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El ladrón. Un profesional., y su talento. La dama de cabello plateado. (parte 2)
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El ladrón. Un profesional., y su talento. La dama de cabello plateado. (parte 2)

- Mi nombre es Lucios Andre Darknees, mariscal del grupo Elite de Orión.

- No se percataron de mi salida.. ¿Veamos? Me encuentro en el cuadrante Lambda. ¿Debería dirigirme a...?..- Observa su brújula computarizada. Las flechas remarcaban varios puntos de geolocalización. Mikonos estaba un tanto confundido con aquellos cuadrantes. Su objetivo era ir a la ciudad y cobrar su trabajo, para luego escapar a la región subsiguiente.



En la planicie de aquel planeta un individuo caminaba por una carretera desconocida a la primera estación que lo lleve lejos. El ídolo que había descubierto estaba entre sus manos. Recordó el suceso de escape:

............La enfermera había salido del cuarto, aprovechando que Mikonos fue anestesiado con el suero. Él se percato la primera vez de aquel y verificó que era una pastilla que no ingirió.

- Si la mantengo en mi boca y simulo el sueño podré salir de aquí.

Al cerrar la puerta, aquel abrió los ojos de inmediato y escupió la píldora y tomo el vaso de agua para hacer gárgaras con su boca y volver a escupir. Se incorporó y mudó su ropa que estaba en un casillero. Faltaban todas sus pertenencias como así también su tesoro.

La puerta estaba con una llave código. Mikonos solo digitó los números indicados que memorizó al ver a la enfermera. Su IQ era potenciado lo que permitía descifrar fuentes y códigos como parte de su oficio de ladrón aventurero.

- ¡A ver!..¡A ver!..Aquí ....- La puerta se abrió - ¡Perfecto!

A las afueras el pasillo estaba desierto.

- Bien. El rostro de Oricalco, y mis pertenencias están en la sala x aledaña a la de rayos.

No tardó en ir allí. Pero primero pasó por un consultorio. En un armario encontró un ambo médico.

- ¡Esto, será necesario! – Debía pasar desapercibido. Pronto comenzaron a multiplicarse las personas y seres que iban y venían. Algunos confundidos lo saludaban. En su atuendo tenía grabado en el margen derecho arriba del bolsillo. Dr. Smith Wolf. – Un buen nombre, pero no para un médico – Se dijo. Lo agregaré a la lista de identidades. -

Al llegar un guardia se encontró con él.

- ¡Buenos días! – Cumplimentó el agente

- ¡Buenos días! – Levantó la mano con un gesto y una sonrisa mordaz. -

- ¿Doctor Smith?

- ¡El mismo!. ¡¡El mejor!! Si no le molesta, voy a ingresar. -

- ¿Pero?

- ¡Necesito unos elementos! – Insistía. -

- No puedo. Lo siento -

- Llamando a seguridad. Hay una fuga de gas en el piso dos – Suena un megáfono, suerte de parlante. -

- ¿Eh? ¡¡Diablos!! Disculpe doctor, debo retirarme, unos momentos. -

- ¡No hay problema!

El oficial salió corriendo a donde la fuga se había establecido.

Mikonos con un ligero golpeteo abrió un caño generando la fuga que no tardaría en hacer sonar la alarma. Cerca del área del guardia.

- Bueno solo resta abrir la puerta. No tenía código asa que se valió de sus mañas de uso de un alambre tomó de un cable de su habitación. Para este oficio todo tiene un uso.

El éxito se expuso en él. El cuarto tenía varios casilleros. Su maletín de viaje. Y al lado sin clasificar su bolso. Una ventana. Perfecto se dijo.

- ¡Ya deben saber que escapé!.

- Bueno, supongo que aquí podré pasar. Esa estatuilla debe estar por aquí

Recogió su soga de escalar. Y descendió por aquella que limitaba con un parque. Los guardias agentes venían por el otro lado. Por los aires un guarda polvos blanco flameaba. Era el doctor Smith Wolf que ahora era Mikonos Noir. Un pájaro sobrevolaba el sector.

- Largo de aquí – Gritó Mikonos. Eso retraso su deslizamiento.

Al descender, otro personaje se hacía presente en medio de una bajada. Era otro centinela.

- ¡Oiga!..¿Doctor?

- ¿Sí?

- ¿Qué hace aquí?. Es peligroso. Se ha escapado un paciente. Hay una fuga de gas cerca. Hay militares y policías por doquier. ¿A parte no hay una reunión de galenos?

