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La esposa y la búsqueda. La salida del bosque, la ciudad de Tsukue.
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La esposa y la búsqueda. La salida del bosque, la ciudad de Tsukue.

La esposa y la búsqueda. La salida del bosque, la ciudad de Tsukue. Intento de escape de Gaia. Mikonos y Gregory son parte de una tribu. Rhin y el encuentro con Júpiter. -

Hasta el momento solo estamos
recorriendo, nuevas aventuras y nuevos personajes.

- Seren estaba con una rama jugando en medio de un lago. Me
preguntaba si esta niña, tenía el mismo problema que Libia. Ambas perdidas en medio de estos lugares. Seren a diferencia de Libia, poseía un aspecto sucio, e incluso en su vestimenta. Me dio un poco de pena, al verla en ese estado. Libia se comportaba un poco mejor. No poseía ese aspecto salvaje.
Libia jugaba en la altura de un tronco, y yo decidí sentarme. Tomé mi lanza para verla. Era el arma que me había dado Mikonos. Era bastante interesante, parecía de acero, pero no era tal. Es muy liviana en su maleabilidad, inmediatamente no sé lo que toqué en ella, que una luz comenzó a reflejarla haciendo que la suelte de inmediato por el miedo.
- ¿Qué ocurre? ¡Maldito Cucho!.Esa suspicacia me irrita las
venas. ¡Ese gato quisquilloso me las va a pagar! – Podía ver su mirada, antes de separarnos y en casa momento bregando con seres extraordinarios que detestaba. –
- Esa arma es ideal para ti.
- ¡Claro! Como si supiera manejarla.
La luz se propagó por todo mi alrededor y parecía querer consumirme, antes que pudiese escapar se fue mimetizando en mi




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cuerpo cegándome y extinguiéndose en mi cuerpo. Libia saltó del árbol y fue en dirección a mí, y junto a ella se acercaba Seren. Me arrodillé al suelo un tanto aturdido con una jaqueca que me molestaba con punzadas en mi cerebro. Me mantuve en el suelo unos momentos y cerré los ojos. En mi mente se generó una serie de colores como si estuviera ingresando a esos aparatos de realidad virtual, viajando por un ente dimensional.
- ¡Dios! ¡¡Cuchooo!! ¡¡Tu!! ¡¡Y tus armas!!
- Eso te pasa por tocar, algo sin sabes – Sentía la voz del gato.
- ¡¡Danna!!, te lo dije. Es tu culpa.
- Gaia, ¿Tu también?
Sus imágenes se iban escuchando en mi mente como formando una broma entre ellos. Era un sueño no tan profundo. -
- No, ya te dije que no quiero salir contigo, no podemos ser
pareja - La voz de Josefina
- ¡Oye!, ¿Tu qué rayos haces aquí en mi sueño? Y no me
interesas en lo más mínimo, estoy enamorado de Gaia. Lárgate
de aquí
- ¿Otra vez esa mujer? – Dijo Gaia.
- No, amor no es lo que piensas.
- Yo me retiró – Dijo silbando despacito Josefina.
- Lo importante es encontrar la respuesta – Comenta Tristán
- ¿Y tú?...¡¡Ahh!!..Gracias por tu respuesta ambigua, me ha
quedado una claridad en mi cerebro. Siento como mis neuronas
se activan, unas con las otras – Comenté con sarcasmo.
- ¡¡Danna!! No interrumpas – Expresa enojada Gaia.
- ¡Ey!..tu mujer te está hablando – Se ríe Mikonos. –
- ¡Cállate! Gato mugroso..¿Qué me hiciste?
- Júpiter…dejar de hacer idioteces… -Gregory, se encuentra en un
pupitre escribiendo.
- Gregory..tu eres el único cuerdo aquí..¿Qué hago?




