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La esposa. Gaia y cada momento con Júpiter. (parte 3)
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La esposa. Gaia y cada momento con Júpiter. (parte 3)

Las damas continuaban su paseo, y no se percataban que alguien las seguía. Era un ser con un sobretodo y sombrero. Llevaba un anotador en su mano con un bolígrafo.



Ellas no repararon en ese sujeto, aunque Gaia tenía una cierta intuición como para poder determinar el sigilo. Es tan extraña. Yal lo he dicho. Ese don, lo pude descubrir una noche que estábamos en la habitación y cierto movimiento silencioso, hizo que ella despertara y fuera directamente a encender la luz, y colgarse del techo. Si, es un disparate. Así es Gaia. Y todo por una araña minúscula.



- ¿Qué haces?



- ¡Sentí un ruido extraño! Y desperté.



- ¡¡¡¿¿¿???!!!



- Es solo una araña.



- ¡Rayos! ¡Quiero dormir! ¿Qué hora es?



- ¡Perdona Danna! - Expresó, y miró su pequeño reloj. Al verlo me resonó en mi mente algo importante, un beso de ella que había soñado, pero antes un regalo importante. Un reloj - Buenos noches – Me sonrió y se volvió a dormir



- ¡Buehh Buenas noches! - Dije pensando en ello, y cerrando mis ojos. -





Otro día en el living a la cocina, fue corriendo con un palo de escoba. Estábamos merendábamos.









- Este café con leche esta delicioso.



- ¡Gracias Danna! – Su rostro se modificó mirándome, con semblante asesino, y tomó el cuchillo y se lanzó hacia donde me encontraba. Escupí el café del ataque.



- ¡¡¡¿Qué haces mujer?!!! – Grité.





Fue a la cocina, y detrás de ella ante el impacto, me dirigí también.





- ¿Qué sucede?



- ¡Nada! – ladeó la cabeza negativamente. –



- Gaia ¿Dormiste bien?



- Siempre. Temí ver algo extraño detrás de ti.



- ¿Ves muchas películas de terror?



- ¡Sabes que me gusta el terror! Esto es distinto



- ¿No me digas que ves fantasmas? – Expresé con ironía. –



- Podría ser. TE quieren a ti.



- ¡¡¡¿Estem?!!! ¿Nuevamente repito estas bien?





Pronto se sintió un ruido extraño y luego otro. Eso me produjo un temblor. Desde ese entonces supe que Gaia, tenía cierto sensor. Lo referente a los fantasmas me lo reservé. Pues no fue el único episodio. Esto es todo un disparate, dije al principio, y lo sostuve.



Entonces ellas siguen su camino normal, siendo seguidas por alguien que con su atuendo se esconde. Las damas continuaron e ingresaron al centro comercial. Subieron las escaleras y caminaron por los corredores en los cuales había otros negocios de ropa elegante sport. Gaia aprovechó para comprar una sudadera, y un vestido. Lo mismo Luna.



- ¿Lo viste?



- ¡Ejem!, ¡Es hermoso! -



- ¡Lo quiero! -









Luego de probarse varias prendas salieron de allí, y fueron a la sala de comidas rápidas, para beber una gaseosa. Pidieron dos con unas hamburguesas, sabiendo que ya era mediodía y podían almorzar algo ligero, para continuar. Gaia, no es de tomar líquidos, sin embargo a medida que fuimos conviviendo comenzó a tomar el agrado de beber. Pregunté el por qué de no ingerir líquidos en la comida', ya que era importante. Respondió con un análisis científico en base a que los líquidos entorpecen la digestión. Algo bastante extraño. Si es fundamental para la existencia la infusión de agua. No era de agua sino otros líquidos sintéticos a base de agua. Nunca deducí aquello que expresaba. Era como una locura. Con el tiempo fue adquiriendo la costumbre. Posiblemente en su isla no lo hicieran. Las culturas terrestres somos muy diferentes en tantos aspectos. No quisiera pensar que existan otras más complejas y absurdas. Esa última palabra es orientada a la nuestra. Todas son extrañas.



