voz ronca y tenebrosa, seguido de eso se escucha un grito fuerte; se trata de Emuneth, quien se transforma en una criatura igual que ella, solo que su transformación es más vistosa; él es más grande y tiene unos cuernos de cabra enormes y curvos, su cuerpo se torna de un color negro. Libre de lo abominable que lucen, la potencia mágica que ambos poseen es inimaginable, sin imaginar la fuerza ya que con cada paso que dan, el suelo se agrieta.

—Lo único que puede vencerme es la magia arcana. Ustedes no son rivales para mí. —dice ella con una voz demoniaca.

Ella golpea el suelo y al instante el suelo se quiebra. Emuneth da otro golpe y al instante la lava del centro de la tierra sale disparada hacia arriba quemando todo a su paso. Yo tomo a Scarlett en mis brazos y corro para alejarla del campo de batalla. Todo parece apocalíptico; el campo de batalla se ha transformado en un rio de lava con algunas pocas piedras flotantes. Algunos Ogros y caballeros mágicos perecieron en la lava y casi de golpe nuestro número ha bajado a la mitad de guerreros. Ambos se ven rodeados de un poder oscuro inmenso, si antes la guerra parecía perdida; ahora ni siquiera tendremos una oportunidad de atacar; parecen dos dioses poderosos y nosotros solo tenemos a un rey mágico que no tiene casi nada de poder, una bruja desmayada y un capitán sin poder mágico; estamos perdidos.

—Capitán Aldridge, nosotros le haremos frente. Tome a sus altezas y huyan de aquí. —Me dice Tincus con seriedad. Yo niego con la cabeza.

—No, no dejare que se sacrifiquen así. —digo. El sonríe con tristeza.

—Dígale a la princesa Eliana que conocerla y convivir con ella fue un honor, ella nos devolvió la esperanza, no permitiré que ella pierda a más personas importantes. —dice con una sonrisa, el asiente hacia los demás Ogros quienes me toman a la fuerza.

—¡No! Déjenme ir ¡Aun puedo pelear! —les grito. Pero no soy escuchado, Rango y Amir me lanzan con una fuerza increíble lejos del campo de batalla. Yo sostengo con fuerza a Scarlett para no caer, seguido de eso veo que hacen lo mismo con el Rey Bastián. Ambos caemos casi a unos cinco kilómetros lejos del campo de batalla. Yo todavía pude darme vuelta para recibir el impacto de la caída. Las lágrimas salen de mis ojos; ni siquiera tengo fuerzas para levantarme; otra vez falle, otra vez perdí.

—Capitán. —me llama el rey. Con esfuerzo me levanto del suelo. Scarlett abre sus ojos y también se sienta en el césped con dificultad.

—¿Que paso? ¿Ganamos? —Cuestiona. Yo aparto la mirada mientras las lágrimas salen de mis ojos; Rango y Tincus van a sacrificar su vida por mi culpa; porque no fui lo suficientemente fuerte para salvarlos.

—Emuneth y esa mujer se convirtieron en demonios. Fuimos sacados de la batalla a fuerza, los demás se quedaron a retenerlos para darnos tiempo de huir. —Relata el rey. Ella abre sus ojos con sorpresa y me mira con tristeza.

—Andrew... ¿Qué hacemos? —pregunta ella. Yo suspiro e intento calmarme.

—¿Que rayos es eso? —dice el rey señalando algo detrás de mí.

Entonces volteo hacia atrás. Nos encontramos con una puerta en medio de la nada, de color negro con decoraciones platinadas y con una estrella de cinco picos en el centro. Los tres nos levantamos para ver más de cerca la misteriosa puerta, conozco demasiado bien estos bosques; eso es nuevo. Scarlett intenta abrir la puerta con la perilla, pero esta no cede. yo veo hacia atrás para darme cuenta que no hay nada más. Luego intenta el Rey, pero tampoco sede. Nunca he visto ese símbolo antes, tengo entendido que las estrellas son la base para cualquier hechizo, pero no es algo relevante y tampoco hay mucha información del porque la estrella es importante en la magia. Yo toco la estrella platinada en la puerta con curiosidad, al hacerlo esta comienza a brillar. Me alejo del susto y el brillo desaparece.

—Capitán, intente abrir la puerta. —me pide el rey. Yo le miro inseguro, pero asiento lentamente, mi mano se dirige a perilla de la puerta y con lentitud intento abrirla; esta cede. La puerta se abre, todos miramos con sorpresa; todo es oscuridad en el interior de la puerta.

—¿Creen que debamos entrar? —cuestiono. Ellos me miran inseguros.

—No lo sé, pero si solo se abrió ante ti es obvio que lo que sea que haya allí adentro no nos quiere dejar entrar a nosotros. — comenta Scarlett. El Rey asiente. Voleo nuevamente hacia el interior y puedo ver una tenue luz roja.

—Iré a investigar. —les digo. ellos asienten.

Coloco un pie con inseguridad, pero es sólido, así que puedo caminar por allí. Al momento que mi cuerpo entra por completo, la puerta se cierra. Mi inseguridad crece. Volteo hacia arriba, me sorprendo al ver como la oscuridad se va iluminando poco a poco. Entonces puedo ver como la parte de arriba es parecido al cielo. El color se vuelve más claro y al minuto siguiente veo como comienzan a llover estrellas fugaces; una lluvia de estrellas fugaces, como las antiguas historias del nacimiento de los arcanos, pero; nunca había visto tal acto, porque esas lluvias solamente existían en la antigüedad junto a los arcanos mágicos. Veo como una luz roja va tomando más poder, hasta que esta luz se transforma en un ser de luz humanoide que lentamente va tomando forma humana hasta que frente a mi veo a un hombre de ojos oscuros y barba. El me sonríe.

—Hola Andrew. Te estaba esperando. —me dice. Yo le miro con sorpresa.

—¿Quién eres? —le pregunto. El me sonríe nuevamente.

—Soy el espíritu del inframundo. —

Fin del capítulo