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La esposa. Gaia existe se los aseguro.

Se revela la verdad. Vamos por ella a donde fuere.



No me creían hasta que comencé a gritar su nombre para que todos la recuerden.





Pasaron los días. Estaba en mi casa. Por cuestiones de refacciones y seguridad, el museo recién hoy abría sus puertas. Todos y cada uno de esos días pasaba en cabeza situaciones que desconocía. Era como si mi cerebro quisiera salirse y crear una nueva vida.



Y pasaron los días, y mi mente se aclaraba cada vez más. Pasaron los días. En el trabajo, no se producía ningún indicio de nada sobre mí. El advenedizo de cada lugar quebraba mis sensaciones y aumentaba la ansiedad. La sala Hades estaba en arreglos pues faltaban los últimos pisos, pero ya podíamos regresar.



Y un día todo comenzó a dar vueltas en mi cabeza. Fue un día que desperté de tantos con los mismos sueños de siempre.



Ese día experimentaba un desolador cansancio. Mi cabeza daba boleos de mareos ininterrumpidos. No podía creer que todo los recuerdos que mi cabeza tenía. Una mujer. Si era una mujer con ojos rojos de mediana estatura y un cabello extenso, y su nombre era Gaia. ¿Pero por qué?



Al principio intenté restarle atención, pero eran más y más agudos aquellos pensamientos que se insumían en mi mente. Relacioné aquel onírico suceso, y sin remedio me rendí. Al preparar el desayuno todos los días, discernía que había adquirido una nueva forma de poder realizar tales acrobacias en el cortado del pan y su tostado. Luego la manera en que preparaba el café. Era un









tanto diferente. Lo tomaba con dos cucharadas de azúcar siempre, pero tenía también edulcorantes en sobres muy pequeños. El té de todos los sabores. Te marrón inglés, Té Verde, Té de manzanilla, Té de frutas tropicales, té de los arbustos lejanos. Y así podría contar hasta un infinito. En mi refrigerador de congelamiento rápido, pedazos de carne que nunca tuve la suerte de probar. La casa estaba aseada. Tenía algunas pertenencias que no recordaba poseer. Entre ellas un almohadón muy femenino. Bueno supongo que era parte de mi vida. Siempre olvido todo, y me olvidan como un anónimo que soy. Al salir de mi casa, aquel gato rondaba y se me acercó solamente para pasar entre mis piernas y luego huir como todo felino que solo busca alguna caricia. Es un gato que mantiene un aire de espectador de mi hogar. Todas las noches lo he visto venir y posarse entre la ventana como queriendo platicar con alguien. Aunque tengo algunas imágenes, son borrosas. Al abrir mi billetera para asacar mi tarjeta de ómnibus, pude ver que tenía una foto en un parque de diversiones. ¿Qué hacía en un parque de diversiones? Estaba allí solo, y algo en mi mente me manifestaba algún indicio. En aquella imagen disfrutaba del paisaje. Detrás de mí una gran esfera como planeta y dentro de éste lo que parecía la tierra. A los costados una sucesión de pequeñas estrellas. Era como un afiche grande como parte de una pared, en la cual estebábamos apoyados ¡¡Momento!! ¿Cómo estábamos apoyados? Fue solo una mala expresión en plural, obviando un singular. La foto es bastante perfecta, ahora que la observo bien. Todos sus trazos son especiales. Estoy como si fuera acorralado por una persona, mirando hacia arriba. Debe ser una tontería de mi parte el pensar así. Nunca he salido bien en las fotos que me han tomado. Parezco como nervioso, y como si tuviera un chaleco de fuerza natural. Soy un desastre en ese sentido.



