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La esposa y la búsqueda. De la selva a otra selva. Otro nuevo integrante.
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La esposa y la búsqueda. De la selva a otra selva. Otro nuevo integrante.

La esposa y la búsqueda. De la selva a otra selva. Otro nuevo integrante.
Aún, no llegamos a Urbanna, y
ya este planeta me tomo de niñera
- ¿Por dónde estamos? – Preguntó Gregory con cierta curiosidad.
-
- ¡Tranquilo!, ¡Ya hemos salido de las zonas que conllevan
peligro! - Aseguró Mikonos. -
La selva se había disipado. Viajaban a pie en medio de un camino de tierra. Entre los destierros e inconvenientes, salieron ilesos, debido a que la parvada de insectos y manadas de animales fueron hacia ellos. Mikonos, tenía todo calculado.
- ¿Estarán bien los demás?
- ¡Calculo que sí!. Según mi chip rígido, todos están en marcha.
Josefina se encuentra con Tristán en los páramos. No habrá problemas. Y Júpiter se ubica en las cuevas subterráneas. En el submundo del mundo.
- ¡A ver!..¡A ver!..¿No entendí bien? – Se preguntó Gregory.
- Tristán y Josefina van por el páramo. Una suerte de desierto.
Pero saben llegar. No habrá problemas. Tristán es un ser preparado. Una raza de demonios muy poderosa.
- ¿Tristán? ¿Es un demonio?
- No en el punto que ustedes los humanos conocen desde las
escrituras. Pero tiene un poder muy potente.




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- Ya veo… me cuesta creerlo.
- Todas las religiones y formas paganas que ustedes llaman
mitología y misterios, fueron obtenidas de aquí. De las Pléyades.
- ¡¡Wow!! Parece una obra de Asimov, o Brabury.
- No estaban muy errados – Expresó Mikonos.
- ¿Y qué hay de Júpiter?
- Es Júpiter… llegará…
- Estás loco. Él, no tiene forma de enfrentar a los monstruos o lo
que se aparezca.
- ¿Tú crees?.. no conoces bien a Júpiter…te podría hasta
sorprender - Expresó Mikonos con cierta mueca de burla.
- Es un simple humano. Como lo soy yo.
- ¡¡¿Mmmm?!!….No están aquí por mera casualidad
- ¿Qué quieres decir?
- Ya lo sabrán…por lo pronto, no te preocupes…el llegará a
Urbanna. Tiene la brich(Brújula) que lo guía Inconscientemente.
- ¿Inconscientemente? – Pensó Gregory.
- .¡¡¡Estem!!!…¡Sí!…es un chip del cual estuve trabajando. Se lo
implanté a todos mientras dormían. El piensa que solo tiene una brújula para decirlo en términos claros común en su bolso. Que no digo que no sirva, pero Júpiter no podrá determinar los cinco puntos estelares (Cardinales)
- ¿No comprendo nada de ello? ¿Cómo que nos pusiste chips?
…¡¡Gr!!…¡¡Gtr!!.. – Gruñe Gregory. -
- ¡Tranquilo!... Tranquilo!!..- Cita Mikonos con las manos
tomando distancia para calmar la situación. Luego se los quitaré. De todas maneras en un futuro todos los humanos tendrán chips. Hoy en día lo tienen externo. – Y saca su teléfono móvil Mikonos.




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- No puedo refutar nada de ello. Sin embargo deberíamos ir por
él. No sé lo que pueda hacer, pero no creo que quiera enfrentarse a esas cosas.
- Bueno podemos regresar y pasar por los gusanos quiméricos, o
sea esas cosas que tú dices
Gregory lo pensó.
- ¡Prosigamos!....te aseguro que todos llegarán a Urbanna.
Esas fueron las palabras de consuelo de Mikonos, de hecho era mejor pensar en ello.
Tristánhabía abierto todo el panorama que se desarrollaba en la mata que ya no era para nada espesa. Le señalo un posible camino que llevaba a Urbanna a Josefina que se tomaría unos momentos para sentarse en una roca en cuanto de su bolsillo sacaba su teléfono móvil para verlo.
- Sigamos. ¡No podemos estar aquí mucho tiempo!
Ella lo miró con un cierto desinterés en las palabras que terminaban volando por los aires.
- Al menos podrías contestar – Se enfada Tristán.
Ella continúa insumida en la pantalla de su celular. Como si una hipnosis le permitiera esquivar con elegancia el mandato de aquel ser que no era humano.
- ¡Olvida lo que dije! – Afirmó Tristán. –
- Es más fácil así – Dijo ella
- Si tanto te perjudica, ¿para qué has venido?
- ¿Mmm? ¿No lo sé? Hay algo dentro de mí que me impulso a
venir. Incluso. Me siento como en casa – Confiesa con cierto aire de grandeza.
- Habría que explicarte tanto para que entiendas. Y estaría a
años luz de hacerlo.




