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La esposa y la búsqueda. La salida del bosque, la ciudad de Tsukue. (Parte 2)
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La esposa y la búsqueda. La salida del bosque, la ciudad de Tsukue. (Parte 2)

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que conociera mi hogar, ni de donde viniese. – Allí pronto me agarré la cabeza con las dos manos. Las niñas y Rhin observaban con varios signos de interrogación en su caras. ¡¿Qué rayos estoy pensando?! Vengo del planeta del Dr. Spot, o de Nabu en la guerra de las galaxias debería haber dicho ahhh si es kepler-781..si--- Golpee la mesa con alegría. Las damas me miraban con más interrogantes..
- ¡¡Oh..perdón!! … - Se disculpó.. Ni siquiera sé dónde estoy
parado, y ya lo dijo Mikonos, no mencionen que vienen del planeta tierra. ¡Genial! Mikonos, ¿Y qué le diré? Ahh ya sé… somos visitantes …¡¡¡Estem..intergalácticos de dónde diablos

sea…….Reino de carlomagno!!! - En fin terminé mis


cavilaciones, en cuanto sonreía y con el artefacto parecido a un tenedor llevaba un bocado a mi boca. Mencionaré que vengo deese planeta y que se ubica en la galaxia de la mostaza. Si eso, será una buena mentira. Total el universo es inmenso, y aquí no creo que sean expertos científicos, si tienen un mozo de máquina que se descompone.
- ¿Y bien?..¿Júpiter?..¿Te noto muy pensativo?. –
- No -¡¡Je!! ¡je!! Es que estoy un poco cansado. Los tres.
- Libia no está cansada.
- Claro si – Le dije.. – Silencio Libia.
- Jupi..pap..papa –
- ¿Seren?
- ¿Papa? Creí que eran sus sobrinas. Expresó Rhin.
- ¡Je!.¡.Ayy!, estas niñas..Soy su tío, pero me toman como su
padre.
- Tienen familias diferentes. Veo que hubo varios linajes.
Esas palabras me descolocaron por completo.


- ¡Bueno!… - Jadee un poco. Es que somos una familia


numerosa. –
- Una niña demonio y una semi-bestia.




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- ¿En serio? – Pregunté intrigado.
- ¿Cómo no sabe qué son? – Me preguntó con cierto sigilo en su
mirada penetrante de ojos amarillos


- ¡Ah!..¡Entiendo!..… Usted se refería a eso..a


suuu..¿Raza?….Clarooo
- ¿Raza? ¿Qué palabra particular?
- Estemm..siii…es una palabra utilizada en Carlomagnia…son
étnicas.
- ¿Etnia?
- Oh disculpe..otra palabra de mi planeta Kepler – 15 – ¡Je! –
Mke tome la cabeza con una mano riendo.
- ¿Kepler-15?
- Ti..tioo.. – Dijo apenas Seren—es Kepler-781 – Ella contaba con
su mano los números.
- Libia, dice lo mismo. –
- Ahh –niñas disculpen.
- Ahh..ellas saben mejor que su tio ¡Ja!¡ja! – Se ríe Rhin.
- Si.. ¡jo! ¡Jo! –
De alguna forma las niñas sabían que me encontraba en aprietos, no por nada. No podía confiar en nadie. Un grupo un tanto extraño ingresó al local, y se sentaron cerca de nosotros en una mesa de frente a las niñas. Eran cuatro hombres con máscaras de tela y lentes de sol. Hablaban un idioma extraño, que no se conformaba por el silabeo de los pleyadianos, aunque, no era de extrañar por la infinidad de personajes que iban, y venían a éste gran local que se estaba llenando de seres de diferentes formas. No es por nada, pero me parecía shockeante el ver esos seres. Era pura ciencia ficción, con mitología, fantasía, y todo lo que pueda esperarse. Lo más impresionante fue ver, a un hombre con cabeza de grifo como la cultura sumeria exponía en sus paredes, varias gárgolas de una