Al salir a caminar era como un ir y venir de personas. Muchas de a dos. Me pregunto si eso sería algo normal para mí que estuve siempre solo. Una pareja con sus bolsas de las compras. Otro indicio que generó un dinamito boleo









mental. Al llegar a mi trabajo, los mismos empleados y empleadas de siempre. Me preparé para la sala Hades, y fue cuando me desvanecí. Fue de inmediato. Ingrese por todo el salón caminando, y fui al corredor principal y entonces esa efigie. Si esa efigie traumó mi psiquis. Al mirarme fijamente si visión penetró por mis retinas como queriendo devorarme, y salí espantado de allí. Detrás de mí, la figura de una silueta se dibujaba por todo el corredor, y fue que caí al suelo. Algo quería tomar mi pie, y empecé a patearlo sin éxito, hasta que se arrojó encima de mi cuerpo y fue que me desmayé. Lo último que podía ver eran todas las figuras, y el Júpiter desde lejos junto a la mujer mirándome, y una gran figura en silueta se me iba a acercando



- ¿Gaia qué haces aquí?



- ¡Danna! Viene a verte a tu trabajo.



- Eso me alegra mucho.



- Si, pensé que necesitabas ayuda. No podía dejarte solo, pero sabes lo siento mucho.



- ¿Por qué?



- Porqué prometí algo importante y no pude cumplirlo.



- ¡¡Gaia!!







Volvía en sí, y estaba en la enfermería.





- ¡Ya despertó! – Dijo Origima. -



- ¡Menos mal! ¿Qué te ocurrió? – Preguntó Erwin. -





Al incorporarme en la cama, con mi mano me toqué la frente masajeándome. Tenía un moretón por la caída.



- Parece que fue una lipotimia, y te desmayaste Júpiter ¡Debes tener más cuidado si no te siente bien!



- Estabas gritando un nombre: ¡Gaia! ¿Es alguna chica? ¡Je! ¡Je! - Pregunta Erwin con cierta risa.









- ¿¿Eh??



- ¿Por qué no te vas a tu casa y descansas?. Tomate dos días – Fue lo que me dijo mi jefe ante el parte médico.



Mi jefe vino de inmediato, por ser un día de semana. Estaba todo el sector tranquilo. Las actividades intensas comenzarían luego de dos semanas. Rigel no se opuso.



- ¡Come bien la próxima! – Dijo Rigel con un poco de seriedad. – Para ser un viejo vecino de uno de los edificios aledaños soltero deberías cuidarte más-



- ¿Yo estaba soltero?



- ¿Puedes irte solo Júpiter?





Al regreso por mi casa, pasé por el centro comercial. Allí había una dama vestida de un personaje de caricaturas de animé, me pareció conocida aquella dama. Ella me miró y no dijo nada al respecto. Sin darme cuenta pasé justo delante de ella. Y en voz baja me expresó.



"El tiempo con ella, lo valió todo. Sigue buscando. Nada es mentira"







A darme la vuelta la dama no estaba más. Era como si la hubiera imaginado. Luego al llegar por el camino a mi hogar, crucé la plaza. La bendita plaza. El cielo comenzó a nublarse, y temiendo una lluvia aceleré mi paso. Empecé a sentir el viento en un soplido, y las primeras gotas cayeron rosando mis ojos, que en un abrir y cerrar estaban de frente a una mujer de cabello colorados salvaje y ojos rojos y un estatua. Luego los volví a cerrar y al abrirlo solo la estatua estaba allí. Me fui poco a poco aproximando, y ese busto no quitaba su mirada de lo que soy. Era como si quisiera decirme algo. Algo muy importante.







- ¡No llores Gaia!











- Yo estoy aquí contigo.







.....No debes olvidarla...si la recuerdas... todos la recordarán.. No debes olvidarla.....







- ¡¡Entonces ella existe!!







La lluvia aclara todos los sentidos, y todos los sentimientos.







- Deja que destroce tu vida con alegría. Que la interrumpa con amor. Soy esto que soy – Soy Júpiter anónimo Ruppert y tu Gaia eres mi esposa. La mujer que amo.







