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La esposa. Locuras de Gaia. El informe y la sala Hades. (parte 2)
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La esposa. Locuras de Gaia. El informe y la sala Hades. (parte 2)

Ambas parecían admiradas de Gaia. Gregory no le quitaba la vista a Luna y yo preocupado por esta situación dantesca. De haber sabido que es un técnico Gaia, le hubiera pedido que arreglará otros desperfectos. -



- ¿Oye no vas ayudarla? - Pregunta Ernesto.





Lo miré con una pisca de repulsión. Tipo petulante. Debía ser el opinologo de living, típico de la burguesía de sillón. -



- Y tú, no deberías junto a tu esposa meterte en tus asuntos – Dije por mis adentros. Francamente me cuesta socializar. La manada no es mi fuerte. Pero tampoco podía dejar que Gaia estuviere ahí. A lo que respondí – No creo que sea de mucha ayuda para alguien que es experto en el asunto. Incluso sería una total molestia. – Luego de expresarme me sometí a la opinión de Gaia– Gaia!! ¡¡Gaiia!! – ¡¡Grité!! - Hasta que ella dejó el soldador mirando con su sonrisa - ¡¡.. Quieres que.....!!



- No ¡¡Danna!! Agradezco tu.....



- ¡¡¡Peroo!!! ¡¡No me dejaste terminar!!









- ¡No es preciso¡ ¡Ya sé que dirás.



- Maldición lo sabe todo – Me dije. Luego se vino a mi mente una situación el tercer día de casados. Un desperfecto e intenté darle solución. Gaia se enfadó, ella se ofreció, y ostenté título de amo de la casa y el desperfecto quedó peor. En pocas palabras solo dijo: Danna, como mencionarlo, sin herir tu ego varonil, o sea que eres un troglodita para los arreglos eléctricos. Dándome a entender que debo ser más amplio y comunicativo a la hora de trabajar en equipo y aceptar la derrota del desconocimiento hacia mí persona.



De todas maneras. Está, allí arreglando no sé qué. La manada la aplaude y la loba es venerada, y el cordero no tiene opción que asentir con alegría.



- Creo que es bastante independiente y eso me fascina – Expresó admirada Luna con una leve risita – Gaia!! ¡¡¡Muy bien!!! – Grita y Gaia devuelve el gesto.



- Bueno, ya tienes – Comenta Gregory – Una amiga. -



- Buenos vecinos – Se dice Cin



- ¡Ey! ¿Qué ocurre? –Pregunta el artista pintor Kent Warhol. Por extraño que parezca tiene el mismo apellido que un orate que conozco de los años 70.



- Es mi esposa. Está realizando unos arreglos.



- ¿Te casaste? ¡¡Wow felicitaciones. Y pronto hace una pose con sus manos retratándome como foto y luego a Gaia. – Es para dibujarlos en lienzo.



- Ehh! – No sabía cómo comunicarme. – ¿Dibujarnos? – Me dije – Éste es el típico ser que le encanta los diagramas expresionistas con desnudos –



¡Naa! Ni de casualidad aceptaría. Aunque un cuadro de los dos Gaia, y yo sería bello. Sin desnudos por supuesto. Eso solo si logramos ser una pareja y para la intimidad ¡¡Ya quisiera Dios!!



- ¡Danna! – Grita Gaia – ¿Qué pasa por tu mente retorcida?









- ¿Eh? ¿Me escuchó? - ¡No nadaaa cariño!



- Yo quisiera estar en un lienzo – Dijo Cin – ¿O no amor? ¿Un retrato?



- No, olvídalo. – Carraspea. -





Ernesto tan romántico. Muchacho cavernícola.





- A mí me encantaría. No tengo con quién - Y la mira a Luna, Gregory. -





Olvídalo Gregory, Luna no te observa – Dije viéndolo en su baba regocijante. Aunque lo admiro, espero lo logré. Lo que sea que fuere. Gaia descendió feliz.



- Bueno terminé.



- ¿Qué era lo que hacías?



- Trabajos de una loca esposa – Se ríe Gaia.





Para ser sincero es un tanto bochornoso que estemos viendo a mi esposa realizar sus quehaceres de operario, pensé. Era un momento tan extraño que me dije que extrañaría de ello.



