Doceavo Nivel

Había pasado un mes desde que Luka se había ido y yo no había levantado un solo libro ni entrenado absolutamente nada. Realmente no me podía ser aún a la idea de que fuera de las últimas palabras que me dijo ese año no lo podría ver durante dos más. Dormía mucho, comía poco y mis días pasaban acostada encima de los contenedores en la plataforma principal intentando encontrar la fuerza suficiente para empezar a hacer lo que me había pedido pero mi cuerpo simplemente no respondía, tal vez simplemente era una depresión adolescente.

En la plataforma principal estaban las vías para que entraran los vagones, contenedores y del otro extremo a donde yo me recostaba, había un armazón metálico con unos cuartos de control en la parte superior. Dentro del refugio existían 10 mujeres, esposas o hijas de los oficiales de mayor rango en nuestro Agujero de Conejo quienes se les había entregado el poder y control. La diferencia principal con cualquier otra persona en el refugio es que ellas estaban encargadas de asignar las labores de las chicas al cumplir los 12 años, también se encargaban de que las vías de suministro como agua, oxígeno y electricidad estuvieran funcionando correctamente y que los víveres llegaran a cada uno de los niveles. Todo se controlaba desde estos cuartos y los víveres se transportaban en transportadoras móviles que se iban controlando de manera automática hasta llegar a las cocinas y centros de distribución de ropa y objetos básicos necesarios para la higiene.

En estos cuartos de control también se tenía comunicación con el mundo exterior, una comunicación para recibir y mandar mensajes de cualquier problema que surgiera y esto era un beneficio exclusivo para estas mujeres. Durante las visitas de los hombres los artesanos tomaban control de estos cuartos para verificar que todo estuviera en orden, además de arreglar cualquier desperfecto que hubiese surgido durante el año.

Eran los días finales de enero cuando estaba recostada boca abajo sobre los contendores y pude observar como una chica empezó a bajar de las escaleras de los cuartos de control. Utilizaba un vestido verde con adornos en dorado, se podía ver rápidamente que era de los niveles superiores. Para mi sorpresa no se adentró a los pasillos del Agujero de Conejo si no que empezó a caminar a lo largo de la plataforma en mi dirección. Eran aproximadamente 200 metros así que poco a poco iba viéndola mejor. Lucía bastante joven, tal vez de mi misma edad, cabello lacio color negro y ojos verdes; y así, sin más ella llegó hasta el contenedor en donde estaba.

– ¿Eres Hana? –

Fuera de Luka y las señoras de cocina no existía otra persona que notara mi presencia, nadie me dirigía la palabra jamás y mucho menos alguien de los pisos superiores. Cuando escuché estas palabras me asomé desde la parte superior para poder verla.

– Si... –

– Tengo un mensaje para ti. –

– ... ¿Para mí? ¿Por qué? ¿Un mensaje de quién? –

– Es de Luka. –

Mis ojos se iluminaron con estas palabras y me apresuré a bajar del contenedor de un salto, ella era de mi misma estatura, aunque su cabello lucía muy brillante y puedo jurar que olía a fresas.

– ¿Él me mandó un mensaje? –

– Si... ¿Cuál es tu relación con él? –

La chica me observaba con ojos curiosos, cruzó los brazos y me empezó a observar de arriba abajo intentando descubrir algo que se le escapaba en lo cual no le podía ayudar porque también lo ignoraba por completo.

– Yo... no tengo ninguna relación con el... es un amigo. –

– Mmm... –

– ¿Cuál es el mensaje? –

– ... Me dijo que dejaras de dormir en el doceavo nivel. –

– ¿Qué? ¿Por qué? ¿Ese era el mensaje? –

– Si, solamente me dijo que había una chica que se subía a los contenedores, que te buscara y que te dijera que dejaras de dormir en el doceavo nivel. Eso es todo. –

– ... No lo entiendo. –

– Yo tampoco, pero. ¿Te puedo hacer una recomendación? –

– Oh... si, adelante. –

– Ten cuidado con Luka. –

– ¿Cuidado? ¿A qué te refieres? –

– ¿Sabes que a los artesanos se les designan chalecos verdes para que los podamos reconocer cierto? –

– Si... –

– Hace un mes conocimos a Luka por primera vez, él tuvo acceso al centro de control como cualquier otro artesano, pero... su chaleco era de color negro. –

– Oh... y ¿Eso es muy malo? –

– Mi mamá es una de las encargadas del refugio, creo que eso ya lo sabes, cuando los artesanos vinieron a darle instrucciones le explicaron que el color de los chalecos indica la jerarquía de mando. Si no llevan chaleco son soldados normales, los de chaleco verde son los artesanos que mantienen el control y realizan tareas de administración, chalecos rojos son los capitanes de operaciones al frente de la guerra y controlan a los artesanos, chalecos azules, plateados y dorados están reservados para comandantes y personas muy especiales. Personas que posiblemente jamás veremos dentro del refugio... pero jamás... en ningún momento mencionaron un chaleco negro. –

– ... ¿Eso qué puede significar? –

– No lo sé, pero te aconsejo que tengas cuidado... –

– Gracias... ¿Está bien que me digas todo esto? ¿No tendrás problemas? –

De repente la chica sonrió y dio media vuelta haciendo volar un poco su vestido para alejarse un poco de mí.

