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Estamos aquí en Marte. Los rehenes dan que hablar. PARTE 3
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Estamos aquí en Marte. Los rehenes dan que hablar. PARTE 3

- Exedore, estoy convencido de que los humanos son nuestros enemigos. Pero los informes, y toda su sociedad y cultura me han dado mucho en que pensar. Debemos estar atentos, y diagramar las ideas pronto.









- ¿Y Dolza, mi Lord?



- Ya sabremos lo que dirá. Luego veremos cómo concluye todo. –



- Perfecto. Sepa señor, que estoy con usted, ante cualquier consecuencia.



- Gracias. Eres leal, mi amigo. – Expresó Breetaii con su mano en el mentón, y luego cruzado de brazos. -





Lisa continuaba su duelo por Car, y salió de la habitación, allí Rick, la esperaba en silencio sin decirle nada al respecto. Ella lo miró, y lo abrazó. Él, sin saber que hacer asintió, y la abrazó también.



- Vámonos de aquí – Dijo Lisa. –



- ¿Estás bien? – Preguntó Rick. –



- Si, solo es un mensaje del pasado. – Explicó afligida. –



- Lo importante es que lo guardes en el corazón, Lisa. – Ella sonrió con un poco de tristeza, debajo de sus retinas,



-Sí, lo importante es ello. –





Al cabo de unos momentos. Rick le comentó sobre lo que había encontrado. Y el abastecimiento de alimentos. Lisa parecía entender todo. Tomaron algunos víveres, y salieron de allí en dirección a las torres subsiguientes. Lisa quería analizar todo los sitios que se encontraban. Al llegar a la torres dos, vieron que todo estaba en ruinas. Las batallas se habían diseminado por todos los rumbos que fueron anudados por el planeta. Luego continuaron rumbo hasta concluir el día. Ambos pasaron en la nave veritech la primer noche, para reanudar el camino. Necesitaban un radio en aquel sitio. Fueron de torre, en torre, y todo era un caos. Solo la base principal se había salvado de aquella guerra, de forma extraña, aunque las otras sub bases se encontraban en ruinas. En algunas estaban



los esqueletos de quienes estuvieron. Lisa temía por ello, debido a la impresión de ver cómo fueron aniquilados de manera rotunda. Lo que había sido un proyecto de colonización. Ahora solo era despojos. El día concluyó de una manera extraña. La comandante Hayes se mantuvo en silencio, y con cierta abnegación a los hechos que se iban suscitando. El otro día, fue similar, y así. No saldremos de aquí, dijo Rick con cierto sarcasmo de todo lo que acontecía. La capitana, se mantenía con su mirada en el suelo.









- ¿Lisa?, ¿Estás bien? – Preguntó Rick. Ella asintió. – ¿Lisa? ¿Lisa?



- ¡¡¡¡Sí!!!! Teniente, ¡Estoy bien! – Replicó con cierto enfado. –





Rick agachó la mirada al suelo marciano, mientras el polvo se iba esparciendo. Ya eran varios los días que estaban ocurriendo. Luego de caer la noche marciana. Rick pensaba no proseguir la búsqueda y retornar. Aunque para evitar viajes extensos a la base central, se mantuvieron allí. Rick armó una suerte de refugio, un tanto precario como lo venían haciendo. Con un calentador de mechero, colocó algo de comida, hasta estar en condiciones. Lisa estaba exhausta, y se fue acostar en una bolsa de dormir. Pensaba en todo, en sus amigos, en lo sucedido, los miedos.



Rick preparó eficientemente la cena, y le ofreció a ella, que estaba inapetente.





- Vamos Lisa, debes comer algo. –



- No, Rick, no tengo hambre. –



- Vamos, debes alimentarte.



- Estoy cansada, teniente. Estoy cansada de todo esto. De la guerra, de las muertes. De las perdidas – se dijo mientras observaba el techo del refugio.



- Debemos ser fuertes Lisa. Saldremos de aquí



- No lo sé Rick. No podemos comunicarnos. Estamos en un planeta muerto, que apenas tiene oxígeno. Y solo me trae malos recuerdos.



- ¿Por Car?



- Si. A veces se aparece por las noches, por el día. Por todo momento.