En fin concluyen su comida, e hicieron unos momentos de receso para descansar el estomago, o mejor dicho una digestión afable para proseguir su periplo comercial.



- ¿Deberíamos continuar? - Preguntó Gaia. – Estoy un poco exhausta. –



- Claro que sí. Todavía hay mucho que ver.



- ¡Uff! Tú no te cansas.



- Debo llevarte a todos lados princesa. ¡Ah por cierto! ¿Decidiste que vas a estudiar? ¿Volverás a antropología? Podrías dedicarte a la ciencia, como lo he hecho.



- Para nada. Me encanta el arte, aparte tú ya venias estudiando bio -- tecnología, y física. Lo que tengo ánimo de estudiar son orientaciones al arte en todos sus aspectos.



- ¿Podrías llevarlos a la isla y emprender un negocio?



- No estoy segura. También la historia me atrae.



- ¡Ahh! ¡Ese debe ser Júpiter!









- No es eso. El tiene mucha elocuencia y oratoria en estos puntos. A veces cuando le preguntas sobre algún hecho, se levanta de la silla, y comienzo con una rima de mímicas a explicar los acontecimientos. Es una maravilla en cierto sentido el oírlo.



***//*** Impase de tiempo.





Gaia...la cuestión fue la siguiente...Arquímedes sabía de antemano que estaban atrapados ante el asedio romano. Por tierra las fuerzas se dirigían a toda prisa con catapultas y por mar los barcos estaban acechando el Adriático. Solo había un arma infalible, y era la mente de aquel hombre que si bien había ideado algunas armas con las cuales resistir tenía un haz en la manga. Los espejos ustorios. ¡Claro! No sabemos a ciencia cierta si fueron reales, pero según testimonios. Esos espejos concentraban el calor del sol radiante. Es la óptica de Euclides ya 300 años atrás. Arquímedes no tenía muchas opciones, por lo que coloco cada uno de ellos desde lo alto de la gran muralla, y un día del antiguo calendario, el puerto comenzó arder. Eran los barcos de Marcelo que ardían. Huyan del ardor de las llamas y de las luces fueron las palabras de varios legionarios. Las fuentes legendarias narran que un rayo parecido al laser destrozo cada barco...tiempo después caería Siracusa, pues como toda pequeña nación, lamentablemente muere con el tiempo. Arquímedes fue asesinado, y su asesino ante la falta de respeto también por su propia gente. Pero aún quedan hechos como aquel día que las luces interfirieron del cielo al mar.....



..El rostro de Gaia se había sonrojado, por las palabras de Júpiter. La fuerza de la oratoria, era emoción en sus mejillas. Su cabello rojizo se teñía en matices oscuros. Siempre que a ella le ocurría una situación en que la emoción subyugase su corazón su cabello tomaba vida y se despeinaba como si el viento los hiciera flamear.



- Gaia, te volviste a perder – Dijo Júpiter – Perdón si fui un tanto aburrido ¡Ja!



¡Ja! - Ella ladeó la cabeza negativamente feliz. –











- Solo escucharte es asombroso Danna. Siempre cuéntame historias. – Dijo feliz, en cuanto su cabello se elevaba como si el viento flameará.



- Toma – Dijo Júpiter, y le alcanzó un pequeño reloj – Te quería dar éste regalo. Si hay algo que me encantan son los relojes. Espero te guste.



- ¡¡Danna!! Es hermoso – Y beso a Júpiter en sus labios. -







***//***







- Gaia, te volviste a perder – Dijo Luna. -



- ¡¡Perdona!! Soñaba despierta. –



- Tu sueñas muy seguido despierta Gaia, hasta incluso te pierdes demasiado. No debería decirte esto, pero el efecto Júpiter te está afectando demasiado, como a ese niño que no para de seguirnos, y ahora está escondido entre el mural del otro lado de uno de los mostradores de comidas rápidas. No, se que haré con él.



- ¡Je! ¡Je! Eres tan rígida, podrías darle una oportunidad, por lo menos para que no se autodestruya.