- ¡¡¡Es verdad!!! ¡¡¡Gaia es verdad!!! ¡¡¡¡Ella es real!!!! ---- ¡¡¡¿¿¿Qué está ocurriendo Jupiter???!!! – ME dije a los gritos tomándome la cabeza con las manos arrodillado al suelo ante la estatua. -







Fui corriendo a mi casa. Todo me estaba convulsionando hasta que llegue a ella. La lluvia comenzó y me encerré con llave, y me coloqué de cuclillas y de espalda a la puerta agachando la mirada hacia mis rodillas juntas. Algunas lagrimas se me escaparon y no sabía el por qué. Y lentamente me fui quedando dormido.



- ¡Danna! ¡Soy yo Gaia! Estoy bien. Perdona por no cumplir mi promesa



¡¡Perdona cariño!!



- ¡¡¡Gaia!!! ¡¡Vuelve!!.. – Desperté extendiendo mi brazo y mano como deseando alcanzar algo – Fue otra pesadilla. ¿Gaia, dónde estás?



Al otro día desperté, y desayuné rápido. ¿Debo averiguar que está sucediendo?



¿Dónde está Gaia? El nombre de Luna apareció entonces en mi mente, y la de todos mis vecinos.



- ¡¡Es es cierto!! ¡¡Tal vez Luna puede ser la clave!!





Fui a toda prisa al departamento de mi vecina. Una tal Luna, y solo había un departamento vacio ¿Pero aquí vivía alguien? Observé por cada rincón









queriendo espiar. Luego regresé a mi casa. Todo estaba normal, pero el ambiente se sentía como con un aroma muy particular a una mujer. Eso era inconfundible. Inquiría cada vez más aquella fragancia tal particular, tan reluciente. -



Comenté ello a Gregory.





- ¡Gregory debes creerme!



- Júpiter, ¡no comprendo de que me hablas! No existe esa tal Luna, ni tampoco Gaia.



- No, no puede ser. Te juro que es mi esposa.



- Amigo debes ver a un psiquiatra urgente.



- ¡Olvídalo!





Al llegar a mi casa siempre encontraba cerca de la ventana al gato del vecino. No era la primera vez que ocurría. Le hablaba como si pudiera contestarme, aunque no me dijera nada.



Había un receso en la universidad, y tenía el día libre en mi casa. Comencé a limpiar todo haciendo los quehaceres. De forma particular, situaciones se fueron gestando a cada instante, y la sombra de aquella mujer me perseguía como queriendo decirme algo. Tenía una impotencia hasta el punto de no saber que responder ante mí. Me estaba volviendo loco por la situación que se estaba produciendo a tal efecto. y encontré un pequeño aparato debajo de uno de los muebles. No sabía que era al tocarlo, tuve un flash de aquella mujer.



- ¡¡Gaia!! -. Grite y salí de inmediato de la casa. Pronto miré mi mano y me di cuenta que tenía un anillo. ¿Y esto?



El artista estaba con su lienzo en mano de camino, y un retrato particular.





- ¡Ey! ¡Júpiter! Ya he terminado mi obra que te parece. – Dice él con cierta felicidad.









El retrato tenia pintado a todo el edificio, con varias personas, y servía a todos nosotros. Entonces allí, si allí, dos mujeres conversando. Una desde la ventana y otra afuera palpando cada hoja.



- ¡Es!..!Es ella! - Mi mente se estaba aclarando. -



- ¿Te ocurre algo?



- ¡Disculpe! ¿Quiénes son estas dos personas aquí?



- ¡Eh! ..!mmmm! - Se rascó la cabeza – No puedo recordarlo bien.





La pareja salió de la mano, y nos vieron.





- ¡Wow! – Dijo la mujer



- ¡Disculpe! ¿Sabes quienes son estas dos mujeres?



- ¡mm!..¿Tú sabes?



- No para nada. Apenas me acuerdo de la casa – Aclaró. -





Fui corriendo por las escaleras a la casa de Gregory. Apreté con mi dedo el timbre varias veces en un ir y venir por lo nervios, y él se asomó.