- Es difícil. He perdido, personas en mi vida. – Se acuclilla Rick cerca de ella. – Solo sé, que debemos continuar, mientras las llevamos con nosotros. Por lo menos por misericordia a ellos, que en su lecho interno querrían vernos felices en nuestro caminar.



- Eres fuerte Rick, yo no puedo serlo. Soy una comandante, que no puede sobrevivir. Mira la ruina. Pronto los Zentraedis nos acabaran. Cada vez perdemos más alcance. Y la tierra.



- El SDF-1 vendrá. E iremos a la tierra. –



- No hay tierra, Rick, no lo hay. La ultima transmisión, fue de un ataque masivo de las fuerzas enemigas. Solo unos pocos soldados y el almirante lo saben.









- Pero, ¿Se suponía que estaban bien? Que habían resistido. – dijo sorprendido Rick



- Eso pensamos, pero la última señal, fue que todo era un caos en las imágenes. – Lisa se puso a llorar. – No hay manera de continuar Rick. –



- ¡Te equivocas! Si hay forma. Y venceremos. No podemos darnos por vencidos. – Ella al escucharlo, esbozó una leve sonrisa. –



- Eres muy fuerte Rick. Lo eres.



- He aprendido de los mejores. – Y la mira a ella. – Ella vuelve a sonreír. –



- Siempre has estado solo – Preguntó Lisa. – Eres muy fuerte. –



- Ambos lo somos. Saldremos de aquí Lisa ¿Solo come algo si?





Ella agradeció las palabras del teniente. Rick alzo la mirada al cielo marciano. Y pensaba en su viejo amigo Roy, en Ben, en Max, en Lían y muchos otros y en Minmei.



- Sé que estas mal. Ellos hicieron lo suyo – Dijo Lisa. –





Rick, no contestó palabra, y agacho la mirada al suelo. La comandante comprendió bien.





Al otro día, abordaron el veritech, para salir a una de las torres siguientes. Estaba todo listo, y reanudaron camino. Al sobrepasar una ráfaga de polvo, un manto pudo colorearse de un color anaranjado. Era como una luz. Al llegar. Vieron una cúpula muy diferente a la que conocían. No parecía propia de la base de Marte. Se acercaron a ella para aterrizar. Una enorme escalera, se hizo presente. Al subir, repararon que parecía interminable. Fueron despacio debido a los peligros del uso del oxígeno en el ambiente. Al llegar a la meta de la cima. Se fortificaba un complejo amplio, con una puerta. Entremos dijo Rick. Toda la mecánica, y distribución parecía denotar que no era tecnología de la tierra, incluso tampoco Zentraedi, o meltraedi. Al ingresar había una sala de computadoras. Lisa se acercó a un tablero



- Posiblemente, podamos comunicarnos – Comentó ella. –



- Haz los honores Lisa.





Ella comenzó a tocar los botones, intentando enviar un mensaje. La computadora reaccionó, y luego se fue apagando.









- No, vamos no te mueras ahora. No – maldecía Lisa. Hasta que solo en unos chispazos, produjo un corto circuito. – ¡Dios! ¡No!



- No te preocupes, veamos otras consolas. – Comentó Rick. Él se acercó a otra máquina, y se apoyó sin querer en una de ellas. Una Luz con varios colores del arcoíris se iba produciendo desde abajo al techo. Un ser misterioso se comunicaba con cierto idioma. Ambos se mantuvieron distantes por el susto. Lisa fue hacia Rick que estaba sorprendido, tanto como ella. La voz era grave, y era una grabación muy, pero muy antigua por lo que parecía, pues reflejaban números en su formato. Lisa intentó captar lo que comentaba pero era imposible, pues era una lengua bastante arcaica. Luego de varias palabras se apagó dejando un claro de humo y desde el techo se deshizo una chapa metálica como una suerte de piedra filosofal. Lisa se dirigió a ella, e intentó leer lo que decía. Luego desde el suelo comenzó abrirse como un terremoto. Ellos salieron corriendo hacia afuera, y otras dos bases aparecieron, y luego otras, y otras. Pasmados por lo sucedido. La voz nuevamente se hizo presente, y en un idioma propio de ellos comentó:





- "Somos la raza que dio origen a la vida, y luego fuimos copiados por los maestros de la robotecnia que escapaban del invid, y nos esclavizaron, pero escapamos para armar nuestra propia sociedad. Y aquí y en la tierra hemos llegado. Somos la raza que luego creció, y fue destruida en guerras. Somos la protocultura. Al escucharlo, éste desapareció esfumándose".