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- ¿A qué te refieres?
- Digamos que toda tu existencia es una mera reencarnación.
- Ustedes los extraterrestres, si que saben complicar las cosas.
- Solo somos didácticos.
Ella frunció el ceño.
- Ya me he dado cuenta – Confiesa con extrañez, y devuelve su
mirada a la pantalla.
En otro sector, otro viajero se iba haciendo preguntas.
El sol aquí estaba arrasando. No podía entender cómo se podría desarrollar un ecosistema dentro de una cueva con un sol como el que tenemos en la tierra. Aparentemente estábamos en medio de la teoría de la tierra hueca, o la famosa narración de viaje al centro de la tierra de Julio Verne. Sea lo que fuere Libia seguía mis pasos ¿Y yo? ¿A quién?
Se formó una planicie al llegar a cierto punto de una meseta con pastizales amarillos. Me recordó a un lugar que visité en Sudamérica.
- Libia será mejor detenernos un poco para descansar
Libia asintió sin ningún problema. De hecho debíamos tomar una pausa. La brújula de los cinco puntos me confundía aún más. Había quedado comida, así que almorzamos algo ligero. El paisaje estaba demasiado tranquilo para mi gusto. El silencio se fundía con una tenue brisa. Deje mi bolso a un costado en cuanto saqué de allí mi móvil. Tomé varias fotos, e hice anotaciones. Lo normal es tener un bolígrafo y un papel, pero por favor estamos en otra galaxia, otro planeta, y tenemos tecnología dejemos llevar por ello. Anoté cada hecho de éste viaje y por cada foto para dar evidencia. Soy un peregrino en busca de su esposa y amigos.
- Libia..¿Qué lugar es éste?




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- Libia ..¿MMM? – Titubeó - No conoce..Es el submundo..Pero
Libia no conoce..no recuerda.
- ¿No recuerdas por que estas aquí?
Libia ladeó la cabeza con un ademan negando conocimiento de tal lugar.
- ¡Está bien..! Que no recuerde, es un problema – Me dije a mí
mismo. -
Ella intentó recordar. La veía hacer fuerza en todo su cuerpo remordiéndose los dientes.
- ¡¡Grr!!...!!Libia quiere recordar!!
- ¡¡Ja!!..¡Ja! ¡Tranquila – su actuación me produjo risa. Pero de
esas paternas que me hacen pensar en los hijos. Ella también rio y sonrió.
El silencio dejó de ser una atenuación.
La brisa comenzó a levantar polvo y mis ojos se irritaron.
- ¡Rayos! ¡Qué molestia!.. ¡¡Shuff!!..¡¡Shuff!! – Dije, y estornudé
varias veces. Libia se tapó con sus manos los ojos. Pude avistar
una pequeña sombra que pasaba – ¿Libia eres tú?
- ¡Libia está aquí!.. – Dijo y estaba al costado mío derecho y la
sombra pasó velozmente por el lado izquierdo.
- ¡Qué fue eso! – Expresé preparado por cualquier situación.
El polvo menguaba con la llegada de una quietud. La sombra desapareció.
- ¡Ahh! ¡¡Menos mal..!! Era una falsa alarma – Me tranquilicé. Al
dar la vuelta mi bolso no estaba - ¿Cómo? ¿Dónde demonios? ¡¡¡Mi bolsooo!! – Exalte la situación que me desagradaba bastante comenzando con el polvo del viento.
- ¡Allá!...- Señala Libia. Una niña con orejas de gato había
tomado mis pertenencias y se disponía a escapar..




