¿Alguna vez se han sentido fuera de lugar? ¿Han sentido que no pertenecen a su propia familia? ¿Alguna vez han tenido unas ganas incontrolables de golpear a alguien? De gritar a los cuatro vientos o de simplemente soltar y escaparte para no saber nada de nadie más. El mundo no estaba hecho para personas como yo; y no, no me refiero a ser una simple adolescente incomprendida, en verdad que si pensaras en un fenómeno seguramente seré la primera en la lista del directorio. Todos los días se cruzan miles de pensamientos por mi mente respecto a lo feliz que sería si pudiera dejarlo todo atrás, pero no fue hasta un fatídico día de mayo en donde mi sueño de dejarlo todo se convertiría en una pesadilla que trascendería más allá de mi existencia completa. Pero no nos apresuremos, mi historia empieza tiempo atrás cuando yo apenas tenía 6 meses de edad, por extraño que parezca siempre he tenido recuerdos de rostros alrededor mío, muchas luces y si, aún a esa edad sentía que era diferente, más vivida y abierta a diferentes estímulos, pero claro… era simplemente una bebé que se comía sus dedos, lloraba todo el día y sonreía como boba cuando me llamaban por mi nombre; por lo que nunca le había tomado mucha importancia. Realmente nunca conocí a mis verdaderos padres biológicos, ellos o alguien más me dejaron en una canasta enfrente de un templo y fueron ellos quien se encargaron de llevarme a las autoridades para que me llevaran a una casa hogar. Junto conmigo fue dejado un pequeño pedazo de tela y en ella un extraño nombre bordada en letras doradas. “Lilith”, inmediatamente se supuso que ese era mi nombre por lo que se me fue otorgado oficialmente y bajo todos los papeles de ley. Viví mis primeros 5 años de vida en un orfanato, al que volví en 4 diferentes ocasiones luego de que mis diferentes padres adoptivos se cansaran de mí y las extrañas situaciones que se presentaba a mi alrededor los asustara; cuando les digo extrañas no sabría explicarlo de mejor manera que dándoles un ejemplo, en mi cumpleaños número cinco, mi familia adoptiva organizo una pequeña reunión familiar y me hicieron un pastel de fresa, nunca me ha gustado la fresa, pero ellos no lo sabían por lo que en el instante en que se lo revelé a mi padre adoptivo salió en búsqueda de otro pastel. Volvió 8 horas después cuando la fiesta había terminado con 20 pasteles diferentes para que pudiera elegir, mi madre adoptiva se quedó perpleja ante la situación y la necesidad enfermiza de su esposo por complacerme aún sin yo haberlo pedido. Los incidentes por complacerme continuaron generando problemas en su matrimonio por lo que terminaron separándose y yo volviendo al orfanato y así había arruinado otra familia. No crean que es una situación que me pasa solamente con los hombres, ha sucedido con mujeres e incluso animales, esa extraña obsesión por complacerme no mide por raza o género, algunos podrán creer que tiene sus beneficios, pero para mí solo deseaba que me dejaran tranquila, saber que podía salir con amigos sin tener que estar viendo todo el tiempo sobre mi hombro esperando a que alguna persona atrapada por su “obsesión” apareciera y tuviera que llamar a la policía para alejarlos. Cuando cumplí 8 conocí a quien hasta el día de hoy puedo decir que sin lugar a dudas ha sido mi Madre. Su nombre es Lara y nunca me juzgó, si no la hubiera tenido a mi lado hubiera perdido el control desde mucho antes, pues por extraño que parezca ella nunca cayó en este extraño hechizo, y gracias a ella puedo decir que había vivido feliz, feliz en una vida que aún sentía no me pertenecía. En aquel entonces con 15 años y tres meses, era una adolescente anormal con un pobre