- Lo que menos quiero es eso. Es simpático, y atrevido, aún así no sería bueno que se metiese con alguien como yo, que solo vivo de la ciencia.



- Y de los malos recuerdos. Ese es tu problema grave. Deja el pasado esfumarse.



- ¿Ahora me vasa dar consejos?



- Siempre te los daré, para eso están las amigas ¿Qué tal si nos vamos yendo?



- ¿Por qué no? Dirijámonos al sector de tecnología, quiero ver los nuevos elementos para notebook.



Ambas se incorporaron de sus asientos, y fueron por un pasillo hasta dar con la escalera mecánica. La lentitud de la subida era notoria. Desde el extenso edificio comercial se veía parte de la ciudad.









- Mira, por allá se ubica el museo en el cual trabaja Júpiter.



- Parece un edificio vetusto, típico de los museos. Un día quisiera ir a visitar



- Podemos ir juntas, en el día de hoy.



- No lo sé. No sería mala idea.





Al terminar el recorrido, fueron por un pasillo que se cubría con un negocio. Luna estaba observando todo, y mientras ellas caminaban se volteaba a ver a Gregory escondiéndose. Su rostro se dibujaba con una cierta alegría que Gaia pudo determinar con poca intuición. Lo que de hecho alegró su sonrisa por su amiga.



- Espera aquí Luna.



- ¿Por qué?



- Solo unos minutos. – Dijo Gaia con un tanto de gracia. Ella se volteo y la dejó esperando, para ir hasta donde estaba aquel sujeto con su anotador.



- ¡¡¡Buenas tardes Gregory!!!



- ¡¡AHH!!..Eh...Estem............................................. Buenas tardes Gaia ¿Bonito



día no?



- Si, ¿No lo es? ¿Qué escribes? – Pregunta, y alcanza a leer antes de que él lo guarde."A ella le gusta la coca refrescante, me pregunto si solo eso, como su rostro es tan bello" - ¡Wow! De verdad eres un buen escritor



¿Cuando se lo dirás? – Pregunta nuevamente.



- ¿No entiendo de que me hablas?



- ¡Ohh! No seas tonto. Júpiter me contó todo. Y no estás aquí por casualidad. Ven conmigo.



- ¿¿Qué?? ¡¡¡No!!!, ¡¡no!! ¡¡Para nada!!



- ¡No seas idiota Gregory!.... Luna puedes venir.



- ¿No te escucho? – Dice Luna. Justo aparecen los dos.









- Bien, mi salida contigo se acaba aquí, quiero regresar a casa. Así que me retiro.



- Pero, ¿Y el museo?



- Otro día. Júpiter posiblemente vaya a la universidad.



- Pe..pero..



- ¡Pero nada mujer!



- Yo no quiero ser una molestia.



- ¡Tú cállate detective! ¡Y quédate con la dama!





Gaia se retiró del centro comercial saludando a ambos, en cuanto tomaba la escalera mecánica descendiendo.



- Bueno, perdona. Les arruine la salida.



- No es nada. ¿Por qué estás vestido así? ¡Pareces un espía de la KGB!



- No es eso, es que me gusta la ropa soviética.



- ¿Ahora me va a decir que eres de origen ruso? - Opinó con sarcasmo. Gregory en un descuido dejó caer su anotador. Lunar lo recogió.



...La amo desde el primer momento que la vi, y quisiera saber sus gustos y encantos. Quisiera conocerla, aunque sea de lejos. Tenerla cerca.



Así comenzaban las palabras de Gregory





..Le encanta su vestido coloreado. Como la física en sus manos, y las moléculas en su rostro que parecen arcoíris dibujando cielos. Me encanta esa libertad que tiene para moverse al caminar, para decir las palabras, para soñar.



No la conozco, pero quiero conocerla. Quiero ser parte de ella, y destrozar todos los muros que nos dividen y armar un puente a su corazón.



- ¿Tú escribiste esto? – Se sonrojo Luna.



