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La esposa y la búsqueda. Mikonos y Gregory se reúnen con Tristán y Josefina .... (parte 2)
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La esposa y la búsqueda. Mikonos y Gregory se reúnen con Tristán y Josefina .... (parte 2)

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Abordamos el vehículo en la parte trasera. Rhin me comentaba algunos detalles de los lugares, teniendo presente que no conocíamos el sitio. Las niñas se habían quedado dormidas, y estaba cayendo la noche estelar. Varias eran las lunas. Cinco para ser exactos. Una de color naranja, otra amarillo, naranja, negra, y roja.
- Entonces todas las llanura, llevan un complejo amplio, pero
estos caminos no son transitables.
- ¿Conoces el porqué del actuar militar?
Ella no quiso mencionar demasiada información del asunto comprometido.
- Supongo que son directivas. Suelen llevarse a cabo. -
No contesté a lo que expresó.
- El desfiladero es un lugar peligroso.
- No diría eso. Es un sitio inhóspito, en la cual muy pocos
lugareños llegan.
Recordé las palabras del comerciante.
- Solo los transportaré hasta el punto de la piedra hueca. A
partir de allí deberán ir solos. No puedo arriesgar mi carga.
- ¡No hay problema! – Manifestó Rhin. Luego tendríamos un
camino de unos quilómetros para salir del aquel desfiladero., hasta llegar a la base del rio, y luego los muros. La ciudad estaba cerrada en sus caminos, sin embargo podía llegarse por allí. Pensaba que sería importante poder lograr comunicar con Mikonos, y los demás. Tal vez ellos hayan llegado. Y si sol pudiera comunicarme. Ya pensaré en ello, mientras me coloqué de punta en la carreta techada de una lona gris, y allí las lunas. Las cinco lunas. Rhin me dirigió su mirada.




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- ¿Te gustan? Pertenecen al dios YAH.. – Expresó ella en cuanto
observábamos.
Al mencionarlo, presentí que ese nombre era conocido.
- ¡Son esplendidas!
- ¿Nunca las habías visto?
No podía decirle que no, así que inventé un sí rotundo.
- ¡Ejemm!, Pero siempre sorprenden, como si fuera la primera
vez.
- Comprendo – Esbozo una risita leve. -
- ¿Y dime Júpiter?.. ¿Qué esperas hacer allá?
- ¿Allá?.. ver a esos familiares, y pasar un buen momento.
- ¿Lo extrañas?
Cuando dijo esas palabras recordé a Gaia.
- ¡Sí!. Es difícil mentalmente, no generar ese sentido de nostalgia
de extrañar.
- Es bueno tener un lugar en donde te esperen.
- ¿Y tú?
- Tengo una hermanastra. Soy huérfana de nacimiento.
- Entiendo…
- Pero de todos modos, me siento bien en mi posición a pesar de
ello. Mi hermanastra es adorable. Me han criado bien su familia.
- Lo dices como si a pesar de ello, no fueran nada.
- ¿A qué te refieres?
- Es como si solo te criaron para el cuidado de ti, sin transmitir
nada de sentimientos.
- ¿Sentimientos?
- Son esos estados de emoción que nos pueden alegrar,
entristecer, emocionar.
- ¡Ya veo!




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- Por ejemplo.. en este momento el ver ese cielo, me produce
una satisfacción..una pisca de alegría.
- ¿Y por qué?
- Porque, al ver algo así tan deslumbrante, aunque este allí
siempre, no deja de maravillarme. Pienso que algo bueno tiene ese instante que luego el tiempo se lleva. Es como tener un presente.
- Yo nunca había pensado en ello. Si me preguntas por mi
familia, quizás no he sentido esos llamados sentimientos, que deben ser parte de tu galaxia
- Pero de alguna forma los recuerdas. ¿Recuerdas algún instante
en que sonreíste?
- ¿Mmm?..si…fue en una reunión todo juntos en un parque de
semans
- ¿Semans?
- Flores nativas que solo crecen y alumbran en la noche.
- ¿Y….? – Dije para que siguiera hablando. – ¿Tuviste un
sentimiento?
- Me lancé a reir de la mano de mi hermanastra mientras
corríamos con los pétalos de luz.
- Entonces estabas feliz..
- ¿Feliz?
- Es ese estado que deseas que nunca acabe…pero al irse, nunca
se borrará de tu mente
Ella agachó la mirada.
- Si, era eso…- Se alegra mirando el suelo – Y ahora me siento,
así como cómoda. Disfrutando, esta plática Júpiter. Tampoco quisiera que termine.
- No terminará, puede haber muchas más