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- ¡¡Detente!! – Grité y fui tras ella. Libia corrió hacia delante. Vas
eran rápida.
Se adelantó aquella niña unos metros y se me hacía imposible alcanzarla. La mata comenzaba a producirse nuevamente. Era una floresta intrépida que no, nos dejaba avanzar.
- Maldición, si entra al bosque no la podremos encontrar. Era
como un zorro escurridizo o un gato montés. Lo que sea debía atraparla. Todas mis pertenecías estaban allí.
Corrimos en varias direcciones sin poder lograr nada. La semi humano era muy escurridiza y se escondió entre unas plantas. Llegamos a un punto sin poder detectar nada en un campo abierto.
- ¿Y ahora? – Pensé con las manos en mi cintura
Libia se agachó y palpó el suelo con su oído. Como escuchando el alrededor. Pronto se colocó firme como sorprendida y asustada. -
- ¿Libia?
Los arbustos se movieron y entre ellos salió el semi humano.
- ¡Bravo Libia! ¡La encontraste!!
- ¡¡Mmm!!..libia no encontró…- Dijo preocupada- Júpiter y Libia
deben huir
- ¿Eh?..¿A qué te refieres con eso de huir? ¡¡Claro que no me iré,
quiero mi bolso!!
Una gran bestia aparecía de entre los árboles en dirección al gato
humano acorralándolo. Era como esos insectos, con forma de
calamar. Otra quimera. Hay muchas me dije. -
- Libia, creo que podemos dejar el bolso – Dije aterrado y
sorprendido con aquella monstruosidad. La niña gato se puso a llorar – No Júpiter, no puedes huir – Cerré el puño - ¿Pero cómo? ¡El cilindro!..espero que sirva de algo. -




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Ante el avance de aquella criatura, ese pequeño animal-humano, estaba cercado. Libia, se puso a llorar y le pedí que se quedase distante para no comprometerla en peligro. Tenía que actuar rápidamente. Todo era cuestión de segundos.
- Maldición, si solo estuviera Mikonos. Podría ayudarme. Tomé de
mi bolsillo interno, la pequeña barra, o cilindro. Al apretarla se transformó en una lanza y me fui acercando a paso rápido.
La ladrona, estaba temerosa, y tenía mi bolso grande.
- Auxx..auxil…. – Temblaba aquella.
La bestia fue hacia ella con tu pata peluda. Cerró sus ojos y al abrirlo, delante de ella, estaba yo con estoqueando aquella bestia que se lanzaba hacia, ante el impacto de mi golpe.
- ¡¡Quédate detrás de mí!!. – Grité. Aquel arácnido amorfo. Era
espeluznante – ¡¡Diablos!! ¡Qué feo que es! – ¡Vámonos de aquí!! – Recogí a la niña y mi cosas, y nos fuimos corriendo en una dirección. Entre mis pasos estaba aquel gigante monstruo. Tropecé y caí al suelo – Vete de aquí niña – Le grité y ella se quedó inmóvil mirándome – ¡¡Largo!! ¡¡Dije!! – La voluptuosa forma me tapó con su monstruosa figura encima de mí. Intentó acercarse cerrándome paso con su pata derecha y desde atrás recibió un golpe de una roca grande – ¿Eh? – Me pregunté con asombro. Era libia - ¿Cómo diablos arrojó esa gran roca? –
La gran forma de bestia insecto - calamar estaba sentida, y sin posibilidad de poder moverse por el peso de la piedra –
- Júpiter, ¡Libia quiere que ataques! – Dijo ella con su voz un
tanto débil.
Asentí.
- ¡¡Ahora verás maldita cosa!! – Con la lanza en mi mano, y un
golpe certero atravesé su mandíbula hasta llegar a su cerebro




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partiendo su cabeza. El insecto cayó al suelo desplomado. Al ver que cedía y descendía, tomé un respiro, y fui hacia Libia – ¡¡Libia!! – Al llegar ella se desvaneció en mis brazos por el cansancio.
- ¡Libia se siente cansada!
- Así que tenias una sorpresa – Dije –
- ¿Libia hizo bien?
- ¡Lo hiciste muy bienpequeña!.¡¡ Muy bien!!. – Le sonreí y ella
me devolvió con un rostro angelical. -
La acurruqué en un costado para que descansara, y fui hacia la niña – animal. Estaba temblando y me fui acercando. Ella se cubrió con mucho miedo.
- ¡No me haga dañ.. dañoo!…¡Por favor!
- Tranquila, pequeña. No te haré daño.
La niña se puso a llorar –
- No tengas miedo – Dije – Está bien que soy horrendo, pero
tampoco para llorar – Me dije. M di cuenta que aquella estaba muy nerviosa, por la situación. Y lo entendía bien.
No paraba de llorar la niña.
- ¿Escucha? ¡No te preocupes! Ya no te molestará ese..es…
bueno lo que sea que es – Señalé al monstruo. La niña se colocó su mano en un ojo para secar sus lagrimas como lo hacen los niños y niñas. Recogí mi bolso, y fui hacia Libia. Me agaché para ver si estaba bien. Ella abrió los ojos - ¿Estás bien?
- Chi….Libia..está bien.
- ¡Perfecto! .¡ Salgamos de aquí!. –
Al levantarse ella del suelo. Íbamos a retomar el viaje y la pequeña humano- animal se incorporó de inmediato y fue hacia nosotros. Ella