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- ¿Cuerdo?.. ¡Ja!..¡Ja! –y arroja un sinfín de papeles.
- ¡Grr!..ven aquí tu escritor…no te olvides de mí…. – Expresa
Luna. -
- Ya voy.. y tú también Júpiter debes ir..
Todos estaban en fila e iban desapareciendo en sus imágenes. Solo estaba Gaia frente a mí, mirándome y reflejándose en los ojos de mi razón y corazón. -
- ¡Gaia!, ¿realmente eres tú? Ya no me regañes
Ella lanzó una de sus risitas.
- No lo haré tontín..debes quedarte en tu mundo. Solo soy tu
mente que invoca lo que amas.
- No lo haré. Vine por ti, y solo me iré contigo.
Ella se acercó
- ¡Todo estará bien Danna! – Acarició mi mejilla con su mano y
fue acercándose para darme un beso. – Por favor regresa, no tengo solución – Expresó triste
- ¡¡Me rehúso!! – Objeté de mala gana y la abracé. – Somos un
equipo, ¿Lo recuerdas?
Ella colocó un semblante triste y de emoción a pesar de solo ser una imagen. Hasta los recuerdos suelen tener sentimientos, y no nos damos cuenta de ella. Sus labios se juntaron con los míos y su figura se fue desmantelando.
Al abrir los ojos sentía corrosión en mis labios, y estaba abrazando un tronco. Al verlo lo solté de inmediato lanzándolo a un costado de mi brazo derecho. Libia y Seren me miraban con signos de interrogación en su cabeza.
- ¿Júpiter, está bien? – Pregunta Libia – Libia preocupada. -
Seren se colocó a mi lado.




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- Tranquilas. Estoy bien.
De inmediato, se formó en mi mente visual una pantalla. Al ver a ambas niñas. Se armó en mi frente de aquel difusor, una serie de ítems. Podía ver como un cuadro de todas las características de aquellas. Era muy extraño. Con mi mano izquierda me tomé la cabeza, por la jaqueca que estaba concluyendo.
- ¿Esto?..¡¡Mikonos!!
- Ya te dije, que te servirá. ¡¡Eres un idiota Júpiter!!
- ¿Todavía estas aquí gato mugriento?
- ¡Es cierto! ¡Perdón!, ¡Soy solo parte de tu mente!...¡¡Adiós!! -
Se esfumó
Las niñas me miraban sin entender. Y seguía avistando lo cuadros. Al parpadear, aquellos desaparecieron.
- ¿Se borró? – Me pregunté. Levanté el dedo índice de mi mano
izquierda y volvió aparecer. Parpadee y desapareció. Era como un juego de esos de plataforma. Pero no entendía que estaba pasando. Respiré hondo y Libia me expresó que debíamos ir por tal lugar. Seren no se me despegaba. Ella es mucho más pequeña que Libia. Podría entender un cierto miedo.
- Niñas, sigamos, mejor.
Libia estaba aferrada a mí como con un miedo.
- ¿Y a ti que te ocurre?
Hizo un ademan negativo. Como no soy una persona que sepa bien de los niños supuse que estaba cansada.
- Ven te cargaré – Y la tomé sobre mis brazos y hombro.
Claramente Libia me vio y fue de inmediato a mí.-
- Libia, también quiere que la carguen.




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- ¡Oye!, ¡Espera tu turno!.. túestás bien. Aparte es por el bien de
mi espalda. -
- No…
- ¡¡Demoniosss!! – Respirando hondo – Bueno luego te cargaré a
ti. Sigamos – Con mi bolso en mi espalda, y llevando a Seren. Libia estaba con cara de enojo y celos, me tomó de la mano. – ¡Ahh!..Esto de ser padre, ¡¡maldición!! ¡¡Maldición Mikonos!!
- ¡¡¿Mmm?¡¡ ¡Sshuff! – Estornudo. -
- ¿Qué ocurre Mikonos?
- Sentí que alguien me maldijo - Y Se rió al decirlo. - ¡Ja!..¡Ja!
- ¿Por qué te ríes?
- Creo que Júpiter, encontró el pequeño regalo que le dejé. -
- ¿A qué te refieres?
- Nada especial – Ladeó la cabeza – Luego, te explicaré como
usarlo, y observa el arma que le dio.
- ¡¿¿??!!
- ¡Démonos prisa!. Estamos por entrar en una primera ciudad del
reino.
- Tú, si que eres extraño.
- Deberías escribir sobre todo lo que vayan a vivir en ésta
aventura.
- Solo quiero encontrar a Luna.
- ¡Deja de llorar!, eres un escritor de ciencia ficción, no estaría nada mal.
- Con llegar sano y salvo a la tierra.
- Eso no lo puedo asegurar - Expresa con cierta duda, sonriendo
con unas muecas bastante desagradables.
- Eso me asusta por tu parte.
- ¡¡Hey!!... ¡¡No debes preocuparte, estoy aquí contigo!! ¡¡Peor
sería que estuvieras solo!!.... Caciope ya me ha dado coordenadas para poder dirigirnos sin peligro.




