/ 
¿Un mundo imaginario o real? - PARTE 2
Descargar
https://es.novelcool.com/novel/original/id-251809.html
https://es.novelcool.com/chapter/-Un-mundo-imaginario-o-real-/11826661/
https://es.novelcool.com/chapter/El-secuestro-Que-comience-el-viaje-/11826663/

¿Un mundo imaginario o real? - PARTE 2

- Muchacho extraño – Devuelve su mirada al castillo y luego vuelve a mirarlo a él. – No comprendía bien sus facetas. Sabía que no eran de por aquí, ni de allá. Aunque su percepción le indicaba que no podían tampoco ser de otro continente. No se daba a explicar, pues el viejo era un conocedor del mundo.



- ¿Tienen dónde de ir?



- Pues no. Tenemos que ubicar nuestro campamento. -



- ¿Campamento? No creo que haya un campamento por aquí. Pueden ingresar a la posada, y quedarse aquí! Mientras tanto.



Hermes estaba como un estoico soldado observando el panorama para saber en qué lugar se encontraban. Recordó tener un mapa en el bolsillo interno de su chaqueta y lo sacó para ver la ubicación. Al abrirlo se sorprendió de que la cartografía no indicara ningún tipo de pueblo ubicado allí. Incluso era una región de llanos.



- ¡Takeda ven aquí! Mira esto – Le muestra el mapa.



- No entiendo teniente.



- No existe este pueblo. Y el relieve es totalmente diferente.



- ¿En dónde nos encontramos Hermes? Se preocupa Takeda.





Hermes en su desconfianza preguntó de manera falaz a Gerard sobre la guerra. Solo así disiparía dudas.



- Gerard ¿Por qué no evacuaron el pueblo? En la región de los Cárpatos es peligroso.



- ¿Evacuar? ¿Por qué lo dice? ¿Hay algún peligro latente?



- La guerra – Confiesa Takeda.



- No existe ninguna guerra. Solo batallas en el continente de Murias.



- ¿Continente de Murias? Esto es Europa del Este.



- No hay ningún Europa del Este – Explica Mac rascándose la cien. -









Con Takeda se miraron sin tener respuesta desorbitando sus ojos en todas direcciones. Esto se está poniendo confuso, se dijo asimismo Phileas.



- Oiga Gerard. Necesito saber, en dónde poder ubicar la base de los aliados – Hermes no pensaba en cubrirse como soldados.



- No existe ninguna base, ni aliados, ni Europa, ni nada.



- Somos soldados señor.



- ¿Soldados? Mmm. El único lugar que guarda relación con la milicia es el castillo Everlast. Pero no suelen recibir personas de ningún tipo.



- ¿Qué haremos teniente?



- Podemos ir allí. No debemos perder tiempo.



- Sera mejor que mi hijo los acompañe. Vean – Y señala extendiendo su brazo y mano con su dedo índice – Sigan esa cúspide en forma de punta. Ese es el castillo -Mansion Everlast.



- Es mejor que vayamos ahora. – Explica Hermes.



- Enterado teniente.



- Mac ve con ellos. – En secreto le explica que los vigile por si algo malo ocurre. De ser así le debe dar aviso a la autoridad del castillo.



- Entendido padre.





Los tres se dirigieron en sentido de la cúspide que se podía ver cada vez más cerca.



Para su sorpresa ambos peregrinos no podían entender que aquel poblado tuviera un aspecto arcaico. Las personas pronto notaron su presencia con cierto desagrado algunas, y otras con miedo a su atuendo y miradas lascivas.



- Teniente. Me huele muy mal todo esto.



- Lo sé Inu, pero no tenemos opción. -



- Este poblado es muy famoso comercialmente – Confiesa Mac. Un joven de catorce años. – ¿Señor, que atuendo es ese?









- No me digas señor. Mi nombre es Hermes y el es Inu – Y éste atuendo es de aviador.



- Somos soldados, chico.



- Aquí lo soldados no visten así



- ¿En serio? ¿Y cómo visten?



- Mmm. Estemm. Usan armaduras. Escudos. Algunos armas de fuego. O maquinas.



- Extraño – Explica Takeda.



- Miren ahí tienen uno.