promedio escolar, vivo con mi madre quien estaba ocupada todo el día trabajando, tengo ocho órdenes de restricción para ocho diferentes personas que se obsesionaron conmigo debido a mis habilidades y actualmente hay dos más en trámite, todas ellas fueron cercanas a mí en algún momento. Sé muy bien que no es normal, pero mi madre siempre dice y la citaré textualmente: “Tu belleza es una exageración Lil, culpa a tus ojos azules y tu cabello rojo”. Cada vez que escucho esas palabras de mi madre o después de un accidente como los ya narrados termino desnuda frente al espejo; después de ducharme, contemplando mi cuerpo; es decir, ¿En verdad hacen tanto alboroto por esto o será algo más? Como se darán cuenta mi vida no es nada normal y se pondría aún peor. 3:40 am 04 de mayo, 434 MDL – ¡Despierta Lil! – – Déjame en paz madre – Siempre hemos tenido una relación algo impetuosa – Lilith Minsterlow, ¡abre la puerta en este instante! – Si, ese tipo de madre tengo… Me apresuré a abrir la puerta de mi habitación y volver a envolverme en las sábanas de mi cama, pues me gustaba dormir completamente desnuda y procuraba que ni siquiera ella me viera de esta manera. – Ya tranquila mujer, ¿Qué pasa? – me senté sobre la cama y observé a aquella mujer que me ha acompañado durante tanto tiempo, parada a lado de mi cama con un rostro de preocupación. – Creo que el número cuatro está afuera de la casa, ya llamé a la policía – Nombramos a las personas con órdenes de restricción con números, acorde a cuando se levantaron las órdenes. Pasaba frecuentemente durante la noche por alguna extraña razón aquellos que se habían obsesionado conmigo estaban más activos para intentar encontrarme, en este caso el número 2 era un profesor de mi escuela primaria. – Ese idiota, aguarda que me visto ve abajo que te alcanzo enseguida – salte de la cama para ponerme algo de ropa encima. – No te demores Lil, sabes que me ponen nerviosa ese hombre…- – No te preocupes mamá, no tarda la policía – Mi madre salió de mi cuarto cerrando la puerta detrás de ella para poder vestirme, abrí el primer cajón de mi cómoda para tomar ropa interior limpia, me las puse junto con una playera a rayas y fue entonces cuando ocurrió. Un fuerte ruido detrás de mí estremeció mi cuerpo, volteé despacio y vi mi ventana destrozada y el número cuatro en mi habitación con una sonrisa peor que cualquier pervertido viendo el manjar de una chica virgen frente a él. – ¿Co… ¿Cómo entraste?, ¡Aléjate de mí! – Intenté agarrar lo primero que mis manos alcanzaran en la cómoda junto a mi cama, pero él se dirigió a la puerta y la cerró con seguro. – Vamos Lil, dame otra oportunidad por favor, nacimos para estar juntos, quiero que me des un hijo – – ¡Mamá! ¡Ayúdame por favor! ¡Ayuda! – empecé a arrojar todo lo que mis manos se encontraban, pero no podía detenerlo, sostuvo mis muñecas fuertemente mientras forcejeábamos. – ¡Lilith! ¡Abre la puerta!, ¡si lastimas a mi bebe te voy a matar desgraciado! – Mi madre forcejeaba la puerta sin tener éxito, mientras tenia a aquel animal intentando rasgar mi playera mientras yo luchaba con toda mi fuerza por liberarme. Número cuatro me arrastró hacia la cama y me empujo en ella no sin antes dar un tirón a la playera rompiéndola y dejándome solo en ropa interior. Intenté cubrirme con las sabanas y alejarme más de él. – No te resistas Lil, sé que también me deseas – Empezó a desabrochar el cinturón de su pantalón mientras se acercaba con una sonrisa desconcertante. – ¡Mamá! ¡Alguien, ayúdenme! – Mis lágrimas empezaron a brotar y entonces apareció… De entre las sombras de mi pequeño armario se dibujó una silueta, un hombre con un aura muy diferente