- Espera – Dijo Lisa. Pero era tarde. – Tengo preguntas. –Espera. – La luz se escondió en una bruma.



Un complejo amplio estaba frente a ellos, eran sedes subterráneas que estaban en la superficie nuevamente ante el temblor, luego de quizás muchos años.



Lisa, y Rick fueron allí. Al ingresar en ese sinfín de asientos, advirtieron que el grado de oxigeno era suficiente, por lo que pudieron quitarse los cascos. Inspeccionaron todo. Parecía un hogar como los que ellos solían tener. Ambos se separaron para ver que encontraban. Lisa pudo notar al entrar en una de las amplias habitaciones, una foto de una familia que pudo encontrar que podría tener miles de años. Al pasar del otro lado de la puerta, era una típica casa de campo como la que su padre y madre solían tener, y llevarla de infante. Era como un hogar. Eran









tan humanos como ellos, aquellos llamados protocultura. Había algunos elementos básicos, no obstante era suficiente como para sentirse en su casa. Respiró hondo ese oxigeno que no era inhalado hace mas de millones de años y se sintió en paz. Detrás de otra habitación la cocina. En una nevera unos alimentos estaban allí, intactos como si no hubiera pasado el tiempo. Al verlos, pudo notar que estaban en un proceso de refrigerio especial en latas. Entonces abrió una de ellas, y el aroma de aquel alimento extraño, le pareció delicioso. No era nada conocido de la raza humana, quizás si de los protocultura. Tomó una sartén, que había allí, y cocinó aquello con fuego lento. Era como asar verduras, y carne al mismo tiempo. Luego lo preparó en una base de vidrio que lavo cuidadosamente, y depositó la ambrosía. Pues era alimento de dioses. Al concluir el mensaje, colocó una mesa discreta, con dos vasos de agua, y platos con cubiertos. Era magnifico ver lo que el orden de aquel lugar producía. Lisa se sentía a gusto. Luego de tanta guerra, ahora tenía un poco de cariño de familia, en aquel ambiente que por arte de magia se hizo presente ante ella y el teniente Hunter. -



Ella, se sonrió así misma por sus adentros por haber concluido, y Rick llegó, y la veía allí



con cierto agrado. Ella estaba en la parte del living como queriendo ordenar algunos desperfectos que quedaron como nimios detalles triviales, pero su madre le decía que las trivialidades siempre serán tan importantes como la vida misma. Era así como cuando estaba con su familia.



- Bienvenido Rick - Dijo ella. Él la miraba, se sintió cómodo, feliz, y alegre. Era como encontrar a la persona de su vida, allí, esperándolo. Rick en su mente tenía a Lisa como la mujer que se presentaba en sus ojos, como su todo especial. La mirada de Rick era del corazón. -



Paso, mientras ella estaba, terminando de ordenar la mesa. Era un lugar conjugado de vida. A Rick también le recordaba, aquella niñez, en la cual su padre Mitchel, lo llevaba de la mano para sus primeras lecciones.



- Primero debes leer pequeño, y lo que harás – Así explicó su padre. Pasaban muchos momentos juntos. Rick preguntaba sobre su madre, y él guardaba silencio, pero una vez de muy niño, en sus primeros años, recordó una cena en la cual su madre,









preparaba la comida, y él jugaba con el avión que le había construido Roy. Un triplano de color rojo.



Rick no pudo dejar de memorizar rememorando en ese momento, y luego verla a Lisa, allí en un living, como una esposa esperando a su marido. Lisa se había colocado un delantal de color rosa, que con su atuendo parecía dar magia.



- ¿Qué quiere de cenar vida? – Le preguntó como si fueran una familia. Él en un momento comprendió



- Lo que gustes amor – Dijo sin ninguna duda.





Ambos comenzaron a cenar. Rick no podía creer lo que había preparado Lisa, e intento preguntarle.



