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La esposa. Gaia existe se los aseguro.
El gato fue el primero en avanzar hacia la dirección de la efigie. Al entrar en la sala el Júpiter nos daba la bendición. Josefina caminó al lado del señor de la bruma. El misterioso Tristán.
- Yo te conozco de algún lado.
Tristán no le dirigía la mirada y permanecía firme al frente. Con Gregory analizábamos todo. Josefina lo volvió a ver detenidamente. Sintió como unas lágrimas se escaba huían de sus ojos.
- ¡¡Sí!! ¡¡Sabias que eras!! Si eres tú. El Hombre de la capa. Tú, el hombre que en mis sueños me salvó. ¡¡Si, se que eres tú!!
El señor de la bruma no dijo nada. De hecho se mantuvo en silencio. Recordé que Josefina me había narrado en un momento de su tiempo sobre un sueño. Así como lo que Gaia aparecía en mí.
- Tú apareciste. Y estuviste en mis sueños. ¿Dime? ¿Si es real? ¿Realmente lo fue?
Él no contestaba.
- ¡¡Escúchame!! – Y lo tomó del brazo con fuerza. Estaba enojada. Su mirada era de tristeza y enfado. – tú, me llamaste por el nombre real.
¡¡Por quién soy!! ¡¡Dime si es verdad!! ¿Si lo vivido es realmente verdad?
- ¡¡Josefina!!–Dije – ¡¡Josefina!! – grite. Ella se dio la vuelta – ¡¡Ven aquí!! –
Ella lo observó con detenimiento y ladeó la cabeza con un ademan negativo y sin remedio. Ella se enfadaba más.
- Estamos en la sala central. Allí se inicializaba todo el preparativo.
Tristán fue claro. Para encontrar a Gaia y Luna, Debíamos ir por allí. Por donde la efigie se abre a la isla. Tristán iría con nosotros. Josefina fue por el gato. No quería verle el rostro a Neso, o Tristán. Gregory se acercó a la estatua. Y yo me mantuve pensativo.
- Entiendo su enojo. Pero no puede ser. Ella se dio cuenta, como tú con Gaia, o ese individuo con Luna. Les pido disculpas – hizo una suerte de referencia a mí. Manipulamos su tiempo y lo escondimos y lo volvimos una y otra vez hacer. Lo guardamos en su mente, y sus sueños los
proyectaron como película. Era como si el tiempo volviera al mismo lugar haciendo desaparecer las experiencias vividas.
- ¿Una amnesia?
- Algo. Pero al recrearse volvió todo a la normalidad. No los culpo. No la culpo por sentirse confundida y lastimada. Gaía diría lo mismo
- ¿Por qué hicieron esto?
- Para ser felices. Todos los seres sea en donde sea somos imperfectos. Y a veces en alguna parte del universo, del tiempo, o dimensión encontramos a alguien que nos comprende y completa lo que somos.
Recordé todo lo vivido con Gaia.
- Pero el sacrificio es que no podemos continuar. Jugamos con el tiempo para que podamos ser felices. Ustedes no debían recordar nada y nosotros nos guardaríamos un poco de ese recuerdo para vivir. Pero sus sueños son tan fuertes que rompieron los esquemas. No la culpo a Náyade por enojarse conmigo, o Josefina como la conocen ustedes.
- Su nombre, era muy particular. –Me dije, sin expresar nada. Eso otro enigma más para sumar. Pero aún seguía en mi mente dibujando a Gaia.
- ¡Ya veo! – Expresé resignado. – Ella jamás se quedaría conmigo. – Tristán no dijo nada. - ¿Y ahora?
- Es la pura verdad. Ese es el ahora. Ya no hay más confusiones de tiempo y espacio. Todo lo que han vivido y vivan es real. Es la pura realidad. -
- ¿Qué eres?
- Soy lo que las escrituras bíblicas conocen como nefasto.
- Entiendo y Gaia, Luna.
No dijo nada al respecto, cambiando el tema
- Debemos salvarlas. El reino rival quiere que ella se case. –
- ¿Reino rival? – Ahora la confusión era peor. -
"Era todo cierto. Tristán N(Neso) Cerbero.
Cuando fuimos al museo todo se estaba aclarando. Que esos hechos fueron la pura verdad, y no solos sueños medidos entre lo onírico y la ficción. El hombre de la capa existía. El beso de Luna existía. Mi esposa Gaia y ese te amo hacia ella. Luego por razones extrañas, todo desapareció se volvió confuso. Sus mentes se manifestaron en blanco, hasta que grité por ella por Gaia. Y todos recordaron nuevamente Ella luego recordó como Gregory. Alguien estaba jugando con su memoria para olvidar. Era Tristán, y Luna, y lo más importante Gaia. Eran como aquel demonio de la teoría de Laplace." -
¿Y están en peligro? Un reino rival. -
Fin del capítulo
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