Al verlo se sorprendieron de un caballero antiguo estilo medieval con una pistola y una espada.



Al llegar a las puertas fueron recibidos por el guardia principal.





- ¿Quiénes son ustedes?



- Son soldados, señor. -



- ¿Soldados? ¡No lo había visto nunca! ¿Por qué visten así?



- ¡Estem bueno! - Sin saber que responder de inmediato los hicieron pasar. Llévenlo con la señora. Fue entonces que otro detrás de ellos los golpeó. Dejándolos inconscientes a ambos.



- No, esperen. Ellos, no son lo que creen.



- No podemos tener intrusos aquí.





Ante el hecho Mac fue con ellos para evitar cualquier inconveniente. Conforme lo que dijeran terminarían en las mazmorras.



Al ser llevados, Cleo caminaba por allí en la gran mansión castillo. Y les pareció conocido.



- ¿Son ellos? El hombre irritante y su amigo. ¿Mac? - ¿Mac que ocurre?



- Cleo vivimos aquí, somo del pueblo. Ellos son soldados, pero explícales a los guardias que no son enemigos, ni ladrones, ni nada. Estamos en éste recinto ya que los dos precisan regresar a un lugar especifico.









Cleo pidió por ambos y Mac, antes de ser llevados al calabozo y luego a la señora. Los militares mantenían de todas formas la guardia.



Hermes recibe un vaso de agua en su rostro y apenas abre sus ojos.





- Buenos días – Saluda Cleo con risa –



- ¡Eh!¿Qué demonios pasó? ¿Tú de nuevo?



- Oye más respeto. ¡te acabo de salvar de ir a la cárcel! -



Nadie pidió tu ayuda. - Contentó con mala gana Hermes. -





Cleo gruñe.





- ¡Oye tu! – Ambos se confrontan en discusiones



- Primero dile a tus queridos guardias que no somos ladrones, ni enemigos ni nada.



- Para tu información señor de mirada irritante...Estamos en conflicto con las regiones externas.



- Mi nombre es Hermes niña de clase acomodada



- Por favor no discutan – Dice Mac



- Vamos pueden llevarse bien - Expresa Takeda



- ¿Clase acomodada? Definitivamente tus modales quedaron olvidados y por cierto mi nombre es CLEOO ¿ENTIENDES? Cleooo



Los guardias no entendían nada y esbozaban algunas risas





- Por eso es mejor no casarse – Aclaro con cierta razón. -



- ¿Qué dijiste? – Pregunta con furia Cleo



- No! Nada señora. -



- ¿Casarse? ¿Con esa mocosa? Hay que ser muy valiente – Se cruza de brazos Hermes – ni hablar de La paciencia



- ¡Ey! ¡Cállate! ¡Gr! – Cleo gruñe, y le propina un golpe bien asestado en la cabeza a Hermes. -



- ¡Niña! Eso me dolió. - Se toma la parte entumecida frotando con la mano derecha. -



- Pues acostúmbrate – Realiza un gesto abusivo y chocante









- ¿Qué ocurre aquí?



- Mary, no es nada – Dice Cleo



- ¿Y ellos?



- ¿Son extranjero? – Pregunta Cleo



- Señorita – Dicen ser soldados – Por precaución los trajimos ante la señora. -





Mary se mantiene con una mirada penetrante en Hermes.





- ¿Pero ellos como saben que son del enemigo? – Y observa a Hermes. Mary tenía un vestido rosado con un collar. Sus ojos celestes y su cabello dorado extenso denotaba sus risos. Tenía unos zapatos clásicos. Era una total doncella. Diferente de su hermana menor Cleo de veinte años. Mary posee tres años más.



- Bueno tomamos medidas – Se miran entre los guardias. -



- Libérenlos de inmediato – Le sonríe a Hermes. -



- ¿Mary? – Llama a su hermana, Cleo.



- Cleo. No creo que sean enemigos.



- Le agradecemos señorita. No quisimos traer problemas – Confiesa Takeda. -



Los traje hasta aquí por ayuda. Deben regresar a su hogar – Explica Mac. - -



¿Y de dónde son ustedes? – Se escucha la voz de lejos de la señora Margareth, o mejor dicho Lady Mont. -



- ¡Madre!



