Capitulo dos: Destino.
Reencarné una vez más como Edith d'Laurent, hija de un importante comerciante petrolero de nombre Edmond d'Laurent que gracias a los grandes avances de la industria pudo elevar en la nobleza y obtener el título de Vizconde.
Cuando cumplí seis años nuevamente recordé mis vidas anteriores, así que no fue una sorpresa que la primogénita del Vizconde haya sido tan ágil en los estudios y tan nutrida de elegancia.
Me dediqué a las bellas artes, aprendí a tocar el piano -o pretendí aprender algo que ya sabía- y fui educada desde temprana edad a servir tanto a mi familia como al hombre con el que me vaya a casar.
Pero, tenía una duda rondando en mi mente.
¡¿Qué diablos hago en una tierra tan medieval como esta?! Siempre había reencarnado de manera cronológica, así que no entiendo como pasé de la era moderna a estar tan atrasada nuevamente. ¿Será que algo cambió mi destino?
Todo lo que sabía era que estaba en el Reino Rosa, donde siempre había un clima cálido y primaveral, incluso en invierno. En esta cultura se rendía culto a un Dios misericordioso y benevolente, por lo que había mas de un reino vecino:
El Reino Rosa que se ubicaba en la parte superior derecha del mapa, un reino fuerte con las fuerzas militares mas importantes de los cinco reinos, tierra de nobles y aristócratas de alto prestigio y nivel social, con un Rey justo y alabado por el pueblo cuya núcleo familiar gobierna estas tierras con paz.
Luego estaba el país vecino, el Reino Verde, donde hacía mucho calor y estaba también habitado por aristócratas de bajo rango e hidalgos, mas esta tierra era surtida de poder militar gracias al Reino Rosa debido a la alianza de paz entre ambos reinos manteniendo así estable la economía.
Abajo, en la izquierda, estaba el Reino Azul donde todo el año es invierno, los habitantes sobreviven gracias a los recursos enviados de los reinos anteriores. Hay pocos nobles y en su mayoría son corruptos adinerados gobernados por un Rey sanguinario que disfruta del arte de la guerra. Su economía se mantiene gracias a la exportación de minerales preciosos y joyas extravagantes, además de la caza.
Abajo en la derecha esta en Reino Naranja, gobernado por sabios y eruditos, se dice que su Rey es uno de los hechiceros más inteligentes de todos los reinos, donde el clima es perfecto y las cosechas son abundantes gracias al uso de magia blanca y la plebe fiel y trabajadora que sigue ciegamente al antiguo Rey.
En el centro de los cuatro reinos esta la Tierra Santa al mando de Su Gran Santidad, hogar de los fieles y creyentes, el país mas fuerte de todos, gracias a la utilización de la Divinidad y al ser relativamente pequeño luego de la conquista, posee una riqueza inimaginable. Su Santidad posee el poder de destronar a cualquier Rey sea o no sujeto a las leyes.
Salvo la Tierra Santa, todos los reinos poseen su propio pueblo y su propia plebe, siendo algunas mas fieles y devotas que otras.
Pasé seis años de mi vida estudiando los reinos y sus cualidades. Puedo decir que soy afortunada de estar en el Reino Rosa.
"Mi lady." escuché del otro lado de la puerta. Guardé el libro y me levanté de la cama. Al abrir la puerta estaba Giselle esperándome.
"Mi lady, es hora de su lección de la tarde" asentí silenciosamente y le dije que podía retirarse. Suspiré pesadamente.
Acabo de cumplir dieciséis años, por lo que mi educación es esencial si quiero contraer matrimonio.
Pero lo que me interesa ahora es mi destino, supuse que había un patrón en mis vidas pasadas, en todas y cada una de ellas moría envenenada. Pero siendo Hana Jeong, fallecí de distinta manera y en vez de avanzar en la linea del tiempo, retrocedí a un país que nunca estuvo registrado en ningún tipo de libro de historia, ni siquiera en los más antiguos.
Eso quiere decir que algo cambió mi destino por lo que sólo apresuré mi última muerte, por lo tanto hay una misión que debo cumplir aquí y, por lo que entiendo esa misión es evitar mi muerte a toda costa.
Siempre que lograba identificar un veneno simplemente me rendía ante mi destino y me suicidaba, incluso si sabía el motivo y la persona que atentó contra mí. Entonces este gran cambio es una señal para cambiar mi destino.
Fin del capítulo
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