- Bueno, ¡Sí! Son borradores, por eso es un ano..anotador – Titubea Gregory









- ¿Puedo quedármelo? - Sonrió ella. -



- ¡Estem!.. – ¡Sí!, claro - Se colocó la mano en su cabeza riendo levemente Gregory. – Oye – Luego agachó la cabeza – Perdona, si las interrumpí –



- Al contrario. Yo nunca había leído nada de ti.



- La otra vez que te invité, me quedaron claros las cosas. No quiero ser una molestia para ti.



- Quieres ir a tomar algún refresco. Tengo tiempo libre.



- ¡Claro!



- Y por cierto nunca eres una molestia. Me divierto y eres una persona muy especial. Mi escritor.



Gregory se alegro por ello, como si el espacio del universo estuviera a los pies de ambos danzando hasta que las estrellas dejen de iluminar.



Las risas y las anécdotas llegaron antes de lo deseado. No fue un rechazo como la primera vez, sino un enorme sin fin de sentimientos. Gregory se sentía a gusto. Ya había sido rechazado, y con certeza no se rendiría por nada para lograr que el corazón de Luna se ablandase lo necesario con las palabras precisas.



- Hoy es el día en que debo estudiar con Josefina. – Me dije. Al salir del trabajo, envié un mensaje para ella haciéndole saber que debía encontrarme con una compañera de la universidad.



- ¿Es la chica que te manda mensajes? – Contesto luego de un lapsus considerable de tiempo.



Gaia no parecía molestarle. Generalmente tiene la costumbre de poner en visto los mensajes, sin decir una palabra. Sin contestar ni nada. O todo lo contrario, envía innumerables emojis graciosos y corazones que completan la pantalla del celular móvil. Pero esta vez sí respondió de una forma extraña.



- Ten una buena jornada de estudio con esa mujer.









Al ver su mensaje un tanto falto de gracia. Sin tildes, ni comas. Eran palabras opacas con frívola forma e imagen. Podía imaginarla a ella escribiendo con escasa paciencia y meditando las palabras y luego borrándolas nuevamente. Me preguntaba si ella. ¿Estará celosa? No, sería una tontería de mi parte pensar algo tan sacado de contexto. Aunque es una mujer, tiene derecho a ponerse celosa. E incluso por ser mi esposa, por más que todo fuera una mentira, podría usar sus dotes de conyugue para darse el lujo de decirme de todo.



Acaba de llegar otro mensaje.





- Hoy pensábamos ir a verte con Luna al museo.



- ¿En serio? ¡Hubieran venido!



- Esta con Gregory.



- ¡Je! ¡Je! No se rinde ese desalmado.



- ¡Se parece a ti conmigo! Aún recuerdo cuando me salvaste la vida.



- Fue hace un buen tiempo.



- Pero no se olvida.



- Ya estoy llegando para encontrarme con Josefina a cenar y estudiar para el examen



Gaia no contestó nada más.





- Volveré tarde.......Adiós..... – Me despedí. -





Seguía sin responder. Puede que se haya puesto celosa. Esa mujer es solo una compañera. Al rato minutos antes responde Gaia. -



- Podría estudiar sola.





Al ver su mensaje, me di cuenta de que a Gaia no le caía nada bien aquella mujer. Supongo que deberé dar explicaciones, aunque también es innecesario teniendo presente la situación. Bueno, solo voy a estudiar, tampoco a pasar una noche de pasión descontrolada, si entiendo que Gaia como todo ser humano









tiene derecho a ponerse firme ante esta situación con cierta diligencia mal pensada de su cerebro a imaginarse hechos inexistentes. Lo mismo hubiera hecho si me pasara.



Bueno parece que está justo allí. Frente a la pared de un restaurante amplio. Un lugar adecuado para cenar. En principio propuso su casa, pero me negué. Eso pondría peor a Gaia.



