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Capítulo XXVI: Año nuevo y un visitante inesperado
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Capítulo XXVI: Año nuevo y un visitante inesperado

Reino de las Floreas

Palacio Real Colingwood

31 de diciembre de 1945

Esta es el último día del año, también es el último día que apuntare la fecha en la pequeña libreta que guardo en mi bolsa de viaje ¿Cuál es el punto de saber la fecha cuando cada día que la anoto siento que mientras más días pasan menos posibilidades de regresar tenemos? Además, no sé si quiero volver, me siento demasiado involucrada en Arthegón, con la gente que he conocido y con mi familia materna. Han pasado dos días desde que volví de Ostred, Azul había tardado la mitad del día siguiente para recuperar sus energías y cuando despertó pasado del medio día, ella tenía la misma actitud juguetona y cínica con la que la había conocido, por supuesto que eso cambio cuando pregunto por Zaul y los habitantes de Dhaos, no le cayó bien la noticia de que ni siquiera sabíamos si habían logrado escapar de la nube oscura. La entiendo en realidad, su vida había cambiado de golpe; se había quedado completamente sola y sin saber el destino de su gente, lo único que le quedaba hacer es unirse a nosotros en un viaje incierto a los límites de Arthegón a buscar un castillo en ruinas que probablemente no existe. Andrew junto a Scarlett y yo habíamos hablado en retrasar unos días el viaje, por lo menos hasta que Azul desistiera de buscar en los alrededores por una pista de Zaul, también servía que Phaos pudiera descansar muy bien para el duro viaje que nos espera. Scarlett había tenido la idea de regresar al palacio real de nuestra familia, al principio la idea me había aterrado, no solo porque ese palacio es realmente aterrador, sino también porque me provoca sentimientos encontrados saber que ese lugar es donde mi madre creció. Pero después de la insistencia de Scarlett y Jorge había accedido. Jorge había dicho que por lo menos pasaríamos la celebración del año nuevo bajo un techo y que eso era algo bueno. Para mi sorpresa hoy desde muy temprano que habíamos venido a instalarnos en el castillo, este no estaba destruido y abandonado como la última vez que habíamos estado aquí, sino que muchas personas se encontraban limpiando los destrozos. Todos al vernos se habían sorprendido, según habían dicho muchos refugiados que se habían salvado de la nube oscura habían decidido venir aquí a esperarnos. Azul al escuchar que eran refugiados rápidamente pregunto por los habitantes de Dhaos, pero lamentablemente ninguno de ellos se encontraba aquí. Todas estas personas están más que felices de servirnos, en especial a Jorge y a mí, lo cual me parece realmente incomodo, me llaman "Princesa" lo cual detesto incluso más. Todo el día había estado intentando escapar de mis dichosas "damas de compañía" dos muchachas jóvenes llamadas Samira y Dállale quienes estarían más de felices de respirar por mi si pudieran. No me habían querido dejar sola ni siquiera cuando iba a ducharme, por eso ahora mismo, casi a una media hora de que anochezca me encuentro en el bosque, intentando encontrar un momento de paz y soledad. Scarlett se había encargado de organizar una cena de año nuevo junto a Jorge, así que no tengo de que preocuparme por ahora. Aunque por supuesto mis damas de compañía me han seguido al bosque e intento no hacer el menor ruido posible para que no me encuentren por un rato. Samira y Dállale son gemelas, exactamente iguales, de cabello oscuro rizado, ojos castaños y piel pálida. Ellas parecen bastante jóvenes, tal vez unos diez y seis años, son bastante dulces, pero tienen una devoción enorme por mí que me estresa. Suelto un suspiro cansado mientras me siento en un tronco hueco. Pero escucho un sonido que hace que mi corazón se acelere; un grito ahogado. Me levanto de golpe con nerviosismo mientras agudizo mi oído; temo que algo le haya pasado a alguna de las dos damas de compañía por mi terquedad de venir al bosque sola, pero el lamento se vuelve a escuchar y me doy cuenta que la voz es raposa y gruesa, como una voz masculina madura. Me quedo paralizada por un momento ¿Y si se trata de algún peligro? En el bosque no se sabe si se trata de una amenaza o no. El grito se vuelve a escuchar más fuerte; no puede ser una amenaza y aunque lo fuera; pareciera que alguien está sufriendo y no puedo ignorarlo. Sin perder el tiempo me adentro más hacia el bosque, de donde proviene el grito dolorido.

