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Cleo, conoce todo de Hermes. Invasión al sur. Llegada a Azaria/Azarea. -
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Cleo, conoce todo de Hermes. Invasión al sur. Llegada a Azaria/Azarea. -

En oportunidades los seres demuestran su amor ante la curiosidad. Y ese, tal vez sea uno de esos tipos de amor que son para siempre. -



















- Nela pide que quiere ir al baño – Dice con un poco de vergüenza –



- Bueno haz tranquila tus necesidades, yo me quedaré aquí esperándote ¿Si?



- Nela, está feliz. – La pequeña se fue en dirección alejándose unos metros entre árboles y arbustos, pues le daba cierta vergüenza. -



Al retomar el sendero en busca de esas personas. Cleo reflexionaba.





Ella traspasó el espejo que reflejó su mirada en un pequeño pasado que desconocía y que no podía entender. Reflexionó sobre ello con pequeñas gotas que se desprendían de sus ojos y que con una razón mágica formaban esos ríos en los cuales nadan los sentimientos.



Entonces cada momento se dibujó en su mirada. Cada situación inverosímil llena de verdad. Era una nigromante cuyos poderes celestiales se habían guardado en el fondo de su corazón con mucho cuidado y que saldrían a la luz cuando fuere preciso. Todo lo que alrededor circunde es parte de ella. Un alma libre y llena de luz. Entre ellos y el otro lado, Cleo se encontró a las afueras de la cueva del otro lado del pie de la montaña. Comenzó a llamar al grupo. Todo había desaparecido y se sintió sola al abrazarse. Realmente temía a la soledad y era un castigo mal dicho que poseía todas sus formas de razonar al hacerla caer en un fuego









psicológico. Solo la chispa de la luz de sus hechizos sanaba los instantes. Al ponerse de cuclillas se desesperó. Se tenía a ella misma. Pero sus sentidos invocaron su poder para hacer aparecer a la persona que su corazón requería.



- ¡¡Cleeoo!! ¡¡¡Cleooo!!!





Esa voz se dijo así misma. Esa voz. Y se incorporó de inmediato. Comenzó a mirar en todos los sectores. Su campo intuitivo se fortaleció. Ahora podía usar magia. Ahora sabía bien quién era. Y que era.



- ¿Hermes? ¿ Hermess? Grita Cleo con la voz de su corazón - ¿Hermes eres tú?



¿En serio eres tú?



- ¡¡¡Cleoo!! ¡¡¡Cleoo!!!





Ambos corrieron el uno al otro. Mientras lo hacían sus ojos no podían desampararse. Cada uno se veía en el reflejo de esas retinas que se completaban en esperanza. Y chocaron en un abrazo. Ella acomodo su mejilla en su pecho y él en su largo y extenso cabello dorado.



Cleo abraza a Hermes muy fuerte haciendo que éste caiga al suelo y se golpee la cabeza con una piedra.







- ¡!AUUU!! ¡Ten más cuidado, mujer! - Le expresa con rabia Hermes. Ella lo suelta. –



- ¿Qué? ¿No te pone feliz verme? - Coloca rostro de irritación Cleo – ¡Me preocupe mucho por ti!



- ¿Pues no parece? – Le dice Hermes posando su mano en la cabeza por el golpe al ver una Cleo un poco triste. – ¡Lo siento! También me preocupe por ti! – Le confiesa con pesar. –



- Crei que había muerto – Llora Cleo, y lo abraza nuevamente. -



- Pero, ¡Estoy bien! - Si. Debemos... - ¿Dónde están los demás?









- Ingresamos a un túnel, a las afueras del cerro que está del otro lado, y nos perdimos. Al salir, no había nadie, pero estoy completamente segura que están bien. –



- ¿Hay algo más que debas decirme Cleo? – Pregunta con un poco de desconfianza Hermes.-



- Nada – Y con su dedo dibuja un círculo como una luz de color rojizo. –



- ¡Wow! ¿Qué es eso? –



- No es nada. Perdona Hermes. Creí que te habíamos perdido. ¿Estás bien? – Seca sus lágrimas en su pecho



- Estoy bien Cleo – Sonríe - No te preocupes. Fue un largo viaje. Debemos seguir. ¿Los demás podremos encontrarlos?