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iglesia de Francia, y hombres de largas orejas como los llamados elfos de la mitología.
Continuábamos almorzando y ya casi estábamos terminando.
Entre las pequeñas se miraron, con un poco de vergüenza. De Hecho Seren se acercó a Libia para comentarle algo, debido que Libia es un poco más grande. Ambas
- Libia y Seren deben ir al banho Júpiter. –
- ¿El banho?
- Nec..necesidades… - Seren se puso colorada por una cierta
vergüenza
- ¡¡Ahh….!! – Si vayan – Dije. – ¡Oiga! – llamé a una de esas
máquinas parlanchinas. –
- No es preciso, sino me equivoco es por allá. Al fondo, y la
derecha – Señala Rhin. Eso me sorprendió. Al fondo y la derecha. Debe ser universal, pensé. Por lo menos los lados estaban definidos.
El artefacto parlanchín, se acercó y miré a Libia. –
- Libia quiere saber dónde está el banho. -
- Fond…fondo-----derecha---fondo derecha ---derecha..echa….
- ¡Oh!..¿Otra vez otro mozo descompuesto? – Pregunté. -
Las niñas se levantaron de sus asientos, y fueron.
- ¿Caciope? Aún no tenemos señales de ese tal Júpiter. No?
- No, ya hemos detectado a Mikonos y Tristán.
- Por suerte llevan el sensor para saber que se encuentra bien.
- Lo extraño es que la interferencia impide saber su ubicación
- O el muy tonto lo desactivo sin darse cuenta. Todos deben
llegar a destino y reunirse con la princesa para sacarla del reino.
- No sería mejor actuar ahora?




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- Hubiera pensado lo mismo, pero ante el rey el título
matrimonial de Júpiter podría ser suficiente como también las cartas de la duquesa a la que llaman Josefina. Pero deben entrar en secreto en la ciudad para evitar conspiraciones.
- No sé qué ha ocurrido con ese hombre y su esposa? Los reyes
no eran así.
- Es ese maldito monje. Sus influencias ensucian la mente de la
señora y su majestad.
- Aquí Mikonos.. me escuchan? Cambio
- Copio Mikonos.
- ¡Caciope! Estamos arribando a la tundra, y calculo que
deberemos llegar a la ciudad madre en unos Siels (días). Eternia. ¿Qué saben de los demás?
- Hasta el momento Tristán y Josefina mantienen viaje y se
encuentran cerca de eternia. Júpiter no tenemos señal
- Rayos Júpiter.. ese niño…debemos ir por él.
- No tenemos un punto exacto donde debe estar.
- Quizás siga en el mundo subterráneo.
- No lo creo. Júpiter es bastante listo y el mundo subterráneo es
fácil de sortear al salir de las cuevas. Hasta lo que pude captar ya estaba por el bosque y allí se perdió la señal, pero su visor interno sigue intacto. Si le hubiera pasado algo se desactivaría.
- Crees que es mejor esperar?
- ¿mmmm?Enviar por las dudas drones de búsqueda aéreos y
terrestres a la salida del bosque. Vamos a la base merk.
- ¡Perfecto!..... Luego nos comunicamos.
- Copio y cambio….
- Cambio……
- Ya lo oíste. Si enviaremos al grupo ahora mismo.
- Crees que saldrá todo bien?
- Encontrar a ese sujeto? Si, no será inconveniente.
- No, sino que puedan convencer al rey y la reina




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- Los problemas son dos. El monje y los saurios. El reinado
asegura la paz, siempre y cuando se produzca el evento nupcial.
- Pero el rey de la monarquía sauria, apenas conoce a la
princesa.
- Ya sabes que todo es un acuerdo político para asegurar que los
saurios no ataquen a los pleyadianos. Es una forma de
mantener la paz.
- ¿Y ellos aseguraran esa paz? ¿Tú lo crees?
Ladeó la cabeza sin decir una palabra. Toda la gama de planetas de las Pléyades estaba en plena incertidumbre.
- Mikonos. Éste tipo de tundra es bastante particular, ¿Por qué
son tan grandes los pastizales?
- No es que fueran grandes, son su tamaño normal. En la tierra
son pequeños, porque el hábitat no lo permite, aquí no.
- Oye…¿Es seguro no? Digo por lo escaso de visualización entre
pastos. Me siento como en una película donde nos atacaran hormigas, debido a que somos diminutos
- ¿Qué estupidez dices? Estas conmigo..ten seguridad que
llegaremos bien.
- Solo espero que estés en lo cierto.
La planicie no permitía ver, debido a esos pastizales que eran del tamaño de cerros entre una tierra totalmente colorada. El viento exponía un leve golpeteo en el cielo nublado. Se le llamaba tundra, pero no era la típica tundra del planeta tierra, como meseta en la cual hay un clima polar, aquí el clima es estable, y semi cálido. Tampoco los pastos eran diminutos por el producto de la capa de hielo congelante. El inconveniente, era el de siempre. La poca visibilidad, sin embargo Mikonos estaba preparado para ello, pues su olfato, y su destreza visual de felino se lo permitía, pues si bien su cuerpo era el de un humano, sus ojos eran los de un gato, como su sentido del