-Princesa ¡Finalmente la encontramos! -escucho la voz de Samira. Yo solo le coloco una mano en su boca con nerviosismo e inclino la cabeza hacia un lado. Ella asiente lentamente, alejo mi mano y sigo mi camino con Samira caminando detrás de mí. Ella parece asustada y no es para menos, después de todo lo que se dice que aparece en el bosque infectado, cualquiera lo estaría. Sigo caminando hasta que lo veo; un hombre mayor recostado en el tronco de un árbol, con una mano apretando su estómago y gimiendo de dolor, su ropa parece sucia y rota. Sin perder el tiempo corro hacia él, seguida de Samira. Me agacho para ver fijamente su herida; una herida de snubed. Suelto un suspiro cansado.

-No puede ser. -dice Samira con los ojos abiertos como platos.

-Debemos ayudarlo Samira. -digo mientras coloco una mano en su hombro, pero el hombre no me mira.

-Princesa, él es el rey Mauricio...su abuelo. -yo me quedo de piedra al escucharla. Miro fijamente al hombre herido; de cabello dorado, rasgos familiares; demasiado familiares. El está sufriendo demasiado.

-¡Ayúdame a llevarlo al castillo! -exclamo mientras intento sostenerlo por mi cuenta, pero es inútil. Ella se queda paralizada sin hacer nada.

-Princesa, es una herida Snubed, si se convierte en el castillo, todos allí corremos peligro. -dice Samira con suma preocupación.

-¡Que me ayudes te digo! Yo sé lo que hago. -le respondo con enojo mientras intento en vano levantarlo. Ella reacciona y se acerca hacia mi abuelo para ayudarlo. Entre ambas podemos levantarlo y con suma dificultad lo arrastramos lo mejor que podemos. En el camino nos encuentra Dállale, quien sin preguntar nada, se acerca a ayudarnos a cargar el peso muerto del rey de Arthegón. Al llegar al castillo todos se sorprenden al vernos entrar, Andrew corre hacia nosotras con preocupación.

-¿Qué ha pasado? -dice y su semblante cambia a uno de sorpresa al ver a la persona que traemos.

-Lo encontramos en el bosque. -explico. El asiente lentamente.

-Ayúdenme a llevar al rey a sus aposentos. -dice con voz autoritaria el capitán y tres hombres más se acercan a tomar a mi abuelo para llevarlo.

-Iré a mi habitación por el antídoto. -digo y corro hacia las escaleras para ir a buscar la flor en la caja de cristal. La encuentro en mi bolsa de viaje, pero no es lo único que se encuentra en la caja, sino también una pequeña semilla blanca. Guardo la semilla en mi bolsa de viaje y me dirijo hacia la habitación donde se encuentra mi abuelo. Andrew y Jorge se encuentran allí. En estos momentos agradezco que Lujhan me haya obsequiado un clavel extra, de otra manera no habría podido salvar a mi abuelo. Coloco el clavel en su herida y este hace su efecto. Mi abuelo despierta al instante. Parece confundido así que me acerco con Jorge.

-Estas a salvo abuelo. -le digo con una sonrisa, su mirada sorprendida se dirige hacia mí.

-¿Finalmente...? -dice, pero no puede terminar debido a una toz seca que ataca su garganta. Jorge se acerca hacia él y coloca una mano en su hombro.

-Descansa abuelo. Luego tendrás tiempo de decirnos todo lo que quieras. -dice Jorge con una sonrisa.

-Lourdes...-susurra entre el ataque de toz.