- ¿En serio?


- Es una promesa.




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Continuamos hablando entre las lunas. Rhin seguía sin parar, y el vehículo, remolcado por bestias continuaba su marcha.
- Quisiera expresar siempre esas felicidad que llamas Júpiter –
Se dijo asimismo, y dirigió la vista a mí.
En el recorrido de la noche, permanecí en silencio y mis ojos se cerraron. Un pitillo estaba alumbrando desde mi bastón de arma multiusos, nos obstante no le presté atención y me mantuve dormido.
- Eres un tipo raro Júpiter, pero presiento que agradable. – Ella
también se quedó dormida.
En medio de la noche, se estaba gestando una neblina espesa. Eso quería decir que el camino podría complicarse en algún punto. El comerciante estaba observando todo alrededor, debido a que las bestias se encontraban un tanto intranquilas por la falta de visibilidad. Eran dos bueyes grandes con cuernos, algo que me
recordaba a los llamados Yak, aunque su nombre era impronunciable. Como muchas palabras de este planeta.
A medida que nos íbamos acercando en la noche plutónica la brillantez de la luminosidad se iba desarrollando. El comerciante estaba en su parsimonia fumando una suerte de pipa grande que lanzaba una humareda muy bizarra de color marrón. No era el cigarro, ni puro, ni nada que se le parezca. Las bestias comenzaron a inquietarse.
- ¡Ohh! – Les dijo el ser. - ¿Qué ocurre? –Vamos avancen -
Lanza como un latigazo eléctrico para que los animales prosigan.
Las bestias se oponían hasta que continuaron. Una luz desde un cerro se estaba gestando. Estábamos en medio de un camino de tierra




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oscuro llegando al sector de los desfiladeros. El camino era en subida, de un lado una gran pared montañosa de montes que se iban acrecentando y del otro lado el precipicio. Aquella ruta era un espiral en ascenso.
La luz se prolongó aún más y un sonido agudo se hizo escuchar. Eso me despertó y me produjo inquietud, mientras todos descansaban. Rhin abrió los ojos de inmediato. El hombre continuaba avanzando como si nada ocurriese. Era como una hipnosis.
Las bestias no se detenían y aceleraban el paso. El ruido crecía a un más.
- ¡Ese sonido! – Dijo Rhin. -
- ¿Qué es eso? – Pregunté al ver una figura rara. –
- Esto es complicado. Rhini, saltó de la carreta. – ¡Quédense
aquí! – Gritó y sacó de su cinturón un objeto cilíndrico con el que poseo, transformándolo en una espada. Las niñas despertaron.
- Libia, pregunta que pasa – mientras se pasa la mano por un
ojo.
- Júpiter – tiraba de mi ropa Seren –
- No se preocupen. Todo está bien. –
Ante la duda saque mi cilindro.
- ¿A ver cómo diablos funcionaba esto? –Comencé a tocar la
pantalla y sin querer apreté una aplicación que lanzó una luz
magnética. – No,….esto……no es lo que quiero, quiero que se
transforme en una lanza, como fue en la cueva.
- Júpiter dijo Seren – Y señala detrás de la carreta – Varios seres
en forma de hombres lobo estaba allí. Uno se lanzó hacia nosotros.
- ¡¡¡Dios.!!! ¡¡¿Qué rayos?!! – Grité –
- Libia dice que son Fenrirs –