Se me ocurrió que la única forma de ayudar era preparándole una gran cena cuando regrese a casa. Espero no se encuentre viendo una película con una cebra. Y uno sabe a lo que me refiero.



Una dama con facultades inusuales supuse luego del evento. Nos despedimos de los vecinos, y veía como Gregory intentaba un nuevo acercamiento a la imagen de Luna. Interpreté que siendo escritor le sería simple con alguna treta de palabras que enlacen el dialogo perfecto. Un tonto de mi parte pensarlo. Nada en este mundo se estructura, todo se improvisa en estos campos. Gaia se percato del hecho, así que fue la primera en tomar mi antebrazo para irnos. Luna estaba distraída con las maravillas del artista abstracto y sus lienzos. Ernesto y Cin, se retiraron. El poco ánimo de aquel es una personalidad opaca. Es como una de esas piedras que descubres en el mar. Solas. Cin debe haberlo encontrado como los cangrejos cuando buscan refugio.









Gregory me ponía nervioso con su intento de acercamiento.





- ¡Bueno! Nos vemos – Saludamos.



- Adiós – Saluda Luna y el artista.



- Adiós– Cumplimenta Gregory, que al querer unirse a la plática entre éstos, Luna hizo el corte de que debía irse



Gregory regresó a su lecho y el artista al suyo hablando solo. Tengo vecinos particulares



- ¡Danna! ¿Eres muy analizador no?



- ¿Por qué?



- Te diste cuenta el rostro de Gregory.



- ¡Sí!, pero depende de él.



- Tal vez idealizó a esa mujer como amor a primera vista. -



- No sabría decirte. Te enamoras desde el primer momento, o es un deseo – Comentaba en cuanto tomaba mi café.



- Lo nuestro es algo especial, digo. Estamos casados, pero apenas tuvimos una cita luego. Estamos armando algo al azar. – Suspiro



- Es comenzar por el final y no el principio. Pero bueno según de dónde vienes es así



Ella no quiso decir nada. Pude interpretar un sentimiento de culpabilidad. Sin embargo coloqué una barrera, entre lo he vivido en poco tiempo y se de Gaia, y lo que quiero saber. La falta de información, llamémoslo ignorancia, puede hacernos felices. No nos dimos ni un beso de boca a boca ¿Eso también es cultural?



Supongo...y bebí mi café terminando las tostadas que preparo. Gaia estaba con su móvil en la mano. Como estaba insumido en mis pensamientos sobre ella no le pregunté nada.



- ¡Danna!.... ¡Debo decirte algo!









El teléfono de ella sonó y yo debía irme en cuanto observé en mi reloj de pulsera que era tarde.



- Luego Gaia. Estoy retrasado.





Ella escuchaba un mensaje y me saludó con una sonrisa en cuanto me ponía la chaqueta. No dude un segundo y por acto reflejo le di un beso amplio en la boca para despedir la mañana.



Ella se sonrojo con el móvil en su oído mirándome. Por mi parte me puse firme como estatua, y me invadió la vergüenza.



- ¡Eh! ¡Bueno adiós! Y salí pronto de ahí.





Ella no se inmutaba, siguió con su mirada firme en mí.





- ¿Le dí un beso? - Caí en la cuenta. ¿No era nada especial? ¿O sí? ¿Le habrá caído mal? Bueno estamos casados.



En la fila del ómnibus éramos bastantes y no paraba de meditar en el asunto.





Al llegar. Ascendí y no podía creer que estaba uno de mis compañeros de trabajo. Horacio Clarck. Un tipo pedante y molesto. No pensaba entablar conversación. En situaciones así, prefiero camuflar mi presencia y ocultarme en la muchedumbre, produciendo distracciones que no alimenten al cazador en el encuentro de la presa.



Ladee la cabeza unos momentos, realmente no tengo razones para poder confrontar a un tipo como él, para entablar una relación comunicativa que no llevará a ningún lado, y estoy completamente seguro que esa persona tiene la misma idea en su cabeza, pues de hecho debe haberme visto.