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olfato. Comenzaron a correr cada una de las partes de diferentes plantíos herbáceos.
Mikonos inspeccionaba la planicie debido a que la transmisión comenzó a volverse difusa. Gregory aguardó sentado en una roca. Habían tomado resolución de descansar en algún sitio conforme aquella perdida de ubicación. Gregory recogió su laptop y comenzó a escribir. Era como una suerte de ansiedad de recoger una memoria de todo lo ocurrido.
- Veamos. Llegamos al cinturón de las pleyades. Estamos en un
planeta diferente. Hemos pasado diferentes situaciones. Podría ser una gran historia – Se dijo. – un hombre perdido en otra galaxia en búsqueda de su amada.
Gregory continúo cavilando. Mikonos intentaba resetear el radio transmisor sin éxito.
- Maldita sea, la suerte. Aparato idiota. No solo no funciona, sino
que tampoco puedo repararlo.¡¡¡¡ Ayy, Caciope!!!! ¿Dónde te encuentras para ayudarmeeee!!!
Pronto unos sonidos de silbidos se oían en alguna parte de entre los pastizales.
- ¿Ahh? – Se dijo Mikonos – ¿Espero que no sea?.....No, no lo
creo. No se han visto en cientos de años. ¡¡Es mi imaginación tonta!! Ya estoy paranoico como este tonto de Júpiter.
El silbido dejó de producirse. Mikonos respiró profundo y se dio a una pausa, caminando unos metros con su computador en la mano derecha intentando conectarse con las ondas electromagnéticas de comunicación.
- Vaya. Era solo mi imaginación. La planicie se encuentra calma.
Y por ese sendero tenemos un camino. Eso es perfecto para




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retornar, iré avisar a Gregory. – Al mencionar ello dio media vuelta Gregory - ¿Eh? ……
Gregory divagaba mientras escribía se incorporó de su asiento de piedra y comenzó a ir y venir imaginando la historia.
- Entonces…Llegó desde el espacio dimensional y al aterrizar un
frondoso pastizal se mimetizaba con el calmó destello de la luz verde de la nave. Sabía de antemano que su búsqueda ardua, era un periplo fantástico en nombre de ella. ¿Y entonces? – Se preguntó con un leve respiro – Aquí..!Ahh!..Debo pensar – Se dijo en voz alta – ¿A ver?....Ya seee. Y entonces aquel viajero se encontró con un sersemejante.. ¿Un ser? ¿Qué lo apuntaba con una lanza en su rostro? ¡¡Diablos!! – Se dijo así mismo.
Gregory tenía a su lado a una mujer desnuda apuntando con una lanza directo a su ojo izquierdo.
Mikonos estaba maniatado de pies y manos.
- Les digo que soy un viajero. – gritaba Mikonos. Gregory llegaba
de la misma manera. Tres mujeres a su lado con lanzas y
espadas. Eran un arquetipo de amazonas
- ¡!!Oigan!!...¡¡¡sáquenme las manos de encima!!!Mikonoss qué
bueno que te encuentro..diles..¿Eh?
- Olvida eso..estamos en la misma situación.
Pronto colocaron a Gregory con Mikonos ambos en una carreta y fueron llevados de entre los pastos abundantes hasta un sector inhóspito y alejado del radio de ruta de aquellos. Al cortar camino se observaba un frondoso lago. Algunas mujeres bañándose y otras lavando sus ropas.
- ¡¡Wow!! Si no fuera esta situación de rehéndiría que podría ser
un paraíso. – menciono Gregory por sus adentros. Ladeo la cabeza un segundo. – Mikonos..¿explícame?