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- Fenrir –
- Criaturas de la noche – Comenta Seren temblorosa. –
Cuidado comienzan a golpear la carreta, al acercarme al comerciante fui a decirle que aceleré, y de ello intentaba saber que fue de Rhin.
- Niñas quédense aquí.
- ¡¡Oiga!!..¡¡oiga!! ¿Ey? – Grite al ser, y al acercarme lo único
que encontré era un cuerpo sin cabeza.
Las niñas quisieron acercarse.
- No vengan - les dije, para que no vean lo ocurrido. Una de las
bestias se lanzó a la carreta, queriendo entrar, y otra encima de una de las bestias. No estaban rodeando. Pronto, un sablazo cerceno al animal. Eran Rhin que estaba combatiendo contra ellos. Entre la desesperación las bestias se iban amontonando. Una ingresó en la carreta.
- ¡Cuidadoo! – y de un golpe Libia con sus manos delante lo
lanzó al suelo con una suerte de magia. Seren estaba preparada como si fuera un animal salvaje ya que tenía sus mismas características. las bestias se detuvieron, y pronto comenzaron a salir más de los Fenrirs.
Habían rodeado a Rhin.
- Este aparato – Dije desesperado y apreté todo. Una de las
bestias calló en el techo y se lanzó a mí. En el interin del
combate comenzamos a forcejear.
- Jupiter – Seren se lanzó a él pero fue golpeada arrojándola a un
costado encima de libia que quiso usa su magia. El Fenrir se iba acercando con su lengua y su boca gigante intentando morderme. Sus garras arañaron mi piel dejando marcas. Intentaba retenerlo como podía con alguna técnica, pero la superioridad de fuerza era tremenda. - ¿Cómo vamos a salir de esta? Se iba acercando – Unos gritos de Rhin hacia mí.




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- Jupiterrrr..¡¡El gladio!!
- ¡¡¡¿¿¿Quee???!!!
- ¡¡¡El amarillo!!!..¡¡Oprime el amarillooo!!
La bestia lanzaba mordida hacia mi rostro sin poder tocarme por la retención que le daba.
-Ahora si estoy perdido. Ya no tengo fuerza. Un mordico leve en mi hombro – ¡¡AHHHH!! Y sin darme cuenta mi mano fue a al cilindro apretando no sé qué botón, para que se transformase en un sable que atravesó a fenrir. Pronto dejó de atacarme y su boca se cerraba.
Aquel monstruo caía de la carreta. Libia se acercó junto a Seren a mí, preocupadas.
- Por favor quédense aquí – dije. La situación era seria. –
Salte de la carreta y atacaba desesperado a toda bestia que venía mí. Era como si estuviera poseído, aunque nunca había practicado nada de esgrima.
Rhini, tenía un hombre lobo en su espalda mientras luchaba con otro.
Al darse la vuelta se cubrió del susto, pensando que estaría en aprietos. Arroje una piedra a el lobo y cuando dio la vuelta lo corté en dos partes.
- ¡Júpiter! - Dijo Rhin agitada – ¡Gracias!
Asentí. Las bestias nos servían de apoyo por su tamaño. Al haber tantos, no podíamos retener a todos y nos colocamos de espalda a espalda.
- Júpiter, esta situación es compleja ¿Tu arma es múltiple? ¿Un
gladio – Mosque?
- ¿Cómo voy a saberlo?




