Dormir con él fue una decisión muy impulsiva. Ayer, el primer amor de Damia que habitualmente la llenaba de ansiosa alegría, le partió el corazón con un cruel rechazo: Encuentra otro hombre. Su manipulador hermanastro le sonrió. “¿No te lo dije? Eventualmente vendrás a mí.” Damia estaba harta de todos estos juegos. Así que sedujo y se acostó con el hombre que acababa de llegar al norte. Los hermosos ojos de la mujer sujeta a terribles rumores no tenían lujuria, en cambio, Akkard la encontró bastante torpe y pura. “Tu cara de llanto es bonita. Llora un poco más”. Agarró los tobillos de Damia que trató de huir, sobrecargada de trabajo por su persistente ardor, pero eso solo hizo que la codiciara aún más. Damia, acostada debajo de la bestia feroz, literalmente lloró hasta quedarse ronca. El hombre besó todas sus lágrimas y lamió cuidadosamente sus párpados. Y pronto se rió con avidez. “Intenta seguir llorando debajo de mí a partir de ahora”. Los labios del hombre susurraron hasta que las piernas se separaron. ….Parece que había elegido a la persona equivocada para jugar con fuego.