- ¡Señora! - hacen una reverencia los guardias



- Somos del ejército de los aliados. Soy el teniente primero fuerza aérea Hermes Phileas y él, es el cabo Takeda Inu. Parte de mi pelotón. No perdimos ante un ataque enemigos y nos estrellamos cerca de las montañas con nuestros aviones.



- ¿Ataque enemigo? ¿Aviones? ¿misión de reconocimiento? – Oigan ¿No habrán escapado de algún psiquiátrico no?









- No, pero seguro tú debes ser una experta en esos asuntos de trastornos mentales – Le dice Hermes burlándose con ironía colocando una mirada graciosa, y para concluir ladeando con las manos.



Cleo para entonces colocó una visión de rayos agresiva sobre Hermes. Estas muerto, pensó. -



- Seguro que eres un hombre muy cortes con las damas – Ironiza Cleo.



- Vamos dejen de pelear – Suplica Mary, harta de ello. – ¡Parecen niños!



- Si, por favor. Solo queremos regresar a nuestra base.



- Les ayudaremos – manifiesta Mary que le sonríe a Hermes y luego observa su madre y Cleo.







- Agradezco. Solo indíquenos el camino – Hermes no quería realizar una secuencia de conversaciones con estas personas que parecían salidas de un cuento medieval de hechiceros. Incluso en esa gran mansión – castillo, se encontraban infinidad de retratos y adornos que daban a entender que se encontraban en una casa adinerada. Poseían guardias ubicados en zonas estratégicas. Cada rincón era extenso. Tenía un gran living con cuadros de la familia. Las paredes del sitio decoradas con un color crema. Desde las afueras tenía forma de castillo con una cúpula en la cual extendía un pararrayos. Allí un guardia como centinela se encargaba de tocar una campana conforme lo que viese. Alrededor volaban unas extrañas aves muy parecidas a los cuervos, pero del tamaño humano. Daba pánico pensar que fueran carroñeras. Aunque Mary les indico que prefieren las frutas. Mientras se mantengan alimentados no ocurrirá nada.



Prosiguiendo recorrieron un pasillo grande al living en el cual mantuvieron la espera. Ambas madre e hija deliberaban unos temas. Cleo, estaba ocupada en otros asuntos. Era una veinteañera de un metro sesenta, amante de los viajes y su vida de doncella no se comparaba con la de su hermana. El padre de ellas, la formó en todo tipo de escuelas de batalla. Algo veía en









potencial. El internado tenía amplia estudio en lecciones de espada y arco flecha. Era extraño que una dama tan hermosa quisiere embarcarse en estos menesteres. A parte de ello poseía un carácter terrible como el de su hermana e irritante como preguntar mucho y actuar desmedidamente en situaciones límites. No faltaba su más habito de jactarse de buena cocinera y destrozar el estomago ajeno con manjares dignos de un dolor agónico de vientre y un lento aunque progresivo proceso digestivo e intestinal en el baño. Su buen corazón era como su rostro angelical cuando sonreía.



Hermes y Takeda aguardaron. Mac por ser del pueblo pudo regresar, y mientras platicaba con el guardia hacía tiempo para unos mandados que su padre le requirió. Un chico capaz de un metro cincuenta en pleno crecimiento. Leía mucho sobretodo libros de alquimia. Quería la ciencia como gusto y la magia en su profesión. Su padre le encargó el negocio familiar. Mac era de otra estirpe.



Hermes verificaba todo el sitio. No entendía nada de lo sucedido hasta el momento. Mantuvo su mirada en la imagen del hombre de bigote y frac de uno de los tantos cuadros. Este se ubicaba del lado de arriba de una mesa que poseía en su base un sable con inscripciones, colocado entre dos estantes con una malla de fibra de metal. Dos armaduras de metal de fierro del lado izquierdo y derecho hacían las veces de guardias de aquella reliquia. Takeda estaba más tranquilo. Pensaba en regresar al campo. Se sentía extenuado. Hermes temía que pudiera todo ser una trampa. No tenían opción alguna más que esperar. La puerta pronto se abrió y Mary ingresó con su madre y Cleo.