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- ¡Apreta!, El comunicador verde. -
- ¿Verde?
- ¡Oprimelóoo, para que se encienda! - Me regaño.
Al instante, se transformaba en dos armas de fuego.
- Son armas de tiro. ¿Sabes disparar?
- No es momento de preguntar – respondí y empecé a disparar
tiros a cada lobo que se iba acercando.
- Debemos volver a la carreta – Grito Rhin y comenzamos a
correr. Libia generó un destello de luz e hizo que la incandescencia segara por unos segundos a los Fenrirs. Al instante saltamos a ella, y Rhin, tomó las riendas, haciendo que las bestias se muevan a toda velocidad.
- -Arre –JAAAa—Jaaa – Gristaba y los monstruos parecidos a los


yaks comenzaron su marcha. En instantes los lobos nos


perseguían. Uno intentó a velocidad saltar y le disparé. Luego a otro y otro.
Rhin observaba como me manejaba.
- Eres bueno Júpiter. –
- Gracias – Respiré hondo.
Nuevamente unos de los lobos ingresó por detrás de la carreta, Seren le mordió el pie y Libia lo hizo estallar con su magia.
- Parece que las niñas también saben defenderse. Rhin observo
unas piedras de una montaña que caían.
- Júpiter..Rapido dispara allí.
- ¿Dónde?
- Allí señala gritando. Una gran piedra delante de nosotros. -
Apunté y lancé varios disparos a una roca de gran tamaño.




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- Sigue disparando. Los lobos estaban detrás nuestro
alcanzándonos, y la roca comenzó a moverse hasta salir de su sitio cayendo a gran velocidad. Venia hacia nosotros.
- ¡¡¡¡JAAAA!!!! – ¡¡¡Rápido!! – Dijo a las bestias, mientras me fui
del lado de atrás para continuar apuntando entre tiros.
- - ¡¡Oh dioss!! – La gran piedra, traía otras, como una avalancha
que direccionaba a nosotros. – Esto no está nada bien –
- ¡¡Sujetenseeee!! – Al decirlo – ¡¡JAAAA!!-- ¡¡¡ARREE!! –
¡¡¡Vamooossss!!!


- AHHHHH. – Las piedras venían a nosotros y por cierta


casualidad se iban moviendo. Continúe disparando. Algunos fragmentos iban descendiendo en el techo. Las niñas se agarraron fuerte de donde podían. – ¡¡¡¡AHH!!!!
Pasamos del otro lado de la gran roca que calló encima de todos los lobos. Una tempestad de tierra y polvo se iba produciendo. La carreta continuaba su curso a velocidad y pronto la niebla se iba disipando con el polvo. Las lunas se desvanecían para que los soles se presenten en lo que llamamos amanecer. –La carreta –vehículo prosiguió el avance rápido, y poco a poco disminuía. Me acerqué a las pequeñas.
- Todo está bien – Les sonreí, y luego visualizar la sangre que
caía en mi hombro me maree sin remedio, desplomándome –
- ¿Ehh? – ¡Ahhhh! - Me desmayé al verme así como un hombre
pintado de mi propia sangre. -
- ¡¡¡¿Júpiter?!!! – Gritó Rhin.
- ¡¡¡¡Ju..Júpiter!!!! – Ahora las niñas gritaban asustadas.
Al despertar. Estábamos entre caminos de cerros. Era el llamado desfiladero.
- ¡Ahh! ¡¿Parece que despertaste?!




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- ¡¡Ohh!! – Me tomé con la mano la cabeza masajeándome -
¿Qué paso? Tuve un sueño terrible en donde nos atacaban unos monstruos
- Fue un sueño terrible – Se ríe Rhin
- Ju ..ju..piter – Y Seren me abrazó
- Libia también quiere abrazar a Jupiter..
- ¿Eh? Y pronto vi mi herida vendada y me volví a desmayar –
¡¡AHH!!
A lo minutos desperté.
- ¿Ya se te paso?
- ¡¡Claro que nooo!!
- Eso estuvo cerca. Tengo que agradecerte – Sonríe Rhin – Eres
muy bueno con el gladio-mosque.
- La verdad…no sabía que podía manejarlo tan bien.
- No importa, estuviste esplendido –Vuelve a sonreír. - ¿Podría
preguntarte algo?
Al decirme de esa manera, presentí que podría sospechar quien soy.
- ¿Dónde has conseguido el Gladio-mosque? Yo solo poseo un
Gladio.
- ¡MMM!...fue por un amigo..
- Tu amigo debe ser parte de las fuerzas especiales. No
cualquiera posee uno.
- Bueno..yo…
- No hay problema, nos ha salvado el que lo tengas, pero
también el que lo uses de gran forma. No muchos pueden hacer
lo que tú.
- Cambiando de tema.. ¿Dónde estamos?
- Esto es el desfiladero – Expresó Rhin. –De aquí tenemos unos
cuantos quilomer (Kilómetros).