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- Gracias por el alivio de tu seguridad..no me asegura nada, pero
es algo – Suspira con sarcasmo.
- Tu sí que eres en algún punto idéntico a Júpiter…¿No serán
hermanos?
- ¿A qué te refieres? ..Es un amigo que apenas conocí, en medio
de un año. -
- Eso no importa. Las almas se destinan, por el tiempo. En otras
palabras, fueron amigos en otras vidas, en otros tiempos, en otros espacios. -
- ¡Bueno!, ¿Si uno cree en la reencarnación?... -
- ¡No solo ello! Lo comprenderás de a poco. Todos están
destinados a encontrarse de nuevo; hallarse en otro sitio. Como si estuvieran destinados a una misma misión
- Es una misión bastante ardua diría. -
- ¡¡Eres igual de supersticioso, que Júpiter!!..Eso hace que se entiendan
muy bien. Dos orates fuera de contexto en el que se deberían ubicar.
- ¡Oye, tú!.. – Se enfada Gregory. -
- ¡¡Ja!..¡¡Ja!..No lo tomes a mal. Pero el de entenderse es una
realidad. Por ello nacen las almas gemelas. Júpiter y Gaia están hechos el uno para el otro, quizás ocurra lo mismo contigo.
Gregory, pensó en Luna…
- ¡Ya..Vámonos!
Los dos continuaron por un camino pedregoso.
Probando el artefacto del cilindro, no podía comprender su uso. Claro debe ser fácil. ¡¡¡Cierto que no lo es!!!! . No entendí que botón apreté, y se transformó en dos armas fuego. Eran como poseer un revolver. Parecidas a las que poseía Josefina y Gregory. -




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- Bueno, supongo que con disparos me veré más tranquilo.
Aunque me da la sensación de que es una especie de arma multiuso. – ¿Por qué no viene con manual incluido? Suspiré sin remedio con rostro y ojos deprimidos y resignados.
Recogí ambas armas y apunté en una dirección probando, y luego a otro sitio. Libia me iba indicando el uso, pero no me duró la alegría ser un francotirador, cuando volví apretar el botón y regresó a su forma usual.
En el palacio todo se gestaba en una parsimonia total. El clima ayudaba en cuanto los jardines se manifestaban de sabor a un olvido que un pequeño ser contemplaba desde una ventana lejana desde el último piso.
Rhin recorrió un corredor que la llevó a la sala principal. Era un salón adornado de mármol con estatuas de lo que parecían los dioses olímpicos que se mostraban en diferentes posiciones atléticas. Al abrirse las puertas caminó por la alfombra de color violeta. Cada figura denotaba vida en sus semblantes pétreos. Ello demostró que todo aquí era una clara evidencia de vida. En el fondo un trono y un hombre de barba añeja con ojos irritados y cabello grisáceo largo, ojos color avellana. Su atuendo era una bata fina de terciopelo color rojo y blanco que llegaba a sus pies. Pantalón de seda, y zapatos marrones. Tendría unos sesenta años de edad terrícola, pero mucho más de edad pleyadiana. Sus dedos largos y añejos llevaban anillos. Estaba firme sin decir palabra alguna. A su lado una bella mujer de casi su edad con un cabello rubio y ojos color rojo. Un largo vestido color crema. Y zapatos de taco. Un busto prominente y en su cuello fino y blanco, un collar de oro con una imagen.
Un poco más adelante un hombre de cabello oscuro largo y grandes barbas, con una nariz achatada. Su rostro era oscuro como sus ojos a pesar de tener piel blanca. Traía consigo una túnica extensa como la