- Esta delicioso, Lisa ¿Qué es?



- Es lo más delicioso que probarás – Contestó ella. -





Luego de concluir el maridaje, y probar los bocados, observaron en una penumbra de luz en la oscuridad que llegaba de la plutónica noche marciana.



- Eres maravillosa Lisa. Es una especialidad lo que has hecho. Y no sé, pero me ha traído unos recuerdos extraños, en los cuales fui feliz.



Ella sonrió, y luego de unos minutos se lanzó a llorar.





- Quiero a mi familia. Quiero regresar Rick. Quiero a mis amigos – Miró al suelo, mientras el llanto dejaba que cayeran gotas. Él, se acercó a ella, y tomó sus manos.



- Estoy aquí Lisa. Estoy aquí.



- No me dejes., Rick. –



- No quiero el pasado. No quiero más, esto – Comentó Lisa. -





Rick trato de hacer entender Lisa, que no volvería aquel pasado que ella tuvo en sus manos, como Lisa darle a pensar a Rick que tal vez una pequeña una chispa era síntoma de ilusión de creencia.



- No lo comprenderías Rick porque quiero encontrar estos recuerdos. Es solo que no puedo seguir adelante. Estamos en una tierra devastada y pronto nos destruirán



- No, no lo harán.









- Tu eres fuerte, has estado solo sorteando la vida como sino importase el mañana, pero yo, que he sido y soy militar, luché toda mi vida por ese mañana, y ahora estamos en un lugar de muerte. Lisa Observa el alrededor señalando el páramo del paraíso marciano.





- No es como dices. Eres más fuerte. Si no fuera por ti, no estaría aquí. No estaríamos vivos, si no fuese por alguien que nos guie. Tú Lisa, tú, eres admirable.



- Gracias, pero quiero regresar al SDF-1 Quiero estar en casa ¡Quiero mi casa! - Dijo llorando Lisa. Rick se acercó para abrazarla. - No me dejes aquí Rick. - Lisa apoyó su mano en el pecho de Rick ante la congoja. -





- Tu tampoco Lisa. No me dejes nunca - Expresó Rick. Y el abrazó se mantuvo en un beso, en cuanto caía esa nocturna oscuridad de Marte. Era mejor ello. Dos personas que en algún lugar del sistema solar se aman y caminan a dónde sea, sin importar en el fin. Ellos se necesitan más que nunca. Y solo esa unión podría curar la pena.



El beso perduró, y ella lo llevó de la mano por toda esa casa artificial que parecía inmensa del cariño de dos personas. Ingresaron en una habitación, muy pequeña. Allí una cama. Ambos se sentaron en ella, y mientras se besaban acariciaban sus mentes, y luego sus corazones. Ella estaba dispuesta a él, y él, a ella. Sus ropas comenzaron a desprenderse a medida que esas caricias viajaban desde lo más extremo de sus partes hasta el infinito. Rick le quitó suavemente la camiseta, y ella hizo lo mismo con él. Luego el sostén de Lisa estaba fuera en segundos, ella acercó tomando a Rick desde su cuello por detrás para llevarlo a sus pechos. Rick besaba cada uno con delicadeza, y un mordisco levantó el éxtasis de Lisa. Luego ella, bajo a hacia sus pantalones y lo despojo hasta llegar a su miembro, el cual besó con furia, y delicadeza, Rick cerraba sus ojos soñando en lujuria, y luego fue su turno, al quitarle sus últimas prendas y arrojarla en la cama, mientras besaba todo su cuerpo, y acariciaba su sexo. Y luego descendiendo desde sus pezones duros, hasta su ombligo, y allí a su sexo que lamió con sencillez, para luego con sus dedos, jugar con su clítoris. Ella gemía constantemente, hasta que Rick regresó de su viaje hasta su boca y besándola la penetro despacio. Dejo el miembro allí erecto para que ella desde su interior sintiera el calor abrazador, y luego movimiento por movimiento, hasta que Lisa, lo quita de allí y se coloca en posición de agachándose como si fuera un animal cuadrúpedo Rick la nuevamente penetró,