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Al incorporarme del suelo, podía verse todo un valle gigante. No era para nada diferente de la tierra. Había muchos recovecos.
- Por allá está la región de Suroa, y más adelante Urbanna. –
- ¡Es bastante!
- Tenemos la carreta.
Al mencionarlo, no pude dejar de pensar en lo ocurrido al comerciante.
- ¿El cuerpo de aquel?
Rhin, agachó la cabeza.
- Supongo que es comida de fenrirs. Desapareció con su cabeza,
entre la multitud de aullidos.
- Estamos vivos – Suspiré
- Si.
- ¿Sabías que podía generarse un problema de éste tipo?
- El desfiladero, tiene criaturas, pero se supone que los fenrirs,
tenían una población reducida. Cuando ingrese a Urbanna,
debo dar aviso a las autoridades.
- ¿Darás aviso? – Pregunté
- Si, una de los trabajos como funcionaria, es mantener la paz y
el control. Es peligroso que la población sea tan amplia, y extensa. Aunque no salen del desfiladero, no podemos arriesgarnos a que sigan en aumento.
- Son como una plaga – Dije
- ¿Plaga?
- Ehh…que son muchos y molestos, o peligrosos.. – Escondí las
palabras y lancé las justas.
- ¡Je!.¡Je! si. Oye si te parece bien. Podríamos practicar. Te
puedo enseñar algunas técnicas de espada.
- Eso me parece perfecto.
- Libia quiere práctica también. – La niña se acercó.




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- Tú, tienes una magia interesante – Dijo – Por ser una niña
demonio, tan pequeña.
- Y yo…
- No me olvide de ti, tú tienes una potencia en su garras y
mandíbulas – Le dijo a Seren. – Ambas hicieron un gran trabajo. Eres agraciado Júpiter, por tener tan bellas y valientes sobrinas. -
Con Seren fuimos luego a buscar un poco de madera de árboles, en cuanto, Rhin le explicaba a libia algunos trucos con su magia. Nos habíamos ubicado en un lugar estratégico en el cual no podrían atacarnos. Según la explicación de Rhini. Parte del desfiladero sale del territorio de los Fenris, ya que pertenece a tierra sagrada del dios mítico Ursun, mitad hombre y mitad oso, y hay un desprecio y miedo hacia él. Gracias a esa creencia podríamos decir que estábamos a salvo en un momento, aunque no era inverosímil que otros peligros nos allegaran.
- Jupp..Jupiter ..Aquí hay mucha – Señalaba en la dirección de
unos árboles.
- ¡Perfecto! – La felicité. –
- Jup..Quiero mucho
- ¿cómo?
- Quiero mucho.. yo – Se señala ella- ¡Te quiero mucho!. -
Al oír esas palabras, no supe que decir..
- ¡Ahh! – Sonreí – Yo también pequeña. Yo también - La niña me
abrazó. Medité en que sucederá con ella y libia. No era la primera vez. ¿Pero a quién podría dejarlas? ¿Qué pudiera cuidarlas?
Regresamos y Rhini, seguía entrenando con Libia.