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de un monje. Se encontraba firme antes de llegar a las escalinatas que dirigían al rey y la Reina.
Rhin llegó ante él, y se arrodillo.
- ¡Mi señor!
- Querida..Dirigió la palabra el monje. El rey y la reina. No se
expresarían. La observó fijamente. Ella no levantaba la mirada. – deberás dirigirte a la zona sur septentrional en la Rivera de Arkadia.
- ¿Arkadia? – Ella tuvo un recuerdo de aquel sitio.
- En efecto. Nos ha llegado información de que alguien ha pasado
por el portal dimensional desde radio 8. Mejor conocido como la tierra. La delicada situación nos da a entender que quieren a la princesa Gaia. – Expresó con furia y maquiavelismo.
- ¡Señor averiguaré quien o quienes son! – Respondió Rhin obedeciendo.
- Quiero que los encuentres y les des muerte.
- ¿Señor?
- Con certeza, las fuentes dicen que son tecno-terroristas.
Los tecno-terroristas son un grupo insurrecto a las órdenes de la organización de planetas de las pleyades. Fueron los que hacen muchos años escaparon a radio-8 y se infiltraron con los humanos. Muchos se han mantenido pasivos y desaparecieron en el tiempo.
- ¡Pero señor! ¡No hay indicio de ello!
- Estamos seguros. No contradigas las palabras que vienen de su
majestad.
- Lo siento – continuaba con la mirada al suelo y el pelaje de la
alfombra violeta.
- En Arkadia en las cuevas del submundo hemos recibido
información de un terrícola, aunque no tenemos más pistas que esas debido a la falta de transmisión. Allí debes tener cuidado con la demonio exiliada del clan del rey destructor. Otros




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grupos se han infiltrado, sino los detenemos tendremos problema. Debemos deshacemos de todos los insurrectos que conspiran ante la nación. Debemos destruirlos. ¿Entendido? No podemos permitir que la paz de la nación se ves corrompida por la falta de cumplimiento del acuerdo con los saurios. El terrícola es un colosal guerrero, no dudes en destruirlo.
- Así será señor. Traeré su cabeza y luego iré por los demás
inmediatamente.
- Así está bien. Heralda Rhin. Grimor dará los detalles.
- La paz depende de ti Rhin. Tú nunca me has fallado. – Expresó
algunas palabras el Rey con una voz de piedra que a ella le pareció extraña. La reina se mantenía en silencio. – puedes retirarte HeraldaRhin.
- Así lo haré mi señor. Con su permiso. Mi rey, mi reina, mi lord.
Rhin se incorporó y sin darse la vuelta regresó por el camino mientras era inspeccionada por las estatuas. Entre ellas un Júpiter, una Hera y una dama con una túnica y flores a su alrededor.
- Rhin – Se dijo el monje – Rhini Milfed. Una de las mayores
sicarias del reino. Un arma peligrosa. La asesina. Ejércitos han caído ante ella. Sera un trabajo simple – Se rió por sus adentros. – Mi señor, con su permiso.
El rey asintió.
El monje fue en dirección contraria a la de Rhin. Un corredor que muy pocos conocían.
- ¿Crees que es lo mejor?
- Sera lo mejor – Dijo el rey a su reina.
Los dos eran diferentes desde que a la corte el monje tuvo acceso. Como si la majestuosa y magnánima bondad hubieran desaparecido en la ausencia de Gaia.




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- Owen! – Expresó el monje. – Prepárate tu también. ¡Je! ¡Je!
Tendrás un largo viaje.
- ¡Sí!, mi señor.
Aquel hombre de entre las sombras que con palabras afirmó, se desvaneció en una bruma de niebla.
- Pronto darán noticias. Eso me será favorable – Se dijo aquel
hombre.
El primer poblado al que arribamos, era como una ciudad medieval. No podía creer que teniendo tanta tecnología pareciera que estuviéramos en un mundo distopico de magia del medioevo. La ciudad estaba amurallada con un material de una arcilla en bloques. Era como granito pero más resistente. Lo comprobé al ver como unos ciudadanos cortaban unos bloques con una pistola que lanzaba una luz. Un rayo laser. Al ingresar las niñas estaban a mi lado pegadas por el miedo y el asombro. No entendían bien aquel sitio. Un guardia en posición firme como lancero nos observaba en el paso del puente de madera. Una carreta empujada por unos caballos metálicos. Un droidesostenía las cuerdas. En el cruce había varios sensores terrestres. El lancero cambió la guardia a otro más robusto. Al entrar no podía creer lo que mis ojos veían. Un ir y venir de personas. Algunas parecidas a Libia, otras a Seren, otras a Mikonos, otras a Tristán. Robost, droides, hombres y mujeres con vestimenta antigua, otras con actualizada, personas semihumanas, magos, monstruos, lagartos como esos llamados saurios, animales como perros y gatos. Varios comercios al estilo Hammelin con su flautista. De lejos se veía un castillo de orden teutónica. Una abadía del clero. ¡¡Dios!! Es como si hubieran hecho una sopa con todas las épocas de la tierra e incluso con lo que vendrá. Me había sorprendido y me mantuve observando una galería con una estatua particular.




