El 1 de agosto de 2004, aquel día que mi madre me entregaba a unos señores de mirada feroz con unos largos sacos azules, los cuales me agarraron del brazo y me metieron a un auto, llevándome a un cuarto donde tenían a más niños aparte de mí, el primer día que estuve en ese lugar, veía a todos los niños asustados y todos con números en la palma de la mano derecha, en ese momento entro una bella señora que me dijo que fuera con ella, el resto de niños se aislaron en una esquina del cuarto, la señora me agarro de la mano y me llevo directo a un cuarto donde había un señor con muchas cosas raras sobre su mesa. – Aquí esta. – la señora se detuvo en la entrada al cuarto lanzándome dentro. – es una nueva niña, así que ya sabes que hacer con ella, el jefe me dijo que es el número 1968. – El señor le quedo viendo fijamente a la señora y luego de eso me indicó que me sentara en una silla. – Bien pequeña, veras si no colaboras esto será complicado, pero si me ayudas esto será fácil y rápido. – el señor se sentó en una silla y acercó su mesa donde me encontraba. – listo, comencemos. – Agarró mi mano derecha y con un esfero dibujo los números que la señora de antes le había dicho, luego sacó una cosa puntiaguda, la mojó con un liquido negro y me miró fijamente y comenzó a clavarme eso en la mano, dando color a los números pálidos que antes había dibujado, comencé a gritar desesperadamente, pero de la silla salieron unas cintas que me impedían moverme, al día siguiente desperté en el cuarto donde estaban los otros niños, ellos me miraron, me abrazaron y un niño me dijo: – Soy Daiki, lloraste toda la noche, nosotros sabemos cómo duele, pero yo te voy a cuidar. – me abrazó – descansa. –