mientras tomaba su trasero, y lo hacía propio, y ella quería más. Rick luego tomaba sus pechos y seguía cada movimiento dándole placer, hasta recogerla desde su cintura y llevarla hacia atrás, para que ella bailara de espalda en su pene cada vez más duro. Ella se movía como si no hubiera fin. En una pausa, se lo quitó y se dio vuelta hacia a él, y lo abrazó, colocándoselo nuevamente, en cuanto sus ojos estaban desorbitados. El movimiento fue salvaje y bruzo, y el nuevamente fue a sus pechos que se deslizaban desde arriba hacia abajo, hasta que su boca llego a los pezones que iban siendo acariciados por su lengua. Ambos estaban completando en un fugaz alineamiento el amor en el orgasmo que se estaba haciendo presente. Ambos gritaban el placer. Ambos explotaron hasta que Rick eyaculó todo lo que poseía y ella en un respiro casi destructivo veía como desde su vagina salía un líquido de placer innato. Luego se agacho al pene de Rick, y lamió cada gota del semen. Las sabanas estaban totalmente mojadas por la lujuria de la transpiración, y aquel fluido que de Lisa estaba siendo extraído. Rick se acostó y Lisa fue hacia él. Se besaron y abrazaron, y no dejaron de estar allí, como dos estatuas que personificaban el amor en todas sus características. –



- Fue maravilloso. Te amo Rick



- Te amo Lisa. Te amo mi mujer bella. –





Luego de unos minutos, sucumbieron a la noche marciana, sin decir nada, soñando con un nuevo amor que los tenía a ambos en dos, siendo uno.



Al dormirse en la luminiscencia, sus cuerpos continuaron por inercia abrazados sistemáticamente. Ella apoyó la mejilla derecha en su pecho y su cabello se expandía como una floresta por intermedio de su cuello. Los dos se habían a través del tacto declarado lo que sentían. Lisa había pensado en él desde antes de llegar a Marte, sus sentimientos se habían volcado en Car, hasta que tomó la decisión de dejarlo descansar. Rick, tenía una admiración por ella, aunque la figura de ese amor de Minmei lo mantenía atrapado, al verla a Lisa en el living allí. Sus ojos no podían dejar de ver a la persona que ha de formar parte de su vida por siempre. Era como si el amor hubiera decidido que las personas que se cruzan se unan por siempre en el espacio y tiempo. Rick es y será para Lisa, como Lisa es y será para Rick. Si hay algo de poder que tiene la antigua raza de los protocultura, es la de unir a esas personas que están destinadas a estar juntas para siempre.





En efecto algo de magia tiene aquella mini ciudad establecida en Marte y lo sabía cuándo mi corazón se abrió a Lisa. No era la Lisa que conocía, era la verdadera Lisa la que siempre amaré.

La fuerza de la protocultura es ello. Abrirnos los ojos para decirnos aquí es donde debes estar. Es aquí con quien debes caminar. Es a partir de allí que debes seguir.

Siempre le tendré el cariño a Minmei como la mujer alegre y dinámica que es, pero mi energía no es de ella, como tampoco la de ella es mía.

Con ella existía un cariño de atracción que suele darse en común. Algo de química avanzada. Pero a partir de este día, con Lisa existe algo mayor. Una alquimia poderosa que nos une para siempre. Esa es la diferencia crucial. Que no nace del tacto, ni de las palabras, sino del espíritu de las almas.

Solo soñaré con ella, pues es mi paraíso. Mañana habrá trabajo. Debemos continuar. Debemos buscar una salida. Y Rick en sus memorias se durmió. -

La mañana siguiente, ambos despertaron. Sintiendo ruidos desde alguna parte del exterior. Se vistieron rápidamente, ante el estruendo por emergencia. -

- ¿Qué podrá ser? – Preguntó Lisa. –

- Parece como un motor ¿No? – Expresó Rick.

Al asomarse en un ventanal de la casa – base, Lisa se sonrojo de felicidad. Como Rick

- Es el SDF-1 – Se dijeron ambos con alegría. Habían de alguna manera recibido la señal – Lisa y Rick se besaron, y esperaron de la mano la llegada de aquel gigante.

El SDF-! se encontraba de nuevo. Estaban de nuevo en casa. -

Fin del capítulo

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