- Es una larga historia. Pero sé en qué lugar se encuentran.



- Entonces es ahí en donde iremos.



- Si.



- Debemos seguir Hermes. –





Nela los ve juntos y se arroja a Hermes. –





- ¿Quién es ella? - Se pone furiosa Nela con su interpleación sin tercera persona. –



- Ella es Cleo, pequeña Nela. – Expresa Hermes. Nela cláva su vista sobre Cleo, con rostro de pocos amigos. –



- Nela no le agrada Cleo. –



- Pero ¿Por qué? – Pregunta con ternura Cleo. –



- ¡Tú quieres a Hermes! Nela no le gusta. – Dice ella con rostro enojado . Cleo se alborota un poco sonrojada.



- ¡Claro que no! – Cierra los ojos ignorando a Hermes con cierto desprecio. – -



¿Ella? ¡Olvídalo! ¡No soy tan tonto!



- ¡¡¡¡¡¿Qué dices?!!!!! – Le gritó en el odio de Hermes con una imagen de Cleo





gigante se le vino encima, que hasta Nela se esconde del miedo. - Nela tiene miedo de Cleo. -









Tanto Hermes como Cleo se colocaron de espaldas el uno del otro, ambos cruzados de brazos y Nela en el medio de ellos dos gesticulando un ademan de



¿No saber lo que ocurre con ellos?





- Nela quiere irse.



- Si será mejor – Concluyen ambos, al verificar los hechos y situaciones. -





Hartman, Manni y Mac continuaron camino.







- Estará segura, tiene la espada. Y sé que irá a Azaria. Allí nos encontraremos.



- Entonces debemos ir allá.



- Pero Cleo está absolutamente sola. -



- Ya te dije – Expresa Hartman – Ella lleva la espada. La espada la protege, de cualquier entidad que intente poseerla siempre y cuando no tenga la funda. Y como parte de la familia Everlast, sabe bien cómo utilizarla ¿Lo que no entiendo es por qué se fue sin nosotros? - Discute Hartman dubitativo con su mano en el mentón. –



- Este túnel, no parece algo usual que digamos. La energía de esta región bloque mi magia – Aclara Manni como para poder rastrearla. No lo pude hacer cuando perdimos a Hermes.



- El viaje se ha vuelto un peligro, desde que salí de mi hogar. El clan Fenrir fue totalmente acribillado, y no voy a dejar las cosas así como están



¡Continuemos!





El grupo al desintegrarse estaban desorientados, aunque su voluntad los impulsaba al mismo objetivo, en algún sentido inconscientemente Hartman era un viejo guerrero de clan de los lobos, aún podía escuchar en su interior el aullido de todos sus compatriotas de ese entorno cultura y étnico que los identificaba como uno de las tribus guerreras del continente de murias.









Fue solo una noche para que avanzaran los soldados de la muerte del mundo de la oscuridad. Drake en un contexto dramático en el que debieron luchar armándose hasta los dientes. En su sana credibilidad los capitanes de los escuadrones fueron aniquilados. El arma más peligrosa que posee Drake es el poder sobre la oscuridad y sus magos nigromantes que manipulan el los estandartes de los batallones haciendo de que estos maquinas asesinas.



El guerrero lobo con su túnica de piel atascaba pintado como asesino, pero su espada y lanza no fueron suficientes. Los monstruos se fueron multiplicando, como los montaraces que al concluir la noche tenían todo bajo su control.



Él sabía cómo estaba compuesto el ejército de Drake. Varios batallones de soldados mitad bestias, que se agrupaban en formas de triángulos con escudos cuadrados. Tres filas delante. Tres filas detrás, y en el aire las bestias y jinetes, y luego el grupo de los mortuorios, quienes recogen a los cadáveres que se descomponen para reconstruirlos y formar así otros soldados, con las partes de los cuerpos.



