Capítulo 8: El Enigma de las Estrellas Olvidadas:

Nahori, la Invocadora de la Luna Llena, se encontraba en la cima de la Torre de los Antiguos. Desde allí, podía ver todo el reino extendiéndose ante ella: los bosques, las montañas y los ríos que habían sido testigos de sus hazañas. Pero esta vez, su mirada se dirigía más allá, hacia el vasto cielo estrellado.

Las estrellas parpadeaban como diamantes en la oscuridad, y Nahori sabía que cada una tenía su propia historia, su propio poder. Pero había un grupo de estrellas que siempre la intrigaba: las Estrellas Olvidadas. Se decía que contenían secretos ancestrales y conocimientos prohibidos.

Nahori extendió su bastón hacia el firmamento y recitó un antiguo encantamiento. Las Estrellas Olvidadas comenzaron a brillar con una luz intensa, formando un patrón en el cielo. Cada estrella era un enigma por resolver, una puerta hacia un misterio más profundo.

La primera estrella la llevó a un mundo de sueños, donde los árboles hablaban y los ríos cantaban. Allí, Nahori conoció a un anciano sabio que le reveló la verdad sobre su origen: ella no era solo una invocadora, sino una descendiente de los Guardianes Estelares, seres que habían protegido los reinos desde tiempos inmemoriales.

La segunda estrella la condujo a una dimensión de sombras y espejismos. Allí, Nahori enfrentó a su propio reflejo, una versión oscura de sí misma. Aprendió que la magia tenía un precio, y debía elegir entre la luz y la oscuridad en su camino.

La tercera estrella la llevó al corazón de un volcán durmiente. Allí, Nahori encontró a un dragón anciano que le habló en susurros de profecías y destinos entrelazados. “Tu poder es el equilibrio”, le dijo el dragón. “Solo cuando aceptes todas las partes de ti misma, podrás desvelar los secretos de las Estrellas Olvidadas”.

Nahori continuó su búsqueda, enfrentando desafíos y descifrando enigmas. Cada estrella la llevaba más cerca de la verdad, pero también más cerca del peligro. Los seguidores de la Sombra Crepuscular la acechaban, deseando apoderarse de los secretos estelares para sus propios fines oscuros.

En el último tramo de su viaje, Nahori se encontró con Erk, su sombrío espadachín. Erk también tenía sus propios secretos, y juntos, se adentraron en la última estrella. Allí, en un reino de luz pura, Nahori descubrió la verdad final: las Estrellas Olvidadas eran fragmentos de una estrella primordial que había creado todo el universo.

Con este conocimiento, Nahori regresó a la Torre de los Antiguos. Las Estrellas Olvidadas se desvanecieron, pero su luz permaneció en su corazón. Nahori sabía que su misión no había terminado; ahora debía proteger los secretos estelares y usar su poder para el bien.

Y así, la Invocadora de la Luna Llena se convirtió en la Guardiana de las Estrellas Olvidadas, una leyenda que trascendería el tiempo y el espacio.

Fin del capítulo