Capítulo 18: El Laberinto de las Almas
La alianza de los pactantes se fortaleció con cada día que pasaba. Ariel y Gua entrenaban incansablemente con sus nuevos compañeros, aprendiendo a combinar sus habilidades de manera armoniosa. Pero la oscuridad no descansaba.
Una noche, Lyra apareció en los sueños de los Guardianes de las Estrellas. “El Laberinto de las Almas se ha abierto”, susurró. “Es un lugar donde las almas perdidas vagan sin rumbo. Allí encontrarán respuestas y desafíos que pondrán a prueba su unión”.
Los hermanos se despertaron con determinación. El Laberinto de las Almas estaba oculto en los confines del reino, y solo los pactantes podían acceder a él. Se adentraron en un bosque sombrío, guiados por la luz de las estrellas.
El laberinto era una maraña de pasillos retorcidos y puertas sin nombre. Cada puerta llevaba a una prueba diferente: la prueba del coraje, la prueba de la sabiduría, la prueba del sacrificio. Los Guardianes avanzaron juntos, enfrentando sus miedos más profundos.
En la sala de los espejos, Ariel se encontró con su reflejo. El espejo mostraba sus momentos más oscuros: la pérdida de su madre, la traición de un amigo. “¿Estás dispuesto a enfrentar tus demonios internos?” preguntó el espejo.
Ariel respiró hondo y tocó el espejo. Su reflejo se desvaneció, y una nueva puerta se abrió. Gua enfrentó una habitación llena de sombras danzantes. Cada sombra representaba una elección que había hecho en su vida. “¿Qué estás dispuesto a sacrificar por el bien común?” preguntó una voz invisible.
Gua cerró los ojos y dejó que las sombras lo rodearan. Cuando los abrió, las sombras se habían convertido en estrellas brillantes. La última prueba fue para los cinco pactantes juntos. En una cámara circular, enfrentaron a un ser de pura oscuridad.
“¿Por qué protegen este mundo?” preguntó la entidad. “¿Por qué arriesgan sus vidas?”
Los Guardianes respondieron al unísono: “Porque creemos en el equilibrio. Porque la luz y la oscuridad deben coexistir”.
La entidad sonrió y se desvaneció. El Laberinto de las Almas se cerró, y los Guardianes regresaron al mundo exterior. Sus lazos se habían fortalecido aún más, y ahora entendían que su unión era más que una alianza: era una familia.
El capítulo 18 concluye con los Guardianes mirando al cielo estrellado. “Nuestro deber es proteger este mundo”, dijo Sylvan. “Y lo haremos juntos, hasta el final”.
Fin del capítulo
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