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hizo lo mismo que Libia cuando la conocí tomando mi ropa, y al darme la vuelta, para saber que ocurría, ella estaba triste.
- ¡No me dejes!
- ¿?..¿Eh? ¿Pero no podemos llevarte? – Le expliqué, con un
ademan negativo. -
- Nooo,….¡Quiero ir contigo!
- ¡Pero!, ¡No podemos!…Aparte..¿Y tu familia?
Agachó la mirada….Se hicieron unos segundos que eran interminables
- ¿Tu familia? ¡Ya veo!... ¿No tienes?
- Papa, Mama.. hermano…muertos… - Y se lanzó a llorar entre
mis ropas. No supe que comentar. Era una pequeña huérfana,
supuse.
- ¡Bueno!…uff – Repiré hondo y exhale - ¡¡Estem!!…. – Pensé y
Libia me miraba con tristeza. – ¡¡Bueno!!,..Listo…ven con
nosotros. Supongo que cuando lleguemos a la ciudad, ¿Veremos qué hacer? – Me dije con dos niñas misteriosas de otro planeta.
Ella me miró sonándose la nariz con sus mocos que caían.
- ¡Oye, no te preocupes! - ¿Cuál es tu nombre?
Ella puso su dedo índice entre los labios, pensando.
- No..no tengo nombre… - Dijo con cierta vergüenza. -
- ¿No tienes?
Hizo un ademan ladeando la cabeza de forma negativa.
- ¿MMM?.... – Medité un momento. Se parecía en su rostro a
alguien que conocía. Una niña de mi infancia. –Seren, era su nombre. Fue como una estrella – ¡Perfecto! Tu nombre …será.. ¡Seren!....
- ¿Seren?




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- ¡Sí! – Dije un poco entusiasmado. Nunca le había puesto un
nombre a alguien.
- ¿Seren? ¡¡¿¿??!!! – Apenas lanzó una pequeña mirada, sin
expresión. No parecía entender bien. Su aspecto, era muy
deplorable. Eso me llamó la atención en una instrospección sobre
aquel ser.
- ¡¡Seren!! - Se rió Libia y fue a ella ,y le tomó la mano, algo
que la asustó
Inmediatamente tomé de mi bolso unas frutas que tenía y les día a ambas. Seren no tardo ni un segundo en devorarla. –
- ¡Je! ..¡Je! ¡Veo que tienes hambre! – Expuse. Le dí otra fruta. Ella
la tomó con velocidad y comió muy rápidamente. – ¡Despacio!,
¡Te hará mal! – Gestioné para ella una mueca de gracia. Con ello podría disminuir su miedo. -
- ¿?
No me comprendió muy bien en las palabras, así que hice un gesto tocándome la barriga para que sepa. No tuvo remedio, pues no me entendió. Libia en cambio comía moderadamente. Estuvimos manteniéndonos por media hora, hasta que decidí que debíamos avanzar.
- ¡Bueno! ¡Sigamos! – Expresé – A éste paso, voy a ser niñero
designado.
- ¡SIIII¡
- ¡Siii¡ - Asintió la niña-animal. –
- ¡Si!..¡Viva! – Dije con sarcasmo. - ¿Por qué a mí?
Seren, se adelantó ya que conocía el sitio y Libia detrás de ella. Lo tomaban como si fuera un juego. Solo espero que todo salga bien.
En otro sitio más poblado y encerrado a los ojos de la plebe, se suscitaban hechos.
- Princesa aquí dejo su té.
- Gracias Rhini. ¿Sabes si Luna a terminado?