a todo lo que había sentido antes, pero con una vestimenta totalmente ridícula, un traje disco de los años 70. Un chico de aproximadamente 20 años de edad con un cabello negro, entre el cual se apreciaban pequeños hilos de un rojo muy brillante que se entremezclaba perfectamente con su cabello, unos ojos tan negros como la oscuridad, medía alrededor de 1.80; aunque con mi patética estatura de 1.58 todos me parecían gigantes, usaba un espantoso pantalón caqui ajustado y una camisa floreada casi completamente desabrochada. – ¿Y tú quién eres cretino? No te permitiré que te quedes con Lil, ¡ella es mía! – Número cuatro se lanzó hacia aquel extraño chico, pero este sacó de entre su camisa un disco metálico de color negro, lo lanzó con una fuerza tal que se incrustó en el pecho de número cuatro, quien cayó y empezó a retorcerse en el suelo de dolor, ya en el suelo el disco aún incrustado en el pecho de número cuatro empezó a girar a gran velocidad, provocando que número cuatro continuara gritando más y más. Mis ojos no estaban preparados para lo que vería esa madrugada, el cuerpo de número cuatro comenzó a desintegrarse, vi sus huesos doblarse como papel y su carne ser succionada por una fuerza inimaginable hacia el disco metálico y desaparecer en un instante, dejando solamente una mancha de sangre en el piso junto al disco. Cuando número cuatro desapareció completamente, aquel chico levanto el disco y me miró muy fijamente sin decir una sola palabra. –… ¿Quién eres? … gracias… – estaba aún en shock por aquella imagen, sentía que debía agradecer, pero al mismo tiempo algo me decía que este hombre era muy peligroso y podría estar en un peligro aún mayor a pesar de que me había salvado, aferre las sabanas a mi cuerpo con más fuerza. – ¿Por qué no le cortaste la cabeza tu misma Lilith? – Cuando escuche aquella voz ronca pronunciar mi nombre, me quede helada y no pude hablar más me desmayé en ese momento, me desvanecí en mi cama hasta unos instantes después que escuche las sirenas de policías afuera de mi casa y sentí el tacto de mi madre sosteniéndome a su lado, tapando mi cuerpo con una sábana. – ¿Te encuentras bien amor?, ¿Qué te sucedió? ¿Te ha hecho daño? ¿Ha donde ha ido? – ella estaba muy preocupada, ella es la persona que en verdad me ha amado y yo solo traigo preocupaciones a su vida, no pude sostener mis lágrimas y me refugié en sus brazos. – Lo siento… lo siento mamá, te amo, perdóname – por alguna razón me sentía profundamente culpable. – No ha sido tu culpa mi amor, todo va a estar bien, no te preocupes – Mi madre había pedido a los policías que esperaran afuera hasta que pudiera tranquilizarme y ponerme algo de ropa, cuando estoy en un estado mental inestable puedo propiciar otro desagradable accidente de mis habilidades con aquellos policías. Y eso es algo que no deseaba más. Sin embargo, en mi cabeza solo rondaba un sentimiento que taladraba con constancia…por primera vez en mi vida no fui lo más extraño que mis ojos habían visto, por primera vez encontré pruebas de que no soy el único fenómeno, pruebas de que no me he vuelto completamente loca. Tenía que encontrarlo, no importaba como, pero tenía que encontrar a aquel peligroso hombre de nueva cuenta, necesitaba respuestas y en ese instante sentí que él tendría todas las respuestas para mí. Mi nombre es Lilith, soy adoptada y un completo fenómeno de circo, hasta ese punto no sabía nada de mi pasado y ese mismo día decidí empezar una carrera para encontrar la única pista real sobre mis orígenes que había surgido ante mis ojos, aunque me costara la vida lo encontraría. Esta es mi historia y el comienzo de mis últimos días en el planeta Tierra.