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Alguien tiraba de mis ropas..
- Pa..paa..- Seren.
- Si..seren ¿Qué ocurre?
El estomago de la pequeña hizo un ruido.
- ¡¡Sii!!..¡¡Libia tiene hambre también!! –Dijo ella
- ¡Ya veo!..Veremos si comemos algo. ¿Pero?..- Pensé. Las
piedras de sulfito..- Me dije - ¿Mmm? Valdrán algo? No eran pesadas y tengo muchas en el estuche universal. - ¿Dónde cambiarlas?
Libiame picaba con sus pequeños dedos
- Allá, Libia dice que allá
- Allá..- verifiqué el sitio. Pera como un lugar muy bien
conformado con dos figuras de mármol en la entrada con una forma de anguila. Un letrero en el idioma pleyadiano. Aún no lo manejaba bien. Una casa rustica con una puerta que tiene un pitillo y una luz roja. Si no fuera por ello, diría que es una típica tienda de abarrotes de la tierra.
- ///$$$///--$$$##// // -
- ¿Compre y venda…Al mejor? ¡Bueno será ello! - Extendí mis
manos a cada una para que no se perdieran. - ¡Vamos niñas!
Fuimos al comercio y al ingresar nos recibió un hombre con un solo ojo. Eso me produjo un shock. Nunca había visto más que en películas y dibujos mitológicos un ciclope. Nos presentamos ante él que estaba del otro lado de un mostrador de madera. Detrás de él un monte de pócimas de todo tipo. En todo el local piezas extrañas.
En un mapa detallado de la región. Estábamos en Arkadia, e incluso habíamos llegado allí desde el bosque subterráneo, y la ciudad a la que arribamos tomaba el titulo de Tsukue.




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Todos nombre desconocidos. Solo podía darme por enterado de que se nos mostraba como una territorio lleno de comerciantes, y de barrios bajos. Muchos semi humanos como Seren. Algunos con orejas de conejo y otros con piel de mapache. Otros como leones. Algunos en su forma animal completa, y otros, en suforma humana, y luego podía verse enanos, y criaturas encarceladas como Goblins, elfos, enanos, lagartos. Era un mundo de fantasía típico de la mitología, pero en el espacio, mesclado con todo tipo de otras criaturas de ciencia ficción como aliens. Daba un poco de miedo cada uno que se acercaba.
- ¿Qué es todo esto? No entiendo nada. Ni siquiera sé que es lo
que vengo a vender.
- ///**//’’ (Saludos hombre de ojos de sapo)
- ¿Ehj? ¿Cómo?¿Ojos de sapo? ¡¡Oigaa!! //&^ *^ */^ */ (hombre
ciclope.. por lo menos tengo el par completo) – Dije con
sarcasmo.
- Hombre de ojos de sapo ser atrevido y gracioso – Se rió –¿ que
busca?- Extiende su mano sobre todas sus pertenencias. Mire a los alrededores – o trae algo para mí y ve a las niñas que se esconden detrás de mí con agrado, eso me hizo enfurecer remordiendo los dientes. Primero bromas y ahora como si vendiera a las niñas como esclavas.
- ¿A qué se refiere? – pregunté con rostro de pocos amigos.
El hombre miró ladinamente a Seren.
- Los semihumanos son muy preciados para trabajos. Le daré
100 rows. Seren se escondió detrás de mí con miedo. Supe que de alguna forma había sufrido lo suficiente cuando apenas me dijo como la tenían. Era una de las formas abominables de la vida.




