/ 
Capítulo XXI: La barrera de Dhaos
Descargar
https://es.novelcool.com/novel/original/id-247221.html
https://es.novelcool.com/chapter/Cap-tulo-XX-La-cazarrecompensas-Azul/11405851/
https://es.novelcool.com/chapter/Cap-tulo-XXII-La-herida-de-snubed/11405853/

Capítulo XXI: La barrera de Dhaos

27 de diciembre de 1945

No sabía qué hacer, por una parte, tanto Scarlett como Zaul tienen fe en que puedo reparar la barrera, pero realmente no tengo idea de cómo hacer tal cosa, hasta el día de hoy no tenía idea de que tenía esa clase de poderes y realmente nunca se me manifestó ningún indicio de nada mágico en mi vida, pero ellos tienen la esperanza ¿Cómo decirles que no tengo idea de cómo usar "mi magia"? Además, que puedo imaginar lo preocupados que deben estar los chicos porque no llegue a dormir, pero después acceder a ayudar a esta gente, Zaul había organizado un banquete para mí, por supuesto que me había negado al darme cuenta que ellos tenían más escaseces de las que Zaul quería aceptar, pero amablemente me habían dicho que eso no importaba y que cuando la barrera estuviese funcional de nuevo las cosas mejorarían. Y después del banquete ya no pude salir al bosque a buscar el campamento, era de noche y hubiese sido imposible encontrar el sendero en la oscuridad. Mi mirada se dirige hacia Scarlett quien está rodeada de niños, seguramente les cuenta alguna historia, porque los niños parecen realmente entretenidos con ella, le miran con atención y admiración, pero no son los únicos. En la distancia puedo ver como Azul también le mira, pero no podría describir su mirada ¿Tristeza? Tal vez, pero hay algo más en su mirada que no puedo entender. Ella esta recostada en el tronco de un árbol a unos cuantos metros lejos de Scarlett con los niños, tiene una daga en sus manos y la afila con una lima redonda, pero ni siquiera parece tomarle importancia a su actividad, sus ojos están fijos en "mi prima" yo me acerco a ella con sigilo, Azul ni siquiera es consciente de que estoy a su lado, pareciera que su mente ha comenzado un viaje lejos, aunque su cuerpo se encuentre presente. Ella suelta un suspiro y finalmente me mira, yo le dedico una mirada curiosa. Ella no dice nada, simplemente camina para alejarse de mí.

-Espera. -digo y ella voltea hacia mi con molestia, pero una sonrisa cínica ondea en sus labios.

-¿Qué desea la princesa? Pensé que mi presencia le molestaba, no quisiera incomodar a su alteza real. -dice haciendo una reverencia exagerada, yo ruedo los ojos.

-Mira Azul, yo no soy una princesa. Solo soy una chica que quiere volver a su mundo, así que agradecería que dejaras de lado esa actitud tosca conmigo, yo no tengo la culpa de nada. -digo y ella se acerca con una lentitud peligrosa, sus ojos parecen encenderse en fuego.

-Pero lo eres, y la tienes; todo lo que está pasando es tu culpa princesa. -refuta en una voz baja cargada de rencor.

-¿De qué diablos estás hablando? -digo y ella suelta una risa sarcástica.

-No te lo dijo ¿No es así? Scarlett no te dijo la verdad. No me sorprende en realidad, es tan buena ocultando secretos. -dice con rencor y yo me alejo de ella.

-No necesito esto ahora mismo. -digo mientras me alejo de ella, escucho como ella suelta una risa.

-¡Claro huye! Parece que es lo único para lo que tu familia es buena, así que no te culpo; tienes la cobardía en la sangre. -refuta, yo respiro profundamente para no regresar y hacer algo de lo que después podría arrepentirme. No sé qué es lo que pasa conmigo, pero cada vez que me enojo pareciera que el caos que llevo dentro se materializa a mi alrededor, no puedo seguir perdiendo el control de esa manera. Me dirijo hacia la tienda de Zaul, no tengo idea de cómo arreglar la barrera, pero mientras más rápido comience, más rápido podre irme de aquí a encontrarme con Jorge, Andrew y Phaos. Al entrar me encuentro al hombre sentado con las piernas cruzadas y los ojos cerrados.

-Disculpe. -digo y el abre sus ojos, me mira con tranquilidad, me sonríe.

