Capitulo 3 El bautismo

Había llegado el día del bautismo de Caín.

La esperanza de vida en este mundo, a diferencia de Japón, no era buena.

Muchos niños morían poco después de nacer.

Por eso, se había convertido en tradición enviar una oración de agradecimiento a los dioses cuando un niño cumplía cinco años, celebrando la ocasión y pidiendo guía para el futuro.

Gracias a ello, también se podía utilizar la magia de estado.

"Ahora que lo pienso, nunca celebramos mi cumpleaños".

Normalmente, la gente sólo celebraba el quinto, décimo y decimoquinto cumpleaños, el último de los cuales también señalaba la mayoría de edad.

Sumido en sus pensamientos sobre el mundo, Caín se puso la elegante ropa para nobles que le habían preparado.

"Cain-sama, ¿ya has terminado de arreglarte? Es hora de irnos".

dijo Silvia, llamando a la puerta y entrando.

"Oh, Silvia. Sí, estoy lista".

Salieron juntas de la habitación, Silvia con su habitual traje de criada.

Su padre, su madre y su hermana mayor Reine ya le esperaban fuera.

"Siento haberte hecho esperar, padre".

Caín se disculpa ante su padre por llegar tarde, inclinando la cabeza.

Garm sonrió y apartó la disculpa con un gesto de la mano.

"No importa. Cambiando de tema, te ves completamente diferente con esa ropa. Y realmente haces juego con Sarah así".

"¡Cain-kun eres tan cuuuuuuuuuteeeeee!"

Dijo Reine, frotándose contra Cain.

Puede que fuera un poco brocon, pero aun así cuidaba de él.

A menudo había buscado por toda la mansión, desde el sótano hasta el ático, cuando él estaba fuera practicando magia, porque Caín siempre se escondía cuando lo hacía.

"Gracias, Reine-nee-sama."

Cain respondió con una sonrisa sincera.

Entonces, los carruajes también estaban listos, lo que su mayordomo, Sebas, vino a decirles.

"Los carruajes están listos, suban por favor".

Toda la familia subió al carruaje, Garm primero, luego Sarah a su lado, luego Reine y Cain frente a ellos.

"Partamos."

El carruaje comenzó a rodar lentamente a la señal del mayordomo.

"Por cierto, una vez que reciba la magia de Estado, ¿cómo podré usarla?"

preguntó Cain a Reine, que nunca había visto la magia de estatus.

"Ah, claro, ¡nunca la habías visto! Te enseñaré la mía".

Entonces, ella medio cantó medio cantó [Estado Abierto]

Apareció ante ella una pantalla semitransparente de cristal.

"Si dices 'Estado', sólo tú podrás verlo, y si dices 'Estado Abierto', otras personas también podrán verlo".

"Eres increíble, Reine-nee-san".

dijo Cain, mirando fijamente la pantalla semitransparente, parecida al cristal.

"¡Cain-kun, acércate, te la enseñaré como es debido!"

Se aplastó contra ella, echando un vistazo al tablero de estado.

Estado

[Nombre] Reine von Silford

[Raza] Humana [Sexo] Femenino [Edad] Nueve años

[Nivel] 1

[HP] 130/130

[PM] 220/220

[Habilidad] D

[Título(s)] Hija Mayor de un Margrave, Fanática de Caín

[Magia]

Magia de Viento Lv.1

Magia Agua Lv.1

Magia Fuego Lv.1

Magia de la vida cotidiana

[Habilidad(es)

Etiqueta Lv.2

[Bendición(es)

Bendición del Dios de la Magia Lv.2

"..."

Había visto un título allí que no debería haber visto.

"¡Ah! Ups, me he dejado los títulos. No viste nada, ¿verdad?".

Dijo, inspeccionando su expresión mientras se avergonzaba ligeramente.

"¡Vaya, puedes usar tres elementos diferentes!".