Pasaron unos minutos valiosos, y tome mi móvil para ver las nuevas y buenas noticias del terremoto en Indonesia, trágico accidente en Georgia, Brasil la deforestación crece de forma abismal. ¡Rayos! Mejor voy a contestar los









mensajes de mi móvil Line-app. No tengo ninguno. Bueno para sincerar nunca tengo. Y los mensajes grupales son tonterías que no se relacionan conmigo ¡Ups! Entregar trabajo sobre sumeria, fecha límite, viernes. ¿NO? Se me ha pasado.



¿Qué voy hacer? ¡Oh no! Ahí viene Clark. Bien estamos llegando a la parada final de ómnibus. Nunca creí estar tan feliz de llegar a mi trabajo.



- ¡Ey! Eres Júpiter el anónimo. – Sonríe falsamente



- Hola..¡Eh! debemos descender.





Al bajar solo tuve que escuchar sus palabras de narcicismo una cuadra que son unos quinientos metros calculados desde el poste de numeración de transporte a la puerta principal. A partir de allí Riff se hace cargo del paquete, debido que le encanta saber todo sobre las personas que trabajan en el museo.



Allí está la puerta. –





- ¿Así que te casaste? ¿Cómo actúa la desgracia del matrimonio?



- Bien. No sé a qué llamas desgracia. Sera que tuviste alguna infortunio



- ¡Ahh! Es broma. ¡Ehh! Riff



- ¿Chicos como se encuentran?



- Bien. Administrando la felicidad – Dije con un poco de sarcasmo



- ¡Bien! Por ti niño. Nunca temas, el éxito está en tus manos.



- Gracias Riff por el obvio cumplido –



- ¡Ja! ¡Ja! – simpático como siempre. –



- Nos vemos muchachos.



- Que estés bien anónimus



- Gracias Clark Kent, sin Superman. - Me miraba con cierto y amplio recelo ...........................un francotirador....









- ¡Ahh muchacho!. Hay otra nueva compañera. Es muy bonita. Pero, tú te encuentras casado, recuérdalo – Expresa Riff riendo – ¡Cuidado! ¡Es la nueva supervisora!



Saludó de espalda levantando la mano mientras ingresaba por el corredor de cuadros victorianos a la sala de personal laboral.



Al ingresar estaba la chica nueva que crucé cuando mi jefe me llamó para indicarme las tareas nocturnas con una paga extra que me darían. No recuerdo su nombre. Ella me saludó, y justo estaba saliendo a dirigirse a la sala de objetos arqueológicos de la edad de piedra.



Pronto entra otra dama. No presté mucha atención mientras abría mi casillero. Al cerrarlo, ella dijo buenos días, y le respondí sin mirarnos. Al vernos, no podía ser ¿La dama de coletas a la cual sin querer toque el traste, y encima vecina de nuestro hogar? Maldita sea mi suerte.



- ¿Tu? ¿Qué haces aquí?



- ¿Qué dices? No sabes ni mi nombre y solo te he cruzado un par de veces – me dije por mis adentros – trabajo aquí – respondí de forma escueta



- ¡Bueno!, ¡Si no hay remedio! – Explayó resignada – mi nombre Rigel Orión y tú debes ser .... – Sacó de su cartera una lista – ¿Júpiter Anónimo Ruppert?



- En efecto. ¿Cómo sabes mi nombre?



- No es que me interese en lo más mínimo, incluso, una persona como tu depravada es mejor olvidarla.



- Me agrada esa manera de actuar tan femenina y sutil. Debes ser un primor con los hombres. – No dudé en verbalizar el escarnio. Ella tenía todos los naipes necesarios para ganar la partida a una blasfemia elegante. -



- ¿Así que atrevido también? Me gusta esa aptitud radiante y perniciosa.









- Solo cuando recibo palabras de cumplido que acarician el alma.



- Me parece que eres un tipo absurdo, pero eso me agrada. Será una antipatía que no se justifica con nada, pero que da, un tanto de placer en el estudio de los terceros mundanos como tú, que pasan a ser mis subordinados.



- Gracias, mi lema es mantenerme firme en mis conceptos para que la gente se sorprenda cada día con mis explicaciones y dejen de molestar preguntando. - ¡Eh! ¿No entendí bien? Subordinado – Allí recordé las palabras de Riff. Hay una nueva supervisora. Supervisora....