-Princesa Eliana ¿En qué puedo servirle? -cuestiona mientras se levanta.

-Quisiera que usted me mostrara como arreglar la barrera, entre más rápido lo haga, podre irme y ustedes no correrán peligro. -digo, él asiente.

-Tiene toda la razón, por favor sígame. -dice y yo asiento.

Caminamos entre el campamento con tranquilidad, todos los que me miran hacen una reverencia como si yo fuera una clase de deidad, me incomoda el comportamiento de estas personas, pero seguramente esta clase de situaciones pasaran más seguido ahora que todos saben mi real procedencia -procedencia que ni yo soy capaz de asimilar-. Zaul me dirige hacia el final de la línea de casas de barro y paja, caminamos por los campos de cosechas marchitos e infértiles hasta llegar al final se encuentra un kiosco redondo de mármol blanco con una copula redonda, de pilares circulares tallados con hojas y un pequeño balcón de madera alrededor de los pilares, todo el lugar está cubierto de naturaleza, o lo estuvo en su tiempo; ahora el césped es opaco y las flores están marchitas, las plantas enredaderas que cubren los pilares son de un color café oscuro con espinas. En el centro del kiosco hay un enorme y grueso pilar circular con decoraciones victorianas en la punta y sobre este se encuentra una pequeña luz roja, como una llama de fuego opaca y débil a punto de extinguirse que levemente flota sobre el pilar. Zaul me mira con tristeza y le dedica una melancólica mirada al lugar.

-La cúpula de la barrera no solía ser así de desgastada, antes las flores eran de una belleza única y la cúpula siempre se mantenía rodeada de pequeñas luces rojas, era un hermoso lugar. -comenta con tristeza, yo le miro con real pena; seguramente lo era.

-¿Qué es lo que paso entonces? -le pregunto.

-La oscuridad. Mientras más se acerca la oscuridad a ganar esta guerra, más rápido muere la magia de la barrera. -comenta. Yo asiento lentamente.

-¿Qué es lo que yo puedo hacer? ¿Cómo puedo restaurar la magia de la barrera? -pregunto, el hombre se queda en silencio por un segundo.

-La magia que creó la barrera es arcaica, es una magia antigua que tiene vida propia. Para restaurar la vida de la flama de la cúpula usted debe compartir su energía vital. Solo tiene que tocarla y dejar que la magia se alimente de su fuerza. -dice, yo trago en seco; no suena demasiado difícil ¿Verdad? Solo tengo que tomar esa luz.

-¿Es... todo lo que tengo que hacer? -cuestiono con cierto temor, el hombre asiente.

-No se preocupe, una vez que la flama haya vuelto, usted solo necesitara unas horas de descanso para reponer la fuerza que le ha obsequiado. -dice y yo asiento. Suelto un suspiro nervioso y me acerco al kiosco. Zaul se queda a unos metros alejado del lugar.

Cuando mis pies tocan las gradas, siento algo extraño, un cosquilleo en mis pies que se extiende por todo mi cuerpo. Un aire diferente comienza a rodear el lugar, haciendo que mis risos ondeen al compás. Cuando estoy a unos pasos de la flama, esta se mueve con rapidez, como si estuviese dándome la bienvenida. Camino alrededor mirando las inscripciones en la orilla de todo el pilar redondo; reconozco la misma simbología que está escrita en el tren de Jorge. En el centro del pilar hay una hoja de otoño dorada, me paro frente a esta y suelto un suspiro. Entonces mis manos temerosas hacen su camino hacia la flama, cuando mis dos palmas están a cada lado de la luz roja brillante, esta parece brillar con más intensidad.

-Acércate un poco más. - escucho una voz femenina con un eco fantasmal, no estoy segura si esta sonó en mi mente o si fue un fuerte pedido en voz alta. Acerco más mis manos hasta que mis palmas hacen contacto con el borde brillante de la flama. El cosquilleo en mi cuerpo se hace presente de nuevo y siento como si la luz estuviese absorbiendo mi energía. Mis parpados se sienten pesados y parpadear es una tarea difícil. Mis ojos se cierran involuntariamente, mientras siento como mu cuerpo comienza a drenarse de energía.

-Todo terminara pronto. -escucho la voz nuevamente, pero esta vez el eco no se escucha y el tono de voz es tan familiar que hace que mis bellos se ericen.