Desde que fue posible la expansión, el gas del aire parece pútrido; no se respira el oxígeno que solía existir. Y cada rincón libre y escondido es cuna de alguna que otra criatura que viene del vorterix del mundo de la oscuridad de la tierra de la orden dragón hacia cada sitio.



Los ríos se tiñen de lodo y sangre, y los campos solo nacen frutos de la muerte.



¿Alguien debe detenerlo? Sino en breve dejara de existir Murias en lo que lo conocernos convirtiéndose en un campo de difuntos y monstruos. -



Las palabras de Hartman a manni y Mac, mientras viajaban, eran la cruda realidad, cuando se escondieron en la maleza ante el viaje de los jinetes desde el cielo. Cleo, Hermes, y Nela también los vieron y corrieron a refugiarse. Cleo comenzó a toser, igual que Hermes. Ella hizo un pequeño conjuro para disipar el oxígeno, a Nela no le producía nada al respecto. –









- ¡Cof! ¡Cof! – Hermes, no paraba de toser. La tos también invadía a Cleo que repelió la misma cuando el veneno del aire se estaba expandiendo, limpiando los poros de toda la zona – ¡Gracias Cleo! Creo que los hemos visto ya a esos engendros



- Son los jinetes Hermes. Van hacia algún lugar atacar. -



- Debemos mantenernos escondidos. –



- No, es necesario. No vienen por nosotros. Siguen su rumbo, y me temo que sé a dónde se dirigen. Solo espero que estén preparados. –



Hermes supo, que Tocasicha, era la próxima víctima. Cleo agacha la mirada desconsolada, y aprieta los dientes cerrando el puño. Alguna gota de sus ojos se desprende fustigada de tanto



- ¡Cleo! – Llama Hermes. Nela se mantiene callada. –



- No, Hermes. No podemos regresar. Hay que ir adelante. -





Se originó en la tierra un temblor que de tal magnitud los aldeanos salían corriendo. Desde el suelo se abrían grietas, en la cual escapaban los mitad bestia, y en el aire las bolas de fuego incendiando las casas. El repentino ataque alarmó a las cuadrillas de militares que se sumaban a querer cerrar los pasos, pero eran incapaces de para la oleada que se estaba avecinando. Eran como bombardeos que mutilaban a todas las personas que quisieran escapar. La masion Everlast estaba fortificada, y recibía ataques, no obstante el objetivo esta vez era el poblado. Los súbditos guardaron los cuerpos, y la tía de Cleo se escondía en un sótano como suerte de bunker. Para el atardecer la mitad de la población había caído, el negocio familiar de Mac y su padre estaba en llamas, y no se sabía del paradero de él, como el de sus vecinos. La impronta que estampaba, era la marca en fuego de la orden dragón. A partir de allí debían jugar lealtad o serían pérfidos renegados que pasarían a formar parte de los calabozos, para los experimentos de los mortuorios.





La despiadada intensión de ese hombre si lo era, carecía de toda humanidad. El remedio era destruirlo. –

Neo-dhòchas an dream a thuit, agus cràdh nam mòr-shluagh gu bàs. Saoilidh mi gum biodh dòchas ann.





(La desesperanza de los caídos, y el dolor de las masas a la muerte. quisiera que existiere esperanza.)



- ¡¡Coofff!! – Fue el último impulso, y recibió la palma en la espalda de Cleo. -



¡Gracias Cleo! Me estaba ahogando



- Descuida y no te sientas desesperanzado. – Dice ella. Hermes abre sus ojos como algo sorprendido.



El cuadro era el siguiente. El humo se esparcía por todos los rincones quemados, y entre los mortuorios apilaban en carretas cuerpos carcomidos, partes mutiladas, decidiendo que haces con lo desechable. Algunos pensaban en comida para las bestias que merodeaban. Los residuos de todo tipo de ser se fusionaban con despojos de la madera quemada. La fuente que alguna vez florecía en agua, estaba cubierta de un tinte sombrío que se mesclaba con el humo del fuego. El aspecto era tenebroso para quien forma parte de la vida. El pesimismo y la inseguridad se daban la mano a quienes escaparon. La mansión fue tomada por los jinetes y pronto se llevaron a todos como prisioneros.