¡Supervisora!... ora..ora..ora.. – No puede ser – Me estalló la cabeza como un rayo. –



- ¡No te preocupes! – Se jacta riendo – Es mejor el infierno de Hades. Así que puedes ir a esa sala de por vida.



- Pero es la sala clausurada. Aparte de ello, nadie quiere ir allí por esas historias urbanas paranormales.



- Por eso mismo, un valiente pervertido es lo más indicado ¿Y casado?



- ¿Una mujer te quiso? ¡Ja! ¡Ja! Si, ya sé lo que piensas, y si soy la mala de la historia. Y me agrada. – Ahora ¡A TRABAJA JUPITER QUIERO VER ESA SALA ACTIVA! Y ORDENALA COMPLETAMENT Y TU TE ENCARGARAS DE QUE SE LLENE DE PERSONAS EN LAS VISITAS



NOCTURNAS - Me dijo siniestramente mientras crecía su cuerpo y cabeza hasta reducirme a una especie de pulgón zaparrastroso.



Analicé la posibilidad de una respuesta que no fuera hiriente para no recibir el castigo divino y material, pero dio la espalda y fue hacia otros sectores, allí cruzó a Clark y ambos conversaban como si fueran amigos de toda la vida. O esa es la apariencia que suele dar aquel teatro humano cuando expone carta de presentación.









- Bien, debo ir primero a llenar los papeles y elaborar un informe eficiente y rápido, para la Sala Hades ¡Madre mía! Ese lugar sí que es un infierno y ese informe debe ser aprobado. Solamente pase por allí y eche un vistazo, porque sentí que alguien me llamaba, cuando abrí la puerta, no había nada, solo muchos objetos amontonados, de un lado al otro. Algunas cajas, y fue cuando comprobé la leyenda del museo del supuesto fantasma. Solamente hice un paso y el frio sitio repelía mi ganas de continuar alimentando mi curiosa y arriesgada vida.



- ¡Hola! ¿Hay alguien? ¡Hola!



- ----- ---- ---- - Solo silencio se oía y el escalofrió me invadió la espina. Me eche para atrás con justos motivos. Ese gran salón esta en el último piso detrás de todo los demás salones menores, y para llegar hasta allí hay que sortear un pasillo y una puerta con una serie de escaleras, hasta en ese motivo fue método para que nunca abrieran.



Ese día resolví regresar con el miedo en mis manos, y el rabo en la cola. Fue tan veloz que cruce a Irina la más antigua miembro del museo. Y allí me narró que no debo ir. Luego contaré los hechos, pero ahora debo pensar en cómo armar la sala Hades, a la que Irina, quien fuera designada a otro museo, me indicó que jamás vuelva, y a la que esa mujer insípida de cabello con coletas de nombre Rigel, supervisora quiere que abra







Debo verificar bien. El espacio que desconozco, quizás haya unos planos. Y no se con los materiales que hay como podre programar aquel lugar. ¿Mitología griega?, ¿Escandinava?, ¿Celta? ¿Precolombina? ¿O teología? ¿Espacial? Y lo mejor es esas historias que corren por los objetos traídos de todas partes del mundo. ¿Por qué no realizan las tareas como los museos comunes y corrientes que solo traen replicas y dejan los objetos? Es claro dar a entender que éste









recinto pertenece no a las manos estatales, sino privadas de un magnate al que nunca hemos visto ni veremos, pues viaja por el mundo.



Dudo que pueda completarlo para el día de hoy con toda la labor que debo realizar con la apertura.



La modificación de cambio esta lista, así que no puedo hacer nada en lo referente a ello. Un compañero viene a mi sector. Armino. Es un recién llegado de esos que están bien ubicados debido que sus padres son contribuyentes del Museo con obras. El oculto magnate tiene el beneficio de recibir. De ello produjo que se abriera otro museo. Es por ello que la ciudad en algún punto tiene un circuito turístico muy extenso con el ramo cultural universal.



- ¡Ey! Júpiter. La nueva supervisora me indicó que te de aviso, de que debes terminar para mañana el informe para entregar. ¡Es tan agresiva como bella! ¡Ja! ¡Ja!