Las tres se sentaron en un sillón amplio. Del otro lado otro sillón a la par.



- Por favor tomen asiento – Expresa Mary –



- Pequeño ¿De ser posible puedes esperar fuera? Dice la señora de la casa a Mac.



- Claro. – el muchacho sale de allí y cierra la puerta.









- Disculpen. Teniendo presente que no son de por aquí. Quizás la seguridad se haya comportado con cierta rudeza. – Expresa Lady Mont, madre de Cleotilde y Mary – Mi nombre es Lady Margareth Mont de Evertast- ¿Qué los trajo al pueblo? Sean sinceros. Están seguros aquí.



Takeda iba a hablar, y Hermes interrumpió llevando su brazo como línea delante de éste.



- Deja que yo hable Inu.



- ¿Está bien teniente?



- Mi nombre es Hermes Phileas teniente del escuadrón albatros de la fuerza aérea de biplanos de la alianza mundial contra el imperio Bismark, y él, es el cabo segundo Takeda Inu. Estábamos en una misión de reconocimiento del otro lado de las montañas y nos atacaron. Una luz como destello cegó nuestro campo y aparecimos en el suelo de un bosque. No sabemos nada de nuestros aviones, ni cómo llegamos allí.



Lady Mont genera un gesto de extrañez ante las palabras de Hermes. Mary se colocó su dedo índice en los labios en un ademan pensativo dirigiendo la vista a su mente y Cleo parecía aburrirse llevando la palma de su mano a la mejilla izquierda en una posición cómoda.



- Es una historia bastante increíble – Manifiesta Cleo.



- Si no sabemos nada de ese imperio ¿Tendrá que ver con el reinado del dragón de Drake?



Ahora los despistados en sus rostros eran Takeda y Phileas.





- Mmm ¿Drake?



- En efecto. Ustedes no son, ni saben nada. – Lo puedo discernir con facilidad



– Confiesa lady Mont– Podrán quedarse aquí. Veremos a la sacerdotisa Kik. Ella los podrá ayudar.



- ¿La sacerdotisa madre? – Pregunta Cleo. -



- Ella es una persona de edad avanzada – Dice Mary. -









- Si. Y no se debe molestar en lo más mínimo. Pero hay algo en estos dos jóvenes que me da la impresión de que han venido de muy lejos y que este nuestro lugar no es de ellos. Será un presentimiento tal vez.



Hasta el momento Hermes y Takeda se mantuvieron en silencio. Se miraron en cierta oportunidad pues no comprendían sobre aquel reino. Sin embargo debían ser pacientes y aguardar lo que la situación surrealista les depare.



Uno de los cuadros parecía tener un caballero clavando una espada a un demonio en forma dragón. Ello llamó la atención de Hermes. Lady Mont se percata de ello.



- Es la batalla de la espada. Es allí en donde nuestro antepasado venció al demonio Falkner.



- ¿Demonio Falkner?



- Si. Es un demonio parte de la orden del dragón. Ahora comandada por Drake. Nosotros guardamos celosamente aquí ese objeto que nos llevó a la victoria ya hace más de doscientos años. Pero hace poco han resurgido nuevas fuerzas y se dice que aquella bestia podría estar resurgiendo. Es por ello que todo el continente se encuentra en un alerta. Ella, pensaba en amenaza de Drake y la orden del Dragón.



- Es interesante.



- Si, y peligroso.







- Lord Drake. Estamos listo para enviar a la criatura.





- Perfecto. Solo quiero la espada. No me importa lo demás. ¿Entendido?





- Señor ¿No cree que las demás alianzas puedan causar alborotos?





- ¿Estás cuestionando mi poder heraldo?





- No señor. Perdone la intromisión.













- Las demás naciones saben de nuestro poder en este bendito continente. Ni los clanes, ni la iglesia, ni nadie puede objetar un poder.







En aquel palacio las paredes de color rojo sangre albergaban un amplio grupo de soldados. La orden del dragón de Drake estaba lista para dar comienzo a su misión. Alrededor del campo hay un rio del color de la sangre. Allí van a ser depositados los cadáveres de rehenes de otras regiones. La orden del dragón crea guerreros a través de los médicos mortuorios del Rhindo. Una tribu especialista de esa misma región, encargada de recrear con huesos y piel lo que la vida ha dejado.