- ¿Sí?



- Gregory. Soy yo Júpiter ¿Puedes salir?



- ¿Qué ocurre?



- ¡Trae tu anotador! ¡Es algo urgente! ¡Hazlo ahora!





Gregory no comprendió bien, no obstante lo hizo. Al salir le mostré el lienzo, y admitió no recordar, y le dije que abriera su cuaderno.



- ¿Dime Gregory para quien escribiste estas palabras?





Todos me miraban de forma extraña.





- ¿Eh? – Gregory las observó con detenimiento, una por una. Oración por oración – ¡¡No!!, ¡No puedo recordar bien!









Yo sabía que era todo real. Todos los sueños eran reales. Y tuve idea. El cielo. Si allí donde Gaia una vez estuvo, y fui corriendo a la terraza, hasta el sitio en el cual se encuentra ubicada la antena.



- ¿Qué hace este loco? – Preguntó el marido a su mujer.





Ella encogió los hombros como el artista, y Gregory continuaba mirando su anotador.



- ¡Esto!..¡¡Esto!! ¡¡¡No puede ser!!! ... - Y pensaba en la locura de mi cabeza. Tarde o temprano debería explotar y lo hizo, cuando muchos flashes de Gaia y de mí se produjeron en muchos emplazamientos que eran validas. Efectivas ¡¡¡Reales!!!



- Haz que todos la recuerden ¡¡¡Hazlo!!!



- Debo hacer que todos la conozcan. Que vuelvan a saber de ella. Debo hacerlo.



Al llegar a donde la antena, mire al cielo y grite.





- ¡¡¡AMOOOO A GAIA, MI ESPOSA. GAIA YO TE AMOOOOO!!!!!!!





El sonido resonó por todos lados por casa. Cada parte de la ciudad.





- ¡¡¡ TEEE AMOOOO A GAIA, MI ESPOSA. GAIA YO TE AMOOOOO!!!!!!!



- ¡¡¡ TEEE AMOOOO A GAIA, MI ESPOSA. GAIA YO TE AMOOOOO!!!!!!!



........................................................... EL FERVOR DE AQUEL GRITO SE



ESCUCHÓ POR TODO EL UNIVERSO, POR TODOS LOS



TIEMPOS..........................................................................................



..........................







- Si, las palabras – Dijo Gregory – Esas palabras para Luna. Entonces......









Todos los vecinos se mantuvieron mirándome. Todo estaba en su divino orden cósmico.



- Oiga como que algo volvió a mi – Dijo el artista.



- Si, también nos ocurre lo mismo. -



- ¿Luna? ¡¡Júpiter!! – Grito Gregory. - De inmediato descendí.



- ¿Qué está ocurriendo? –Preguntó



- ¡Eso quisiera saber! Es lo que he querido averiguar Gregory. -





Nos mantuvimos verificando todo lo ocurrido. Mis vecinos se fueron y solo quedé con Gregory que vino a mi casa.



- Júpiter si realmente es verdad, ¿Dónde están?



- No podría decirlo, ni saberlo. Todo es muy confuso Gregory.





Analizamos todas las situaciones. Temíamos que hayan desaparecido por completo, y lo más extraño es que perdimos todo sentido cognitivo de ellas en un principio, como si solo fuera una ilusión, o una hipnosis total del recuerdo.



- Debo irme. Si se de algo te diré.



- Gracias, también te tendré al tanto. –





Al permanecer meditabundo, fui por una de tantas tazas de café que ya me ingerido. Debo encontrar a Gaia. Sí soy yo, yo que declaré mi amor a ella. Una noche antes de que desaparezca. Yo he pasado mucho tiempo con ella, he vivido todo tipo de situaciones. Hemos sido una pareja. Un matrimonio tan real, que no había farsa por palabras. Pero las reminiscencias en mi mente se habían esfumado. Era como si solo fueran habitantes que emigran dejando que esas remembranzas solo formen parte de situaciones invisibles, fuera de toda realidad.