- Si, un monstruo – Me dije – ¡Gracias! – La petición ha sido recibida, así que no tengo opciones, y también el práctico sobre sumeria. -



El día concluyó para mí, y solo me restaba llegar a casa. Me pregunto ¿Cómo le habrá ido a Gaia? No recibí, mensaje ni nada. Al subir las escaleras, la luz de la ventana estaba con un color extraño. Estaba encendida, pero con un color que parecía que estaba ingresando a un motel barato. Al abrir la puerta Gaia, estaba con esos aparatos que se colocan en la cabeza de realidad virtual. Se había sentando en el suelo y parecía una posición clásica de Yoga. Apenas se movía. De ese aparato se expandía la luz.



- ¡Buenas noches! - Saludé – ¡¡¡¡Buenas noches!!!! – Dije, y no respondía. –





¡Ah! ¡Qué remedio!, me fui a la cocina. Allí un cartel:





- ¡Danna!, Estoy hablando con mis padres. Perdón, sino hay respuesta. -









- - ¿Hablando con sus padres? ¿Con un aparato que se coloca en la cabeza como un casco? Bueno no es descabellado, es como video llamada. –



- Danna, cariño, tiene la comida en la olla. –



- ¿Qué será? ¿Patas de murciélago? Al probar el primer bocado me pareció delicioso. Esta vez preparo algo con verduras. Eran legumbres. En otro plato unas bolas de arroz con pescado. – ¡¡Deliciosoooo!! – Me dispuse a cenar, mientras Gaia continuaba con su comunicación. Hasta que concluyó el llamado. Con su mano derecha apretó unos botones y se quitó el casco muy cómodamente. Su cabello se expandía e hizo un ademan negativo para extender mas ello, y no le molestase. Luego me miró y sonrió. Mi corazón como en tantas ocasiones se aceleró y coloqué mi mano en él para calmarlo. Era lo indicado.



- ¡¡Danna!! ¡Buenas noches! – Me expresa un tanto afligida –



- ¡Buenas Noches Gaia! ¿Están bien tus padres? – Me exprese al ver su rostro. Nunca vi ese semblante, sino para las personas que esconden algo entre la multitud de facetas que poseen. A Gaia a pesar de solo tener un mes de casados lo descubría



- ¡Gracias por preguntar! ¿Tú te vez muy cansado?



- Es solo trabajo – Comenté en cuanto tomaba un vaso de jugo. Coloque los platos, pues Gaia no había cenado, y decidí a pesar de haber probado un poco de su plato, esperarla. Era lo normal.



- ¡Gracias! La hora se esfumó. Pasa muy rápido el tiempo aquí



- ¿A qué te refieres?



- ¡Nada especial! Bien dime ¿Qué te sucede?



- Nada especial.



- ¡Vamos! Somos un equipo. Aunque recién estamos casados, y apenas nos conocemos. Casarse significa eso. Un equipo.



- Deja de decir eso. No entiendo tus raíces, pero aquí primero debes conformar una relación, y eso significa amarse.









- ¡MMM! No entiendo bien el concepto – Se coloca un dedo en los labios pensando – ¡Amor!



- ¡Bueno sí! Realmente me sorprende que no sepas nada de aquí. ¿Dónde queda esa isla de la que me hablas?



- Debería darme un mapa. Es una isla, como...un principado. ¿Te lo he dicho no? – Confiesa



- ¿????? ¿¿¿??? - No es que dude. Pero algo no estaba bien.



- Tendremos otra cita pronto – Se alegra – Quiero que me lleves a un buen lugar a cenar, y me gustaría ver una obra de teatro basada en un escritor de terror, o mejor el parque de diversiones. – Gaia lanzaba tantas oraciones al mismo tiempo, que mi mente se perdió en las preguntas que le hice y su paradero, el museo, mi informe, el práctico, y ella. Sinceramente no podía alegrarme con la situación. No entiendo porque me casé? Si siento amor por ella, pero ella parece no reaccionar. Pero ese amor es algo cruel, es un deseo que no comprendo, y esa es la maldita falta de experiencia que solo el tiempo te puede brindar.