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- ¿Qué hay que explicar? Somos presos en su territorio. -
- ¿Que se supone?
- No supongas nada. Es lo que dije – Y lanzó un suspiro
inmediato. Lo extraño es que creí que no existían.
- ¿Jaa? ¿No existían? ¿Acabas de decir que estamos en su
territorio?
- Bueno es una historia larga de contar. – Expresó sin mirarlo.
- Bien…y ¿En qué situación nos encontramos?
- Ya te he dicho.
- Si, genio…lo digo en nivel de supervivencia.
- ¡Yaa deja de maldecir!..Ya te pareces más a Júpiter. Ustedes
podrían ser hermanos.
- ¡¡¡No me cambies el tema!!!
- Bien.. ¿Te acuerdas de las amazonas?
- Guerreras mujeres, si. – manifestó rápidamente
- Bueno parecido con un toque más agresivo. Y tienen el síntoma
arácnido.
- ¿Ahh?.- . Ladeó la cabeza- ¿Qué insinúas?
- Suelen usar al hombre para reproducirse y luego de
satisfechas, se lo comen. Como lo hacen las arañas hembra en la tierra. Bueno no hay que culparlas. Es instinto – expresa irónicamente y sin molestarse Mikonos como si no sucediera nada.
- ¿¿¿QUEEE??? – Gregory se lanzó sobre Mikonos. Ambos
cayeron al suelo. Gregory lo tomaba del cuello como podíazamarreándolo - ¿me rices que se reproducen y luego te comen? ¿Estás loco? ¿Y así tranquilamente?
- Bueno podría haberte mentido – cita un tanto mareado con los
ojos desorbitados.
La líder de grupo hizo un gesto para que fueran separados. Luego expresó unas palabras en un idioma nativo.




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- ■■< > ||| (llévenlos con la reina)
- ¿Qué dijo Mikonos? – preguntó Gregory
- Tengo mi computador apagado. No reconozco esta lengua.
- ¿No fue que conocías todos los idiomas?
- No seas estúpido. Soy un científico, no un traductor. Ya
averiguaremos que ocurre. Dios, ¿No sé quien es peor, si tú, o Júpiter?
Inmediatamente Júpiter estornudo varias veces..En el momento que habían llegado a la ciudad-poblado.
- Libia dice ¿Sí Júpiter esta resfriado?
- Para nada. Algún idiota debe estar hablando mal de mí. ¿Que
se le va hacer? Seguro que es alguno del trabajo por no avisar que faltaba o podría ser el tonto de cucho. Ese gato que por suerte está con Gregory.
Varios estornudos se oyeron en el planeta y en el universo.
Gregory y Mikonos aguardaron la resolución de la reina de la tribu. Las niñas habían ido al baño y no regresaban. Júpiter se manteníapensativo.
- ¿Debe ser un extenso viaje no?
- ¿Extenso?
- Si – Dijo Rhin – lo noto cansado en sus ojos cerrados y con
ojeras. Como un pez moribundo.
- ¡¿tan mal me veo?!- Se dijo Júpiter – ¡Je!¡Je! es que soy así. He
nacido con esta mirada y ojos – Se tomaba la cabeza Júpiter
- ¿Eh? ¡¡Ohh!! ..Lo siento – Dijo avergonzada – ¡¡Je!!¡¡Je!!
Libia salía del baño primero. Alguien esperaba fuera.
- Hola pequeña demonio. Ven conmigo
- ¡Eh! Libia no quiere