-Abre tus ojos querida. - pide la voz conocida. Con el corazón martillando en mi pecho abro los ojos nuevamente, pero ya no me encuentro en la cúpula de Dhaos, sino que me encuentro en un lugar desconocido; un pequeño lago congelado, el hielo es tan fino que parece transparente, alrededor de este hay una inmensidad de tallos verdes gruesos que se extienden hacia el cielo hasta terminar con enormes flores de colores de pétalos abiertos, pareciera un bosque, solo que lejos de ser árboles, son flores descomunalmente enormes. En el centro del pequeño lago congelado se encuentra un kiosco dorado y rondando en el aire una infinidad de pequeñas luces de colores que danzan despreocupadamente por todo el alrededor hasta perderse en el bosque de flores. Camino hacia el kiosco, al acercarme me doy cuenta que de espaldas se encuentra una mujer de cabellera castaña. Ella voltea lentamente. Mi corazón se detiene y un nudo se extiende en mi garganta. Ella viste un vestido blanco simple que cae hasta sus pies descalzos, con un escote de corazón y un degradado de pedrerías blancas desde el final de la falda hacia arriba. Sus brazos visten unos brazaletes dorados y una corona dorada simple con dos curvaturas en el centro encierran una piedra celeste, las ondas de su cabello caen despreocupadamente por sus hombros y parece mucho más joven de lo que recuerdo. Pero su cuerpo es cubierto por una leve aurora blanca brillante.

-¿Mama? -cuestiono en un susurro, ella me dedica una sonrisa comprensiva y tranquilizadora. Sin esperar su respuesta corro hacia ella. La abrazo como lo he deseado desde hace mucho; como si fuese a irse en cualquier momento y efectivamente así será. Ella me corresponde, sus brazos envuelven mi cuerpo, pero es diferente a los abrazos maternales que recuerdo, este abrazo es frío y casi forzado, es como si realmente no fuese mi madre; sus brazos se sienten extraños y su contacto se siente lejano; como si estuviese abrazando un recuerdo borroso de ella. Me alejo de ella con las lágrimas corriendo en mis mejillas, mi mirada está llena de dolor

-Tú no eres mi madre. -le digo.

-Nunca dije que lo fuera. -responde.

-¿Quién eres? - cuestiono.

-Soy la personificación de la flama. -responde. Yo frunzo el entrecejo.

-¿Por qué has tomado la apariencia de mi madre?

-He tomado la forma de aquella que me creo, Adelaide Emell Colingwood Haired, la antigua princesa de las estaciones. -responde, yo abro mis ojos con sorpresa. Zaul nunca dijo que fue mi madre quien creo la barrera de Dhaos.

-¿En dónde nos encontramos? -le pregunto.

-Eso no importa ahora mismo. Te he llamado aquí por una razón. -dice ella.

-¿Qué quieres de mí? -cuestiono.

-Te he llamado para darte tres advertencias. La primera advertencia es acerca del viaje que estas a punto de hacer. He de advertir que en el castillo de las ruinas no encontraras lo que buscas, pero encontraras lo que necesitas. La segunda advertencia es acerca de las dudas que atormentan tu corazón, tienes una gran oscuridad en tu interior, pero así mismo tienes una luz igual de poderosa, tu alma está en constante conflicto entre estas dos fuerzas, si dejas que los fantasmas del pasado sigan causando estragos, la oscuridad ganara la lucha en tu alma y todos los que amas perecerán. La última advertencia es lo que está pasando ahora mismo mientras hablamos. -

-¿Qué está pasando? -cuestiono interrumpiendo sus palabras.

-Tienes que irte, no podrás arreglar la barrera, hoy Dhaos no tiene futuro. El campamento ya está bajo ataque. Quienes te buscan incansablemente te encontraron de nuevo

-¡Que! Tengo que ayudar, no puedo irme. -digo con desespero, ella coloca sus manos en mis hombros.

-Debes tomar a tu gente e irte.

-¡No pienso dejar a nadie atrás! -le grito con desespero. Ella suelta un suspiro cansado.