- ¡¡Júpiter!! – Se me lanzó encima con un abrazo afectivo. -



- Ho....Hola – Dije un tanto sorprendido. Su perfume a jazmín era muy fuerte y su bufanda de invierno se estiro por mis labios. Tenía un atuendo de blusa, con unos jeans, y zapatos. Su camisa relucía. Su cabello suelto amarronado con un saco de color oscuro.



- ¿Qué te parece este lugar para cenar y estudiar?



- ¿Eh? Es un buen lugar.



- Aquí. Se puede cenar, y podemos tener tiempo para lecturas y estudio. Es un restaurante con sitios privados.



Al ingresar en aquel sitio. Se notaba que era un lugar destacado, pero no para estudiantes. Tenía como el sistema japonés de karaokes, o ciber cafés, cuartos privados, en los cuales reservar para pasar el tiempo las 24 horas. Francamente nunca tuve el placer de poder ir a uno a divertirme. Mi forma pulcra ermitaña no me lo permitía. Puede que Gregory a estas alturas de mi vida, sea el único amigo que poseo, y apenas lo conozco. Todos los demás fantasmas que me habitan son solo personajes de paso.



- Júpiter deja de estar pensativo. – Comentó Josefina. Sin querer ya estábamos instalados en la mesa. Era un cuarto amplio con una pantalla, por si queríamos ver televisión, o jugar algún juego, o ingresar a internet.



Teníamos la carta de mesa allí. Eran minutas bastantes accesibles. Josefina pidió un Sándwich de jamón serrano, queso, estilo parmesano, por mi parte algo









ligero para no entorpecer la concentración con una digestión abusiva. Para beber se adelantó ella. Dos jarras de cerveza.



- ¿Cómo? ¿Qué dijo esta mujer? – Me pregunté. Vamos a estudiar, no a pasar el rato.



- Dos jarras de cerveza helada, por favor - Volvió a exprimir sus palabras.





El mozo de atención se retiró.





- ¿Cerveza?



- Júpiter. Sin cerveza, no se puede estudiar los puntos principales.



- Lo ideal sería un café.



- Te has quedado en el tiempo. Eso se hacía hace veinte años ¡Actualízate!



- ¡Oye! Eran buenos tiempos.



- No seas viejo. ¡Ah! ¡Estas casado claro! ¿Y cómo es la vida de conyugues? – preguntó colocándose la mano en la mejilla sosteniendo su cabeza con el codo en son de una pregunta aburrida.



- ¿A qué va eso? – Pregunté un tanto anonadado. – Es algo normal. Nos llevamos bien.



- ¿En serio? – vuelve a preguntar ella. – ¿Salen mucho?



- Lo suficiente.



- ¿A dónde suelen ir?



- Restaurantes, cafés, cines. Lo normal. ¡Estem!...es un interrogatorio.



- ¡Je! ¡Je! Claramente - ¿Es una dama especial no?



- ¿Ella? De los más especial.



- ¿Algo que te haya cautivado?



- ¿Qué me haya cautivado? Hay muchas que podría decirse. Su cabello rojizo, sus mejillas, su manera de actuar, su mirada. Sus palabras. Cada una vale algo especial, único.



- ¡¡Mmm!! – Sueña despierta ella. –



- ¿Qué ocurre? – Pregunto con dudas -









- ¡Nada! Pero.......Debe existir algo más profundo.





Por un momento medité, en cuanto ella me observaba fijamente los movimientos. A pesar de que lo mío con Gaia era una farsa, sentía que algo teníamos los dos. Algo muy profundo, y no lo podía determinar solo cuando soñaba. Y luego desaparecía queriendo que ello fuera realidad.



- ¿Si algo fuera especial, como lo catalogarías Júpiter?



- Si algo fuese especial, sería inimaginable. No podría describirse con ninguna palabra, o situación que exista en éste mundo.



- Bien. Te reformulo la pregunta si no es molestia. ¿Qué es especial?





Mi rostro cambió completamente imaginándome a Gaia en un campo de flores danzando entre ellas mientras los pétalos vuelan. Y todo a tu alrededor gira con ella como un huracán apacible de brisas.