- Es mejor que me vaya a descansar. Tendré un día extenso mañana. – Me dispuse a levantarme de la mesa y llevar los platos, viendo que Gaia terminaba de cenar



- ¡No te encuentras bien Danna! – Se encogió de hombros con el último bocado, y sin beber nada.



- ¡No te preocupes! ¡Estoy bien! – Sonreí





Ella se mantuvo en silencio, mientras lavaba los trastos. Al secarlos y guardar ellos, su suspiro prudencial, se hizo evidente desde el living dimensional como le dice ella.



- Hoy conocí algo nuevo de ti.



- ¡Je! ¡Je! ¿Me estas estudiando? Tus descripciones no pueden usarse como referencia, dudo que llegues a poder concluirme. -









- No es mi intensión analizarte para reformularte. Tu estas hecho de carne y hueso y mente, dentro de lo más profundo alma. Eso es intocable e inconcebible de verificar, sin embargo.....¡¡¡!!!.... Casarse, también de donde vengo significa comprender y conocer. Esas dos palabras se ayudan mutuamente. Conocerte día a día. – Explicó – Júpiter debes abrirte con la persona que tienes a tu lado, o tengas – Expresa. ¿Qué habrá querido decir con tengas? No puedes solo. Por eso somos un equipo, hasta donde lleguemos. Lo somos.



- Lo entiendo, y me disculpo. Todo me parece ...



- ¿Te parece?



- ¡Olvídalo! Es mejor ir a descansar Gaia. –









El 30 % es solo comunicación el otro 70 % es gesticulaciones y expresiones de todo tipo. Así podemos lograr tener un amplio panorama de la persona con sus manos y gestos oculares ¿No es formidable?







Decidí cerrar la plática, y entrar en el baño a darme una ducha. Al salir de ella, Gaia continuaba en el living con la computadora.



- ¿Te quedaras allí?



- ¡Si debo resolver unos temas importantes!



- No te desveles, puede hacerte mal.



- ¡Descansa! ¡Dulces sueños lunares!



- ¡Eh!........... Dulces sueños en cuanto lo hagas. –





Al entrar a la habitación, me arrojé en la cama sin pensar. Me tapé con el edredón. No fueron más que segundos en que me quedé totalmente dormido.









En ese onírico sentimiento. Estaba recostado, y frente a mí unos ojos rojos relucientes y un cabello hermoso se distendían en un ensanchamiento que rosaba mis pupilas y su nariz se acercó a mi mejilla derecha, y luego de acariciarme, sus labios se abrieron besando esa pequeña marca de longitud hasta llegar a mis labios en un solo beso. Presentí la energía universal. ...."No te preocupes"....... Y de inmediato desperté un tanto convulsionado y extasiado. La respiración estaba sobresaltada en mis pulmones, y el corazón no paraba de latir preguntándose. Lo primero que visualice en la oscuridad era un cuadro al final de la cama, al mirar a la izquierda Gaia estaba roncando como siempre..



- ¡¡Uff!! Solo fue un sueño y solo eso. – Regrese a los placeres oníricos. – Al despertar al otro día, tenía un recado de Gaia en la mesa.



- ¡Danna! Enciende la computadora. Tienes tu informe sobre sumeria. El resto del correo electrónico y la entrega te lo dejo a ti. – Cariños, señor planeta desconocido. –







Ciertamente, me estaba conociendo a mí, Júpiter. Verdaderamente descubrió dentro de mí lo que pasaba. Hay cosas que no las comprendo, pero no quiero preguntarlas tampoco.



- Gracias Gaia – Dije mirando a la habitación. Ella seguía roncando. Era muy temprano, y estaba amaneciendo. Su forma de dormir era grata, y era bello verla allí y cautivarme.



Es como un momento que me gustaría volver a repetir. Ese en el cual ella descansa durmiendo. Soy así de loco también, o lo que conocen como nostalgia. Un instante; momento insignificante.





La vida está lleno de esos momentos insignificantes que no se van a repetir quizás, y tal vez eso sea lo doloroso, y de alguna forma que me voy arrepentir de no volver a ellos como lo he hecho muchas veces.

El práctico de sumeria estaba listo. Desayuné y lo envíe por correo, tal como me indicó.

Fin del capítulo

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Diego Leandro Couselo
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