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- ¡Vendrás! Y le propinó un pequeño golpe en su cuerno que la
dejo inconsciente. Al salirSeren dio u saltó contra él pero otro la capturó de inmediato.
- La tengo. Vámonos de aquí.
- Será una buena venta de mercado.
Los dos salieron con las niñas por una puerta trasera a un callejón mal oliente. Libia pudo abrir apenas los ojos y generó un sonido. Seren se resistía y la metieron en una gran bolsa.
Ambos nos sentíamos incómodos por la situación. Y claro era de saber que mi rostro no era lo más parecido a un galán sumado a la fatiga y el estrés de la situación en la que me encontraba. Luego de veinte minutos las niñas no regresaban y los seres de la mesa de enfrente se retiraban.
- ¡Qué extraño! Libia y Seren no han vuelto.
- Iré al baño – Dijo Rhin que algo sospechaba. Deje dinero de la
cuenta y fue cuando oi un ruido en mi mente. Era como la voz de Libia pidiendo ayuda.
- ¡¡Libia!!..¡¡Seren!!.- mi mente las veía. Veía a los malhechores
y el peligro. Salí de allí de inmediato. Mi visión se clarificaba como el olfato de un perro rastreador. – Es por allá. Al dar varias vueltas los aviste. Los siete seres armados. Había dos grandes bolsas. – malditos ¿Qué le hicieron a las niñas? – grité. Uno se colocó frente a mí con cara de querer golpearme y me tumbó al piso. Otro habló.
- Serán vendidas. Maten al hombre. Cuando escuché sus
palabras alguien se acercó a mí. Antes que pudiera tocarme clave un objeto filoso en su pie. Aquel comenzó a gritar con dolor. Nunca antes había peleado, pero recordaba haber practicado ciertas defensas marciales en mi infancia y boxeo lo que me ayudó a golpearlo nockeandolo de inmediato. Tres de ellos me rodearon. Recordé las armas. Ellos me apuntaban y yo




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como en una película de western tenía mis manos bajas a punto de tomar mis armas de fuego. Uno de ellos parpadeó y en un instante de milisegundos se oyeron tiros. Varios cayeron al suelo sin vida. Las balas habían penetrado órganos importantes. Uno de ellos en su lecho de muerte confeso.
- ¡¡¡Es..s..muy veloz..!! – Cerró sus ojos. Solo quedaron dos, y
aquel que había herido en un principio. Con rapidez fueron a mí. Y antes de lo pensado se quedaron firmes sin moverse. Como si vieran la muerte en sus ojos. Sus cuerpos se desmembraron. Una sombra oscura se abalanzó. Todos estaban muertos. Entre la confusión, y la humadera de los gatillos una figura de cabello extenso.
- Espero no importunar. Pero detesto a los cazadores furtivos de
esclavos
- ¿Rhin?
Ella lanzó una leve mirada sonriente.
- Las niñas fui de inmediato a las bolsas y las abrí.
- ¡¡¡Júpiter!!! – se lanzaron hacia mi llorando
- Libia tenia miedoo!! – dijo entre lágrimas
- ¡¡Snif!!..¡¡Snif!! – lloraba Seren.
- ¡Ya!.. ya – las abracé - Todo está bien.
- ¡Eres un buen tío!
- ¡Je!.. oye gracias por ayudarme.
- No es nada. Como te he dicho. Son malvivientes. Daré aviso a
las autoridades de aquellos criminales.
- ¿Eres como un agente?
- Podría decirse…por cierto eres muy bueno disparando y
luchando. ¿Dónde aprendiste ello?
- ¡¡Es..Estmm!!.. Jugando videos juegos..
- ¡Mmmm!…interesante.. y tienes dos Hammers de tiro. No
cualquiera las posee.