- Estén preparados – Grita el guardián del agujero. – De inmediato abre la gran jaula de acero candente y unos ojos en medio del oscuro sitio se tornan color rojo. El guardián tiene el control de la salamandra mortal. Un monstruo del tamaño del edificio. Que vive entre las orillas del final del continente y ahora trabaja para Lord Drake de la orden del Dragón.



Paso a paso la criatura sale de sus mazmorras. A medida que hace su aparición. El enorme reptil abre sus fauces y controla con la insípida lengua palpando el terreno. Todos los soldados allí. Uno tropieza y la legua lo captura llevándolo a sus fauces. El guardián ríe de los gritos de terror, mientras el crujido de los huesos termina mutilando entre sangre y carne derramada los restos de ese ser.



Pronto se pone firme y el brujo le imparte las órdenes al grupo de corsarios en caballos-demonio que deberán traer la espada y otro encargo. Estos luego de que la bestia se calmase hacen su aparición desde un agujero oscuro del cual pertenecen. Demonios que realizan su trabajo. Entes que no pueden morir. Vástagos de la maldad en la cual se haya desde del plenilunio universo del agujero de la oscuridad en la cual se esconden todos las miserias de la tierra









Los cuatros jinetes de la muerte. Parte esqueleto parte carne pútrida salen de inmediato.



- Deben traerme la espada de la mansión Everlast. –Comenta el gran brujo – Lo demás queda por su cuenta



Los mercenarios asienten el mensaje. La criatura será su respaldo. Para asegurar el éxito de la misión. Con la orden impuesta. Los jinetes se alzan en sus caballos- demonio y alzan vuelo rasante. Detrás de ellos la salamandra.



Pronto salen su búsqueda y un veneno se extiende a su alrededor. Algunos seres vivos son alcanzados y sin manera de escapar son reducidos a cenizas quemándose desde la piel hasta los huesos. Cada animal, y planta se desintegra. Los que escapan. Salen atemorizados. El veneno se disipa y a lo extenso se ven a los detractores de muerte sobrepasar con velocidad los cielos que se nublan. Algunos pobladores que trabajan la tierra de cultivos de maíz y otros alimentos en las cercanías de un poblado, notan ello.



- ¡Son los jinetes demonio! – Da el aviso un mensajero.



- ¡Vámonos de aquí! – Huye uno de los labradores.



- Corran a sus casas – Expresa un aldeano.





Los jinetes desaparecen junto a la bestia. La gran Salamandra. -







Hermes y Takeda. Aguardan en otro hall de la casa a fin de determinar su destino. Caía el atardecer en la mansión-castillo de Everlast.



Un perro con grandes orejas y ojos grandes y naranjas, juega con una vara en el gran patio.



- Teniente ¿No cree que éste lugar y todo alrededor es muy extraño?



- Si lo he notado de un principio.



- No parece el mundo que conocemos. Tengo esa impresión.





- Más bien parece un mundo mágico que desconocemos.

- Hermes ¿por qué no vamos por aquí? No lleva a ningún lado

- Me tienes harta con tu negativa manera de ver todo como un inconveniente

- ¿Y tú? ¿No recuerdo haberte dicho que vengas?

- Para tu información es mi problema también. -

- Oye Cleo ¿no sería mejor que dejases esto a quien sabe resolverlo?

- ¿Para qué? Lo arruinaras ¡Vamos Hermes! Te hago falta. No puedes vivir sin mí

- Lo único que me hace falta es una buena cama y un poco de licor. Diablos este niño lo ha vaciado – Hermes saca su petaca y abre la roca intentando sacar alguna gota de ello.

- Eres un caso perdido. Dios quisiera estar en un pueblo comprando y visitando

- Hay uno allá – Señala, indicando con su dedo hábil de la mano derecha. -

- ¡No seas payaso! – Frunce el ceño Cleotilde. Aparte no pienso pasar por el camino de las al arpías

- Y yo no quiero estar allí para salvarte en tu mundo mágico – Le comenta con sarcasmo

- Perdone señor valiente ¿Sabías que existe algo llamado caballero? – Le pregunta con mirando con risa estrepitosa

- Si son esos que salvan a un vieja histérica – confiesa Hermes levantando su nariz. Cleo cierra sigilosamente los ojos apuntando como una flecha a Hermes sacando humo de su cabello amarillo con pintas de marrón.