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Al oírlo no pude sentir más que repugnancia hacia aquel ser. Inmediatamente me acerqué a él con ojos pequeños orificios que llaman de sapo muerto. Con un aire enérgico. El ser lo sintió. Vio mi aura cambiar y su piel comenzó a ponerse pálida. Mis dientes hicieron un chirrido estrambótico.
- Veo que no es bueno tratar con usted – Se asustó.
- ¡Oiga!…Obsérveme bien. Anciano…¿No le gustaría que me
llevará su gran ojo de regalo no? – Comenté con un rostro que le infundió un poco de temor.
- ¡Mis disculpas!. – Fue hacia atrás aquel ciclope. Es que aquí la
venta y compra es permitida.
- ¡¡No me interesa, ni aquí ni ningún lugar!!..- Le expliqué con
enfado. Seren no dejaba de abrazar mi pierna y Libia estaba junto a ella - ..Tengo otro producto mejor. Y tomé mi estuche universal. Allí encendí el interruptor y saqué algunas de las piedras de sulfito. El ojo del vendedor se irritó y veía como las comisuras de sus labios formaban una sonrisa y luego produjo una toz para ponerse serio como todo vendedor.
- Mmm.. ejemm..estem..pideras de sulfito.. te daré 110 row..y
soy bueno.
- ¿110?...- La observé a Libia que me daba un aviso previo. Ella
negó ladeando la cabeza. El hombre miraba a la niña con
desprecio.
- Te daré 120 por ella también. Expreso en broma
- ¿Oiga? Ninguna está en venta. Y deja de decir eso si no quieres
quedarte ciego. – Le grité en su rostro.
- No, no..mis disculpas.
Libia señaló una elaboración. -
- ¿Cuál es su producto más caro?
- Ese de por allí.




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- ¡¡Permítame!!… - Verifiqué que los precios eran arriba de 100
row. Pronto encontré una maquina extraña..con un precio de 5.000 row. – Bien…quiero por ellas 10.000
- */*^ *&*(¿¿¿¿Ehhh???? Es una fortuna?
- Lo siento viejo..¿Tómalo, o déjalo!
- No le daré eso..mis productos son más caros.
- Adiós… vamos niñas
- Noo espera….esas piedras son valiosas …de donde vienen no se
consiguen
- ¿Y bien? Dije con sarcasmo - ¿Valiosas? Quiero 25000 row y en
efectivo.
- Maldito extranjero…
- ¿Bien a ver? ¿Para cuanto sirve? Dos más dos son cuatro,
cuatro y dos son seis – sacaba cuentas con mis dedos.
¡Demonios! No soy bueno en matemáticas.
- Libia dice que se puede vivir medio seculo con 10.000
- ¿Seculo? Eso es mucho
- ¿Ejem?..Libia, dice que sí.
- Bien..bueno, primero lo primero. No pueden andar así.
Compraremos ropa.
Ambas me miraban como sino entendieran. Y señale mi atuendo. Ellas asintieron y fuimos a una tienda cercana donde las pequeñas se dieron el gusto. Seren estaba por primera vez sonriendo de una manera diferente. Podría decirle alegre.
- Muy bien Seren. Así te vez bien – Me alegré al verla sonreír.
Libia se puso celosa y me mostró su atuendo. - ¡Je! ¡Je! Tú, también Libia.
A decir verdad la venta fue un éxito. Luego de comprar ropa fuimos a comer. En mi descuido comenzamos a caminar al voltearme buscando un lugar determinado sin querer me golpee de frente con una dama de vestido negro. Ella cayó al suelo.



