Capítulo 5: El Despertar de la Luz
La noche caía como un manto pesado sobre la tierra, y las estrellas se ocultaban temerosas ante la inminente batalla. Arion y El Papucho, con el hechizo del Guardián resonando en sus mentes, avanzaban con determinación hacia la Grieta de la Penumbra, el lugar donde la oscuridad se filtraba al mundo.
El camino era arduo, plagado de sombras que susurraban dudas y temores, intentando desviar a los héroes de su noble causa. Pero la luz del hechizo les protegía, creando un halo de claridad en el que la oscuridad no podía entrar.
Al llegar a la Grieta, se encontraron con un abismo que parecía tragarse toda esperanza. La oscuridad brotaba de su interior como una fuente venenosa, y el aire se cargaba con un frío que calaba hasta los huesos.
“Es ahora o nunca”, dijo Arion, su voz apenas audible sobre el viento lúgubre. El Papucho asintió, y juntos comenzaron a recitar el hechizo. Las palabras antiguas fluían de sus labios, cada sílaba una chispa de luz en la oscuridad abrumadora.
A medida que el hechizo se tejía, una columna de luz pura surgió de ellos, atravesando la noche y golpeando la Grieta con la fuerza de mil soles. La oscuridad gritó, un sonido desgarrador que amenazaba con romper la voluntad de los héroes.
Pero Arion y El Papucho se mantuvieron firmes, sus corazones valientes y puros como el Guardián había advertido. Y entonces, cuando el último verso del hechizo fue pronunciado, la Grieta se selló con un estruendo que sacudió el mundo.
La oscuridad retrocedió, derrotada, y la luz comenzó a filtrarse de nuevo en el mundo. La Ciudad de las Sombras, una vez silenciosa, estalló en aclamaciones y alegría. La batalla había terminado, y la luz había triunfado.
Arion y El Papucho, exhaustos pero victoriosos, sabían que su leyenda viviría por siempre. Habían salvado su mundo, no solo con su valentía, sino también con la promesa de proteger la sabiduría que les había sido confiada.
Y así, la luz encontró su camino, no solo en el cielo, sino en los corazones de todos aquellos que recordarían su historia, una luz que nunca se extinguiría.
Fin del capítulo
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