- ¿Si te has ido Gaia, que pista puedo obtener para encontrarte?









Al llegar la noche esa soledad de la costumbre de estar junto a ella, me estaba invadiendo. Caminase por donde fuere, era como que sus pasos aún seguían allí, firmes en su andar. Ese aroma de un perfume tan particular. Y el gato que nuevamente se posaba en la ventana a maullar. Al concluir la cena, mi celular sonó. Era un mensaje de los grupos de estudio. Por email, no habían dado las notas. Todos con una aprobación. Eso era bueno, suponía.



Encendí mi ordenador, y coloque la clave para mi correo electrónico. Al ingresar encontraba infinidad de mensajes. El primero es la nota de mi profesor con algunas aclaraciones.



...Alumno Ruppert:







Su nota es un siete. Pero me parecieron un tanto inusuales algunas descripciones que ya habían sido detalladas en su trabajo sobre sumeria



¿Civilizaciones anteriores a la época glacial? ¿Otras razas? ¿Los saurios? Algo muy conceptualizado en la criptozologia o en ciencias que se han perdido. Le di una buena calificación dejando de lado los comentarios finales de cada respuesta, pues se ha entendido a la perfección sobre aquellos asuntos. No obstante, debo aclararle algo más como historiador, que me gustaría que fuera en persona. Pues sus teorías no son tan descabelladas después de todo. Si, le parecerá increíble que un profesor de la vieja estirpe le confiese ello. Pero la historia siempre esconderá secretos, y misterios.



Atte... Dr. Elmer Umbriel







No podía creer que mi profesor, me diera una buena nota ¿Pero cuando me referí a las civilizaciones antiguas? ¿A otras razas? Él se refirió al trabajo de sumeria.



De inmediato me dirigí a él email que nunca revisé y fue enviado hace unos meses. Rayos fueron largos meses. Aquí lo encontré.



...Alumno Ruppert:











Tiene un aprobado en su trabajo correspondiente a la civilización Sumeria. Nunca encontré un análisis tan desarrollado sobre la vida de aquella urbe. Desde su cultura, su forma de alimentarse, su mitología, y astronomía. Su trabajo detallo una familia de un padre, una madre, y dos hijas que viven en el centro de la ciudad. Su padre sale como mercader a vender sus especias, y su mujer se dedica al cuidado, y alfarería domestica. Luego como en el templo el llamado orador narraba ante dos hombres posicionados a su lado las historias, y un grupo determinado detallaba con cincel las palabras de aquellas historias. Era tan real que sorprendía con claridad. Debo admitir que fue interesante leer su trabajo, aunque un poco fuera de contexto, de todas maneras se explica el objeto del trabajo el cual es detallar su sociedad. Lo que le faltó y por ello no le he dado una buena nota. Es no citar fuentes determinadas. Las fuentes de otros libros y trabajados comprueban la veracidad de cada proyecto. Sin más que decir. Saluda a Atte...



Dr. Elmer Umbriel.







¿No ha citado fuentes? Ahora que lo analizo, el trabajo lo hizo por completo Gaia. Ella no es historiadora, y sin embargo el trabajo fue excepcional. Y sin más no recuerdo, ella tenía equipos, y sabe de electrónica, y de cocina, de nutrición, y ciencia.



...¡¡Mmmm!!...Debo chequear con mis propios ojos aquel trabajo. Podría ser útil. No me percate nunca de poder ver éste email, como también el proyecto solicitado en la universidad.



- Vemos debe estar por aquí el correo enviado. Si aquí se encuentra en un archivo. – Dije. Al abrirlo se correspondía de varias carillas, con algunos dibujos.



..Día primero...con mi tutor Uruk fuimos a la aldea a visitar a unos mercaderes. Urban shack, líder del mercado, nos dio la bienvenida, tenía que comprar unas especias. Mientras él conversaba, había unos jarrones con aceite. Allí a su lado una











niña de ojos claros jugaba haciendo unos dibujos, y me senté junto a ella. Eran las nubes, y el dios descendiendo con sus súbditos.