– ¿De qué hablas? Yo no te dije nada. –

Ella sonrió y se fue por uno de los pasillos que llevaban a las habitaciones del segundo nivel.

– ¿Quién eres Luka? –

Susurraba para mí misma. Una y otra vez durante todo el día. Esto era lo que mi cuerpo necesitaba, otra pregunta sin respuesta. A partir de este momento comencé a seguir sus instrucciones. En el depósito de libros encontré desde manuales de defensa personal, sometimientos, artes marciales hasta como utilizar armas de fuego. Lamentablemente no existía nada de esto en el refugio así que no pude practicar con armas reales, así que lo único que realmente pude practicar es el juego con cuchillos al robar un par de la cocina en donde trabajaba.

Durante un tiempo me dediqué a encontrar un espacio oculto entre los contenedores de la plataforma principal, algunos de ellos estaban apilados y tenían muchos años sin ser movidos así que intenté encontrar un espacio lo suficientemente grande en donde pudiera entrenar, leer y dormir. Finalmente, después de una semana tenía listo mi propio refugio dentro del refugio.

Durante los próximos meses todo transcurría con normalidad, era un fantasma vagando por el Agujero de Conejo con la diferencia que ahora había alguien que me notaba. Cuando me encontraba en el primer nivel o en la sala común sentía unos ojos que me seguían. Era la chica que me había dado el mensaje de Luka, me veía a lo lejos y cuando nos cruzábamos lo suficientemente cerca entonces me saludaba con cordialidad. Realmente no me molestaba su mirada y hasta cierto punto me habría gustado preguntarle más cosas, pero sentí que estábamos en posiciones diferentes. Realmente no sabía cómo se llamaba o al menos, no lo sabía hasta que el incidente sucedió.

Era la madrugada en abril cuando de pronto se escucharon las bocinas.

¡Atención! ¡Todos los residentes del doceavo nivel! ¡Evacúen de inmediato el nivel! ¡Repito, evacúen de inmediato!

La voz de una de las mujeres en comando retumbó el Agujero de Conejo y mi corazón se estrujó al imaginar a Luka y su mensaje diciéndo que dejara de vivir en el doceavo nivel. Desde hace un par de meses me encontraba entre los contenedores de la plataforma principal por lo que me sentí segura; aun así, mis piernas se movieron solas, salí corriendo hacia el pasillo de entrada al área común y luego hacia los elevadores y poder tomar uno hasta el onceavo nivel.

Corrí lo más que pude, tardé 5 minutos en llegar hasta las escaleras que separaban al onceavo y doceavo nivel, pero fue demasiado tarde. ¿Un derrumbe? ¿Una catástrofe? ¿Un accidente? O... ¿Algo más?

El doceavo nivel había quedado completamente enterrado en la tierra junto con sus 4891 habitantes. Mientras pasaban los segundos más personas llegaban al espacio de las escaleras del onceavo nivel primero para ayudar y después para quedar perplejos por como las escaleras estaban completamente derrumbadas y en ellas se alcanzaban a ver algunos brazos, cabezas y piernas aplastadas por los escombros, nadie había sobrevivido.

Entre las personas que llegaban a ayudar alcancé a ver unos cabellos negros que serpenteaban entre las personas, unos cabellos que danzaban entre el miedo, la angustia y desesperación de los habitantes del Agujero de Conejo 038, nadie la notaba entre la conmoción, solo mis ojos alcanzaban a verla, aquella chica con la que Luka había mandado el mensaje se acercaba a mí y me abrazó. El primer abrazo que había recibido en mi vida.

– Estoy bien... – le susurré al oído mientras sentía el corazón de la chica palpitar incluso más rápido que el mío.

– ... –

– Quieres... –

– ¿Qué cosa...? –

– Me iré del Agujero cuando tenga 17... ¿Quieres irte conmigo...? – Las palabras y la pregunta salieron sin pensar, le acaba de contar mi más grande secreto a una chica de la cual no sabía ni su nombre.

Ella me tomó de los hombros y me separó un poco de ella, podía ver en sus ojos confusión, miedo y tal vez... melancolía. Algo era seguro y es que a mis casi 16 años y con 4891 personas enterrada bajo nuestros pies las cosas ya no volverían a ser como antes pues... para el Agujero de Conejo 038 y para el mundo entero yo era una de las personas enterradas. A partir de ahora era; literalmente, un fantasma. Solo dos personas sabían que seguía viva, el hombre más misterioso y tal vez más peligroso que había conocido en mi vida y esta chica, la cual no respondió mi pregunta, simplemente me volvió a abrazar mientras nuestros corazones palpitaban y nos preparábamos mentalmente para la aventura de nuestras vidas.

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Fin del capítulo