Dentro de los ladrillos de la mansión, la palabra del presidente está por encima de la ley. En el primer día en el trabajo como guardaespaldas, se enseña a Mincheol a obedecer las órdenes del Presidente Lim en todo momento, a toda costa. El presidente Lim es Dios, y la mansión es un paraíso que él ha construido para él y para su amada hija. Hará lo que sea para preservar este mundo, lo que significa que no tolerará la imprudencia o la incompetencia... Sin embargo, Mincheol es todo eso. Ha entrado en la mansión con una agenda que podría destruir el mundo del presidente. Los juegos mentales, las amenazas y las luchas por el poder se producen cuando el presidente Lim y sus leales luchan para aplastar a Mincheol y todo lo que él representa.