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Capítulo 19: El Legado de los Astros
En el corazón de la noche, bajo un cielo salpicado de estrellas, Ada y Horacio se encontraban en la cúspide de una revelación. El Núcleo Estelar, ahora más vibrante que nunca, parecía cantar con la melodía del universo.
“Es hora de descifrar el legado,” dijo Ada, su voz firme pero llena de asombro. “Este nuevo mundo nos ha dado la clave.”
Horacio, con los ojos fijos en el firmamento, asintió. “Los antiguos nos dejaron este conocimiento por una razón. Debemos honrarlo.”
Juntos, se adentraron en las profundidades de una biblioteca olvidada, donde los libros eran de piedra y los pergaminos, de luz. Las páginas revelaban historias de civilizaciones que habían aprendido a vivir en armonía con los astros, y cómo, en su sabiduría, habían dejado pistas para las futuras generaciones.
“Estas constelaciones,” murmuró Horacio, señalando hacia un mapa celeste grabado en la pared, “son más que puntos en el espacio. Son un mapa hacia algo más grande.”
Ada, con el Núcleo Estelar en sus manos, comenzó a alinear las estrellas del mapa con las que brillaban en el cielo. Un haz de luz surgió del orbe, conectando la piedra con las estrellas, y un camino se iluminó ante ellos.
“El camino hacia el legado,” susurró Ada, mientras una ruta estelar se desplegaba en el cielo nocturno.
Con determinación, los Guardianes del Conocimiento siguieron el sendero luminoso, viajando a través de bosques de cristal y mares de nebulosas. Cada paso les revelaba más sobre el tejido del cosmos y su lugar en él.
Finalmente, llegaron a un templo celestial, un lugar donde el tiempo parecía detenerse. En su centro, un altar con un artefacto desconocido, pulsando con la energía de mil soles.
“El legado,” dijo Horacio, su voz llena de reverencia.
Ada colocó el Núcleo Estelar junto al artefacto, y una sinfonía de luz y sonido los envolvió. El conocimiento de los antiguos fluía a través de ellos, enseñándoles no solo a leer las estrellas, sino también a escucharlas.
“Somos los guardianes de este legado,” proclamó Ada. “Y con él, podemos guiar a otros hacia la luz de las estrellas.”
El capítulo 19 concluye con Ada y Horacio, de pie ante el altar, mirando hacia el futuro. Con el legado de los astros en sus manos, estaban listos para llevar su misión al siguiente nivel, compartiendo su sabiduría con todos aquellos dispuestos a aprender.
El universo estaba lleno de misterios, pero para Ada y Horacio, cada misterio era una oportunidad para crecer, para conectar, para iluminar la oscuridad con el legado de los astros.
Fin del capítulo
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