-Me encargare de su abuelo, jóvenes altezas, la daré un tónico que va a sobreponer sus energías rápidamente, no os preocupéis altezas. -dice un anciano entrando a la habitación. Jorge y yo asentimos agradecidos.

-Volveremos en un rato. -dice Jorge con una sonrisa despidiéndose con la mano.

-Jorge tengo que mostrarte algo. -le digo, él asiente lentamente y tomo de su mano para dirigirme a mi habitación. Jorge me mira con curiosidad. Yo saco lentamente la caja donde se ve la semilla de clavel. Jorge abre sus ojos con sorpresa.

-¿Eso es lo que creo que es...? -dice. Yo suelto un suspiro cansado.

-No lo sé Jorge, no recuerdo que Lujhan me haya obsequiado también una semilla de clavel, pero pueda ser que él propio clavel tuviese una sin que ninguno de los dos nos hubiéramos dado cuenta. -le digo. El frunce el entrecejo y después su rostro se transforma en una mueca sorprendida. Me señala con el dedo sonriente.

-¡Es muy probable Eli! Estuve leyendo que los claveles lunares se reproducen por semillas dejadas por el tallo en la madurez de la flor, es muy probable. -dice Jorge con una sonrisa. Yo asiento lentamente.

-Necesito que hagas algo por mi Jorge. -le digo, él asiente lentamente.

-Quieres que plante la semilla. -dice.

-No solo eso. Quiero que cuides de ella hasta que se reproduzca, pero nadie puede enterarse de esto, ni siquiera Andrew. No hay nadie en quien confíe tanto como para dejarle esta tarea, es por eso que...tu no podrás ir con nosotros al viaje...

-¡Que! ¿Cuándo pensabas decirme que no querías llevarme al viaje? Siempre guardas secretos y...-me interrumpe alzando la voz, pero yo le interrumpo tapando su boca con mis manos.

-No Jorge, escúchame. -digo con preocupación.

-No sé si lo merezcas. -dice con enojo.

-Jorge hay algo que no les conté acerca de mi viaje a Ostred. Los claveles lunares no solo curan las heridas de snubed, sino que también pueden acabar con la oscuridad de Arthegón. -digo, él abre sus ojos con sorpresa.

-¿Qué dices? -

-No había pensado en dejarte antes Jorge, pero esta semilla lo cambia todo. Si lográramos criar claveles de luna toda esta gente podría salvarse ¿Entiendes lo importante que es esto Jorge? No hay nadie más a quien le pueda confiar este secreto. -digo, él asiente lentamente.

-No entiendo ¿Qué los hace tan especiales? He leído bastante de los claveles lunares desde que venimos al castillo y no parecen tan importantes. -dice con curiosidad.

-Lo son porque son las ultimas plantas lunares que existen en todo Arthegón, siéntate Jorge, esta es una larga historia. -le digo.

Le conté a Jorge todo lo que Lujhan me había relatado, también le dije de la existencia del ultimo dragón y la última Raevi lunar, algo que había omitido a todos al contar mi travesía en Ostred, si de algo tengo completa seguridad es que debo esconder la existencia de las últimas dos criaturas lunares, incluso de los más cercanos a mí. Jorge se había entristecido cuando le relate como los snubeds habían acabado con todas las criaturas lunares. Jorge es un niño muy inteligente y entendió que su misión es la más importante de todas, accedió a quedarse en el castillo a cuidar de la semilla. Una hora más tarde se despidió debido a que Samira y Dállale habían venido para ayudarme a estar lista para la cena de año nuevo.