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- Libia quiere mostrar a Júpiter, lo que aprendió. Y lanzó un rayo
que pasó cerca de mi oreja golpeando unas rocas con un agujero.
- ¡Oyeee, cuidado!
Libia se encogió de hombros.
- Libia dice que Júpiter se enojó.
- ¡Noo!,¡Noo! – Fui a ella y posee mi mano sobre su cabeza – Ha
sido un buen trabajo.
- Libia sonríe – Se alegra ella
Preparé algo de fuego, que era de la misma forma que en todo planeta.
- Bien Júpiter. Te toca a ti – Dice Rhin y saca su cilindro
transformando en una espada. – Saca tu gladio – ¡¡Ahoraaa!!
- Pero..
- ¡¡Ahoraa!!
Lo tomé cuidadosamente y nuevamente me confundía con los
parámetros de los botones. Era una pantalla que solo podía reconocer bloques de colores, que no eran similares a los llamados colores primarios y secundarios, y sus nombres eran similares a los nuestros pero diferentes. Rhin me indicó con cuidado cada uno. -
- Pulsa amarillo espada – verde armas de fuego mosque – blanco
– lanza – naranja –Ese no
- ¿Qué es?
- Un detonador bomba.
- MMMM – Gracias por decirlo – sudé al oírlo. Apreté amarillo y
comenzamos a practicar.
Estuvimos una hora. Ella parecía una guerrera majestuosa, y como maestra fue ideal. Su seriedad de a momentos se mesclaba con cierta alegría sobre todo por mi progreso.




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- Te mueves bien Júpiter, pero no debes adelantarte tanto. Si no
fuera porque eres un historiador, diría que eras un guerrero bien armado.
- ¡je!.¡Je!.. gracias, aunque es la verdad, no soy de habituarme
al manejo de armas. No tengo talento para ello
- No digas eso. El talento puede ser el realizar cualquier actividad
que sientas. ¿Eso es algo como sentimiento no?
- Bien dicho..
- ¡Ja! ¡ja!.. estoy aprendiendo también – Explayó Rhin. –
Entrada la noche cenamos en medio de la fogata que se armó con los leños. Había algunas raciones de comida cruda en embaces que parecían latas. Se calentó en el fuego mientras.
- Libia dice que esta delicioso – La pequeña demonio comía con
un hambre atroz. Seren estaba a mi lado y se quedó dormida, luego Libia. Llevé a ambas a la carreta. Su voz se notaba, pero pronto solo se oía algún ronquido de Libia. Eso me recordó a Gaia.
Las niñas se durmieron de prisa en la carreta en cuanto las bestias pastaban. Me dirigí a la fogata.
- Puedes ir a descansar Júpiter. –
- Pero tú deberías ir. No has dormido nada.
- No es problema – Sonrió. Ella estaba pensativa. – Debo llegar
con la princesa. Encontrarla ¿Y luego que haré con la misión? - Suspiró
- ¿Ocurre algo?
- ¡No!, ¡No!.. Nada en absoluto. Otra vez la noche tiene sus
lunas. – enunció ella.
- Asi parece – Respondí. – Ahora es increíble
- ¿Qué?
- Muchas obras, parecen antiguas, y otras muy avanzadas.




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- ¿A qué te refieres?
- He visto ciudades tecnológicas con un gran desarrollo. Y otras
que parecen arcaicas con un sistema enclenque.
- Entiendo. Es porque en el sistema de las Pléyades, hay planetas
que han mantenido el clásico sistema, sin despojarlo de ello. Es una forma de darle libertad de elección y no perdición.
- ¿Elección, y perdición?
- Es cierto, carretas como esa tirada por animales – Señala el
vehículo – Naves que vuelan, otras que se arrastran en ruedas. De donde vine las ciudades son totalmente diferentes. Son murallas gigantes y todo se desarrolla desde el cielo. No existe tal. Todos los vehículos se manejan a motores. Las armas son similares aquí, pero la tecnología acabó con la tradición, y éste reino en el planeta quiere guardar eso. La tradición. Allí el concepto de libertad y perdición.
- Ya veo.
- ¿Tu tierra? ¿Carlomagno?
- ¿Carlo qué? …. ¡Ah sí..! No es tan acertado. Es como si lo
referente a lo clásico pasa a formar parte de lo obsoleto, sin
embargo, aún no llega a tener grandes avances.
- ¡Mmm!..Parecido a un planeta.. Muy, pero muy alejado de aquí
al que llaman tierra. alguien importante en mi vida ha estado allí.
Al escucharla, quise saber más, pero no podía comprometer mi identidad.
- ¿Y que vio?
- Había ido allí, por motivos personales, pero no podría contarte
más
- No hay problema. ¿Y esos que llaman saurios?
- Esos seres depreciables. Viven de forma precámbrica pero
tienen un poderío bélico impresionante – Confesó con cierto




