Capítulo 5: El Legado de la Invocadora
Tras la victoria sobre Gorath, la aldea de Zamorak disfrutaba de una paz sin precedentes. Nahori, la Invocadora de la Luna Llena, se había convertido en una leyenda viviente, y su nombre era pronunciado con reverencia no solo en su aldea sino en todas las tierras circundantes.
Sin embargo, Nahori sabía que su lucha contra la oscuridad no había terminado. La destitución de Gorath había dejado un vacío de poder que criaturas menos nobles ansiaban llenar. La invocadora pasaba sus días fortaleciendo las barreras mágicas alrededor de Zamorak y enseñando a los jóvenes orcos el arte de la convocación.
Un día, mientras Nahori meditaba en el claro del bosque, una visión la asaltó. Vio una cadena de islas flotantes en el cielo, cada una albergando una raza diferente de seres mágicos. Entre ellos, una amenaza se cernía, una fuerza que buscaba romper el equilibrio entre los mundos.
Decidida a proteger no solo su hogar sino también el equilibrio mágico del mundo, Nahori se embarcó en un viaje hacia las islas flotantes. Con la bendición de los ancianos y la compañía de los espíritus, cruzó el umbral entre los reinos.
En la primera isla, Nahori encontró a los Ailuris, seres parecidos a pandas con una profunda conexión con la naturaleza. Ellos le enseñaron el arte de la curación mágica y le advirtieron sobre la Sombra Crepuscular, la entidad que amenazaba la paz.
La segunda isla estaba habitada por los Zephyri, aves humanoides maestras del viento. De ellos, Nahori aprendió a manipular las corrientes de aire y recibió una pluma encantada que le permitiría llamarlos en tiempos de necesidad.
La tercera isla era el hogar de los Ignix, criaturas de fuego que danzaban en llamas eternas. Ellos compartieron con Nahori el secreto del fuego eterno, una llama que nunca se extinguiría y que podría ser la clave para enfrentar la Sombra Crepuscular.
Con nuevos aliados y conocimientos, Nahori se preparó para la confrontación final. La Sombra Crepuscular era una amalgama de oscuridad y desesperación, pero Nahori no estaba sola. Con la fuerza de los Ailuris, la agilidad de los Zephyri y el poder de los Ignix, enfrentó a la Sombra en una batalla épica que resonaría a través de los reinos.
El capítulo 5 concluye con Nahori triunfante, pero consciente de que su deber como protectora del equilibrio mágico nunca terminaría. Su legado sería uno de valentía, sabiduría y un corazón inquebrantable, siempre listo para enfrentar las sombras que amenazaran la luz.
Fin del capítulo
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