- No que sepa, o éste enterado. De todas formas es más conveniente estar fuera - opinó con elocuencia - ¡Aquí es más seguro! – Expresó con certeza - ¿Y una reunión? Nadie me aviso – Movió las manos como si no hubiera remedio y ofendido – Si nadie da aviso a una entidad importante como lo soy yo, entonces es porque no merezco ir. En definitiva. No podré asistir. – Afirmó negándose con una explicación seria y eficiente. -

- ¡Bueno! ¡Tiene cierta lógica! – Meditó el centinela rascándose la cabeza - ...¡¡Espere un momento!! - Dijo el oficial – Debe ingresar. Están buscando al paciente Spencer.

- Entiendo, aunque también, tengo una urgencia.

- ¡Doctor! – Dijo seriamente el oficial.-

- Es que... - Piensa Mikonos - tengo – Miraba al cielo – Tengo que ir al baño – Se toma la parte baja Mikonos – ¡Sí! ¡Eso está bien! – Se dijo en su interior. -

- ¿Baño? ¡Adentro hay muchos!

- Es verdad, aunque prefiero la brisa de la naturaleza. – Señala las afueras extendiendo la mano y el brazo marcando todo el alrededor. -

- ¿Oiga?

- ¡Buena suerte! – Y golpeó al oficial en el mentón – Bueno, la verdad, no se me ocurría una mejor idea, y deberás que debo ir al baño. –

Al recorrer un sector apartado de campo, aprovechó para realizar su pedido fisiológico. Miró a todos lados, para evitar la vergüenza -

- Bien, el doctor Smith, está listo. Tendré presente ese nombre – Pensó para futuros trabajos.

Unos seres con forma humana pasaban frente a él. Vestían frac y sombreros de ala ancha. Parecían los típicos mafiosos italianos del planeta tierra de los años treinta.

- ¡Adiós! – Saluda con suma tranquilidad Mikonos, ahora el doctor Smith Wolf. -

Asienten los hombres que ingresan al hospital

Mikonos caminó dos kilómetros exactos, por detrás del complejo del hospital, hasta saltar un alambrado. Para su fortuna no había nadie que vigilara. Se percató de las cámaras de seguridad, no obstante las neutralizó con un espray. Aquel bribón estaba preparado para todo. Luego se escondió en a llanura entre pastos altos. Los insectos estaban insoportables lo que generó que apresurara el paso.

- ¡¡Ya déjenme en paz!! - Eran como mosquitos pero con agujas hipodérmicas temibles. Al salir de allí, el viento comenzó a soplar lo que le otorgó un alivio a ello.

Entre un paramo de tierras, se bifurcaba un camino con otro. Eran bastante obsoletos los sistemas de infraestructura con calzadas de tierra y piedras. Se adentró allí y sus pasos le iban indicando conforme el sol que le marcaba la forma de dirigirse, hasta que sus pies desistieron. Mudó la ropa de inmediato. Era el de siempre. -

- Debo ponerme en forma. No hay remedio. Y siempre digo lo mismo. Bueno será cuestión de que alguien me de un respiro llevándome. Siempre hay almas caritativas. – No terminó de decir la frase y colocó sus dedo pulgar en ademan para que algún carro parase por él.

Uno había frenado –

- ¡Gracias a dios! – Al acercarse – una mano desde la ventana le hizo un gestó obsceno y aceleró dejando polvo –

- ¡¡Cuack!! ¡¡Cuakf!! – Tosía Mikonos – ¡¡Maldito!! ¡Eso lo serás tú!

Continuó, y otro móvil se hizo presente.

- Se acercó a él, y la ventana de la puerta se iba abriendo

- ¡¡Ahhh!! - Se asusta Mikonos

- ¡¡Holaaa guapoo!! ¿Quieres que te lleve? – Era un pulpo femenino de una edad avanzada –

- ¿Eh? – Se pasó la mano por la cabeza haciéndose el distraído – ¡No hay problema! ¡Puedo caminar!

- ¡¡Vamos!! Podemos divertirnos - Y con un tentáculo toma su hombro –

- ¡¡No!! ¡¡Gracias!! - Y se echó a correr hacia atrás

- ¡¡Oye, ven querido!!

Mikonos comenzó a correr en la otra dirección. -

- Bueno que remedio – Y se fue –

- ¡Diablos! – ¡Cuak! – Seguía tosiendo. Ya su lengua estaba seca – No tengo nada contra los pulpos femeninos, pero no quiero involucrarme con uno. Es absurdo – Recordó con una imagen de una ex novia, y todo por un trabajo que le daría mucho capital (dinero) – ¡Debo dejar la codicia!. Ese es el dicho – Y se le vino la imagen de su ex –novia con un beso – ¡¡Wacalaaa!! –

- ¡Repite esto Mikonos!: ...! No ser codicioso! – Le dijo su mente –

- ¡¡No ser codicioso!! –

- ¡Una vez más!

- No ser codicioso..¡¡Callateee!! -Le grita a su mente dirigiendo la vista a su cabeza.

Al parecer no tenía suerte. Cada uno que abordaba al parar su nave, carreta o móvil, era más extraño todavía.