- Mmm. Mejor cierro la boca – Dijo por sus adentros. -

Fin del capítulo

Informe
<<Prev
Siguiente >>
Diego Leandro Couselo
Donar
Catalogar
Dedicado - Sinopsis
Un último momento.
Nuestra historia recién comienza.
La despedida. -
El rescate de Cleo. Muere Drake. -
Nela desaparece. La batalla comienza. Vence el interior del laberinto. - PARTE 2
Nela desaparece. La batalla comienza. Vence el interior del laberinto. -
Se ordena el ejército. La anciana de los portales. Alza tu poder. - PARTE 3
Se ordena el ejército. La anciana de los portales. Alza tu poder. - PARTE 2
Se ordena el ejército. La anciana de los portales. Alza tu poder.
Se ordena el ejército. La anciana de los portales. Alza tu poder. - PARTE 3
Se ordena el ejército. La anciana de los portales. Alza tu poder. - PARTE 2
Se ordena el ejército. La anciana de los portales. Alza tu poder. -
Cleo, conoce todo de Hermes. Invasión al sur. Llegada a Azaria/Azarea. - PARTE 2
Cleo, conoce todo de Hermes. Invasión al sur. Llegada a Azaria/Azarea. -
El viaje continuo de problemas. El grupo se separa. El túnel y la mujer araña. - PARTE 4
El viaje continuo de problemas. El grupo se separa. El túnel y la mujer araña. - PARTE 3
El viaje continuo de problemas. El grupo se separa. El túnel y la mujer araña. - PARTE 2
El viaje continuo de problemas. El grupo se separa. El túnel y la mujer araña. -
El gran Manni. Un pueblo extraño. - PARTE 3
El gran Manni. Un pueblo extraño. - PARTE 2
El gran Manni. Un pueblo extraño.
El camino interminable. Camino de otro mundo. PARTE 2
El camino interminable. Camino de otro mundo.
El secuestro. Que comience el viaje. -
¿Un mundo imaginario o real? - PARTE 2
¿Un mundo imaginario o real?
Acto primero. El extraño suceso. - PARTE 2
Acto primero. El extraño suceso. -
NIGROMÁNTICA
Ajuste
Fuente
Arial
Georgia
Comic Sans MS
Tamaño de la fuente
14
Antecedentes
Informe
Donar
Oh no, este usuario no ha configurado un botón de donación.
English
Español
lingua italiana
Русский язык
Portugués
Deutsch
Éxito Advertir Nuevo Se acabó el tiempo NO Resumen Más detalles Por favor califique este libro Por favor escribe tu comentario Respuesta Seguir Seguido Este es el último capítulo. ¿Estás seguro de eliminar? Cuenta Le hemos enviado un correo electrónico con éxito. Puede consultar su correo electrónico y restablecer la contraseña. Has restablecido tu contraseña con éxito. Vamos a la página de inicio de sesión. Leer El tamaño mínimo de tu portada debe ser de 160 * 160px El tipo de portada debe ser .jpg / .jpeg / .png Este libro aún no tiene ningún capítulo. Este es el primer capítulo Este es el último capítulo Vamos a la página de inicio. * El nombre del libro no puede estar vacío. * El nombre del libro ha existido. Al menos una foto Se requiere la portada del libro Introduzca el nombre del capítulo Crear con éxito Modificar con éxito No modificar Fallar Código de error Editar Borrar Sólo ¿Estás seguro de eliminarlo? Este volumen todavía tiene capítulos Crear capítulo Doblez Eliminar con éxito Introduzca el nombre del capítulo ~ Luego haga clic en el botón 'elegir imágenes' ¿Estás seguro de cancelar la publicación? La imagen no puede ser menor de 300 * 300 Ha fallado El nombre no puede estar vacío El formato del correo electrónico es incorrecto La contraseña no puede estar vacía Debe tener entre 6 y 14 caracteres Verifique su contraseña nuevamente