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- ¡¡Ohh!! Mis disculpas – Tendí mi mano a ella - ¿Está bien? Mil
perdones, soy un descuidado.
- ¡No se preocupe!. Yo estaba distraída.. ¡Je!.. ¡Je! – Dijo ella.
Era una dama con una contextura pequeña. Cabello marrón con dos colas que lo sujetaban se extendían hasta sus muslos. Zapatos negros. Sus ojos color amarillo. Un pecho medio y delgado. Tendría un año menos que yo.
- ¡Bueno!..No quiero importunarla
- No hay problema. Ella vio a las niñas – ¿Qué bellas son sus
hijas?
- ¡Estemm!.. No. No lo son.
- ¡Ahh!..- Pensó extrañada.
No podía decir que las encontré por ahí y tampoco quien era yo.
- Son mis sobrinas..
- ¡Ahh!..¡Je!..¡Je!.. son muy lindas..bueno no deseo importunar.
Tengan un buen día. - Sonrió
- ¡Para nada y gracias!. Igualmente – Devolví el gesto con un
leve risa de agradecimiento. -
Hicimos un tramo más y encontramos un buen lugar para almorzar. Al llegar nos sentamos.
- ¡Wow! Este lugar parece una posada de restaurante antigua.
¿Todo es de madera? ¿Y la tecnología? – Al terminar de decir eso, una maquina parecida a una cafetera se acercó a nosotros. En la otra mesa, una suerte de golem del tamaño de dos metros platicaba con un pulpo o lo que parecía un pulpo. La cafetera se acercó con un anotador estilo tablet.
- Saludos- saludos –saludos –
- ¡Bueno!.. ¡Gracias!
- Saludos
- ¡Quisiéramos ver el menú!




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- Saludos, Saludos, saludos
- ¿?- Esto está descompuesto pensé. Y se me cerco a mi rostro –
- Saludos…Saludoosss
- ¡¡Uafff!! – Corrí el rostro - ¡¡Largooo!– Me lancé hacia atrás –
Quítenme esta cosa de encima. -
- Ju..Júpiter..la cosa saluda – Dijo Seren, un tanto tímida
- Estem..¿Ehb? – Me serené. La maquina dejó de saludar.
- Perdón, circuitos cruzados. Reiniciando.
- ¿Reiniciar? Oiga, noo.. solo queremos ver la carta
- Carta está fuera de servicio. No coincide con la base de datos –
Comienza jadeando
- ¡Ahh!..diablos.. esto sí que va ser difícil – Me tomé la cabeza
con mis manos.
- Desconexión..desconexión…
- Oigan..eyyy!!..podrían ¿venir alguien aquí? – Dije gritando en
cuanto la cafetera seguía descompuesta.
- Pifpiff…
- ¡¡Uhh!!
- Libia dice que se va a destruir
- ¿¿¿¿Qué????
La maquina comenzó a expulsar humo de uno de sus orificios. Un ser vino a nosotros.
- ¡Mis disculpas!..y se la llevó. Al instante cayó una especie rara
con un delantal.
- Bbbbuubbn
- ¿Queee??? ¿Qué rayos dijo? – le pregunté a Libia.
- Libia dice que es lengua mercuriana
- ¡Ah!…¿Idioma mercuriano? - ¡Bueh!…Perfecto.. estaré más
tranquilo – Expresé con ironía – Libia, Seren y yo tenemos hambre.
- Bbbuubub – dijo aquel ser




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- Tu, deja de hacer ese sonido. Maldición..- ¡¡Ggrrgr!! – Hizo un
ruido mi estomago
- Bunibi (quiere la carta)
- Bbubub(aquí se la dejo)
- ¿Eh? – nos preguntamos. La mujer que habíamos cruzado
estaba frente al mozo intergaláctico.
- Perdonen los mercurianos tienen una comprensión difícil de
entender. – Expresó con cierta sonrisa.
- Bubub (regreso pronto)
- ¡Gracias! Es agradable tener a alguien que se pueda dar a
entender.
- Es parte de mi trabajo como traductora universal. Debo
comprender todas las lenguas. – La mujer observó los alrededores. Un mozo se acercó
- Señorita no hay mesa por el momento.
- Está bien. Iré a otro lugar.
A ver la situación, no pude observar para otro lado. Debía al menor prestar un poco de caballerosidad.
- Si me permite, pueden compartir con nosotros la mesa. -
- Si no es molestia. -
- Al contrario – Dije observando desde su extenso cabello gasta
sus pequeños pies. En efecto era una humana extraterrestre. Nooo…Júpiter..no seas idiota..viniste por Gaia..es verdad, vengo por ella. Pero debo admitir que es bella. El ser mozo, o mozo ser, o el mercuriano llegó. Libia me indicó que pedir.
- ¿Queremos? – Señale con el dedo cada nombre ininteligible
luego de que Libia me indicase con facilidad. La dama pidió secuales….iff. ¿? ….¿No séqué es?, pero no parece saludable.
El mercuriano, se retiró y regresó. Tres platos de carne de no se qué y la dama unas pastas. ¡¡Ahh las pastas son universales!! De bebida