Sin duda alguna no más tedioso que he tenido que hacer en mi vida ha sido arreglarme para una cena real en Arthegón. La invitación se había extendido hacia todas esas personas del reino que habían venido a refugiarse en el castillo, así que técnicamente es una gran fiesta, aunque ellos no saben el motivo de la fiesta ya que en Arthegón no se celebra la navidad o el año nuevo, pero por supuesto esa es algo que Jorge y yo estamos dispuestos a cambiar. Después de media hora intentando elegir entre miles de vestidos pomposos y extravagantes, finalmente encontré uno que me gusto; sin tirantes con escote de corazón, color morado claro, que se difumina en un color más oscuro en la punta, con una falda amplia en burdeos con paletones curveados gruesos alrededor y en el centro de cada curva una decoración dorada de líneas elegantes curveadas, al igual que en el borde del escote del vestido, mientras que en la punta de morado oscuro del vestido se miran unas mariposas doradas que se difuminan hacia arriba. Después de peinar mi cabello en un elegante recogido, ambas chicas me habían ayudado a entrar en el enorme vestido. Cuando Jorge toco la puerta para dirigirnos hacia la fiesta yo ya me encontraba lista. Ambos bajamos las escaleras siendo recibidos por los aplausos de todos los presentes. Scarlett viste un vestido azul marino de corsé con una falda amplia y pomposa lisa, con decoraciones doradas bordadas a mano por toda la falda y el corsé color doradas. Incluso Azul lleva un vestido, aunque ella usa uno simple color negro sin corsés o faldas amplias. Jorge y el capitán visten un esmoquin negro elegante con guantes blancos, el cabello oscuro de Andrew está peinado hacia atrás y sus ojos ámbar parecen más claros hoy.

-¡Te ves hermosa Eli! -dice Scarlett con una sonrisa.

-Tú te ves increíble también Scarlett, bueno... ambas en realidad. -digo dirigiéndole una sonrisa a Azul, quien solo hace una leve mueca y alza la copa que tiene en su mano derecha. Siento un cálido tacto en mi brazo, volteo para encontrarme con esos ojos ámbar que me han quitado el sueño desde que lo conocí.

-¿Cree que podamos hablar? -cuestiona con cierta timidez que hace que mi corazón se derrita. Yo asiento lentamente y el ofrece su mano hacia mí. La tomo con delicadeza. Comenzamos a caminar lejos de la multitud, hasta que pronto salimos del castillo hasta llegar al jardín oscuro, solo iluminado por la luna y algunas luciérnagas en los árboles. Yo suelto un suspiro cuando él se detiene y se coloca frente a mí, pero su mano en ningún momento deja de tomar la mía.

-Princesa yo...-alejo mi mano de la suya al instante de escucharlo llamarme así. Doy un paso hacia atrás con enojo.

-¿Eso soy ahora no? La princesa. -digo con una sonrisa triste. Él suelta un suspiro.

-¿Qué más podría ser? Es su título ¿Por qué le enoja tanto que la trate como tal? -cuestiona con el entrecejo fruncido.

-¡Porque no quiero ser solo una princesa para ti! Me miras de manera diferente y ya no puedo soportarlo. -le digo. Él suelta un suspiro cansado. Pasa su mano por su cabello peinado en señal de frustración.

-Yo...lo siento, pero no puedo tratarla de otra manera, yo hice un juramento al reino...

-¡Un reino que se cae a pedazos! ¿Acaso es más importante la lealtad hacia el reino que la lealtad a tus propios sentimientos? -digo acercándome a él lentamente. Su cuerpo y el mío se acercan y mi mano acaricia su mejilla, él cierra sus ojos. Su mano temblorosa se acerca a mi mejilla, me acaricia con tanta delicadeza que el toque parece inexistente. Nuestros suspiros son entrecortados.

-Lo siento tanto. -dice y siento una lagrima empañar su mejilla, abro mis ojos, sus parpados se mantienen cerrados y traga con dificultad mientras las lágrimas se escapan de sus ojos cerrados.

-Solo...no llores. -pido, él abre sus ojos cristalizados, mi corazón se estruja al verlo de esa manera.

-No iré con ustedes. -dice secamente.

-¿Qué...?

-Nauzet vendrá en tres días para acompañarlas con dos lobos de su manada. -dice mientras se aleja de mí.

-Pero... ¿Por qué? -cuestiono con dolor.

-Porque es lo mejor. -

Fin del capítulo

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