-Dije que Dhaos no tiene futuro hoy, pero eso no quiere decir que no tenga un futuro mañana. Hoy no puedes hacer nada por ellos. Mañana quien sabe. Debes irte regente princesa de las estaciones, esta no será la última vez que nos veamos. -dice y antes de que yo pueda decir algo más ella me empuja levemente, pero se siente con tanta fuerza que cierro mis ojos involuntariamente. Al abrirlos de nuevo ya no me encuentro en aquel místico lugar, sino que me encuentro en la cúpula de Dhaos nuevamente, pero los gritos se escuchan por todos lados y el chocar de las espadas en una pelea. La luz roja desaparece de aquel lugar al igual que cada pequeña fracción del kiosco, se desvanece lentamente, los colores se vuelven tan opacos y traslucidos hasta que todo el lugar desaparece y me quedo parada en medio de la nada. Puedo ver el humo subir hacia el cielo y el olor a quemado inunda mis fosas nasales. Sin perder el tiempo corro hacia el campamento. Entonces lo veo nuevamente; ese maldito hombre que mató al dulce señor Colín. A la lejanía Zaul se encuentra ayudando a los ciudadanos a huir por el bosque. Pero esta vez ese hombre no se encuentra solo; unas desagradables criaturas de piel negra con garras le acompañan, con los ojos amarillos y labios gruesos con dientes puntiagudos, de piel escamosa, orejas redondas y trajes de cuero oscuro. Ellos pelean con los pocos hombres y mujeres de Dhaos que se quedaron a hacer frente, entre ellos puedo ver a Scarlett peleando. Ella al verme corre hacia mí con rapidez.

-¿Estás bien? -cuestiona, yo asiento.

-Yo... lo siento. -balbuceo, ella niega con la cabeza. Antes de que pueda decir algo veo como una criatura se acerca a espaldas de Scarlett para clavarle una espada, en un acto reflejo la empujo para alejarla. Cierro los ojos esperando el filo de la espada, pero lo único que escucho es el fuerte sonido de otra espada chocando con la que estaba destinada a atravesarme. Al abrir los ojos veo la cabellera oscura de Azul ondear con el viento, ella me dedica una sonrisa fanfarrona.

-¡Azul! -expreso con total alivio.

-Solo a ustedes princesas se les ocurre tener una conversación en medio de una pelea. -dice con una sonrisa antes de dedicar su atención a la criatura y empujar contra él para hacerlo caer.

-Debemos ayudar. -le digo a Scarlett y le extiendo mi mano, ella sonríe y la toma.

-Haz lo mismo que yo. -me indica. Yo asiento.

Ella levanta su mano libre y hago lo mismo, veo como una línea brillante de luz se dibuja en el aire siguiendo la indicación de mi brazo. Cuando nuestras manos se juntan ella empuja con rapidez hacia adelante y yo le sigo, el circulo simple de luz azul sale disparado llenándose con inscripciones al ser azotado con los enemigos, el circulo comienza a dar vueltas, un aire gélido ataca a las criaturas haciendo que se congelen en segundos. El hombre de ojos dorados se acerca hacia Azul y comienza a luchar contra ella, pero algo no anda bien; el filo de la espada del hombre es negro y con raíces rojas brillantes; exactamente igual a la reacción en el bosque. Abro mis ojos con sorpresa.

-¡Azul no dejes que el filo de su espada te toque! Su espada no es normal. -le grito, ella me mira y asiente.

Mi nariz capta un olor extraño; uno que es parecido, un olor quemado mezclado con jazmín y gasolina. Recuerdo que la primera vez que entré en el bosque negro sentí un olor parecido a este. Entonces lo veo; una espesa nube negra con luces rojas como relámpagos que se extiende hacia nosotros con rapidez con una furiosa rapidez consumiendo todo a su paso, el cielo se ha tornado tan gris que parece más una tonalidad clara de negro.

-¡Corran! -grito mientras señalo el tornado furioso que corre hacia nosotros. El hombre de ojos dorados usa la distracción de Azul para rozar su pierna con la espada infectada, un grito furioso sale de su garganta mientras se tambalea, yo suelto mi mano de la de Scarlett y corro hacia Azul, el hombre no tiene piedad; está a punto de clavar la espada en su estómago, pero antes de que lo haga yo me interpongo entre ellos y elevo mi mano hacia él; una onda expansiva sale de mi mano lanzando al hombre a metros de distancia. Me acerco para tomar a Azul de la cintura, Scarlett llega a tiempo para ayudarme, pero ella apenas puede caminar y huir de esa bruma parece imposible en estas condiciones, incluso el hombre de ojos dorados ha llamado a su enorme ave para huir y esta vez no está Phaos para salvarnos.