120
ella sugirió un jugo de una fruta típica del pueblo. Esperaba que no me explotara el estomago por tal.
- ¿Es de por aquí? – Pregunté. Ella titubeó. Oh perdón no me he
presentado. Mi nombre es Júpiter.. y ellas son Libia y Seren. Ambas niñas sonrieron con gusto.
- ..Oh.. el mio es Rhin…. – Hizo una pausa como queriendo decir
algo, mientras pensaba…Estemm…vengo del sur. De las planicies laterales lumínicas
- ¿¿¿???...¡¡Ahhh!! – Dije con expresión de jactarme de conocer
la cartografía. Aunque en realidad a penas sabia donde me
encontraba.
- ¿Y ustedes?
- Libia viene de los bosque sub… - En seguida le tape la boca. -
- Venim…..
- Venimoo…..s….. De los bosques sub..-
- ¡Nooo!…- Me adelanté. La dama miraba frunciendo el ceño. –
Venimos de…- Comencé a mover mi mano circulo como inventando una historia del reino de…- Seguía mi movimiento y la dama más fruncía el seño. – Reino de Carlomagmo…si..si eso
…dije – eso está bien para que se lo crea.
- ¿¿¿…Eh..???- Se miraron las niñas. -
- ¿Carlomagno?
- ¡¡Digamos que …..siii..!!
- ¿Y dónde se ubica?
- Muy lejos..cerca de .. – Comencé a divagar – Cerca de la
constelación de Kepler-781 al cuadrado. -
- ¿?...¿Mmm? No conozco nada de ello.
- ¡Je! ¡Je!...- Generé una risita – Yo tampoco. Siquiera sé lo que
mecioné – Manifesté en mis adentros.




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- Bueno el universo es inmenso – Llevó un bocado a su paladar
con un ruido extraño. Libia y Seren, hacían lo mismo. Incluso todos.
- Su manera de alimentarse es un tanto estrambótica. Gaia no
era así. ¿O será que no conocí su lado culinario pleyadiano? Seren se devoró todo el plato en segundos y Libia tardó un poco más. Luego de concluir pidieron dos platos más cada una.
- ¿Qué? ¿Aquí comen el triple? – Me dije – estaba exhausto de
haber almorzado esa carne que no le atreví a preguntar que era.
El local estaba repleto de seres de todo tipo y los robots no daban abasto. Lo particular era que tanto esta ciudad en sus fachadas y calles como sus habitantes tuviesen un sistema precario. Era como si se mesclara la edad media de la tierra con carretas con animales remolcando con autos voladores, edificios metálicos y otros de adobe o algún otro material. Supongo que cada sitio tiene lo suyo. Cada planeta su conformación. Y un sistema monárquico de reyes, princesas, ducados, lores. Otros de imperios, repúblicas, barbaros, y salvajes. Acuñan una moneda de metal similar al cobre y un billete hecho de corteza de árbol, similar a un roble. Tengo mucho para preguntar, aunque no puedo dar sospechas. Nadie debe saber quien, quienes, somos. ¿Aún no sabré que haré con estas dos niñas? Y según mi brújula falta camino para recorrer. ¿Mmm? Podría preguntarle a esta mujer. ¿Rhin posiblemente sabría cómo llegar? Aunque no quiero darme a conocer. ¿Y si indaga sobre nuestro paradero?. Manifestara que le sería extraño un reino llamado Carlomagno. Bueno, no es que sepa historia medieval de la tierra, y del planeta kepler -78…¿Cuál es el otro número?..¡¡¡Jupiter tu, y tu memoria de cristal!!!...bueno podría expresar, que están dentro de algún cinturón de planetas que no, pero no debo fallar, no está bien

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Diego Leandro Couselo
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Epilogo.
MI INSÓLITO MATRIMONIO ES UN DISPARATE DEL UNIVERSO COMO SOSPECHABA
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