- ¿Qué haremos con ella?



- Deséchenla – Dijo, y la cubrieron con un manto, junto a otros que no valían la pena ser llevados para conversión por los mortuorios. –



Lo que fue un pueblo, ahora era solo polvo en las cercanías del desierto y las bahías.



Drake y sus brujos jamás salían de las inmediaciones del palacio. Él, guiaba a sus súbditos con si energía y su comunicación; solo era entre el mundo de la oscuridad









y el mundo terrestre. De ello se desprendían muchas leyendas de que él, no podía ver el día y solo la noche y que su poder residía en el palacio, por ellos estaba ubicado estratégicamente entre las montañas de los gigantes y los alados seres cual centinelas, que bloqueaban el acceso y el enorme laberinto en los llanos que solo era visible para los extraños, y enemigos. No para todo aquel que perteneciera a la orden dragón.







La avanzada de Drake fue todo un éxito. Hermes, Cleo y Nela caminaron durante todo el día hasta las proximidades de unos kilómetros de Azarea.



- Mis pies no dan más



- Nela está bien. Tu aguantas poco



- Es que estoy cansada – Dice Cleo bebiendo un poco de agua de un recipiente



- Deberíamos descansar – manifiesta Hermes



- ¡¡Ay!! Gracias Hermes por escucharme. Has estado muy caballero – Se sonroja Cleo. Nela quieta lo observaba desde su pequeña estura.



- ¡No lo digo por ti mujer! Es por Nela que es una niña. – expresa Hermes con poca simpatía.



- ¿Ehh? Ya lo sabía. Era algo fuera de la lógica de que un tipo cómo tu diga eso – Cleo lo mira de reojo conservando su animosidad bien detallada.



- ¿Ahh Si? ¡¡¡Pues tú deberías cerrar esa bocota que lo único en que piensa



es en quejarse!!! ¡¡¡Grrr!! Hazlo de buena manera - Gruñe Hermes. -



- ¡¡¡No me digas como debo quejarme!!! ¡¡¡Grr!!! – Gruñe con el doble de intensidad Cleo. Nela al verlos a los dos, nariz con nariz, acercó su dedo a la



suya y se lo introdujo sacándose de ella una mucosidad. - Nela



¿No entiende por qué se pelean? - Escarbaba en su orificio. -



- Si, ni modo. Descansaremos por hoy. Mañana seguiremos, el viaje y la pelea - Expresa de mala gana. -



- Bien, ¡¡¡Estoy de acuerdo!!! - Cierra la conversación. -









Hermes tenía razón no valía la pena sobre agotarse en esta situación. El día no fue otro transcurso de tiempo. Nela estaba cerca de un arroyo con Cleo. La pequeña intentaba pescar algo para cenar. A cleo le causaba risa, mientras se observaba las manos sintiendo un ligero hormigueo. La secuencia del interior del túnel, Song y la espada se venían a su mente. Extendió entonces sus brazos y luego las manos llamando a los signos de la naturaleza. Los músculos de su rostro se contraían. Un calambre en su cuello la detuvo, pero no tenía dudad de que debía seguir. Entre la tierra y las aguas de arroyo produjo un movimiento de olas que lanzó varios peces y a Nela por el aire.



- ¡Ahh!¡Auxilio! Nela está volando – Manifestó un alarido que preocupó a Cleo. Nela descendió en el suelo junto a los peces golpeándose la cabeza. Cleo fue por ella.



- ¡¿Nela estas bien?! ¡Perdóname! – Se angustió ella y posó la palma de su mano sobre la niña. De inmediato y como una película de Nela, Cleo pudo



ver toda su vida. Su nacimiento; edad temprana con su madre sosteniéndola en brazos. Su lugar era el mundo oscuro de la noche. Urq su padre y Har su madre mantenían los dominios del reino de las arenas. Un lugar en el cual siempre es de noche y la luna es menguante. Los árboles son solo ramas secas. Paramos desolados. Allí son loa demonios los que hablan.