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- ¡Ayy!..¿Es que?…Allí se consiguen en enseguida.
- Va..vamos – Dijo Seren con una cara preocupada y temerosa. -
- Oh..perdonen pequeñas..!Si! ….¡¡Ya vámonos!!
- Me quedare hasta que vengan los efectivos galácticos.
- Bien.. – Expresé suponiendo que serian oficiales. El hecho de lo
sucedido me producida una cierta angustia, por una situación que claramente se podría producir en la tierra.
Desde el cielo una comitiva de naves se iba abalanzando. Fuimos hasta la parte céntrica de la ciudad, para continuar camino. Esas naves hicieron un descenso. En varias y de gran tamaño. Algunos mercaderes se acercaron a ofrecer sus productos, pero no recibieron más que un maltrato de los seres de seguridad que descendían. Su atuendo era como de un grupo paramilitar. Encapuchados y de color negro con lo que parecía ser un fusil de mano. Uno de ellos se quito el casco. su piel escamosa, y su cuerpo resecó. Una mirada con ojos independientes como los de un camaleón, y su lengua que salía contantemente. Eran lagartos. Rhin recibía a los oficiales y los observaba. Nosotros nos detuvimos unos minutos a ver el panorama. Las niñas no se despegaban de mí. Estaban bastante aterradas con lo sucedido.
- Ya veo irán al palacio a llevarse a la princesa – Dijo Rhin que se
lamentaba. –
- Teniente. Está todo listo – Dijo uno de los oficiales –
- ¡Perfecto! ¡¡Llévenselos!! – Expresó ella que no le quitaba la
vista a los saurios que iban por unos elementos en una tienda. La misma a la que habíamos ingresado de compras a cambiar los minerales.
En alguna parte subterránea cerca de las ramificaciones del gran árbol, una dama se encontraba realizando unos experimentos. Luna, estaba sentada tomando nota frente a la computadora matriz. Sus recipientes estaban llenos de unos líquidos inflamables. Había estado




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trabajando en un proceso interesante que descubrió al asistir a una película de ciencia ficción junto a Gaia. Fue una noche, sobre una trama en la cual, un científico había logrado desaparecer en su forma material. Un hombre invisible para ser exacto. Luna al regresar al planeta de la isla, en las pleyades, fue determinante con Gaia.
- Gaia, dijo princesa, debo partir para realizar los estudios.
Quiero encontrar una manera..
- Olvidado, ya está hecho. No podemos evitar la confrontación
con el reino de los saurios.
- Pero se me ha ocurrido una idea interesante.
- ¿Lo de desaparecer?
Ella asintió.
- ¡Luna! ¡por favor!... ¿Y qué ganaremos? Lo primero que harán
es romper todos los pactos.
- Esos pactos son una mentira, y lo sabes. Han sido manipulados
y la información está en el centro de investigaciones del castillo de los saurios. Sabiendo que es impenetrable, podría suceder que alguien pudiera inmiscuirse entre ellos, y descubrir toda esa farsa.
- ¿Colocarlos contra la organización de las Pléyades? Sería muy


arriesgado. Son una potencia militar inigualable. Y mis


padres…ellos..están convencidos de que el casamiento debe concretarse lo más rápido posible.
- Yo haré que funcione e iré contra ellos.
- No.. Luna.. tu eres mi amiga – Gaia se acercó a ella y tomó sus
manos. Detrás de las puertas alguien escuchaba atentamente. – No quiero que te metas en problemas. Sal de aquí, y regresa a la tierra. allá hay alguien esperándote – Esas palabras de Gaia no agradaron a Luna.
- ¿Y a ti? ¿No te espera nadie?.




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Gaia soltó sus manos, y fue hacia la puerta de entrada. Posó su mano sobre la madera.
- Ese alguien debe estar enfadado por lo que he hecho – Se
lamenta ella.
- Él, jamás se enojaría contigo, incluso vendría aquí de ser
posible.
- ¿Tú crees? – pregunto ella dándose la vuelta. – Júpiter Anónimo
Ruppert.
- Yo haré que todo cambie princesa – Dijo Luna. –
Detrás de las puertas, Rhin escuchaba atentamente. Era su sirvienta, y no comprendía.
- ¿Júpiter Anónimo Ruppert?
Luego de aquella, platica Luna fue directo a empacar para su viaje al laboratorio. Temía que pudiese haber algún atentado contra ella, por lo que preparo todo con el suficiente sigilo. El tiempo se está acabandoy ella no logra dar acierto a ello.-
Ahora ella solo está allí en medio de un y otro arreglo que pudiese dar solución a su alocada idea de poder entrar al impenetrable castillo de los saurios, con el don de la invisibilidad y robar los pactos que fueran realizados con adrede para retorcer la organización intergaláctica.
Gaia se mantiene pensativa, y sin más dudas, recuerda las palabras de Luna. Eran las típicas en su forma loable como consejo necesario.
- No debo quedarme aquí. No quiero casarme. Mi lugar esta con
Júpiter – No hizo más que mencionar esas palabras, y fue a su armario con un pequeño bolso. Allí se hizo de unos efectos y luego se digirió al mueble en el cual tenía un armario. Ninguna técnica tecnología sería aplicable, debido que el radio de ondas sería captado por el sistema de seguridad. Por lo que no tenía




