Transmigré a una novela como la doncella de un príncipe que estaba atrapado dentro de una torre. Ya era lo suficientemente deprimente estar encerrado en esa torre, pero la situación en la que me encontré tan pronto como transmigré fue directamente un golpe. ¡La dueña original de este cuerpo, Rosé, amenazó al príncipe y lo obligó a besarla! Para empeorar las cosas, Rosé estaba completamente obsesionada con el príncipe, y mientras intentaba monopolizarlo, ¡muere en vano! Estamos en camino a [muerte por decapitación] tan pronto como el príncipe escape de la torre. Así que, en cambio, me ofrecí a hacer un contrato con el príncipe, titulado acertadamente como El contrato por la vida y muerte de Rosé Artius. ¡Nada de muerte! ¡Mientras me garantice que viviré hasta una edad avanzada, dedicaré mi diligencia y lealtad al príncipe! Pero de alguna manera… la mirada del príncipe era un poco peligrosa. Y dentro de la torre, estábamos totalmente solos. Rosé, besémonos. ¡¿...Cómo terminó así?! * * * El aliento que permanecía en mis labios desapareció cuando el extraño se alejó. Miré al hombre que me besó hace un momento. Debajo de esas cejas oscuras había ojos rojos que eran extremadamente fríos. Quedé hechizada al instante. No podía apartar la mirada, como si hubiera una fuerza irresistible codiciando mi mirada. Porque es tan guapo. Rosé, ¿cuánto tiempo tenemos para hacer esto? Me estremecí cuando la dulce voz susurró junto a mi oído. Solo entonces llegué a mis sentidos. Me reí torpemente para llenar el silencio. Jajaja, realmente no lo sé... Creo que podemos parar ahora. Ante mis palabras, Albert sonrió. Era la sonrisa forzada y sin alma de un miembro del equipo de ventas. No obstante, todavía era increíblemente hermoso. Entonces, ¿puedo verlo ahora? …Sí. Tomó la varita que yo había estado sosteniendo. En la novela, la doncella Rosé siempre le pedía un beso a Albert a cambio de dejarle ver la varita. En resumen, en este mismo momento, estaba cavando mi propia tumba. …Maldita sea.