Nela estaba junto a su padre y madre. Jugaba entre los troncos de un vetusto árbol gris que parecía que se había incendiado.



El poder de Urq es necesario para mantener el equilibrio. Cleo puede ver como una figura con una bata oscura se acerca a él.



- Estas muy lejos de casa – Le dice Urq. Har se mantiene distante.



- Mis condiciones fueron dadas a todos los reyes demonios. Detrás del hombre un grupo de montaraces, bestias sedientas de sangre esperaban y gigantes de averno interior.









- Son basura ¿Y vienes aquí? Con tu miserable presencia a imponerte con demonios de baja categoría. El ser chasqueó sus dedos y todos fueron contra éste.



Urq sacó su espada desintegrando a la mayoría de ellos. Su esposa fue hacía Nela. Un gigante tomó con sus manos a Urq apretándolo fuerte para destruir sus órganos.



- Vida gritó – Har. Nela se lanzó a llorar del miedo en brazos de Har. Y Urq comenzó hacer un fuerte movimiento haciendo que la mano del gigante se abriera. Una vez suelto, desenvaina su espada cortando la mano de éste y luego en un salto potente direcciona el filo hacia el rostro partiéndolo en dos. Luego otros fueron contra él, y su sable descuartizó a cada bestia y jinete. Un camino de muerte había quedado atrás.



- ¡Bravo! Será genial si me sirves – dijo el ser que dejó ver su rostro.



- Drake del mundo de los vivos. – Dijo Urq.



- Ahora el mundo de la oscuridad – Drake desenvaina su espada y ambos confrontan un duelo en iguales condiciones.



Urq lanza una estocada que es finteada por Drake, que en segundos corta parte de su pecho lastimando severamente al demonio.



- Eres lento rey demonio de la arena.



- ¡¡grr!! – el gruñido de Urq se posiciona con sus ojos rojos y clava su espada en el estómago de Drake. – ¡Estas acabado!



- ¡Ja! ¡Ja! ¿Tan pronto? – Drake se desvanece sorprendiendo a Urq. En un abrir y cerrar de ojos, él tiene de rehén a sus esposa y Nela. Ambas en rodeadas y maniatadas con energía espiritual



- ¡Maldito!



- Puedes o no servirme – Drake extiende su brazo y abre su mano al cielo dirección a Urq cortando todas sus extremidades. Urq se desvanece en el suelo, mientras la sonrisa de Drake se hace notoria sr acerca con cuidado y









precaución al poder de ella y apuñala con la misma mano a Harr. La risa se extiende y abre el portal del otro mundo. Una succión se manifiesta llevándose a las criaturas existentes al otro lado para cumplir los deseos de Drake. Un gritó de Nela altera el ambiente como una explosión eliminando las bestias que corrían atemorizadas. Y esa imponente succión entre la fuerza gravitatoria del impacto se capturó a Nela.



- Impresionante – Dijo Drake.





Nela despertó en un campo. Y no recordaba nada, tan solo su nombre.





Cleo pudo ver todo lo que la niña padeció y su cuerpo tembló de miedo. Hermes se hizo presente.



- ¡Oí gritos! ¿Están bien? – Explayó. Cleo asintió mirando a la pequeña que estaba desmayada de la caída.



- ¿Nela? – Dice Hermes. Nela se despertó. Hermes le sonrió - ¿Estás bien pequeñita?



- Nela tuvo un sueño. Alguien acariciaba a Nela.



- ¿En serio? – Preguntó Cleo, con mirada con ánimo. –



- Nela, luego era abrazada, por alguien que olía como Nela. Todo estaba repleto de arena, y oscuro, y una gran luz de esta forma – Dijo ella y dibujó con su dedo una luna menguante. Hermes y Cleo se contuvieron a mencionar algo, e intercambiaron gestos, y miradas. – Y luego Nela se quedó sola, y apareció entre las plantas por aquí – Nela se afligía a medida que hablaba de lo que habai soñado. Cleo la abrazó fuertemente. –



- Es muy bello sueño.