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otro remedio que escapar a la manera antigua. Por la vía de las llamadas catacumbas antiguas. El castillo así como muchas formaciones terrícolas tenía pasadizos secretos que solo la familia real conocían a la perfección. Allí nadie se podría dar por enterado que la princesa saldría de su cuarto para salir por medio de los subterráneos a la ciudad y allí, mimetizarse con las personas, pudiendo utilizar su tele transportador. Un invento le permitía direccionar la materia a otro sector y con ello ir a donde Luna.
Al abrirse la compuerta de roca ella se introdujo en un pequeño pasadizo. Fue sorteando las plataformas en medio de una escalera de forma de caracol que descendía hasta un infinito. A medida que iba dando cada paso, algunas criaturas que viven de la oscuridad se iban acercando y otras alejando. Una de ellas intentó atacar por la espalda a Gaia, que desenvainó su arma. Una espada corta de doble filo de material cromo. Un metal muy similar a la creación del acero, diez veces más poderoso. La criatura de tres patas y pizas. Un arecnoide yacía cortado en dos partes. Otras de su especie se acercaron al cadáver y en su canibalismo comenzaron a devorarlo. La princesa continúo trayecto de descenso. Las escaleras se volvían más inestables, debido que los millares de años no podían darle estabilidad ante el abandono y la erosión de la humedad del planeta que desgasta las piedras. El escenario se presentaba como una tierra al llegar al suelo parecido a un calabozo de la edad media bretona en la cual se escondían a los leprosos de la peste negra. Que no fue otra que una enfermedad traída de las pleyades por la parca, o el señor Tanatos, aquel que ser del planeta oscuro que todo lo que toca lo transforma en muerte. Ella conocía bien la historia. La tierra no era una creación artificial de cuentos o mitologías, u desarrollos de la criptozologia. Lo que los antiguos hombres desde la prehistoria decían




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no eran patrañas ni paganismo barato. Y los saurios que fueron la raza que ha dejado su marca, aún continuaban allí liderando.
Ella ha llegado y ahora solo se oyen sonidos de otras bestias que van y vienen. Los insectoides. Criaturas equivalentes a los insectos. Gaia Justina, no les teme, incluso ha sido preparada para resolver y enfrentar cualquier situación que fuera contra ella o sus seres amados. Problemas solo eran eso, y se ocupaba de dar resolución.
Ahora viene un extenso camino, y ella enciende una antorcha con un poco de un líquido que llevaba en un frasco. Aceite de querosene. Tenía su comunicador y móvil apagados para que no encontrasen su ubicación. Los únicos que podrían son el rey y la reina, pero para cuando quisieran encontrarla ya estaría en la ciudad, y su hermano, se encontraba fuera del planeta para poder ir por ella. Un rio subterráneo de agua verde se iba confundiendo. Ambos extremos de las paredes de rocas arrojaban un moho de plantas de la oscuridad. Aquellas que se alimentan de la noche y no precisan del sol. Más y más insectoides. Ella continúo por ese rio desde un sendero de tierra maciza de color gris.
- Es por aquí, estoy segura. Eso me llevará directamente a la
ciudad. Solo debo concentrarme en no perder el rumbo. Según las indicaciones que había recibido cuando me han dado la instrucción adecuada de cómo debo llegar a la ciudad, sin perderme por otros caminos y peligros que pudieran llegar a generarse. Seguro Júpiter diría, deja de tonterías. El camino más directo es el que uno siente en su interior que debe recorrer. ¡Ahh Danna!!, tú, sí, que encuentras la facilidad, quisiera ser como tú, mi Júpiter. –
La resolución de la tribu, no llegaba y Mikonos y Gregory se impacientaban.
- ¡Ey! Mikonos…¡tú conoces esta tribu!




138

Fin del capítulo

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Diego Leandro Couselo
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Epilogo.
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