-¡Deben dejarme aquí! Yo no tengo salvación. -

-¡No pienso dejarte Cailyn! -dice Scarlett.

-Solo voy a retrasarlas. -expresa. Yo me quedo en silencio meditando nuestras opciones; no podremos escapar de esa bruma incluso si Azul pudiera moverse plenamente, pero no necesariamente debemos huir.

-Podemos escondernos. -les digo, ambas me miran sin entender.

-¿A qué te refieres? -cuestiona Scarlett. Yo suelto un suspiro.

-No sé si vaya a funcionar, pero debemos intentarlo, incluso corriendo nunca podremos huir de la bruma. -digo.

-Confió en ti. -dice Scarlett asintiendo.

-Yo no tengo otra opción así que también cuentas conmigo. -dice con una sonrisa Azul.

-Espero realmente que esto funcione. -susurro antes de cerrar mis ojos.

Lo visualizo en mi mente; un enorme árbol que se extiende hacia el cielo. Abro mis ojos y con mi dedo comienzo a dibujar el árbol; para mi sorpresa las líneas multicolor brillantes se hacen visibles ante mis ojos. Dibujo el árbol tal y como lo imagino y en la enorme copa delineo un triángulo que encierra un círculo con una estrella de cinco lados y en cada punta dibujo un símbolo como los que se encuentran en el tren de Jorge. La bruma está a unos centímetros de tocarnos; entonces lanzo el árbol hacia arriba y al instante se materializa un árbol enorme, tal y como lo había imaginado, con los colores traslucidos. Veo como la bruma arremete contra el árbol donde nos encontramos y veo como este comienza a tornarse de color negro espeso justamente como los árboles del bosque hasta que todo se queda en completa oscuridad. El silencio reina todo el lugar.

-¿Funciono? -cuestiona Azul.

-Yo...no lo sé. -digo preocupada. Una luz rosa se enciende en las paredes del árbol mostrando un campo protector alrededor de nosotras en forma de árbol. Cierro mis ojos y coloco mis palmas juntas para separarlas abruptamente. Veo como el campo se extiende con el movimiento de mis brazos hasta que explota haciendo que el negro de la bruma se rompa en pedazos liberándonos.

-¡Funciono! -grita Scarlett emocionada, Azul también sonríe; finalmente siento que el aire regresa a mis pulmones.

-Funciono. -susurro con una sonrisa.

Fin del capítulo

Informe
<<Prev
Siguiente >>
Silvia Rosales
Donar
Catalogar
Ajuste
Fuente
Arial
Georgia
Comic Sans MS
Tamaño de la fuente
14
Antecedentes
Informe
Donar
Oh no, este usuario no ha configurado un botón de donación.
English
Español
lingua italiana
Русский язык
Portugués
Deutsch
Éxito Advertir Nuevo Se acabó el tiempo NO Resumen Más detalles Por favor califique este libro Por favor escribe tu comentario Respuesta Seguir Seguido Este es el último capítulo. ¿Estás seguro de eliminar? Cuenta Le hemos enviado un correo electrónico con éxito. Puede consultar su correo electrónico y restablecer la contraseña. Has restablecido tu contraseña con éxito. Vamos a la página de inicio de sesión. Leer El tamaño mínimo de tu portada debe ser de 160 * 160px El tipo de portada debe ser .jpg / .jpeg / .png Este libro aún no tiene ningún capítulo. Este es el primer capítulo Este es el último capítulo Vamos a la página de inicio. * El nombre del libro no puede estar vacío. * El nombre del libro ha existido. Al menos una foto Se requiere la portada del libro Introduzca el nombre del capítulo Crear con éxito Modificar con éxito No modificar Fallar Código de error Editar Borrar Sólo ¿Estás seguro de eliminarlo? Este volumen todavía tiene capítulos Crear capítulo Doblez Eliminar con éxito Introduzca el nombre del capítulo ~ Luego haga clic en el botón 'elegir imágenes' ¿Estás seguro de cancelar la publicación? La imagen no puede ser menor de 300 * 300 Ha fallado El nombre no puede estar vacío El formato del correo electrónico es incorrecto La contraseña no puede estar vacía Debe tener entre 6 y 14 caracteres Verifique su contraseña nuevamente