- Ella tiene en su interior algo bello que no se puede explicar. Cuando la vi supe que era ella la mujer de mi vida. No puedo describirlo. Es raro es como que mi corazón cada vez que ella está cerca, late sin cesar. No tenemos los mismos gustos, ni ánimos. Incluso somos muy diferentes, pero hay algo en ella, y es que su corazón también late de forma acelerada cuando me tiene cerca. Es difícil de explicar, pues lo siento internamente y ella también. De eso estoy seguro



- ¡Ahh! Eso es amor puro – Dijo –Aunque el término de dos corazones que se siente me parece muy abstracto. Pero.....



Justo a tiempo llegó la cena, para concluir con aquella indagatoria. Íbamos comiendo y ella mientras degustaba bebía uno que otro sorbo de cerveza. El primero en terminar había sido yo, con una gula a gran velocidad, quería apurarme para sacar los apuntes.



- Júpiter, no te aceleres tenemos tiempo para estudiar el examen. – concluyo con cierta parsimonia –









Asentí y pronto tome mi celular para ver los mensajes. No tenía nada de Gaia. Y claramente de ninguna otra persona. Luego me incorporé a encender otra luz para tener mejor visión de los apuntes. Josefina había concluido de cenar, y pidió otra cerveza.



- ¿Qué haces Júpiter?



- ¡Hay poca iluminación! – Dije.



- Mira que eres raro. Teniendo esa luz es tan romántico.



- ¡¡¡¿¿¿???!!!



- ¡¡Ja!! ¡¡Ja!! Estaba bromeando. – Se ríe.



- ¡¡Mmm!!........ - - ........No es nada gracioso – Dije por mis adentros – Bueno comencemos – Saqué los apuntes del bolso, y empezamos.



- Sería buena idea usar la pantalla, para buscar información



- No me opongo. – Expresé, con cara rancia, sin observarla, más que a mis apuntes



- ¡Gracias mariscal! ¡Uff! Pareces un militar al que depusieron. – Claramente no escuché a lo que dijo.



- Bien los comienzos de la humanidad se analizan a partir del llamado homínido, pero antes, muchos antes se entrelazaban las evoluciones



¿Estamos de acuerdo?



- Si, y esa llamada evolución darwiniana, fue la que iba produciendo cambios, teniendo presente el ecosistema. El primer avance desde áfrica, en el cual en ese tiempo había un clima cálido, por eso la piel oscura y el pelaje



- Eso es más avanzado Josefina. Hay que analizar que el llamado hombre de las cavernas perdió en un principio el pelo, ¿y por qué? Allí podría establecerse el clima.



- ¡Mmm! Eres bastante inteligente Júpiter.



- Gracias









Luego de dos horas de estudio. Nos tomamos un descanso. Josefina me miró ya con dos jarras de cerveza encima, aunque sobria y se rió.



- ¿Cuál es la risa?



- ¡Je! ¡Je! No es nada. – Dijo. Ella tomó un apunte y se dirigió a mí. Sentándose a mi lado. – tengo algunas dudas con éste punto. – Marcó uno al azar. Yo me corrí unos centímetros de ella, debido que estaba pegada a mí, y era un tanto intranquilo para mí persona.



- Bueno este punto....... Y luego....... Hablaba solo prácticamente sin mirarla a ella.. Y el desarrollo de éste otro punto..... – Y al rato comenzó como a caer su cabeza sobre mi hombro a medida que iba conversando. Yo seguía hablando solo, y ella casi dormida susurraba algunas palabras balbuceadas que no se entendían.



- Júpiter eres muy agradable – Y se fue acercando a mí, a lo que me moví rápido en un acto reflejo, y ella despertó.



- ¡¡Ohh!! Perdón me quedé un tanto dormida –



- No te preocupes ¿Supongo que no escuchaste lo que dije no?





Ella parecía mirarse en si misma pasándose su mano por uno de sus ojos para quitarse el sueño.



- Estaba medio dormida, pero en ese ínterin, pude oírte, aunque di importancia a un sueño veloz en la cual me proponían casamiento.