- ¿Así recibimos a todos no?



- Así es. Fueron recibidos para dar plenitud y crecimiento.







Fue una amiga que hice. En el mercado. Mi tutor continuaba con el abastecimiento y las ventas. Una tormenta se avecinaba con un gran viento que recorría los alrededores. El alado bajó hacia mí, mientras todos se iban a refugiar. "Era bella como cuando nos vimos por primera vez, luego de la batalla que rompió los esquemas del mundo. Ello es otra historia."







La sociedad se iba manifestando con una agricultura muy allegada desde años



atrás.







.....





A medida que iba leyendo nuevo fragmentos se iban detallando, pero que quería decir:



Era bella como cuando nos vimos por primera vez, luego de la batalla que rompió los esquemas del mundo. Ello es otra historia



¿A qué se refería? Los saurios.. ¿Por qué dije algo tan descabellado? Las eras se dividieron hasta la llegada de un meteorito que acabó con toda la vida, y dio paso a la era glacial. Eso por lo menos es lo que se encuentra documentado, pero antes de ello, los únicos seres vivos existentes eran los dinosaurios. Reptiles gigantes, anfibios, insectos, peces, arácnidos. No había sitio para mamíferos. Y la primera manifestación del hombre mono, fue millones de años después. Es todo una locura. ¿Y qué tiene que ver con Gaia? Pues nada. Ella colocó toda esta información. Es tan posible de que sea un invento de sus locuras. Aunque alguien tan inteligente no haría algo tan atrevido. Y ella desapareció. A veces aparecía y se desvanecía como si fuera un fantasma. A









veces cometía tonterías como colgarse de la antena de la terraza como un pájaro. ¡¡¿No sé qué determinar?!! ¡¡Dios!! ¡¡¡¿A dónde te has ido Gaia?!!!



La información tan inverosímil, y los indicios de ella, eran escasas pistas. Desapareció con todas sus cosas como por arte de magia. Luna quien era una de sus amigas, también se esfumó.



El número de teléfono de Gaia, estaba bloqueado e intentar llamarla por otro teléfono, solo atiende, un contestador. Número equivocado. Sus redes sociales desvanecidas. No existía contacto alguno. Nunca conocí a su familia, ni amigos, salvo Luna que fue su amiga en el vecindario. ¿Podría ser Carol? Pero ella era otra amiga de aquí, el edificio. Y claro ese gato que viene por las noches al cual ella conversaba y daba platica enteras en tiempo. Solo sabía, pues ella muchas veces me lo dijo que vino de una isla. Esa isla se encontraba en la polinesia, que por cierto. Gaia no se asemejaba para nada a una nativa de aquellas islas. Posiblemente fuese una raza diferente. O se hayan asentado otras étnicas de tez blanca.



Es tarde, y debo ir a descansar.





Al acostarme en mi cama, me mantuve observando el techo con mi cabeza apoyada con mis manos detrás como sosteniéndola. Era la típica posición de la persona que no puede dormir. Y mis desquiciadas ideas no dejaban de examinar todo lo vivido hasta ahora. Contiguo a ello fui cerrando mis ojos, y al abrirlo, podía guardar en que algo me miraba fijamente. Era yo, allí en la sala Hades, y un hombre me guiaba.



- Se supone que soy el guía – Expliqué para mí serenidad. -



- ¡Tú no eres el guía! Yo soy el guía – Confesó aquel fantasmagórico sujeto.



- ¿Por qué me trajiste aquí?



- ¡Porqué quiere verte!





Mi corazón como las veces que vi a Gaia, comenzó a latir fuertemente. -









Fuimos por el corredor y sus ojos morados se hicieron penetrantes. Era la Efigie sosteniendo una lámina con unas inscripciones. Una luz cegó mi mirada y algo me golpeó con fuerza. Al despertar, era de mañana, y encima de pecho, el gato del vecino lamia mi rostro, y luego comenzó a maullar.