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odio cerrando su puño. Me alejé un poco con miedo en mi
rostro.
- ¡Ja! ¡Ja! Descuida. Tú eres un Amei. –
- Amei.—
- En nuestro idioma local, es amistad. Compañerismo. Cercanía.
- ¡Ahh! ¡Algo como amigo…!
- ¿Esa es tu palabra?
- ¡Woowww! – hice un bostezo y mis ojos se fueron cerrando –
perdona es que tengo mucho sueño.
- Descuida. –
- Es agradable esta plática – Dije – Es como aprender bastante
contigo.
- También me agrada. Nunca había pasado tiempo así –
Recordaba ella sus quehaceres de heraldo, y que nunca podía descansar. Tampoco tuvo la posibilidad de tener a un hombre a su lado y mantener una charla amena. – ¿Esa forma agradable es otro sentimiento?
- Claro
- Júpiter…¿Hay muchos sentimientos?
- Claro que los hay con seguridad. Entre los que te mencioné.
Esos sentimientos se producen y llevan a muchos estados.
- ¿Estados?
- Dime alguno – pregunto con curiosidad.
- Mmm.. – Pensé – Puede ser la amistad, el amor, odio. Ese no.
- ¿Es malo?
- Recuerdas lo que dije de los saurios..
- ¡Ahh Sí!..ese sería el odio.
- Claro.
- ¿Y la amistad?
- Amei.
- ¿En serio? – Se preguntó ella con el dedo índice en su labio
cavilando. – ¿Y el amor?




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- El amor… ¿a ver? Es un estado que lleva muchos de esos


sentimientos. De amistad, de ternura, paz, cariño, de


atracción. Que puede ser en algo, o alguien - Dije
- ¿Y cómo te das cuenta de ello?
- Y ..cuando amas a alguien, algo. Piensas todo el día en ello. Te
vuelves como un tonto pero de una forma bella.
- ¿Tonto?
- Es como decir que haces cosas que están mal pero no con
malicia
- Un tolo.
- Bueno digamos algo como ello.
- pero siempre está pendiente de esa persona. Hace tu mañana,
tu tarde y noche. Irías hasta el fin del mundo con ella. Si la vez sonreír te sientes bien, y eres feliz. Es vivir como un sueño. Imaginar mundos en los cuales compartir y siempre con esa perdona.
- Dices persona…
- Si o como lo quieras llamar. Pero, no hay nada mejor que estar
enamorado – Dije mientras miraba las lunas. Eso nos da pasión, nos hace valientes, y nos anima a todo. Alguna vez en la vida se debe experimentar ello, por alguien supongo. – Opiné y Rhin me observaba detenidamente - ¡¡Oh!! ¡Perdón!.. no deseaba aburrirte.
- No, para nada – dijo ella un poco sonrojada, al contrario y
luego se calmó -¿Y tú te has enamorado?
- Claro.. y aún lo estoy.. No hay momento que no me haga feliz..
– Expresé sonriente sin dejar de pensar en Gaia. – Digamos
que es mi estrella a la cual quiero llegar y proteger.
- Ya veo – Dijo mirando el suelo y luego la fogata que se atizaba
sola. – Quisiera que pudiera vivir eso que sientes.
- Lo harás. Todos en algún momento de la vida lo hacemos. A
todos nos llega alguien al corazón que está en alguna parte del universo. -

Fin del capítulo

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