- ¿Quién era esa persona? Nela no lo sabe. – Interrogaba con duda Nela apenada. -



- Lo averiguaremos – Dijo Cleo. Hermes asintió. –



- Mira Nela hay mucho pescado ¿Tú los atrapaste todos? – Hermes mudó el tema para alegrarla. –



- Si, Nela ve muchos pescados – Dijo cambiando su tez de tristeza a alegría.



– - Bueno, hay que prepararlos. –









- ¡Si! – Gritó Nela.



- Vamos - dijo Cleo llevándola de la mano.



- ¿Oigan los peces?



- Atraparlos fue nuestro trabajo, ¡Tú los llevas, los preparas y los cocinas! - Ordeno Cleo. Hermes se remordía. –



- Nela, piensa igual, haz algo Hermes – Ambas se rieron de ellos, mientras Hermes refunfuñaba recogiendo todo. -



Hermes preparó los pescados colocando uno por uno entre varillas de madera, en medio del fuego. Uno por uno iba asándolos, entre las llamas y un círculo de piedras. En cuanto se iban cocinando, pensaba ¿Cuándo fue la última vez que cocinó?



- Seguro que eres un gran cocinero –



- Señorita está todo listo – Dijo él.



- Esto esta delicioso – Dijo Leticia –



- Soy el mejor – confeso en su carencia de humildad –



- Siempre dice lo mismo. Pero admito que es delicioso ¿Me cocinarás siempre?



- Claro, ¿Por qué no?





Ella se alegraba, y su voz se iba adormeciendo, en cuanto se borraba su imagen, y las chispas del fuego saltaban hacia las piedras. –



- ¿Hermes? ¡Hermes! – Habló Cleo



- ¡Oh! Perdón, estaba soñando despierto, por cierto ya está listo. Primero para la damita – Le da la vara con el pescado a Nela. –



- ¡Yummmy! ¡Yummy! Nela dice que esta delicioso. –



- Perfecto, y ahora para la otra damita. – Le pasa la otra vara de pescado a Cleo. Ella lo recibe con una leve risa, cavilando en Hermes y ese interior en que estaba perdido en sus pensamientos frente a la fogata. –



- Esta delicioso Hermes, ¿cocinarás siempre? – Expresó con pregunta



Cleo. –





Hermes, no supo que decir, eso llamó la atención de Cleo. Solo se remitió a cenar dando un mordisco. Luego observaba el fuego y el alrededor.

- ¿Sabes dónde estamos?

- Sin más lo recuerdo, en el mapa constaba la cadena montañosa. Es la sierra de Finn, por eso sé que estamos cerca de Azarea. – Señala con el dedo Cleo. La pequeña Nela completaba su cena, y bebía un poco de agua. Luego por arte de magia se acurrucó entre el calor del fuego y Hermes. Él acariciaba su cabello, hasta escuchar esos sonidos del sueño. La corrió unos centímetros, y la cobijo para que no tuviese frío con su chaqueta. Las llamas chispeaban de forma tenue.

- Es hora de descansar Cleo. Me iré a dormir, así mañana podremos salir temprano a Azarea. –

- Bien – Dice ella, con el mismo propósito. Las sobras permanecieron entre el calor de las brasas, y unas rocas a título de desayuno.

Al acurrucarse en un costado en posición fetal, cerca de las dos mujeres para prevenir que no hubiera algún ataque, la luna se contemplaba entre sus ojos, en adelante unos pastizales, y el sonido de un búho que sobrevolaba. Estaban ubicados en el mirador respectivamente, y debajo todo un paisaje de ensueño que se misturaba con las estrellas, y de ello volvieron las palabras a él entre el sueño de la hipnosis y sus retinas que se despedían del día y de la noche.

Fin del capítulo

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Diego Leandro Couselo
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Dedicado - Sinopsis
Un último momento.
Nuestra historia recién comienza.
La despedida. -
El rescate de Cleo. Muere Drake. -
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