- ¿Casamiento? ¿Qué rara eres?



- Siento un poco de celo de ustedes dos.



- Bueno encontraras a alguien – Le dije con sinceridad esbozando una mueca de cariño.



Ella me miró un tanto sorprendida









- ....... ¿?......... ¡¡Ehhh!!...¿Eh? ¡¡¡¡Ey tú!!!!... ¿no estarás coqueteándome? Lo siento pero no puedo, ya te dije. Tu estas casado, y tu mujer es maravillosa, no podemos. Somos distintos. No tenemos los mismos tiempos. Niño, eres muy cerrado, yo soy divertida. Nos aburriríamos ambos. No puedo, ni quiero.



Yo la miraba con el ceño fruncido. Otra vez divagando con palabras. Que didáctica que es para rechazarme. Perdí la cuenta



- Aparte, no podemos ser amantes, ni nada de eso, somos de mundos diferentes. Lo siento, mis disculpas, pero no se puede. Somos otras razas. Y no quiero ser segunda, ni nada, de ello. Lo lamente, mi amor es el mar, prefiero que seamos amigos.



- ¡Bueno! Bueno ¡Ya te escuché suficiente! – Le dije moviendo las manos gesticulando mi cansancio – ¿Cuántas veces piensa rechazarme esta dama?– Me dije hartado de oírla ese panfleto de palabras. No me interesa para nada.



- Sin embargo...... - Y agachó la mirada – Eres agradable Júpiter. Ella debe estar muy feliz – Expreso con sus ojos mirando a la base de la mesa, y sus manos tomadas con los hombros encogidos. – No la dejes ir pase lo que pase –



- ¡Está bien! No es necesario decirlo. - Aunque, la realidad es que un día tal vez me diría que se terminaba la farsa. – Haré todo lo que pueda. Al final de cuentas es mi mujer.



- Bien dicho, aunque no se qué te vio eres zonzo.



- ¿No era agradable?



- Claro que sí, y zonzo también. –



- Bueno tu también.



- ¿Soy zonza?



- No agradable.









Ella sonrió. Parecía de la misma calidad que Gaia. A lo que esbocé una leve mirada.



- ¡¡¡Mmm!!!..................¿Otra vez? Esa mirada libidinosa. No quieras coquetearme. Ya te dije no podemos. Tú tiene esposa, y yo soy una mujer firme y decidida, que no le interesan personas así que buscan la doble vida con amantes. Y aparte no funcionaria. Y somos de diferentes mundos.



- Aquí vamos de nuevo con el chip de palabras – Esta mujer es especialista para rechazar hombres. – ¡Bueh! ¡¡¡Ya te escuche suficiente!!! - ¡¡Oh!! ¡¡Es medio tarde!!, ¿Creo que es hora de irnos? ¿O continuamos estudiando?



- No y aparte tu eres.....¿La hora? – hizo una pausa para todas tus oraciones didácticas – ¿Estudiemos un poco más si te parece?





Proseguimos, aunque era pasada las horas de la madrugada. Al otro día no trabajaba, así que podría dormir, y dar algunos repasos a los apuntes para el examen de la próxima semana.







Al concluir y despedirme de Josefina, volví a mirar mi móvil estando en la calle a la espera del ómnibus. Todo estaba bien aparentemente. Hasta ver cinco llamadas pérdidas de Gaia.



- ¿Qué rayos pasó? – dije. Intente llamarla, pero daba número ocupado. Nuevamente repetí el proceso, y ocurría lo mismo. Entonces envié mensaje – ¿Estás bien? ¡¡¡Tengo unas llamadas, tuyas Gaia!!! ¿No comprendo cómo no salían las llamadas? Luego de probar nuevamente, recibí como un contestador con unas palabras. Descolocadas. Eran como ruidos de una voz ronca y fantasmal.



- ¡¡¡!Grueee!!!....grryyye..greee..asii.fggg.......gry....uu. – pronto parecía que mi oído estallaría. Colgué, y regrese a intentar al rato. No podía









discernir lo que fue ello, si daba escalofríos hasta el punto que mi espina se erizo con un frio inmediato.