La carretera esta allí y mikonos sigue haciendo dedo para un aventón. Un vehículo estacionó. Se dirigía a una velocidad considerable. Era un vetusto carro con ruedas de metal gastadas. El polvo continuaba golpeando todo alrededor.

- Bueno, Éste será el último – Advirtió ya extenuado por la desilusión que acareaba tantas transeúntes en vehículos que no eran, más que personajes desquiciados, enfermos, u insanos posesivos. -

Al abrirse la puerta, de aquel automóvil –nave, descendió una pierna, y luego la otra. Mikonos dudó y allí una dama de un metro sesenta y tres. Cabello plateado con risos oscuros, como Noir. Una camiseta de mangas largas violeta como su pantalón, y unos zapatos. Sus ojos retínales blancos, con matiz azabache. Ella lo miró y el la miró a ella.

- ¡¡Wow!! – Modificó su expresión desanimada. – Es una dama bastante bella. ¿Veamos? Buena figura, pecho voluminoso, buen carro. Parece tranquila. – Se dijo así mismo. – Y tiene una calidad voz primaveral – ¿Estaré enamorado? – Ladeó la cabeza – ¡Basta! El capital, es lo primero, es solo un vehículo al éxito Mikonos. El amor es para saltar ese trampolín. Diablos si lo sabré - Pensaba. -

- ¿Y bien? ¡¿Te ocurre algo?!– Pensaba ella mirándolo y frunciendo el ceño, en cuanto Mikonos imaginaba toda una película de ella y el amor como herramienta

- ¡¿Eh?! - Vuelve en sí. -

- ¿Te comieron la lengua los rutones (ratones en el planeta tierra)?

- ¡¡Ahh!!..¡¡Perdón!!

- ¿Por qué te disculpas?

- ¡Je! ¡Je! ¡Perdón! - ¡Je! ¡Je! Estaba distraído

- ¡¡¿MMM?!!¿Otra vez perdón? ¡¿Te llevó entonces?!

- Si, por favor ¿Te diriges a la ciudad?

- ¡Nop!

- ¡¡Estem..!! – Se dijo desanimado – ¿Vaya mi suerte?

- Sin embargo puedo transportarte. Ya ha caído la tarde, no creo que quieras caminar por la noche de lunares, por aquí. – Observa todo el paramo de llanuras hibridas y conjuntamente lo señala con su dedo índice. De alguna forma parecía conocer el ecosistema. -

Es sabido que la noche de lunares, ciertas bestias salen a cazar todo tipo de ser vivo. Se recomienda no estar vagando por esos sitios, según las medidas de seguridad.

- Si me hicieras el favor. Estaría muy agradecido.

- Sube.. – Le indicó ella –

- Gracias – fue por el otro lado –

- ¿Tu...?

- ¿Sí? – hizo el gestó Mikonos por la pregunta

- ¿Tu nombre?

- ¿Tu nombre?

- No, ¿el tuyo!

- ¡Ay! Disculpas.. ¡¿Mmm?! – Pensó en inventar algo – Mi gracia es....Mikonos Wolf. -

- ¡Bien!..Es un bello nombre y apellido natural. -

- ¿Y el tuyo?

- ¿El mío? – Ella dudó –...Me llaman... Caciope...Caciope Microsoft

- ¿Como esas computadoras viejas? – Dijo con un mueca graciosa. -

- ¡No! – Respondió de forma seca – ¡No me vengas con esos chistes de la edad! -

- ¡Uff!... Lo siento, de todas maneras no era una broma. – El tacto de Mikonos siempre fue un tren descarrilado. – incluso, eres bastante joven. -

- Lo sé - Sonrió ella – No te preocupes. Tenemos un camino extenso a la ciudad madre.

- ¿De verdad, no es molestia?

- Claro que no. Siempre es bueno ayudar a alguien en apuros – Expresó sonriente – Aparte pareces una persona interesante

- ¿En serio? – Mikonos colocó un rostro de seductor –

- No seas payaso

- ¡Perdón! – Agachó la mirada –

- ¡¡Ja!! ¡¡Ja!! Eres muy divertido. Será un viaje divertido - Expresó – Y en voz baja explayó – ¡Colega!

- ¿cómo?

- ¡Compañero de viaje!

- ¡¡Ahh!!.. ¡¡Gracias!!

El carro se movía a toda velocidad. Unos móviles oficiales venían del otro lado a toda prisa, rumbo al hospital. Otro carro los sobrepasaba. Eran los hombres que había visto de frac, que se dirigían a la ciudad. Él se percató de ello, sin prestar importancia. -

- ¿Parece que hay problemas?

Mikonos no emitió palabra alguna observando delante al camino. Ella cruzó su mirada a él, y se rió.

Fin del capítulo

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