Nací como un prodigio entre los maestros de la herboristería. Me dijeron que si obedecía las demandas de Dios, Él me elevaría a la divinidad, así que me he reencarnado incontables veces. No puedo rendirme hasta crear la bebida divina perfecta... pero este contrato es un fraude. Al final, en esta vida, me he declarado en huelga. ¡No puedo hacerlo! ¡No, no trabajaré! Así fue definitivamente. Tengo grandes esperanzas en ti. ¡Nuevo, nuevo! ¿Acaso no mejorará la sombría relación familiar? ¡Chwiik! Gracias. ¿No recibes agradecimientos de todas partes? Ahí está. El pobre discípulo ve a su maestro después de mucho tiempo. Han aparecido mi primer y último discípulo. ¿Por qué ese tipo no murió? ¡No quiero trabajar!