En mi viaje por el ómnibus, iba probando llamar nuevamente. Una, otra vez, sucesivamente. Otra vez retomé la vos y ahora un pitillo agudo



como si fuera un censor de alarma, --------------- . Colgué, y





retorné al mismo llamado, hasta que respondió.







- ¡¿Danna?! ¿Si que deseas?



- ¡Gaia! ¿Estás bien? ¡¡¡Tengo algunas llamadas, de ti!!!



- Si, ¡estaba descansando!



- ¡Ahh! Había unos ruidos.



- ¿Ruidos? ¡Danna deja de imaginar cosas! ¿Seguro estabas ocupado con tu compañera?



- ¿Qué? No digas idioteces ¡REALMENTE ME PREOCUPE!



- ¿Eh? –Gaia se sonrojó – ¿Por mí?



- ¡Creí que te había pasado algo!



- ¡Estoy bien! – Dijo ella con un suspiro alegre – ¡Gracias Jupiter! ¡Gracias cariño por preocuparte por mí! – Dijo con una voz caída. De alguna manera se había alegrado por ello. O sintió que nunca nadie le había demostrado tal preocupación. Ella lo percibió con la voz. – ¡Regresa pronto!



- ¡Gracias! – Y colgué.









"Lo que no le agradó a Gaia fie una cruda verdad que podría ocurrir. El sentimiento del uno hacia el otro. Es simple. El hecho de estar juntos. De compartir momentos".



Cuando regresé. Sin querer estaba en dirección al parque. Esa plaza donde cruzamos la primera vez miradas. Donde la salvé aquel día del accidente. Y que









ella propuso casamiento, antes de tener una cita. Fue donde en una lluvia torrencial la encontré frente a la estatua del ángel llorando. Y donde todo se transformó en un sinfín de situaciones difusas.



¿Me pregunto por qué esa vez Gaia estaba allí? Estoicamente, firme, mencionando unas palabras. Me fui sigilosamente ante aquella majestuosa forma de mármol blanquecina. Y me dispuse a querer conversar.



Me miraba sin decir nada al respecto.





- ¿Vamos tú la conoces? Perdona ni siquiera me presenté. Soy el esposo de Gaia. Bueno eso se podría decir. Ya que nos unimos en matrimonio no hace mucho tiempo. Aunque yo creo que pasó más del que recuerdo. Cuando la conocí fue aquí mismo. Con seguridad nos habrás visto. Y ocurrió un accidente en el que casi pierdo la vida. Antes de aquel hecho le pedí una cita. Realmente cuando la ví quedé totalmente deslumbrado. Era como si la persona que tanto busqué o fuera a buscar apareciese ante mis ojos.



Aquel busto solo me miraba y mientras le narraba mi vida con Gaia.





- Gaia me propuso casarnos y luego tendríamos una cita. Fue todo muy extraño. Tiempo después ella apareció en mi casa. Y celebramos la boda. Al principio fue todo normal y tuvimos nuestra cita. Luego convivimos como dos seres que se tienen y no. Y un día ella me dijo que todo era una falacia. A pesar de ello la comprendí. No me preguntes. Sera, pues porque quería ganar su corazón. No obstante la apoyaría en lo que fuere. La he visto alocada y desmadrada en todos los aspectos. Es una buena compañera. Es cordial y alegre. A veces se entristece como cuando vino a ti. Siento que eso me devasta ¿No sé qué crees? Pero no quiero que se vaya de mi lado, aunque sé que lo hará. Bueno no tengo mucho que





decirte. Y es mejor que me despida. Gaia puede que éste recostada.

¿Quién es Gaia? No me lo dirás. Eso ya lo sé. Adiós.

Cuando llegué a casa. Todo estaba en su orden. Gaia descansaba. Y me preparé par recostarme.

Una semana después vendría el examen, la Sala Hades se inauguraba......y Gaia desaparecía...

Fin del capítulo

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