Caín fingió no haberlo visto.

"Uf, no lo viste".

contestó Reine con una sonrisa, dándose palmaditas en el pecho en señal de alivio.

Garm también sonreía. Parecía ser el excelente tablero de Estado que tenía Reine.

"La Magia y las Bendiciones van del nivel uno al cinco, y la gente con muchas de ellas es más fuerte. Puedes aumentar el nivel de tu Magia entrenando, y si les gustas a los dioses, los niveles de las Bendiciones también aumentarán".

Aparentemente, los magos de la corte solían tener niveles de magia y bendiciones entre tres y cinco. Alcanzar el nivel cinco aparentemente significaba que eras lo suficientemente importante como para dejar tu nombre en los registros de la historia.

Caín miró por la ventanilla del carruaje la ciudad con sus tiendas y puestos y sus calles bulliciosas.

Tardaron unos treinta minutos en llegar a la iglesia, bajaron del carruaje frente a sus puertas principales y se dirigieron a la recepción.

"Soy Garm von Silford Gracia. Mi hijo ha cumplido hoy cinco años, así que hemos venido para un bautizo. El sacerdote ya debería haber sido informado".

Garm dijo a la recepcionista.

"Sí, el cura ya nos ha avisado. Por favor, venga por aquí, señor".

El recepcionista hizo una cortés reverencia como mandaba la etiqueta cuando se trataba con el señor del territorio, y luego les hizo pasar al interior.

Entraron en la iglesia, donde ella abrió una puerta, deteniéndose junto a ella y haciéndoles una reverencia hacia el interior.

"Se está preparando el altar, así que por favor esperen aquí".

La habitación a la que habían sido conducidos era una modesta sala de recepción.

Una monja les preparó té, colocando las tazas delante de ellos.

"Vendré a informarles cuando todo esté listo, así que por favor esperen aquí hasta entonces".

"Ya casi es la hora, Caín. Pero no hace falta que estés tan tenso. El sacerdote te lo explicará todo. Cuando termine la ceremonia, iremos a casa a celebrarlo. En cuanto a tu primera aparición pública, hablaremos de eso en otro momento".

"¡Estaría bien que Cain-kun tuviera afinidad con la magia o buenas bendiciones!"

dijo Reine alegremente.

"Eres mi hijo, así que naturalmente, tendrás una buena afinidad por la magia. Puede que incluso tanta como Reine", proclamó alegremente Sarah.

Gracias a su práctica de la magia en secreto, Caín ya podía utilizar los cuatro elementos básicos de la magia, así que no le preocupaba la afinidad por la magia.

Y si demostraba a sus padres que tenía una buena afinidad con los cuatro elementos, seguramente sus padres también estarían contentos, pensó mientras daba un sorbo a su té.

La familia charlaba alegremente hasta que llamaron a la puerta y una monja entró en la habitación.

Todo está listo; por favor, síganme".

Siguieron a la monja hasta la habitación donde estaba el altar.

Había un sacerdote esperando frente al altar, detrás del cual había siete estatuas, una de cada dios, con la del centro ligeramente más grande que las demás. La luz del sol entraba por las ventanas, haciendo que la habitación brillara fantásticamente.

"Siento haberle hecho esperar, Sir Gracia. Ahora comenzaré la ceremonia de bautismo de Cain von Silford. Por favor, un paso adelante".

Con una pequeña indicación de Garm, Cain caminó hacia adelante, luego se arrodilló frente al sacerdote, juntando sus manos.

"Cain von Silford, los siete Dioses de Marineford celebran tu bautismo. Que continúes viviendo una vida fiel".

El sacerdote se volvió hacia las estatuas y también se arrodilló con las manos juntas en señal de oración.

"Oh, Dioses protectores de este mundo, por favor, conceded a Cain von Silford magia de Estado y mostradle el Camino".

Entonces, el mundo se volvió blanco.

Fin del capítulo