- ¡¡Qué pesadilla!!, Si se puede decir que es eso – Pensé incorporándome rápidamente y pasando mi mano izquierda por mi frente sudada. El gato salto de la cama, y moviendo la cola se dirigió al living como si estuviera enojado por algo.



Hoy no tendré que ir a trabajar, pero iré a la universidad. Debo hablar con mi profesor sobre el examen. Es imperativo, pues, el hombre saber bastante sobre el asunto. Quizás pueda recopilar algún rastro que pueda servirme. Todo era de suma importancia.







Ante la falta de su paradero. No podíamos determinar su desaparición. No conocíamos familiares, amigos ¿Nadie a quién preguntar? No podíamos siquiera realizar una denuncia. Corría la posibilidad que se hayan ido por si solas. ¿Pero en una noche todo desapareció? Era muy extraño. Y todos las recordábamos con una mayor profundidad. Como si el tiempo se hubiera restablecido y recuperara todo. Un año entero con Gaia. Sí. Un año con ella.



El día posterior a los eventos fui a cursar las aulas que me tocarían. Aún tenía el día libre en mi trabajo. Al llegar a la universidad, la clase estaba suspendida por huelgas estudiantiles de comisiones de izquierda. En la salida me crucé a mi profesor el Dr. Elmer Umbriel.



- Alumno Júpiter. Buenas tardes. Qué pena que hayas venido.



- Profesor, Buenas tardes. – Al saludarlo, aproveché la ocasión como para aclarar los puntos de mi trabajo y el examen. No me interesaban las notas









solo el contenido de lo que se había escrito. Eso me daría algún dato importante sobre Gaia. – Estem!! ¡¡Profesor!!



- Si ya sé lo que me dirás. Ven te explicaré, aquí cerca hay un café – El Dr. Umbriel sabía a lo que me referiría.



- Deje que le invite.



- Es lo de menos.





Fuimos a un mini café dentro de la universidad. Una sala especial. Al sentarnos. Hicimos los pedidos y el mozo los trajo de inmediato.



Al beber el primer sorbo el profesor se manifestó en un rol de sabio.





- Júpiter la información que colocaste es muy importante hasta el punto que también es desconocida. Hay unos libros un tanto desconocidos para el ser humano que se guardan en bibliotecas especiales a las cuales es muy difícil acceder. Allí cada ejemplar esconde datos sobre conocimiento que para cualquier historiador serían solo locuras de alguien con una imaginación de ciencia ficción. – Al explicarme cada vez fruncía el ceño con una extrañez – No me mires así



- Pero..



- Déjame continuar. Esos libros hablan de razas perdidas. De civilizaciones avanzadas. De transformaciones del tiempo y espacio. Teorías de agujeros y transposiciones dimensionales. Muertos vivientes. Apocalipsis venideros. Monstros, mitología. Conocimiento astronómico. Alquimia. Magia si te gusta más.



- Es todo muy extraño



- ¿Extraño? Tú hablaste de esos datos. ¿La raza sauron? – Dijo de esa forma, y me impresioné– ¡No importa! Lo que interesa es que esos libros malditos están desterrados de la tierra. Se esconden en bibliotecas que son inexistentes. No hablamos de Alejandría – Hasta ahí escuchaba atentamente lo que exponía. Son lugares secretos y sectarios. – al decirlo









de esa forma. ¿Podía ser que la sala Hades tuviese alguno de esos libros. Ahora entiendo porque muchos objetos desaparecieron



- ¿Profesor? ¿Podría ser que hubiera objetos?



- ¡Claro! No solo son libros, puede haber objetos, incluso y es muy descabellado que diga esto. Podrían haber habitantes – Expresó con siniestralidad. Esas palabras me dejaron anonadado.



- ¿Y cómo sabe tanto sobre aquel asunto?

Fin del capítulo

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