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- Ella se encuentra fuera con los estudios correspondientes
- Era de esperar es una científica.
Ambas estaban en una habitación. Gaia frente a una ventana puerta que direccionaba al jardín real. Las paredes pintadas de rosa con cuadros góticos. Un gran mueble con fotos de ella y su familia de pequeña. Otro con un velador. En medio de la habitación la cama de doble plaza con una suerte de techo de terciopelo. Típico de una reina. Acolchados color ocre y algunos osos de peluche. En cada sector de aquella una mesa de luz con algunos objetos personales. Un diario de sus aventuras de toda la vida como libro. Unos papeles y la pluma tinta al lado de tintero.
- ¿Se encuentra preocupada su majestad?
- No te preocupes, es solo una pisca de ansiedad. – Dijo con un
aire de lamento. Algo que a su sirvienta y confidente no le agradó en lo más mínimo. Rhin fue criada desde pequeña con ella para servirle. A diferencia de Luna que eran como hermanas y una mano derecha. Rhini o Rhin, así solían llamarla. Rhini Milfed, como una servidora que conocía su actuar y se postuló para ir con Gaia a la tierra, pero Luna fue a más indicada para dirigirse con la realeza.
- Realmente se que no desea esto su majestad.
- Rhin, ya te he dicho que no es preciso usar formalismos reales,
ni títulos de nobleza conmigo.
- Usted sabe que no podría tratarla de otra manera.
- No debes tratarme sino como un par.
- Lo sé, y me lo ha repetido en muchas oportunidades. Pero es
mi costumbre. – Confesó en cuanto Gaia tomaba un sorbo de su te. Ella tenía un vestido largo blanco con un escote que podía dejar ver su busto normal sin sobrepasarse como el de Luna o mismo Rhin que poseía buenos atributos.




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- ¡Ja!¡Ja! No hay remedio contigo. De todas formas no puedo
hacer nada para cambiarte y me gusta cómo eres desde niña.
- Gracias princesa Gaia. ¿Extraña no? – Rhin se atrevió a
formular la pregunta precisa. Gaia completaba su tasa, y verificaba las comisuras de su labio con una servilleta limpiando alguna gota de aquel líquido. No respondió a nada. Solo asintió.
- Ojala pudiese cambiar el destino.
- Si, aunque no me arrepiento de nada de lo que hice. Y mis
últimos días fueron maravillosos. – Gaia lo expresó con una sonrisa que se expandía por todo su cuerpo y su interior.
Rhin se sorprendió. Ella conocía todas sus expresiones, pero no justamente esa.
- ¿Algo realmente bueno ocurrió no?
- Si – Y seguía maravillada
- ¿O alguien? ¡Je! ¡Je! – Lanzó una risita Rhin.
Gaia pensó en Júpiter. El móvil de Rhin sonó repentinamente. Requerían su presencia en la sala de la reina.
- ¡Princesa! Disculpe las molestias debo retirarme. Su madre me
requiere – Al mencionarlo contempló con extrañez. Rhini, envió un mensaje a otro sirviente a fin de retirar la bandeja y la tasa vacía.
- ¡Hazlo! ¿No se qué querrá mi madre?
- Puede que tenga que ver con los preparativos. Me retiro con su
permiso. Gaia asintió. Aún mantenía cierta alegría. Eso lo notaba muy bien Rhin.
Al salir de la gran habitación, cerró la puerta cuidadosamente.
- Ante todo lo que está ocurriendo, es bueno verla con esa
sonrisa. Una expresión que nunca he visto. Debe ser esa persona que mencionan como su pareja en la tierra – Rhin se alegró y al mismo tiempo se entristeció. – Es algo que nunca




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me ocurrirá – Pensó ella por sus adentros. Rhin tenía la misma edad que Gaia, y pasa su vida sirviendo a la gran familia. Para ella el amor es algo confuso. Sin más que expresar fue al halla a prestar sus servicios a la reina.
Al retirarse Rhin, Gaia fue hacia su cama. Acarició el acolchado pasando su mano derecha por la tela cuta suavidad le recordaba a la cama en la cual descansaba en la tierra. El tacto de ello le permitía reflexionar en imágenes del pasado. A pesar de haber jugado a propósito con el tiempo, ella las tenía todas para sí mismo.
- ¡Gaia!..ya apaga la luz..quiero dormir – Esa voz tan
inconfundible.
- ¡¡Ya Danna!!..solo unos minutos más.
- Gaia!!..no te preocupes.. no hay nada que no podamos
resolver.
- Ey..¿seguro quieres casarte? Que costumbres extrañas tienen
en tu tierra.
- Gaia…yo te amo..no importa las mentiras o lo que fuiste.. sino
lo que eres..
Gaia..Tenía una y otra vez fotografías de Júpiter.
- ¿Dónde estarás? ¡Te extraño! Y se acurrucó entre la suavidad
del edredón y una almohada para quedarse dormida.
La operación de los terrícolas. Era un secreto que siquiera Gaia y Luna sabían, pero todos estaban perdidos en un planeta, en el país que llaman la isla, cuyo nombre es Asterope. Genericamente todos son pleyadianos, pero las naciones en los mundos son totalmente diferentes: Alcyone, Electra, Maia, Merope, Taygeta, Celaeno, Asterope, Atlas y Pleione.

Fin del capítulo

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